Usted cordialmente invitado a leer este segundo número del aperiódico
Latigazo, en el que encontrará la segunda parte de la presentación del
Seminario 6 de Lacan que Jacques-Alain Miller estableció y está
publicado en francés. Una presentación que es una enseñanza, en ella
Miller subraya a través de las lecciones de Hamlet que “el fantasma está
indicado como el lugar donde la pregunta del sujeto sobre su deseo
encuentra una respuesta, es decir como el nec plus ultra del deseo”. El
deseo y su interpretación “establece” que el deseo implica una relación
al objeto por el rodeo del fantasma, y que es posible interpretar.
están articuladas al deseo. Encontrará el lector una cálida entrevista
concedida por Mitra Kadivar -a quien llamamos familiarmente por su
nombre- y ella responde en detalle a Latigazo sobre su situación actual
en Irán, su sentimiento por la campaña internacional que repeló su
absurda retención. Mitra dice hacerse siempre esta pregunta: “¿si el
mundo no hubiera visto nacer a un Jacques-Alain Miller, o si yo no lo
hubiese conocido, o inclusive sencillamente si no hubiera podido
liberarme de la comisaría para mandarle mi primer mail, qué habría
devenido?”.
departamento de Psicoanálisis de la Universidad Paris 8, nos hace llegar
una importante comunicación que LATIGO difunde inmediatamente!
nos transmite un latigazo en dos tiempos sobre la Historia de su país,
un testimonio sobre los efectos del terrorismo de Estado que despierta a
una lectura, y que ella llama “recuperación de una memoria particular”.
impresiones de Ricardo Torrejón y Guido Coll, jóvenes miembros de
LATIGO que nos escriben para compartir su sentimiento de la reciente
reunión que sostuvimos algunos miembros de Lacanian Transatlántica de
investigación en Buenos Aires durante la Semana Lacaniana.
*****
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Presentación del Seminario 6 – Jacques-Alain Miller CONTINUACION…Presentación del Seminario 6 por Jacques-Alain Miller
… continuación•
Hamlet,
siete lecciones, que no voy a retomar. Es claro que en esa ocasión
Lacan extiende el concepto de objeto a más allá del otro imaginario,
admite que toda una cadena, todo un guion, puede inscribirse en el
fantasma y reconoce al mismo tiempo el objeto como siendo el elemento
estructural de las perversiones, lo que abre a la distinción clínica
entre el fantasma en la neurosis y en la perversión, en la página 373.
El criterio que Lacan resalta, es el tiempo. El fantasma de la
perversión está fuera del tiempo, digamos simplificando, y el fantasma
de la neurosis es, al contrario, sostenido por la relación del sujeto al
tiempo, cargándose el objeto en ese caso de la significación de la hora
de la verdad. Es lo que aparece en el fenómeno bien conocido de la
procrastinación de Hamlet. En Hamlet y a través de las lecciones sobre
Hamlet, el fantasma está indicado como el término de la pregunta del
sujeto, como el lugar donde la pregunta del sujeto sobre su deseo
encuentra una respuesta, es decir como el nec plus ultra del deseo. Y es
allí que Lacan determina el lugar en donde para él se jugará el fin del
análisis cuando habrá definido el pase. Hay una cierta paradoja en que,
en nuestra clínica, el término de fantasma se haya encontrado en cierto
modo borrado cuando al mismo tiempo nos apasionamos por identificar y
cernir el fin del análisis, como si, por una escisión, reserváramos la
pregunta por el fantasma para el fin del análisis y lo obliteráramos del
lado de la clínica. Es el lugar en donde se jugará para Lacan el fin
del análisis cuando definirá el pase como la solución al impasse
esencial del sujeto en su relación al significante. En Hamlet, ustedes
verán también que el fantasma juega un rol esencial. Hay dos personajes
que vienen a jugar el rol esencial del objeto a, el personaje esperado,
Ofelia, objeto sublime del deseo, que se encuentra después por una
oscilación, como objeto degradado, pero también Laërte, su hermano.
