XI Jornadas de la ELP
« Un Nuevo Amor… Destinos del amor en la experiencia analítica »
A Coruña, 9, 10 y 11 de Noviembre de 2012
Presentación
AMP NEWS ha recibido de la ELP, para este número, una selección de cinco textos de las XI Jornadas.
¿Qué exploran esta vez Manuel Montalbán, Marta Serra, Vicente Palomera, Sergio Larriera, Rosa López y Miquel Bassols introducidos por Carmen Cuñat?
Podríamos decir que, cada uno a su manera, se refiere a este desafío: ¿en la época actual la experiencia analítica, orientada por lo real, conserva aún un lugar para el amor y los destinos del amor?
Da ganas de haber estado allí…
Mauricio Tarrab
Presentación de las XI Jornadas de la ELP
Carmen Cuñat
Presidente de la ELP
Vamos a dar comienzo a las XI Jornadas de la ELP, que llevan por titulo « Un nuevo amor…destinos del amor en la experiencia analítica ». Ustedes han podido seguir paso a paso el camino que nos ha llevado hasta aquí con la ayuda de una Bibliografía bien comentada por gran cantidad de miembros y coordinada por Paloma Blanco, de la cual conocemos su Amor a la Letra. También han podido leer las Cartas de Almor, escritas por otros tantos miembros, que Eugenio Castro y Oscar Ventura nos han enviado, cuidando su presentación y haciendo gala de una escritura bella y erudita. El tema que nos va a ocupar este fin de semana lo merecía. La comisión de organización dirigida por Carmen Garrido, también se ha aventurado a escribir breves misivas con el fin de adelantarse a la Bienvenidai. El fruto de todo ello es que finalmente no nos ha costado tanto llegar hasta aquí, a esta bella ciudad que es Coruña que al igual que otras ciudades de Galicia acogió al psicoanálisis y a los psicoanalistas del Campo freudiano desde los inicios de su andadura en el Estado Español. Recordemos que una de las primeras Jornadas se realizaron en Vigo a mediados de los 80. Luego se realizarían unas Jornadas en el 96 en Coruña…
Men in love: amor, goce fálico y lógica del no-todo
Manuel Montalbán Peregrín
La última enseñanza de Lacan representa, entre otras muchas cuestiones transcendentes, una « revalorización del amor », como dirá Miller en « El Partenaire-síntoma »1, más allá de la sospecha freudiana sobre el amor y su naturaleza narcisista. Algo de este nuevo valor comienza a fraguarse ya en el Seminario IV cuando afirma que todas las necesidades del ser parlante están contaminadas por el hecho de estar implicadas en otra satisfacción, por tener que pasar por la demanda, por estar comprometidas en la demanda de amor. También en el Seminario VII, a propósito del apólogo de San Martín, Lacan revisita el rechazo de Freud a la fórmula de « amar al prójimo como a uno mismo », y sugiere que el amor al prójimo conlleva, en el Otro, el lugar del goce como mal, quizá la materialización del verdadero amor. Otro hito relevante es la consideración, presente en el Seminario X, de que la función del amor es hacer pasar, condescender el goce al deseo, que Miller entiende ya próxima a la fórmula del Seminario XX: el amor suple la ausencia de la relación sexual…
El Amor del Cuerpo
Marta Serra Frediani
Ella no sabía lo que estaba pidiendo cuando le dijo: « ¿me vas a hacer el amor? » Él no dudo, fue inmediato: « No ». Y ese « no » se desveló, después, como siendo la primera palabra de amor que él había arriesgado y sobre la que se pudo construir una historia común. Negándose a de gozar del cuerpo de ella -entero o por partes- le había negado también esa respuesta rápida pero efímera -que tantas veces había buscado y encontrado- para atemperar la incertidumbre inconsciente: « ¿soy hombre, soy mujer? », que convertía sus encuentros sexuales, los de ella, en una forma forzada, pero también asegurada, de sexuación.
Era la manera en que para ella se presentaba la desprogramación que los parletres sufren respecto al sexo, en comparación con los otros vivientes sexuados: en los hablantes, por más que la genética comande y ordene la anatomía, ofreciendo un cuerpo macho o hembra, esto no basta para hacerles sentir hombre o mujer. Avatares de la subjetividad introducida por el lenguaje..
