Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, notas y observaciones sobre los temas del debate.
Moderadora: Clara María Holguín
Las Notas de Lizbeth Ahumada, miembro de la NEL-Bogotá, son ampliadas en el comentario hecho por Mayra de Hanze, miembro de la NEL-Guayaquil, quien resalta la subversión introducida por el discurso del analista: « tu eres eso y no más que eso »
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Georges Louis Lecrerc, conde de Buffon fue naturista, botánico, matemático, biólogo, cosmólogo, estilista y escritor de máximo mérito, autor de la Historia Natural en el siglo XVIII, considerado en aquella época como un Newton francés. Dejó una obra enorme sobre la historia de la naturaleza, de los animales.
Miller, plantea que Buffon es un anticipador de Lacan al haber definido al hombre en el campo del lenguaje, por su estilo.
Lacan presenta una interpretación imaginaria de la frase de Buffon « el estilo es el hombre mismo », después una interpretación simbólica, y en tercer lugar una interpretación en la dimensión de lo real.
Hay una narración un poco irónica en la cual dice que Buffon, el autor de esta frase: El estilo es el hombre mismo, tenía de sí mismo una representación de gran hombre.
Organizaba toda la vida de su familia y de los que estaban a su alrededor, al servicio de su fantasma de gran hombre.
En esa interpretación que Lacan hace de la frase de Buffon, señala que él mismo, es decir Lacan, se mantiene a distancia del fantasma del gran hombre, que no está capturado, no está engañado por el fantasma del gran hombre.
La lectura simbólica Lacan va a introducirla haciendo una variación sobre esa frase y la completa diciendo: « El estilo es el hombre al cual uno se dirige » Es una modificación lacaniana de la frase para introducir la noción de discurso del Otro, y que es del receptor del mensaje, del que en realidad el mensaje proviene. Es una fórmula introducida por Lacan en los años 50 a propósito del inconsciente: en realidad, en la comunicación, el mensaje viene del Otro, de tal manera que hay una subversión de la frase de Buffon.
La frase de Buffon está fundada sobre el « yo soy yo » y « yo me expreso. »
La tercera interpretación en la dimensión de lo real de « el estilo es el hombre mismo », está vinculada al estilo como lo más singular de sí mismo, con el objeto a Lacan dio un nuevo sentido al sí mismo, a lo que es para cada uno el sí mismo, surge la pregunta de dónde se podrá ubicar, en qué parte de su propia personalidad alguien puede situar lo que es verdaderamente el corazón de sí mismo, su esencia.
La tesis de Lacan es que el discurso del analista introduce una subversión del sí mismo. Es otro sí mismo, diferente al que plantea la filosofía y que a partir de un análisis, alguien encuentra. Es su propio sí mismo que se encuentra separado del significante amo y es por ello que tiene la suerte de encontrar su ser en otro lugar completamente distinto, es un lugar de irrisión, comparado con el esplendor del significante, el esplendor del sí mismo griego, siempre representado en el arte con luces y exaltación, por el contrario el lugar al cual el análisis dirige la mirada para mostrar el verdadero sí mismo, el verdadero ser, parece un lugar humilde, un ser de nada para constatar apenas que: « tu eres eso y no más que eso »
Lacan se sirve del texto de Alexander Pope « El rizo robado » que es una historia que gira en torno de una mecha para introducir el objeto pequeño a, como aquella cosa que mueve todo lo imaginario y simbólico del hombre.
Mayra de Hanze
Bibliografía
Miller, Jacques Alain. Seminario: El deseo de Lacan. Buenos Aires, Atuel-Anáfora, 1997
NOTAS SOBRE IDENTIFICACION Y ESTILO
Lizbeth Ahumada
Un modo de pensar tres de las identificaciones, a partir del grafo del deseo: el yo, el síntoma y el fantasma, las tres cuyo vector de determinación pasa por el Otro en el cual se codifica la respuesta singular del sujeto a cada uno de estos niveles.
Así, lo que se trata en la identificación es la relación del sujeto con el significante, es una identificación significante, de significante; por ello, las leyes de la identificación son las leyes del significante.