Lacan acentúa, puntúa el momento en el que este hermano, habiendo
saltado a la tumba excavada para su hermana, es alcanzado por Hamlet y
que se enfrenta aquí como a su doble a este personaje. Dicho de otro
modo, hay que releer las siete lecciones sobre Hamlet que están
enmarcadas por estos dos surgimientos esenciales del fantasma.La última parte, que cuenta con ocho capítulos, nos permite
discernir lo que aquí ha llevado a cabo Lacan. Él explica en efecto en
el capítulo 20, que es el primero de ésta última parte, el del fantasma
fundamental, que éste es un límite de la interpretación tal como él
mismo lo había propuesto como conclusión en su artículo La dirección de
la cura, a saber -lo cito- “Todo ejercicio de interpretación tiene un
carácter de reenvío de anhelo en anhelo (voeu en voeu)”. [3] Tenemos una
sucesión de deseo y es lo que ha quedado de los análisis, por ejemplo,
del sueño de la Bella Carnicera, etc… este es precisamente el efecto
de reenvío indefinido del deseo. Lo que se retoma en el Seminario 6, es
lo que se retoma de la pregunta de saber cómo interpretar el deseo si el
deseo es esencialmente metonímico. Ahora, aquello que es formulado en
el escrito de La dirección de la cura que es aquel sobre el cual Lacan
ha conectado su Seminario, es de hecho que el deseo no tenía, hablando
con propiedad, un objeto. El deseo, tal como figura en La dirección de
la cura que constituye incluso la quinta y última parte de este
artículo, este deseo, en el fondo es definido, y en ese caso se trata de
una cita, es definido como metonimia de la falta en ser. [4] Antes del
Seminario 6, el deseo estaba precisamente formulado como absolutamente
insustancial pero en tanto que repercusión de una falta. Es por esto que
Lacan había fijado esta imagen de San Juan de Leonardo, a menudo
comentada, el dedo elevado siempre hacia otra parte. Esto nos detenía
sobre una definición de la interpretación, que interpretar es hacer
signo hacia otra parte y que entonces la alusión es el modo enunciativo
privilegiado de la interpretación. Esto es precisamente lo que El
Seminario El deseo y su interpretación repele y contesta, estableciendo
al contrario que el deseo implica una relación al objeto por el rodeo
del fantasma y que es posible en este Seminario, interpretar el
fantasma. Es incluso que el fantasma es él mismo interpretación del
deseo a condición de partir de la diacronía del deseo, de la sucesión,
recogiendo al mismo tiempo la sincronía y es éste el valor de la fórmula
$◊D. Lacan propone estos dos registros, la diacronía y la sincronía. Se
ve claramente que privilegió el aspecto metonímico del deseo pero lo
completa con la sincronía que es articulada en la relación del sujeto
barrado y el objeto a. Y entonces, si los envío a la página 446,
encontrarán allí la lógica del fantasma tal como es desplegada y
articulada en este Seminario.Primeramente, el sujeto encuentra en el Otro un vacío
articulado. Este vacío, es aquel que está definido por la negación, no
hay Otro del Otro, que desmiente una categoría que había sido creada en
el Seminario 5, y deja al sujeto sin índice de nominación. Segundo, el
sujeto obtiene entonces del registro imaginario –es el uso, la
instrumentación del imaginario- una parte de sí mismo comprometida en la
relación imaginaria, en la relación especular al pequeño otro. Tercero,
este objeto tiene una función de suplencia en relación a la carencia
esencial del significante. Es entonces que Lacan se interesa en aquello
que es propiamente la estructura del sujeto y la encuentra en el
intervalo de la cadena significante, en el corte, y el corte será en el
fondo, la última palabra de este seminario.Pero lo que es y que debe crear una sorpresa a quien ha
atrapado la coherencia de la construcción de Lacan hasta entonces, es
que en el capítulo 22, cuando Lacan cuestiona nuevamente lo que tiene
que ver con el hombre objeto que corresponde al sujeto-corte, convoca al
objeto pre-genital que ha permanecido todo el seminario completamente
ausente del registro fantasmático. El objeto pre-genital, en todo el
Seminario, ha sido abandonado a la pulsión y considerado esencialmente
como un significante. Se encuentra aquí implicado en el fantasma en
tanto que objeto de corte y hay allí un golpe de timón sensacional que
Lacan da a la orientación del Seminario como si nada. Se descubre que
este objeto a no está solamente enraizado en lo imaginario sino que es
también el seno del destete en tanto que objeto de corte, es también el
excremento que es expulsado y cortado del cuerpo y Lacan añade allí la
voz, y especialmente la voz interrumpida y todos los objetos de
estructura fálica que están implicados en la estructura de corte a
través de la mutilación y de la estigmatización. Y entonces de manera
sorprendente, con un efecto de corte esta vez, al final, en el capítulo
22, vemos volver a venir lo real puesto que los objetos pre-genitales
que son aquí los objetos del fantasma, Lacan se pregunta qué pueden ser
aquí estos objetos pre-genitales, que son los objetos del fantasma, sino
objetos reales. Y he ahí, de repente una nueva orientación tomada, y él
señala que son objetos reales que están en estrecha relación con la
pulsión vital del sujeto. No volverá sobre ello pero es ya aquí que se
introduce la función del goce que prepara la función a través de la cual
Lacan dará cuenta de la construcción de este Seminario dos años más
tarde, cuando dirá que el Yo (Je) inconsciente está a nivel del goce. A
partir de aquí Lacan estudia, con una precisión clínica que no tiene
equivalente en otro lugar, el fantasma perverso en el pasaje al acto del
exhibicionista y del voyeurista y lo compara con lo que es el fantasma
en la neurosis. La última palabra del Seminario, es que el corte sería,
dice Lacan, sin duda el modo más eficaz de la interpretación, a
condición de que ésta no sea mecánica. Es también el corte que hace
unión entre lo simbólico y lo real, como al inicio del Seminario era al
fantasma al que le correspondía hacer el lazo entre lo simbólico y lo
imaginario. Para Lacan esto es reanudar el inicio de su enseñanza, con
el Seminario consagrado al Más allá del principio del placer y a la
estructura de la cadena significante, donde ya aparecía que lo simbólico
encuentra su fundamento en el corte. Simultáneamente, el final del
Seminario del deseo da paso al de la Ética del psicoanálisis que tendrá
como punto de partida el instante de lo real. Este será también un
Seminario que dará por sentado el lazo entre fantasma y pulsión,
condición para que pueda emerger como tal la instancia del goce.
