BORDES
17 de Octubre de 2013
Boletín de la NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano
HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL
Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013
En este boletín:
- Editorial.- Johnny Gavlovski
- ¿Los latinos son menos inteligentes?.– Ana Viganó
- Figuras del arrebato a partir de M. Durás.- Ani Bustamante
Opiniones y Comentarios
· Comentario al texto de Ángela Fischer.- Sandra Cantor
· Comentario al texto de Ángela Fischer.- Alba Alfaro
Si esta noche me leyeras un poema posible
si te sentaras a mi lado en este borde
verías que tiemblo
si esta noche me aferrase a tu costado
tímidamente – no sé hacerlo de otro modo –
podría dejar de nadar
dejarme al viento
hacerme mar y espuma y ola
bordear tus vacíos
bordarlos
con truenos
Gramática de Piedras
Ruth Hernández Boscán
EDITORIAL
Johnny Gavlovski E
NEL Caracas
Algo de neo surrealismo. Por aquello del malestar de la cultura. Por aquello de las mutaciones contemporáneas. No es el de Dalí, menos el de Breton diciendo “la belleza será convulsa o no será” en ocasión de sus estudios con Charcot en la Salpetriere. No. Acá tiene que ver con el arrebato, con la letra rasgada de Marguerite Duras y lo que la literatura del París de Lacan dio por llamar noveau romance. Cambios en la letra, en la lengua, en el decir, en el saber-decir.
Neo surrealismo, pero sin lucha por la libertad de control racional o automatismo psíquico. Aquí la lucha es otra, es digital, gráfica, fotográfica. Es la palabra contra la segregación y de eso nos habla Ana Viganó. Genética y segregación. La segregación, en tanto tiene por foco al goce será siempre una segregación que afecte a los cuerpos, sedes de ese goce, siempre Otros. Es la era digital, gráfica, fotográfica, las modernas tecnologías de informática, las mutaciones corporales, el fin de la privacidad, el reality, la cámara que capta, el ojo omnipresente que ofrece su objeto instantáneo en twitter. Cuerpos capturados, cuerpos construidos, cuerpos con género, sin género, multigénero. Ángela Fisher dijo de esto. Hoy también Alfaro y Cantor comentan.
En fin, los dejo con esto, con la foto de Marilyn sin belleza, con el poema honesto y sencillo de Ruth Hernández, con la producción de “neo”, de “su”, de “realistas”, digitales, adictos, modernos, postmodernos, hipermodernos… eteros, finitos.
Nuevo uso del orden del discurso, dice Viganó. Preguntas contundentes que nos trae, en ocasión de ENAPOL; en ocasión de su oficio como analista; en ocasión de vivir, este mundo líquido llamado….
¿Los latinos son menos inteligentes?
Ana Viganó
NEL México
Así titulaban algunos medios las noticias que envolvieron al escándalo en torno de la renuncia de Jason Richwine a la Fundación Heritage, episodio que tiene sus raíces en las consecuencias que la aplicación de ciertos estudios que presumen de científicos puede tener. Este cariz es el que despierta nuestro interés.