Los primeros capítulos del seminario 9 indican un punto de posición fundamental en la concepción lacaniana de la identificación. Partir de la idea de que no hay ningún área sana del yo identitario que sea libre de la « necesidad identificatoria ». Es decir, Lacan apunta al carácter estructural de la identificación. Es una lectura del Sujeto en tanto barrado, de la alienación de la que está preso. La identificación es un reclamo del sujeto al Otro, en la medida en que busca paliar o mitigar el dolor de la división. Es entonces diferente pensar en dos seres idénticos a sí mismos y que en algún punto se identifiquen a otro, a un rasgo del otro, que, dos seres cuya falta les es consustancial. Esta es la tarea que Lacan se impone en su seminario: establecer esa primera diferencia de la identificación al sujeto del significante, para después establecer las identificaciones propias de la relación con el otro. En este sentido, el Ideal es un rasgo identificatorio primero, es un empuje estructural, « identificación no mítica sino inaugural del sujeto al significante ». Es así que lleva al extremo la idea del rasgo unario, la identificación a un rasgo único, para desustancializar cualquier idea (efecto) de la identificación. No único como el uno de la aspiración integral, sino unario (la perspectiva del sujeto como atravesado por un no saber fundamental) que no es un neologismo sino que obedece a la formalización de la teoría de los conjuntos. Es como el Uno del profesor, dice Lacan, esa notación mínima que responde a una elaboración fallida de la obligación, de la tarea impuesta al alumno. O, como en tiempos pasados (es una época que recuerdo bien), esa sanción para rectificar el aprendizaje: ¡haga 100 palos oblicuos para que aprenda a escribir correctamente!. Ése es pues el instrumento de la identificación, la función simple del rasgo único, del 1, horizontal o vertical.
Este rasgo unario es la figura develada del Einziger zug de la identificación, es la conclusión de lo que Freud llamó la identificación regresiva ligada a un objeto amado; es una identificación parcial y limitada a un único rasgo del objeto.
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Hagamos una pequeña disgresión sobre la identificación y el estilo. Tomemos por ejemplo esa famosa frase de Buffon, autor de la Historia Natural en el siglo XVIII, que hace parte de su discurso de recepción en la Academia Francesa. Miller cita esta frase, hablando del estilo de Lacan, en su seminario « El deseo de Lacan » dictado en Bahía en 1991.
Es una frase que se plantea como una tentativa de respuesta a ¿qué soy?, ¿quién soy?, algo así como: dime cuál es tu estilo y te diré quién eres.
Preguntas estas que, según Miller, son tomadas por Lacan a partir de su tripartito I-S-R.
1. En la primera lectura, nos cuenta Miller, Lacan se refiere a una aclaración hecha en el siglo XVIII sobre el encuentro de un joven escritor con Buffon, hay que saber que en esta época era común que los jóvenes intelectuales visitaran a Buffon en la ciudad de Montbar, en las afueras de Paris. Hay una narración un poco irónica en la cual Lacan dice que Buffon, el autor de esta frase, tenía de sí mismo una representación de gran hombre. Organizaba toda la vida de su familia y de los que estaban a su alrededor, al servicio de su fantasma de gran hombre. Así, que el estilo es el hombre mismo traduce en la realidad su fantasma de gran hombre. Nos recuerda Miller la manera en que Lacan lo dice: « Porque el hombre blandido en el adagio, ya para entonces clásico por haber sido extraído de un discurso en la Academia, muestra en ese lápiz ser un fantasma del gran hombre, que lo ordena en libreto para apoderarse allí de toda su casa »…Tenemos de esta manera un modo de pensar la imaginarización introducida por el fantasma en la identificación. El estilo acá está al servicio de una identificación con la imagen del fantasma.
2. Desde una lectura que hace predominar la determinación simbólica, Lacan añade una variación a la frase de Buffon: « El estilo es el hombre al cual uno se dirige »; de este modo, tiene en cuenta la noción de discurso del Otro en la esfera del sí mismo del estilo. Esta idea para Miller contempla que el Otro es en realidad acá el receptor del mensaje, enfatizando así lo que ya está explícito en la fórmula lacaniana de la comunicación esbozada muy tempranamente en su enseñanza: El emisor recibe del receptor….¡El mensaje viene del Otro!, es la botella lanzada al mar…por el Otro, el que habla es el Otro naufrago que hay en mí.
3. A partir del desarrollo del objeto a en la enseñanza de Lacan, el estilo se alimenta del objeto que se es. Objeto efector respecto del cual gravitan lo imaginario y lo simbólico; y por esto, la identificación acá se reduce a una singularidad imposible de transmitir por las vías anteriores, tan solo se puede soportar como el estigma de una vida, la de un sujeto, y hacer con ello el modo de una relación que considere lo imposible en el encuentro. El objeto a en este sentido, es, aquello que puede decantarse en un análisis en términos de una revelación, aquello que para Miller moviliza la vida, las pulsiones, las emociones, los sentimientos, todo el sufrimiento; es lo que traduce el efecto de deflación que el deseo soporta a través de un análisis.