Terminaré leyendo un pasaje del último capítulo del Seminario del deseo
que está extrañamente en consonancia con aquello que se produce delante
de nuestros ojos este año, a saber la reorganización de los
conformismos, inclusive su estallido. Es por esto que no me pareció
excesivo al presentar este Seminario, escribir que éste, hace ya medio
siglo, hablaba de nosotros hoy en día. He aquí el extracto que voy a
leer para concluir esta presentación del Seminario 6 en este marco en el
que pensé hablar a los lectores de Lacan. Página 569: “Estas normas
sociales, si hay una experiencia que debe enseñarnos cuán problemáticas
son, cuánto deben ser interrogadas, cuánto su determinación se sitúa en
otro lugar que en su función de adaptación, es sin duda la del análisis.
En esta experiencia del sujeto lógico que es la nuestra, una dimensión
se revela ante nosotros, que está siempre latente, pero también siempre
presente, bajo toda relación intersubjetiva. Esta dimensión, aquella del
deseo, se encuentra en una relación de interacción, de intercambio, con
todo aquello que, de ahí, se cristaliza en la estructura social. Si
sabemos tenerlo en cuenta, debemos llegar más o menos a la siguiente
concepción. Aquello que designo con la palabra cultura -palabra a la
cual le tengo poco aprecio, incluso ninguno- es una cierta historia del
sujeto en su relación al logos. Ciertamente, esta instancia, la relación
al logos, ha podido quedar encubierta a lo largo del tiempo, y, en la
época en la que vivimos, es difícil no ver qué hiancia representa, a qué
distancia se sitúa de una cierta inercia social. Es por esta razón que
el freudismo existe en nuestra época. Algo de lo que llamamos cultura
pasa en la sociedad. La relación entre los dos, podemos definirla
provisoriamente como una relación de entropía, más aún cuando aquello
que pasa de la cultura a la sociedad incluye siempre alguna función de
desagregación. Lo que se presenta en la sociedad como la cultura –y que
entonces entró, a títulos diversos, en un cierto número de condiciones
estables, también latentes, que determinan los circuitos de intercambio
al interior del rebaño- instaura ahí un movimiento, una dialéctica, que
deja abierta la misma hiancia que aquella dentro de la cual situamos la
función del deseo. Es en este sentido que podemos formular que aquello
que se produce como perversión refleja, a nivel del sujeto lógico, la
protesta contra lo que el sujeto padece a nivel de la identificación, en
tanto que ésta es la relación que instaura y ordena las normas de la
estabilización social de diferentes funciones […] Podríamos decir en
definitiva que algo se instaura como un circuito giratorio entre, por
una parte, el conformismo, o las formas socialmente conformes, de la
actividad llamada cultural- aquí la expresión resulta excelente para
definir todo lo que de la cultura se amoneda y se aliena en la sociedad-
y, por otra parte, toda estructura semejante a la de la perversión, en
tanto que representa a nivel del sujeto lógico la protesta que, con
respecto a la conformización, se eleva en la dimensión del deseo, en
tanto que el deseo es relación del sujeto a su ser”. [5]Y es allí que Lacan promete hablar más tarde de la
sublimación y será de la ética del psicoanálisis. Y Lacan termina
diciendo, página 571: “La sublimación se ubica como tal a nivel del
sujeto lógico, ahí donde se instaura y se desarrolla todo lo que es,
hablando con propiedad, trabajo creador en el orden del logos. De allí,
vienen más o menos a insertarse en la sociedad, vienen más o menos a
encontrar su lugar a nivel social, las actividades culturales, con todas
las incidencias y todos los riesgos que éstas implican, hasta incluso
