Amor a la letra
Estimados colegas,
Tenemos el placer de remitirles la primera entrega de la Bibliografía Razonada, acogida bajo el epígrafe Amor a la Letra, para libidinizar, además de razonar, dicha sección. Contamos en esta ocasión con los trabajos de nuestros colegas Miquel Bassols y Mónica Unterberger Quedan todos ustedes invitados a participar con su comentario (no superior a 3000 caracteres), que puede versar sobre cualquier referencia bibliográfica relacionada con el tema que nos ocupa y que les resulte especialmente querida o interesante. Asimismo, están también invitados a enriquecer las referencias bibliográficas con las aportaciones que consideren oportunas, siguiendo con precisión el formato en el que éstas han aparecido en el primer avance bibliográfico. Pueden dirigir sus textos a la atención de la responsable de la Comisión Bibliográfica, Paloma Blanco Díaz ([email protected]).
Miquel Bassols
Ausiàs March, Obra poética (Selección bilingüe). Introducción de Joaquim Molas, traducción de Pere Gimferrer, Alfaguara, Madrid 1978.
¿Podemos encontrar algo nuevo en el amor leyendo a un autor del siglo XV? Si duda, si ese autor es Ausiàs March, el poeta valenciano considerado, junto a François Villon, el momento culminante de la lírica de su época, entre el meteoro del amor cortés a punto de desaparecer y el momento señalado por Jacques Lacan en varias ocasiones como el nacimiento de un nuevo discurso del amor.
Entre los múltiples puntos de interés que la poesía de Ausiàs March presenta para un lector de Jacques Lacan, señalemos la vertiente que mejor nos enseña el vínculo del amor con las paradojas de la transferencia, entendida como sujeto supuesto saber.
Nadie como Ausiàs March ha sabido formular estas paradojas en la experiencia de un amor siempre contradictorio, lejos finalmente de toda idealización primera. Pero es precisamente siguiendo las consecuencias de esta desidealización donde se produce el encuentro con aquello que no hace amable al amor pero que nos indica el lugar de su causa. Es ahí donde el sujeto del amor encuentra lo más valioso del saber que buscaba, evitándolo sin saberlo, en su experiencia.
Vayan dos citas al respecto.
1) La primera, tan famosa como evocadora del amor como contingencia en su disyunción con el saber:
Amor, de vós io en sent més que no en sé,
de què la part pijor me’n romandrà;
e de vós sap lo qui sens vós està.
A joc de daus vos acompararé.
Amor, de vos yo siento más de lo que sé,
de lo que la parte peor me quedará,
y de vos sabe el que sin vos está:
con juego de dados os compararé.
2) La segunda, tan poco comentada como enigmática para quien quiera seguir la introducción del sujeto a la causa inconsciente del amor:
Creixent saber, l·ignorança·s desperta;
al qui més sab li corre major dubte:
en aquell temps que res no sé, no dubte,
e·l grosser foll tota cosa l·és certa.
En son saber algú no·s glorieje;
algú no sap del saber lo subjecte:
l’ànima és, e sol sabem l’effecte.
Creciendo saber, la ignorancia se despierta;
a quien más sabe le sobreviene mayor duda:
en aquel tiempo en que nada sé, no dudo,
al tosco loco todo le parece cierto.
Nadie se vanagloria en su saber;
nadie sabe del saber el sujeto:
el alma es, y sólo sabemos el efecto.
Es este sujeto del saber que no se sabe a sí mismo, —aquí “sujeto” debe entenderse también en el sentido clásico del “objeto del saber”—, es este sujeto tan cercano al sujeto del inconsciente freudiano, el que Ausiàs March aborda en la experiencia del amor. Y es allí donde el lector que quiera seguir sus meandros encontrará también las razones para acercarlo a las paradojas del amor de transferencia.