Richwine es coautor del controversial estudio que señaló -en medio de la batalla legal, mediática y política de la ley migratoria en USA- que el plan de legalización de los 11 millones de indocumentados agregaría 6.3 billones de dólares al presupuesto del país, en los siguientes años. La Fundación Heritage es un “think tank” conocidamente conservador y la alarmante cifra tiene ese sesgo, cuestionado desde otras esquinas por no contabilizar en su cálculo las aportaciones y beneficios económicos que los inmigrantes proveerían en ese mismo período. Pero el escándalo surge al darse publicidad a la tesis con la que Richwine se doctoró en el 2009 titulada “IQ and Immigration Policy”, en la que afirmó que “los inmigrantes de hoy no son tan inteligentes en promedio como los nativos blancos. La diferencia del coeficiente intelectual entre ambos grupos es lo suficientemente grande como para causar efectos negativos sustanciales en la economía y la sociedad estadounidense”[1] Tales declaraciones se basan en el altamente cuestionado índice de coeficiente intelectual tomado de los aportes de la psicología y aplicado a lo que de esta forma constituye un grupo para Richwine: los inmigrantes de ahora, mayoritariamente latinos o hispanos. De tal forma, el autor valida una construcción social que sin ser tradicionalmente una raza, opera en el imaginario social de su país como tal, para aplicar desde allí criterios de segregación racial fundados en pruebas supuestamente científicas. No hace falta enumerar la cantidad de críticas que el índice IQ ha tenido y tiene[2], como tampoco decir que tales críticas no impiden que se siga usando. Nos lo advertía Miller hace unos años: “Las razas son efectos de discurso […] Significa que estos discursos están allí como estructuras y que no alcanza soplarlos para que se vuelen.”[3]
Antecedente próximo: el real biológico preferido para el cambio de siglo
En octubre del 2007, una fugaz pero no por ello menos intensa polémica se desató cuando James Watson, co-descubridor de la estructura del ADN y cuyo trabajo fue recompensado con el premio Nobel de Medicina en 1962, declaró su inevitable pesimismo respecto de África, porque las políticas occidentales se basan en la creencia de que la “inteligencia de los africanos es como la nuestra, algo que contradicen todas las pruebas efectuadas”[4] Las alarmas estallaron su sonar en todas partes, y como corresponde, al día siguiente el Dr. Watson pidió disculpas, echando mano del equívoco.
El nombre de Watson está indiscutiblemente asociado a ese trozo de real científico que es el ADN, cuyo porvenir promete tenerlo por mucho tiempo entre nosotros, abriéndose caminos. De allí que se genere la ilusión de que “Watson habla y entonces por su boca habla el ADN, el destino de la humanidad toda. Más que el pensamiento encarnado, es como si el ADN, su mensaje, estuviera encarnado en el nombre y la persona de Watson.”[5] Es tomando este vestigio de subjetividad como los científicos, que vienen detrás aclarando, intentan deslindar su responsabilidad y lo castigan, suspendiéndolo en sus tareas en el laboratorio que presidía – Cold Spring Harbor Laboratory.
No hay basamentos científicos, Watson quedó hablando solo al menos un tiempito y renunció finalmente a su cargo. Pero convencido de sus palabras, y sin que las disculpas hicieran alguna mella de angustia aparente: “Siempre he defendido ferozmente la posición de que debemos basar nuestra visión del mundo en el estado de nuestro conocimiento, en los hechos, y no en lo que nos gustaría que ocurriera.” “El abrumador deseo de la sociedad hoy es asumir que las mismas capacidades de raciocinio son una herencia universal de la humanidad. Podría ser. Pero simplemente quererlo no basta. Eso no es ciencia.” Efectivamente, como él dice, la “genética puede ser cruel”[6], y al parecer, apasionante. Pasión que no excluye su impacto social – ni el sufrimiento, en su contracara – que él mismo reconoce.[7]
Odio, goce, segregación
En el texto citado Miller hace nuestra –de los analistas- su pregunta sobre el racismo: ¿Qué hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser? y responde: “es el odio al goce del Otro […] Se odia especialmente la manera particular en que el Otro goza”[8] Y si más adelante explica claramente por qué la cuestión de la tolerancia o intolerancia social, o de los Derechos Humanos no alcanza en términos de solución a este problema, es porque “el Otro es Otro dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el odio al propio goce.”[9]
La segregación, en tanto tiene por foco al goce será siempre una segregación que afecte a los cuerpos, sedes de ese goce, siempre Otros. El psicoanálisis propone un tratamiento diferente en tanto se trata de una cierta localización que haga posible un nuevo uso del goce en el orden de un discurso. ¿Cómo no tener en cuenta esta orientación del odio al propio goce a la hora de interrogarnos clínicamente por el tratamiento que los hombres y mujeres de hoy dan a sus cuerpos? ¿Cómo no servirnos de estas coordenadas para enmarcar, por ejemplo, la reciente y polémica decisión de dar ciudadanía italiana “sólo a los muertos” en el naufragio de Lampedusa[10]?