la reorganización de los conformismos anteriormente instaurados,
inclusive su estallido”.Estamos hoy al 26 de mayo, y París está, lo verán a la
salida, viviendo en efecto la restructuración de los conformismos
anteriores, su explosión y es precisamente lo que Lacan nos anunciaba ya
hace medio siglo. Gracias.Traducido del francés por : Gabriela Pazmiño y Luis Iriarte
Establecimiento del texto : Dalila Arpin y Raquel Cors Ulloa
NOTAS
* Continuación de la Presentación del Seminario 6 de J.-A
Miller. La primera parte se encuentra en el Boletín Latigazo Nº1
www.latigolacaniano.com3. N de los T : Esta cita corresponde a la página 426 del
Seminario 6 en francés. La presente traducción fue efectuada por el
comité de redacción de LATIGO.4. N de los T : Esta cita corresponde, en español, a la
página 609 de sus Escritos: J. Lacan, La dirección de la cura y los
principios de su poder, Escritos 2, Siglo Veintiuno Editores, Buenos
Aires, 2010.5. N de los T : La presente traducción fue efectuada por el comité de redacción de LATIGO.
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Entrevista a Mitra Kadivar – por Raquel COrs Ulloa y Dalila AprinEntrevista a Mitra Kadivar
¿Dalila Arpin: ¿Qué efectos de enseñanza extrajo usted de su reciente arresto en el hospital psiquiátrico?
Mitra Kadivar.: Querida Dalila, esta experiencia no está aún
terminada para mí como para que pueda tomar la distancia necesaria y
obtener los efectos de cualquier enseñanza. Hasta que no vea en la
justicia a los que me enviaron al hospital psiquiátrico, sigo estando
quemada viva. Ninguna enseñanza. La ironía de la situación es que debo
dirigirme al mismo sistema judicial que favoreció toda esta cuestión.D.A.: ¿Para los lectores de Latigazo, que no pudieron
escucharla en Bruselas, podría resumir lo esencial de su ponencia « Une
superbe autosuffisance? »M.K.: En lo que concierne al resumen de mi ponencia, les pido
que se remitan al artículo de Philippe Bouillot en PIPOL NEWS n°63. Me
parece que está particularmente bien. Por otro lado, resumo mi presencia
en Bruselas en una palabra: la alegría… multiplicada por mil. La
alegría de encontrarme entre 1.300 nuevos amigos, aquellos que me han
apoyado cuando estaba en un berenjenal; la alegría de reencontrarme con
viejos amigos; la alegría de ver tejerse una amistad, mail a mail, con
Gil Caroz, la alegría de haber conocido a Jorge Forbes, por mencionar
sólo algunos.D.A.: ¿En función de las dificultades que ha conocido el
psicoanálisis y de las que usted ha dado cuenta en su ponencia en
Bruselas, es posible para los psicoanalistas ejercer en Irán? ¿En su
caso particular cómo ejerce usted en Teherán?M.K.: Es posible ejercer el psicoanálisis en Irán pero no es
fácil, esa es la diferencia. En Irán también, como en otros lugares del
mundo, los médicos y los trabajadores de la salud se han vuelto
comerciantes, lo que suscita mucha desconfianza hacia ellos. En el caso
del psicoanálisis el problema se redobla por la proliferación de
psicoanalistas salvajes (es Freud quien utilizó este adjetivo). Existen
cada vez más casos de psicosis desencadenadas por una intervención de
este tipo de “psicoanalistas”. No me sorprendería que un día las
autoridades decidieran prohibir el ejercicio del psicoanálisis. En
realidad, sería lógico que el psicoanálisis terminara siendo
monopolizado por psicoanalistas salvajes, ya que son precisamente ellos
los que no se han analizado y que como consecuencia, creen que el
psicoanálisis es un oficio deseable.Raquel Cors: Para su liberación se logró una coalición, no
sólo de firmas de psicoanalistas, amigos del psicoanálisis, políticos e
intelectuales de talla internacional, sino una campaña en tono de
combate que en su nombre propio encarnó la defensa del psicoanálisis.
