ANUDAMIENTOS 35 Juan de Altahus señala algunos de las consecuencias que se hacen evidentes en la clínica, cuando el orden simbólico no es lo que era. Sin dejarse guiar por las coordenadas de la época, pero atento a ellas, el analista lacaniano opera para vaciar el sentido y posibilitar que el sujeto pueda cernir lo más singular de su goce. Adolfo Ruiz Clavos de roca Al comienzo el analista se puede hacer el pavo, el real, aunque amigable, desplegando sobriamente sus plumas como un abanico de cartas para que el sujeto pueda escoger alguna como objeto agalmático, de tal manera que se pueda dar lugar al amor de transferencia, como entrada al sujeto supuesto saber. Está dentro de la lógica del instante de ver. Curiosamente, muchos de los que duran son los sujetos con el Nombre del Padre pulverizado y el imperativo de gozar del objeto ordenador realmente los invade, lo cual tiende a generalizarse debido a los efectos del discurso actual de la civilización. Hay una voluntad de estos sujetos para anudarse con suplencias a modo de una resistencia a dejarse avasallar por el Otro gozador. Existen otros sujetos que parecen estar más insertos en el discurso actual del amo con la inmediatez del plus de gozar. No son pocos los que se contentan con ciertos « efectos terapéuticos » o efectos de verdad, más a la mano. Dan una breve torsión al uso singular de sus semblantes. ¿El éxito del análisis freudiano de « curar » el síntoma disminuyendo el sufrimiento adherido a él, ha producido un efecto de boomerang que socava el psicoanálisis puro? Por más que el analista no se apresure, acontecen estos efectos terapéuticos rápidos, al estilo del « tiempo real » de la Internet virtual y la comunicación celular. El lenguaje florido de la novela familiar, se contrae en escrituras más simplificadas. La pregunta de, ¿por qué? es ahora « xq? » ¿Qué quieres?: « qq? » (¿cucú?). El síntoma se elabora en « mensajes » cortos, casi al nivel de la letra y de la cifra. También se encuentra la profusa fraseología delirante, como una cascada publicitaria que fascina, como una frágil burbuja, y que engloba esta escritura. El cuerpo no deja de pagar la factura con un + Iva (Impuesto al valor agregado) amplificado. La contabilidad como referente está presente: « Estoy un 80% mejor » o « si lo tomamos del 1 al 10 estaba en dos, ahora estoy en 5 ». En este lenguaje la cosa va rápido y el analista lentifica la prisa, interviene con la « x » y la « y » del dicho breve, acentuando la presencia de su cuerpo a modo de parapeto que se coloca por delante. El sujeto actual, al que se le ordena ¡goza!, exige su parte de la torta en medio de la desorientación para conseguirla bajo la coerción de las normas institucionales y de evaluación. Pero ante un analista, al sujeto, a veces, le basta con uno o pocos clavos de roca[1] para asirse con su cuerda, resistir al abismo y convivir con el vértigo. Juan de Althaus
[1] Clavos de anclaje que utilizan los alpinistas o montañistas para sujetarse y apoyarse.