Marilyn Monroe frente a espejo deforme
Figuras del Arrebato, a partir de M. Duras
Ani Bustamante
Asociada de la NEL Lima
Duras escribe el Arrebato de Lol V. Stein cuando pasaba por una grave crisis debido a la pérdida de un amor y a sus constantes problemas con el alcohol. En esta época se muda sola a una casa cerca al mar, y allí escribe. Sobre esta experiencia dice: “(En Trouville) fijé en locura el devenir de Lola Valérie Stein” allí en medio de la soledad y el borde del abismo: “Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que solo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar”[11]
En este sentido parece ser que es la propia escritura del arrebato la que sirve de apoyo a M.Duras frente a la amenaza de disolución. La escritura desnuda de Duras lugar donde deposita la locura, mientras anuda su cuerpo a la letra. Sin argumento, sin linealidad. Gesto de la mano sobre la “escritura seca y desnuda”. El arrebato es un texto dos veces clínico, su escritura hace nudo entre el sinthome de Duras y la desnudes de Lol. (la desnudes de la escritura y la de Lol)
La novela gira alrededor de un baile, lo que en él sucede es que Lol pierde a su novio al caer éste presa de una mujer de elegancia inquietante, flaca, encorvada que “vestía su delgadez con un traje negro”. Ella, Anne-Marie Stretter era la no-mirada, y Michael Richardson fue raptado sin vuelta atrás. Ella, la mujer fatal, vestía el traje que iría a arrebatar a Lol, dejándola desnuda Lol mira esta escena sin muestras de sufrimiento, lo que le produce el arrebato fue que la pareja se marchara quedando Lol por fuera sin poder mirar cómo es que un hombre desnuda a una mujer. Esta escena faltante la deja anonadada, suspensiva, desnuda. Fuera de la escena, fuera del tiempo, de la angustia y, del cuerpo. Fue reemplazada por la otra mujer quien se llevó su cuerpo. Un tiempo después del baile Lol retoma la vida “normal” apoyada en la estructura burguesa, milimétricamente ordenada, que le ofreció su marido durante 10 años. Luego de ese tiempo, vuelven a su ciudad natal y encuentra a la pareja de amantes compuesta por Jacques Hold y Tatiana Karl (viaja amiga de la infancia y quien sujetó su mano el día del baile cuando el novio se iba con otra) este encuentro pondrá en marcha el nudo.
Podemos puntuar dos escenas separadas por un intervalo, en la estructura de la obra. La segunda escena (en la que Lol encuentra a la pareja Hold-Tatiana) no se debe plantear como la repetición del acontecimiento del baile, pues lo que se rehace es un nudo[12]. Es importante, advierte Miller, hablar en términos de nudo que se rehace y no de repetición: “Es necesario darse cuenta de que, cuando se habla de repetición, cuando decimos que eso ocurrió una primera vez, se repite por segunda vez y lo que sigue, se trata de una cronología bien tranquila. Para poder afirmar eso hay que disponer de la flecha del tiempo, de un antes y de un después que se ubican tranquilamente en su lugar, y si miramos desde un punto más cerca, precisamente, no es para nada seguro que estemos en un tiempo donde el antes y el después tengan esta tranquilidad”
Voy a plantear dos ejes en relación a la temporalidad: uno diacrónico y otro sincrónico
a) El diacrónico, tiene que ver con la duración: como aquello que se sostiene imaginariamente en una línea cronológica continua, predecible y sin fisuras.
b) El sincrónico tiene que ver con el instante: como aquello que introduce lo discontinuo, la irrupción de algo que escapa de una lógica causal, aquello que no entra en las conexiones y el cálculo.