Esta campaña nos tocó particularmente a cada uno. ¿Pero usted -que es la
protagonista de este singular movimiento- cómo vivió ese
acontecimiento?M.K.: Durante toda la campaña y hasta ahora estoy maravillada
por el crédito y el respeto que inspiran los nombres de Jacques-Alain
Miller, Bernard-Henri Levy y las personalidades que apoyaron esta
campaña. Estoy maravillada del peso del significante “psicoanálisis” que
reposa sobre el nombre de nuestros maestros, Freud y Lacan. Y estoy
orgullosa de haber elegido ser la servidora de este significante.
Incluso, me daba vergüenza agradecer a los que firmaron, como si fuera
muy irrespetuoso pretender ignorar donde se hallaba el centro de
interés.R.C.: ¿En una entrevista que le realizaron a Jacques-Alain
Miller en lepoint.fr le preguntaron qué sabía de Mitra Kadivar y Miller
respondió que era “una mujer fuerte”, qué le parece este calificativo?M.K.: Me siento honrada.
D.A.: ¿Conoce usted el trabajo de Marjane Satrapi, la
escritora iraní de historietas, que usa el humor para dar a conocer los
avatares de la población en su país desde su exilio en Francia?M.K.: La conozco sólo de nombre. No he tenido la posibilidad de ver su trabajo del que he escuchado muchos elogios.
D.A.: ¿Como ve usted el futuro del psicoanálisis en su país?
M.K.: Durante estos veinte años he ejercido el psicoanálisis
en Irán, siempre esperé un refuerzo del extranjero, sobre todo de
Francia. Estaba convencida de que había psicoanalistas que se formaban
en psicoanálisis y tenía la esperanza de que un día terminarían
volviendo a su país. En vano. Durante estos veinte años hubo sólo dos
analistas iraníes formados por lacanianos que vinieron a Irán, pero
rápidamente volvieron a Francia. No puedo responder a todas las demandas
de análisis que se dirigen a mí y la gente que formé no tiene prisa por
atender pacientes, principalmente por problemas logísticos. Tal como
están las cosas hoy en día, una persona que busca un analista tiene más
del 90% de posibilidades de caer en manos de un analista salvaje.
Después de mi reciente aventura, perdí todas las esperanzas de recibir
refuerzos. ¿Quién querría correr el mismo riesgo? Les dejo adivinar el
porvenir del psicoanálisis en Irán.R.C.: ¿Qué opina sobre la intervención de internet en
relación al psicoanálisis, por ejemplo para la rapidez de recolección de
firmas, o para la difusión misma del psicoanálisis?M.K.: Efectivamente, es insoslayable.
R.C.: Por último, me gustaría saber su opinión sobre una
publicación de Jacques – Alain Miller en Laregledujeu.org que salió en
el marco del “SOS Mitra, llamado a los psicoanalistas y a los amigos del
psicoanálisis y las libertades” Paso a leer un fragmento de dicha
publicación: “Los lacanianos somos como los talmudistas: dos rabinos,
tres opiniones. Nos conocemos bien, nos discrepamos bien, quizás
continuaremos discrepando algún otro día”. Están los psicólogos. Están
los psiquiatras. A todos, los que tienen grados, los que no los tienen,
las Sociedades, las Escuelas, las revistas, les pido que digan con
nosotros a nuestros colegas iraníes el precio que le damos al respeto
por la persona humana. Esta persona no es abstracta. Existe ya, aquí y
ahora: Mitra Kadivar”.M.K.: Siempre me hago esta pregunta: ¿si el mundo no hubiera
visto nacer a un Jacques-Alain Miller, o si yo no lo hubiese conocido, o
inclusive sencillamente si no hubiera podido liberarme de la comisaría
para mandarle mi primer mail, qué habría devenido? El furor sanandi de
los psiquiatras me habría transformado en un vegetal y nadie jamás
habría vuelto a escuchar de mi. Es la angustia de base de mis pesadillas
repetitivas, inclusive, siete meses después.Cuando este joven psiquiatra escribe a Jacques-Alain Miller
toda una suerte de horrores sobre mí y agrega que le gustaría seguir sus
cursos, esto significa, en el lenguaje codificado de los Persas “su
protegida está terminada, va a tener que prever alguien que la
reemplace”. Había calculado mal la reacción de su interlocutor
subestimando su inteligencia.Traducción del francés : Laura Petrosino
Revisión : Gabriela Grinbaum
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Un latigazo sobre los efectos del terrorismo de Estado – Damasia Amadeo de FredaUn latigazosobre los efectos del terrorismo de EstadoDamasia Amadeo de FredaPsicoanalista. Miembro de la EOL y de LATIGOBuenos Aires – Argentina
El
miércoles 16 y el jueves 17 de octubre, el programa LECTURA-MUNDI de la
Universidad Nacional de San Martín realizó en la Biblioteca Nacional el
ciclo Narrativas de lo real. En dicho contexto, fui invitada a
participar de una mesa para debatir junto con una escritora, un
filósofo, un historiador, una socióloga y una neurobióloga sobre lo que
cada uno podía aportar desde su disciplina sobre el tema de la memoria.¿Cuál fue la particularidad de este evento y por qué me inspiró ofrecerlo al boletín Latigazo?