El amor: un decir de órdago
Sergio Larriera
De las múltiples consideraciones que realiza Lacan acerca del amor en el Seminario 21 Les non dupes errent, una de cuyas traducciones ha sido Los no incautos yerran, he escogido el siguiente párrafo: « El amor no es otra cosa que un decir, en tanto que acontecimiento. Un decir de órdago. Y que el amor no tiene nada que ver con la verdad, esto es decir mucho, ya que asimismo lo que demuestra es que la verdad no puede decirse toda. Ese decir del amor se dirige al saber en tanto que éste está aquí, en lo que es preciso llamar el inconsciente. » [1]. De ahí he tomado el titulo de este trabajo. La frase original es « Un dire sans bavures », siendo « sans bavures » una expresión familiar que Larousse traduce como « de órdago », sintagma ponderativo cuyo significado es el de muy grande, muy bueno, muy bonito como en las expresiones « un escándalo de órdago », « una comida de órdago »…
Los Amores de Lacan
Vicente Palomera
Si hablar del amor es ya hacerlo, no sorprenderá la elección de este título. En efecto, hay en Lacan diversas vertientes del amor, tantas como distintas son las formas en las que Lacan amó. Sus cartas de almor –para utilizar el neologismo inventado por él– apuntan al hecho de que, a lo largo de la historia, siempre se ha relacionado el amor con el alma: « el alma ama el alma » (« l’âme aime l’âme ») decía Lacan, jugando con las palabras alma y amor, y evocando el famoso cuento de Psique y Eros que Apuleyo había trasladado a su novela El asno de oro.
La suposición clásica del amor consistía precisamente en sostener la convergencia e incluso la armonía entre dos almas, es decir, imaginar que « lo que es bueno para mí es bueno también para ti ». Pues bien, Lacan arremete contra esta suposición e insiste en que esto es un sueño del amor, sueño que trata de disimular la heterogeneidad del goce, la heterogeneidad entre el Uno y el Otro. Frente a la idea clásica de la armonía del amor, Lacan quiso demostrar la heterogeneidad e incluso la divergencia entre el a y el Otro. Lo hizo de un modo progresivo, estudiando las distintas vertientes del amor…
El goce del uno no es signo de amor: Una reflexión sobre el odio
Rosa López
En Aún Lacan escribe lo siguiente: « Cuando dije: Hay Uno, cuando pisoteé eso como un elefante todo el tiempo, se dan cuenta en qué les estaba metiendo. » ¿Hasta qué punto hemos calibrado las consecuencias de esta promoción del Uno? Con la última enseñanza de Lacan se nos acabó pensar la clínica desde la relación que el sujeto establece con el Otro porque entramos en el reinado del Uno de la soledad, el Uno del goce que no establece relación con nada de lo que al Otro le parece sexual y que no hace lazo social.
El propio Lacan no acaba de captar la radicalidad de su cambio de paradigma cuando afirma « El goce del Otro, no es signo de amor », fórmula que acabará resultándole precaria. La expresión goce del Otro es un oxímoron. El goce es siempre del Uno y al Otro le corresponde el deseo. La cuestión es entender cómo el goce Uno puede llegar a relacionarse con el deseo del Otro, y para ello tenemos que sumergirnos en ese otro goce que consiste en hablar del amor…
El amor, más allá del Edipo, y lo real
Miquel Bassols
Conferencia de clausura de las XI Jornadas de la ELP
Gracias en primer lugar a la Comisión de las Jornadas por haberme invitado a realizar esta conferencia de clausura que querrá ser más bien una conferencia de apertura hacia próximos encuentros11. El titulo que he dado pone en serie tres términos —el amor, el complejo de Edipo, lo real—, también tres momentos o tres citas a tres encuentros: estas Jornadas de la ELP que concluyen sobre el « nuevo amor », el Encuentro Pipol 6, Bruselas 6-7 de Julio de 2013, con el tema « Después del Edipo. Diversidad de la práctica psicoanalítica en Europa », y el IX Congreso de la AMP en Paris, abril de 2014: « Un real para el siglo XXI ». Serán también tres las breves historias
de amor, tres malentendidos en realidad, que pondré en serie. De hecho —lo hemos constatado de diversas formas en estas Jornadas—, el amor es siempre un nudo de tres. No hay dos sin tres, como se suele decir, pero es que además nosotros hemos necesitado los tres registros lacanianos para hablar del amor: de lo imaginario en el amor —la imagen del cuerpo, la imagen narcisista—, de lo simbólico en el amor —del Edipo, el falo, y de su más allá—, de lo real en el amor. Aquí la pregunta insiste: ¿qué es el amor en lo real? …