* Referencia escogida para la Bibliografía razonada — “Amor a la letra” — para las XI Jornadas de la ELP, “Un Nuevo Amor… Destinos del amor en la experiencia analítica” en A Coruña, Noviembre 2012.
AMOR DE TRANSFERENCIA
Mónica Unterberger
La transferencia fue descubierta por Freud como motor y obstáculo al trabajo analitico. Todos las cuestiones que comporta el amor, se juegan ahí. El amor que alli se muestra, y se hace presente exige un esclarecimiento acerca de lo que lo define en la experiencia analitica. Al respecto, Lacan no deja lugar a dudas (Sem XI, pp-257-8): “el efecto de transferencia (…) este efecto es el amor. Como todo amor, sólo es localizable en el campo del narcisismo: amar, es esencialmente querer ser amado” .
Lo que orienta esta reflexion sobre el concepto de Transferencia, especialmente el amor llamado de transferencia, es esa estrecha vinculación con los embrollos en los que el amor queda enredado. Embrollos en los que se enriedan todas esas concepciones, obras de la sublimación del amor, que conocemos multiplicadas según la època en la que surgen, Tema presente en estas Jornadas que examinan los destinos del amor , bajo transferencia, en la experiencia analitica. En este sentido, el Seminario XI de Los Cuatro conceptos Fundamentales ofrece una oportunidad interesante para dar una vuelta por su complejidad. Allí Lacan propone la transferencia como uno de los conceptos fundamentales del psicoanálisis. Atraviesa todo el seminarioy es interrogada uno y otra vez, hasta las últimas reuniones. A medida que avanza en la articulación se ocupa del amor con el que se inicia la transferencia, en sus diferentes funciones y relaciones: 1. el amor en su función de engaño; 2. el objeto a, detrás de todo amor; 3 la operación del deseo del analista: diferenciar el I(A) del a.
Cual es la complejidad del concepto de transferencia? Primera aproximación.
En uno de sus extremos, eso que en el sujeto inicia el trabajo en el dispositivo, debe ser puesto en acto para que entregue los significantes a los que obedece la singular configuración de goce bajo la que se presenta un sujeto que demanda un análisis. En el otro extremo, que implica el recorrido, el final alcanzado, es la presencia del deseo del analista la que opera y maniobra en y con la transferencia para que el “sujeto pueda reconocerse en ese punto de carencia “ ( pp.274- Los Cuatro Conceptos Fundamentales), que constituye el hiato inaugural de la divivión del sujeto, lo que dicho de otro modo, le revele al que realiza la experiencia, de qué estan hechos los destinos del amor a los que sirve.
Al ocuparse de la transferencia, Lacan tiene que ocuparse del amor, en sus tres dimensiones: imaginario, simbólico y real. Mientras lo imaginario, queda ligado al narcisismo, a lo mismo, a la alienación a la imagen, lo simbólico a la significación que compone la modalidad del Otro del amor , enmarcado por la ventana que abre la singular configuracion del fantasma, lo real nos lo introduce como lo que hay detrás del amor, su soporte y allí va a hablar del objeto a, ligado a la pulsión en su recorte de goce.Cuestion que se lee en esa estupenda formula al final que dice “porque amo en ti, algo más que en ti, te mutilo”. Lo que importa señalar en este seminario es justamente este examen de los tres registros del amor y como concebir su incidencia en la transferencia y el hecho que despliega sin descuidar- mejor dicho: poniendo en primer plano- la operación y maniobra que el analista, desde el deseo del analista como operador, debe ejercer para lo que define como la “diferencia absoluta” a obtener entre el punto del Ideal, desde donde se ve amable y ese otro, desde donde el sujeto se ve causado por el objeto pequeño a. (pp.273-idem -ant.).