Su particularidad fue que el diálogo al que fuimos invitados
se enmarcó en un contexto muy preciso: las novelas publicadas por
escritores argentinos cuyo común denominador es el de ser hijos de
desaparecidos durante la última dictadura militar en Argentina. Estos
autores, invitados especiales al evento, abordan de distintas formas en
sus novelas un fragmento de la Historia del país particularmente
traumático y del cual ellos fueron víctimas directas.En este contexto debíamos leer al menos algunas de estas
novelas para, desde ahí, poder decir algo sobre lo que pensábamos
respecto del tema específico de la memoria.Embarcada y entusiasmada por la propuesta, me aboqué a leer
las novelas. Constaté en algunas que los autores trataban el trauma de
su propia vida de manera desplazada o ficcionalizada, en algunos casos
con cierta cuota de humor y hasta con condimentos de ciencia ficción,
recursos de los que seguramente se valieron para tratar el tema con
cierta distancia. Entonces, la primera constatación que hice es que en
estas novelas también la realidad tiene estructura de ficción. Hasta
aquí, nada que me sorprendiera demasiado.Esto hasta que di con la novela –si es que la puedo calificar
así- de una de las escritoras invitadas al evento: ¿Quién te crees que
sos? de Ángela Urondo. Y ahí todo basculó, mi relativo interés en lo que
venía leyendo y mis más o menos posibles correctas ideas
psicoanalíticas respecto del tema de la memoria y lo que de ésta podía
aportar gracias a mi formación.Lo que presenté en esa ponencia y que resumo a continuación
me pareció que bien podía ser referido en este boletín. ¿Por qué?
Porque, en primer lugar, leer ¿Quién te crees que sos? fue un verdadero
Latigazo, un primer latigazo que golpeó y dañó mis ideas sobre un
fragmento de la Historia de mi país que si bien puedo decir que no
desconocía en absoluto ahora debo agregar que también desconocía
profundamente.Desconocía profundamente el alcance al que el ser humano
puede llegar y al que llegó en ese periodo negro de nuestra historia
reciente. Contemporánea mi niñez de la de estos escritores, en la mía a
lo sumo algunas veces pude vislumbrar el miedo de mis padres y en
ocasiones un estado en ellos cercano al terror. Por mi parte, una
incógnita: ¿por qué lo militar, la policía, podía inspirarles a mis
padres lo contrario de la sensación de seguridad? Yo tenía entre ocho y
diez años cuando me hacía esta pregunta.Muy distinto es lo que Ágela Urondo cuenta en su libro sobre su muy temprana niñez.
Este libro es el testimonio de lo que puede ser la voluntad
de querer saber, la voluntad de querer restituir la propia historia, la
voluntad de rectificar el nombre propio, que en su caso es el apellido,
lo cual implica restituir también en ese acto el nombre de su padre .
Este libro es también el testimonio de la voluntad de hacer justicia
hasta sus últimas consecuencias y de mandar al diablo toda conmiseración
con el Otro y sus balbuceos de justificación.Arrancada de sus padres al año de vida en una emboscada
perpetrada por las fuerzas parapoliciales, asesinado en el lugar del
hecho el padre, separada en el acto la hija de la madre -aunque llevadas
ambas al mismo centro de detención-, la última corrió el destino de la
tortura y hasta el día de hoy se encuentra desaparecida y la primera fue
trasladada a la Casa Cuna, luego de permanecer un corto tiempo en el
centro de detención, para finalmente ser “adoptada” por familiares
cercanos quienes se ocuparon de ocultarle y tergiversar su verdadero
origen y el verdadero destino que corrieron sus padres.El libro relata que luego de pasar sus primeros veinte años
como en una especie de limbo, de pronto Ángela un buen día se
despertó…se despertó y arremetió en la búsqueda de lo que no tenía y
estaba decidida a recuperar. A falta de contar con el más mínimo
recuerdo propio de sus orígenes, llevando en su lugar consigo solamente
los índices que sus pesadillas reiteradas desde siempre le libraban
sobre algo que se presentaba oscuro y confuso pero indudablemente
certero, recurriendo a los datos que las distintas formas del nuevo Otro
de la democracia le aportó sobre la base de lo perdido, gracias a los
archivos, los documentos, las cartas, los recortes periodísticos, los
testimonios, los testigos, los sobrevivientes, el retorno al lugar de
los hechos, el juicio, su sentencia y la condena, por fin el
rompecabezas de su historia se armó. Que al rompecabezas de su historia
