ADN. La Nación
Arte La otra mirada
Escrituras imposibles
Diana Chorne exhibe, en el Centro Cultural Recoleta, obras con las que busca « representar lo irrepresentable »
Por Raquel San Martín
De la Redacción de La Nacion
Un objetivo ambicioso precede las últimas obras de Diana Chorne: representar lo que no se puede decir, lo que queda entre los pliegues de las palabras, lo que permanece atrapado en el silencio.
El resultado puede verse por estos días en el Centro Cultural Recoleta: 14 obras seleccionadas de la producción más reciente de la artista, en las que los juguetes y los objetos –que dieron lugar a cinco muestras llamadas Artes del juego, entre 2003 y 2007– se han transformado en ensamblajes de planos superpuestos, figuras geométricas en colores netos, tintas y acuarelas que reproducen trazos continuos, formas circulares, palabras sueltas.
Se trata, según ella, de su propia biografía sacada afuera sin mucho filtro, un camino que aspira a seguir explorando. En voz muy baja, impecable a pesar de la lluvia que castiga Buenos Aires desde hace horas, Chorne aclara rápidamente que no suele trazar mapas muy fijos: « Se espera que un artista se identifique con una obra y un estilo, pero yo no puedo ni quiero hacer eso », dice. Formada con Urruchúa y Battle Planas, Chorne reconoce inspiración en su trabajo como psicoanalista: « El psicoanálisis es una aventura », sintetiza.
–¿Por qué Lo indecible?
–Además de los ensamblajes, que había empezado el año pasado, en esta muestra figuran lo que yo llamo « las escrituras imposibles ». Lo indecible es un intento paradójico de representar lo irrepresentable, sabiendo que siempre queda algo imposible de ser dicho. En un año singular, éste fue un intento de respetar lo que a mí me estaba pasando. Hay obras en que se están confrontando vida y muerte, y en otras simplemente se muestra que no hay palabras para decir aquello que queda.
–Lo que no se puede decir aquí está mostrado.
–Es la paradoja de lo indecible y lo irrepresentable. Es una representación de una escritura abigarrada, o muy sutil, que no tiene una significación compartida. La mirada del otro puede introducir algo.
–¿Dónde quedaron las artes del juego?
–En los ensamblajes hay algo de juego, un juego geométrico. Son obras fragmentadas, que se aproximan a algo. Siempre algún aspecto de los juguetes está presente, porque los amo.
–Se suelen marcar en sus obras citas de la historia del arte. ¿Es deliberado?
–No, obviamente. Cuando hago arte Madí es un reconocimiento a Kosice. Pero después, para mí no es tan obvia la citación. No me lo propongo para nada. Sí sé mucho de historia del arte y eso tiene influencia.
–¿Qué línea diría que conecta toda su obra?
–No es algo que yo pueda decir. Esta vez quise ver qué salía de mí misma y ahora será el camino para seguir explorando. Me gusta sentirme libre para hacer lo que me gusta hacer. No es algo bien visto siempre. Se espera que un artista se identifique con una obra y un estilo, pero yo no puedo ni quiero hacer eso.
–¿Qué aporta el psicoanálisis a su arte?
–El psicoanálisis provoca esa conexión profunda e intensa que uno logra consigo mismo. Y es una aventura, en la que uno se ríe, se divierte y también llora.
Lo indecible , en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). Hasta el 9 de noviembre.