En la novela vemos cruzarse esas dos modalidades. El arrebato se localiza del lado del instante fuera del tiempo, en un goce no calculable ni medible, sin ejes temporales ni espaciales, es pues un goce estático. Lacan lo nombrará como una detención, detención frente a la imagen congelada de Ella “desnuda bajo sus cabellos negros”. Se trata de la construcción de un fantasma con “valor de moción suspendida”, un fantasma cubierto por un vestido. Aquí se marca esta operación de reemplazo constante en la novela: “el sujeto y el cuerpo se reemplazan uno a otro o, si se quiere, un vestido reemplaza al cuerpo”[13]
Duras nos escribe ese instante de detención: “Lol progresa día a día en la reconstrucción de este instante. Incluso llega a captar algo de su fulminante rapidez, a desplegar, a aprisionar los segundos en una inmovilidad de una fragilidad extrema, pero que para ella resulta de una gracia infinita”
Del lado diacrónico es el narrador el que despliega la línea del tiempo, Hold ocupa el lugar del sujeto, por lo tanto es el que sufre la angustia. Podemos decir entonces que, Hold está en la diacronía de las palabras, mientras Lol está del lado de la sincronía de la mirada.
Lacan opta por leer el texto como una topología, en la que Lol no es UNA claramente diferente de los otros DOS (pareja de amantes), sino es, más bien, Una que queda suspendida en el “ser-de-a-tres”.
Podemos acceder al nudo que Lacan “destuerce”, a partir de la primera escena de la novela en la que Lol es ocultada-desvestida por su amante en el baile al irse con otra mujer, mientras ella mira la escena en un rincón detrás de las plantas.
En la segunda escena, la del encuentro de Lol con la pareja de amantes, vuelve a entrar en función el nudo, pero ¿cómo es este nudo? Lacan dice que “es lo que el nudo estrecha lo que arrebata”[14]. Es decir, es un nudo que vuelve a cerrarse, “no es algo que se repite sino que se cierra, se hace algo. No se trata de repeticiones significantes, sino más exactamente se presenta un objeto, un goce que se localiza”[15]. En la segunda escena Lol enmarcará, en la ventana del cuarto del hotel donde se encuentran Hold y Tatiana, al fantasma; ella mirará desde el campo de centeno aquella ventana. Lol se ubica en ese goce estático como una mancha gris, el objeto mirada se localiza ahí (como en la primera escena detrás de las plantas). Lol intentará llevar a cabo la escena inconclusa de la noche del baile, buscando tramar su cuerpo real a la imagen del cuerpo de otra mujer desvestida por un hombre, y así encontrar un cuerpo que le dé cuerpo a ella. Lol se realiza en este ser-de-a-tres en el que queda suspendida, como manera de soportar la inexistencia de la mujer. “
Todos arrebatados
El Homenaje hecho por Lacan en 1965 a Marguerite Duras puede verse como una anticipación a los últimos trabajos de Lacan: Litturaterra (1971) y el seminario El Sinthome (1975-1976), al ubicar la escritura como borde que cumpla la función de acotar algo de la locura y operar como cuarto nudo que mantiene unida la estructura terciaria. Ya en este Homenaje Lacan va articulando la idea de que algo se anuda en el trazo de la escritura, algo del orden de una cifra que, en el caso de Lol V. Stein “debe anudarse de otra manera, ya que para atraparla hay que contarse tres”[16]
El arrebato atraviesa el texto mismo, a cada personaje, a la escritora y a nosotros. Pienso que esto nos puede servir para poner a funcionar esta última enseñanza de Lacan y repensar el tema de la locura y el más allá del Edipo.