le falte siempre una pieza para estar completo es algo de lo que ella da
cuenta de manera constante a lo largo de todo el libro.Esto por lo que hace al latigazo obtenido en la lectura de la
recuperación de una memoria particular cuyo testimonio encuentro
invalorable.El evento Narrativas de lo real me permitió flexionar sobre
otro aspecto y entender mejor por qué no todos los humanos buscan lo
mismo. Unos buscan saber, otros prefieren ignorar; unos quieren
recordar, otros desearían olvidar; unos bregan por venganza, otros por
justicia; unos insisten en reivindicar, otros en perdonar; unos se
agrupan para denunciar, otros para militar y hacer política; algunos
hacen obras de arte, otros no logran reponerse del mal que les tocó
vivir.El segundo latigazo que me propinó el libro de Urondo
destruyó lo que creía que podía aportar hasta el momento respecto de la
memoria en general. Es decir, a partir de esta lectura ya no me cerraba
más la idea que sí me había cerrado en las otras lecturas respecto de
que “la realidad tiene estructura de ficción”, con lo cual ya no podía
trasladar un poco unilateralmente lo que obtengo a partir de la práctica
psicoanalítica a un plano “social”. Aunque por supuesto no desconocía
las precisiones que Freud dio sobre las consecuencias en la subjetividad
que dejan los traumas de guerra, acá no se trata de lo mismo. Aquellos
traumas de aquella guerra aun tenían sus virtudes, se producían en un
marco de “legalidad”. Cuando el trauma está por fuera de lo legal,
cuando la guerra es sucia, cuando el terrorismo baja desde el Estado,
produce lo que conocemos como guerra civil. Entonces, a partir de este
simple hecho, ya no podría asegurar que se trate de los efectos de un
trauma de guerra en lo que respecta a la última dictadura militar en
Argentina.Por supuesto que también me orientaba una idea general para
tratar y diferenciar el tema: el psicoanálisis trata con una forma de la
memoria, la inconsciente; trata con ella a partir de pequeños detalles,
los más desechables para el discurso corriente. El psicoanálisis
recupera, restituye, reconstruye o simplemente construye, inventa, crea
la propia historia a partir de esa forma de la memoria, y no obstante
esto no desconoce su punto de real, es decir, el límite con el que toda
ficción se topa. El real del trauma, su imposibilidad de asimilación
completa por la palabra, su posibilidad o su imposibilidad de
demostración, su búsqueda de formalización, forma parte de las ideas
fundamentales del psicoanálisis y del tratamiento que éste propone.Podía diferenciar entonces esta memoria, la individual, de la
memoria colectiva. De esta última podía saber que una de sus funciones
es la de recordar para no repetir. Aunque sabemos que el psicoanálisis
demuestra que la obtención del recuerdo no impide del todo detener la
repetición, sabemos también que aligera, y en mucho, su alocado frenesí.
Pero esto por la memoria individual, no podría asegurar lo mismo
respecto de la memoria colectiva.No
sé, desconozco si la memoria colectiva impide la repetición del mal. El
mal forma parte de lo humano, y eso el psicoanálisis lo sabe bien.Quizá obras como la de Ángela Urondo sirvan para dar un
latigazo cada tanto, un latigazo cuyo chasquido resuene por un tiempo y
nos recuerde de lo que solamente el ser humano es capaz de hacer, para
lo mejor como para lo peor. El libro como manifestación artística y lo
que su contenido da a conocer son un claro ejemplo de esto que digo. -
Latigazos de una reunión – Ricardo Torrejón – Guido CollLatigazos de una reuniónRicardo TorrejónMiembro de LATIGOTarija – BoliviaLa
reciente reunión de LATIGO en Buenos Aires representó para mí una gran
alegría. Primero, por tener la oportunidad de conocer a los compañeros y
colegas que forman parte del grupo, muchos jóvenes y otros con más
experiencia. Por otro lado permitió poder escuchar las motivaciones y
los deseos que configuran y le van dando forma a LATIGO.Fue un encuentro breve, como un
“latigazo”, pero con efectos; en ese sentido fue un encuentro lacaniano
porque además reunió soledades unidas por una causa, reunió a
psicoanalistas comprometidos con su época, decididos a manifestarse
sobre los peligros y las dificultades que enfrenten nuestras sociedades;
dificultades ya conocidas o por aparecer.Este encuentro marcó para mí el
arranque de un trabajo comprometido no sólo con el psicoanálisis, sino
