El psicoanalista de orientación lacaniana ante la crisis
En virtud de los acontecimientos que conmueven al país, signos de una crisis sociopolítica difícil que ya está teniendo una aguda incidencia en la subjetividad de todos los ciudadanos (incluyendo obviamente al psicoanalista), el Directorio de la Sede ha decidido abrir el Boletín de la Intersección como espacio de intercambio para la puesta en común y el debate necesario en torno a cómo pensamos y cómo afrontamos la fenomenología de esta coyuntura, así como su incidencia en las condiciones de la práctica, a partir de las coordenadas del psicoanálisis de orientación lacaniana. Invitamos a todos nuestros miembros, asociados a contribuir con esta iniciativa, enviando sus ideas, comentarios y reflexiones a la dirección del Directorio ([email protected]). Los textos son publicados en el orden en el que son recibidos.
En esta oportunidad presentamos a ustedes un texto de Gerardo Réquiz, en el que explora las dificultades para el diálogo desde el ángulo de las coordenadas que definen el régimen del Uno.
El régimen del Uno y el diálogo imposible
Gerardo Réquiz
De los temas del momento en Venezuela, el llamado al diálogo que hace el gobierno es particularmente llamativo por la sensación de cosa falsa que produce. Para entender esto no son suficientes las causas objetivas que el discurso común supone. Por eso, ni las condiciones exigidas, ni la aparente disposición, ni la voluntad para el encuentro dan con el asunto ¿Qué trasfondo oscuro subyace en este estado de cosas? La respuesta está en que no se trata de escollos a superar sino del imposible lógico propio de la dinámica del régimen del Uno.
El régimen del Uno busca la uniformidad. Una consecuencia directa de ello es la dificultad para el diálogo, la negociación y el acuerdo puesto que los que creen que este esquema es la única vía para el ejercicio del poder y la organización del colectivo no solo no quieren aceptar argumentos contrarios, sencillamente no pueden.
Como resultado obtenemos exclusión, rechazo, odio. De esa manera se revela la segregación como el verdadero rostro de la fraternidad, y no es necesario que el líder conozca psicología de las masas para manipular a su favor esos beneficios.
La negociación, desde esta lógica, es una ilusión. Y el llamado al diálogo es una propuesta engañosa que se hace a conciencia.
Sin el recurso a la negociación, al dialogo y al acuerdo, la democracia esta amenazada. Y con ello lo están también las condiciones de posibilidad de la práctica analítica. El carácter subversivo del psicoanálisis lo vuelve sospechoso para el régimen del Uno que no quiere ni la singularidad ni el ejercicio del propio deseo que su ética alienta. Si esta amenaza se mantiene, como parece que sucederá, no sabemos cuanto tiempo falta para que los psicoanalistas seamos perseguidos en Venezuela por cuestionar el fundamentalismo del régimen del Uno.
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NEL Sede Caracas