Cuál es la complejidad del concepto de transferencia? Segunda aproximación. Que al resultar ser la puesta en acto de la realidad sexualdel inconsciente, (pp.161.-idem.ant.) presentifica en la experiencia tanto el amor que engaña, envuelve en i(a), pero tambien protege lo real como lo que está detrás del amor, es decir.: lo que causa al sujeto del deseo, -indicada ya por Freud como la presencia de lo libidinal – y lo representa en los significantes privilegiados en los que uno y el otro se cruzan, fijan el objeto del goce en el fantasma y se separan. Es a lo que nos remite Lacan cuando al hablar del efecto de transferencia, nos dice que este “amor viene a oponerse en su función esencial, “su función de engaño” : “hecha para oponerse a esa revelación del punto de ligazón con su propio deseo.” Hay que esperar ese efecto de transferencia- amor- para interpretar. Pero ese efecto de transferencia cierra al sujeto al efecto de nuestra interpretación. Solo en la experiencia analitica, se pone en acto la transferencia en tanto presentifica los destinos de la pulsion y las formas, la modalidad, su traduccion en significación, su determinación fantasmática, en las que el amor muestra y revela en su función de engaño, esa cara de resistencia por las que “se opone a ese revelación del punto de ligazón “ (idem. Ant.) que el sujeto mantiene con su propio deseo, en términos de Lacan.
Cuál es la complejidad del concepto de transferencia? Tercera aproximación. Que su raíz está estrechamente vinculada a lo real de la pulsión y en su puesta en acto de la realidad del inconsciente, muestra la estofa de la que está hecha: identificaciones que dan el color al vacío del amor; goce en más que muestra sus fijaciones y los objetos pequeños a que lo causan desde el fantasma; coalescencia entre el I(A)- significante singular- y el objeto a, soporte alrededor del cual la demanda se organiza, sin que el sujeto lo sepa y que viene a cubrir la hiancia , el hiato de la división inaugural en ese advenimiento en el que se constituye como tal. De ahí que solo en la experiencia analitica, con el operador del deseo del analista, en tanto éste es lo que resulta del recorrido y efecto de un análisis llevado hasto su final lógico, es posible elaborar un saber sobre los destinos que ha tomado el amor. Dicho de otro modo y parafraseando a J.A.Miller, “más que saber , se trata de qué quiere el Otro- Che vuoi?- y, lo que es más importante ¿a dónde conduce?”. Lo esencial, si puedo decirlo así, en ese movimiento, es elevar el amor a la dignidad. de un objeto que lo causa. Digamos, es una reinvención del amor, al modo en el que la poética de Rimbaud lo escribe:” reinventar el amor”. Ni devaluarlo ni formalizarlo, tampoco elevarlo a sus formas místicas, románticas o surrealistas. En este seminario anticipa el valor que toma el amor en el seminario de Aún y es en ello que nada más lejos del pensamiento de Lacan que su devaluación.
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La insistencia de Lacan en el seminario XI en relación al amor llamado de transferencia es la ocasión para captar las servidumbres de las que está hecho. Saca al amor de transferencia de la cárcel a la que lo habían enviado otras concepciones de la experiencia analitica. Le restituye el estatuto que le concierne: el efecto de transferencia es “ese efecto de engaño en tanto se repite en el aquí y ahora”, pero que se repita no quiere decir que se reduzca la transferencia a la repetición y tampoco que sea “sombra de los antiguos engaños de amor “ sino que su puesta en acto es la condición donde puede aislarse su puro funcionamiento de engaño, hecho para deslizar la modalidad fantasmatica bajo la que el sujeto del inconciente encuentra la satisfacción pulsional.
Como bien lo subraya Alain Badieu (Elogio del Amor)quizás el amor, que no es sin su partenaire, incluya algo de cada una de esas versiones -místicas, románticas, surrealistas- sin reducirlo a ninguna de ellas, en tanto en el fondo de lo que se trata es de restituirle al amor su dignidad. Y eso no es, en la experiencia analitica, sin hacerle decir a qué goce sirve su envoltura o su función de engaño.