desde el psicoanálisis para con nuestras ciudades, con nuestra sociedad y
la época.Poder ser parte y trabajar a
partir de LATIGO me permite transmitir y compartir mi experiencia desde
la lejanía de mi ciudad. Pero más importante aún, permite que por esta
causa común ya no haya un lugar tan lejano para trabajar por el
psicoanálisis.***Guido CollMiembro de LATIGOCórdoba – Argentina“Con esto nos enfrentamos cuando
somos alertados como lo fuimos recientemente, con la máquina original
que pone en escena al sujeto de la civilización en el momento actual, lo
que condiciona además la experiencia analítica” (Miller, 2002:9)La semana lacaniana en Buenos
Aires aportó, además de un fructífero trabajo clínico, epistémico y
político, la posibilidad de un encuentro entre los miembros de LATIGO.Bajo la coordinación de una de
sus delegadas, Raquel Cors Ulloa, se puso en práctica, algo distintivo
de una política, la lacaniana: Se propuso una elucidación de lo que a
cada uno causó en esta convocatoria. Cual fue la resón• [réson] de cada
miembro. Todos reunidos, cada uno causado.Primer gesto lacaniano: La
desmasificación. Luego de la conversación, los intercambios, las
preguntas, las sugerencias. Allí se presentó la inscripción de LATIGO en
el Institut Lacan, instituto reconocido por la AMP como entidad
consultiva especial, esto abre sus puertas a los “amigos del
psicoanálisis”.Cuando se planteó cual sería el
campo específico de acción de LATIGO, me parece pertinente retomar la
propuesta de Miller que el sustantivo “política” tiene al menos tres
sentidos: La política en general, la política en el psicoanálisis y la
política en la cura. Respecto del primero dirá lo siguiente “El primer
sentido de la política en general, no puede ser dejado de lado más
tiempo, en la medida en que esta evolución del psicoanálisis es
sincrónica con el medio ambiente” (Miller, 1999:12). En ese punto se
ubicará Látigo, allí, donde el psicoanálisis sea convocado a responder, a
tomar presencia, en temas que incumban al psicoanálisis, bajo la
orientación de Jacques Alain-Miller. En ese intersticio, siempre
difícil, el látigo deberá golpear ¿El modo? Invenciones, segundo gesto
lacaniano.Tercer gesto, esta vez milleriano: la Internacionalidad.La residencia en diferentes
lugares geográficos de los miembros de LATIGO: Francia, Bélgica,
Irlanda, Holanda, Israel, España, Alemania, México, Chile, Argentina,
Colombia, Cuba, Paraguay, Estados Unidos, Canadá, Bolivia, y otros. El
látigo continúa andando, por ahora, a través de su publicación:
Latigazo. En Abril del 2014, París acogerá nuevamente a este singular,
original e internacional LATIGO.REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASMiller, J.A.: (1999) Política
lacaniana. Buenos Aires, Argentina: Colección Diva. (2002) El
inconsciente es político, Clase del 22/05/2002 del seminario: EL
desencanto del psicoanálisis. Establecimiento y traducción Graciela
Brodsky. En revista Lacaniana s/d, publicación de la Escuela de la
Orientación Lacaniana. -
Comunicado de Gérard MillerComunicado de Gérard Miller
El
Ministerio de enseñanza superior y de investigación quien emprendió una
amplia consulta en lo concerniente de manera especial a los titulados
del diploma nacional de master, en un documento de trabajo publicado
bajo su cuidado el 6 de noviembre, no hace figurar más la mención
Psicoanálisis, que sí estuvo presente en un documento anterior con fecha
25 de julio.Siendo responsable del master de Psicoanálisis de París 8,
tomé contacto inmediatamente con la presidente de nuestra universidad,
la Sra. Tartakowsky, luego con el director de la oficina de la Sra
Ministra, el Sr. Fontanille. En la hora siguiente, este me aseguró por
escrito que “la desaparición de la mención Psicoanálisis era efecto de
un error material” y que este error “sería reparado en la próxima
difusión de la lista”, lo que concierne igualmente a nuestros colegas de
Montpellier 3.Dado que actualmente circula una petición sobre otro
problema con el que tiene que enfrentarse la universidad francesa, “la
amenaza de desaparición de la enseñanza del psicoanálisis en el marco de
la formación de los psicólogos”, deseo hacer pública, con el acuerdo
del Sr Fontanille, la información que me comunicó sobre el master de
psicoanálisis que el Ministerio desea por lo tanto preservar, respetando
el psicoanálisis como disciplina autónoma.Saint-Denis, 27 de noviembre 2013
Gérard Miller
Traducción: S. Baudini