ADIOS AL ÚLTIMO JUDÍO DE SABER
El pasado 30 de octubre Claude Levi-Strauss falleció en París a la
edad de 100 años, una cifra tan gloriosa como la obra que nos ha
legado. La bendición de su longevidad, sin embargo, no vuelve menos
conmovedor el sentimiento de una enorme pérdida, solo compensada por
la infinita sabiduría que nos deja, y que habrá de perdurar en el
campo de las ciencias sociales y el psicoanálisis.
No es esta la ocasión de valorar con todo el rigor que merece la
contribución de Levi-Strauss al psicoanálisis, en especial al de
orientación lacaniana. Baste recordar que su amigo Jacques Lacan se
valió, entre otras fuentes, del estructuralismo levistraussiano para
renovar su lectura de Freud, transmutando de manera radical el
entendimiento y la praxis del psicoanálisis.
Claude Levi-Strauss nos ayudó a comprender el mundo, y contribuyó más
que nadie a la renovación de la antropología, una disciplina a la que,
con su concepto de estructura, supo arrancar de las siniestras manos
de las ideologías colonialistas. Su obra fue una empresa que restituyó
la dignidad de los pueblos llamados « primitivos » o « salvajes », al
descubrir y demostrar en ellos el dominio de las mismas fuerzas
universales que animan las sociedades en todos los confines del mundo.
Como lector de su obra y deudor de su notable genio, expreso aquí -y
seguramente en nombre de todos mis colegas de la ELP- mi emocionado
tributo.
Gustavo Dessal