Lacan hace un viraje respecto a Freud cuyo punto de partida era la neurosis, introduciendo la psicosis como paradigma; con lo cual ya no podemos desentendernos y creer que la locura es un accidente en la estructura subjetiva básicamente neurótica. Lacan hace de la psicosis el paradigma de la estructura, y en la medida que avanza en su enseñanza va pasando de un modelo discontinuo (en el cual las estructuras están demarcadas con mayor claridad) a uno continuo en el que se borran los límites claros de las estructuras clínicas y en el que el ordenamiento será dado por las formas de anudamiento, que tomarán énfasis frente a la declinación del NDP.
Deleuze diría sobre esto que es un paso de la estructura a la textura. Efectivamente, puede ser muy revelador pensar el arrebato a partir del sexto paradigma del goce de Miller, aquel que se aleja de la idea de estructura para poner el acento en la “no relación sexual” y , más aún, en el “hay goce”. Goce que está en disyunción con el Otro.
En el arrebato nos topamos siempre con un imposible, con ese “no hay relación sexual” tan poéticamente mostrado por Marguerite Duras: “Me gusta creer, como creo, que si Lol es silenciosa en la vida es porque ha creído, durante la brevedad de un relámpago, que esa palabra podía existir. Carente de su existencia, calla. Sería una palabra-ausencia, una palabra-agujero, con un agujero cavado en su centro, ese agujero donde se enterrarían todas las demás palabras. No se habría podido pronunciar, pero se habría podido hacerla resonar… esta palabra, que no existe, está ahí sin embargo: os espera a la vuelta del lenguaje, os desafía, indómita, a levantarla, a hacerla surgir fuera de su reino horadado por todas partes a través del cual fluye el mar, la arena, la eternidad del baile de Lol V. Stein.”[17] No hay palabra, hay goce.
Lol nos dice algo acerca de la condición femenina, en tanto bordea lo indecible. Lol es aquella que no está ahí donde está su cuerpo, que, a la manera histérica, hace de un hombre su testaferro para llegar a una mujer. Lol nos da coordenadas para pensar ese Otro goce por fuera del fálico, sus estragos y nuevos anudamientos, en tanto ella representa la parte no subjetivable del goce.
Podríamos hacer una secuencia: Histeria-Arrebato-Histeria rígida, pensar en una suerte de topología de estas figuras de lo femenino, una banda de moebius que nos lleve de “una-a-otra” de manera continua, por los bordes de un cuerpo que no acaba de sostenerse en el espejo y que delata de manera dramática el naufragio del sentido en la existencia. Si a esto le añadimos la actual feminización del mundo y las teorizaciones contemporáneas sobre la histeria rígida como aquella que no está sostenida por el amor al padre y que prescinde de su partenaire, nos encontramos con un texto necesario para pensar lo femenino en estas épocas de arrebato.
OPINIONES Y COMENTARIOS
Sandra Cantor
Asociada NEL Miami
El artículo de Ángela Fischer me resulto sumamente interesante en tanto que plantea la omisión de lo Real en el discurso actual, del mismo modo, me hizo reflexionar mucho y me movilizó a formularme algunas preguntas acerca de algunas cuestiones vinculadas con los así llamados “problemas de género”.
Así como Lacan ubica en “Televisión” y luego desarrolla en el “Seminario XX” que a la mujer solo se la mal-dice, tal como Ángela lo menciona acertada y detalladamente en su artículo que se trata entonces de un problema lógico. Es decir que no hay decir posible que no sea malo respecto de la mujer. Esto me llevo a recordar el artículo de Freud, “Tres ensayos para una teoría sexual” donde, con sorpresa, Freud deduce que no hay en las fantasías ninguna diferencia entre hombres y mujeres y que de las mismas se deduce el desconocimiento de la función de la vagina y del semen en el acto reproductivo. Freud lo dirá textualmente de éste modo “Pero como la investigación sexual infantil ignora dos elementos, el papel del semen fecundante y la existencia de la abertura sexual femenina…los esfuerzos del pequeño investigador resultan por lo general infructuosos y terminan en una renuncia que, no rara vez deja como secuela un deterioro permanente de la pulsión de saber”[18]. De lo antedicho Freud concluye en la polaridad Fálico /Castrado, que aplica tanto para hombres como para mujeres.
Parece ser que toda tentativa de decir, culmina en un mal decir respecto de lo femenino y en esto Freud tampoco es la excepción. No hay saber de lo femenino, y por esta vía, solo queda la relación con el falo/castrado. Esto me causa la siguiente pregunta: ¿el mal decir actual es mejor o peor que el mal decir de otras épocas?
Si el acceso simbólico a lo propio de lo femenino no es vía el decir, parece entonces dejarnos la vía de la escritura y no la del sentido. En todo caso, parece que lógicamente hablando son tan malas éstas como sus antecesoras. Pero si diríamos que son tan malas las actuales, ¿qué motivó el cambio? Es claro que, en algún sentido, los mal decires no son iguales. No respecto a la lógica, claro. En ese punto, es cuestión de escritura indudablemente.
Tomo un ejemplo muy ilustrativo mencionado en el artículo de Ángela. Un ejemplo que, evidentemente no tiene las mismas consecuencias en los Estados Unidos, donde se generó el cambio que en el resto del mundo lo cual me hizo pensar.
Ángela cita a M. Barros quien dice “El forzamiento de la palabra ‘género’ expulsa el cuerpo, y constituye el paradigma de un proceso de neutralización y desexualización del lenguaje. Se instaura entonces una retórica descafeinada que sustituye ‘negro’ por ‘afroamericano’ o impone leyes de cupos” (el subrayado es mío)
Precisamente sobre el cambio de Negro a Afroamericano, y el efecto “descafeinado que seguramente, en otros lugares del mundo tiene este cambio, quisiera ejemplificar lo que digo respecto de los mal decires. Sin duda, este cambio, no afecta en nada a aquello que solo se accede ví la letra, sin embargo, como lacan dice “…durante siglos, cuando se tocaba la lengua había que prestar atención…Porque se encontró que cuando se tocaba la lengua tenia efecto, un efecto que no era la diversión. “[19] No sé si puedo transmitir en este pequeño comentario la diferencia que en los Estados Unidos hay entre Black y african-american. Seguramente no es la misma que hay entre negro y afroamericano. Enunciar la una o la otra en los Estados Unidos, tiene consecuencias y repercusiones totalmente diferentes. Es lo que separa a los esclavos, la imposibilidad de acceder a la educación, a la salud a un buen trabajo, con la posibilidad de ser presidente. Claro que en términos de lo particular del goce femenino, y si pensamos en términos de funciones matemáticas, black y african american, son equivalentes. Ambos no alcanzan a cruzar el muro del maldecir. Pero más allá de eso (o más acá para ser precisos), un maldecir tiene consecuencias distintas que el otro.
Este trabajo me deja con muchas ganas de investigar sobre este tema ya que se abren muchas preguntas que, al menos para mí, no son fáciles de responder. No todos los maldecirse son iguales más allá de compartir el grupo de los malos decires.
Gracias Ángela por tu trabajo que me sirvió de disparador para pensar en estas cosas.
Alexander Dolgikh
Comentario al texto de Ángela Fischer, “Sin diferencia sexual, ni cuerpo”
NEL Maracay
Ángela Fischer aborda de manera muy acertada un tema sensible y polémico de nuestra época. Más allá de los logros sociales alcanzados por los movimientos feministas basados en la perspectiva de género, el psicoanálisis nos permite ubicar lo que se pone en juego en este tratamiento de lo real sexual y sus consecuencias en la clínica.
La perspectiva de género, inscrita en la época del Otro que no existe, pretende resolver por un universal, por un “para todo x”, la problemática del goce ligada a la sexuación.Tal como lo plantea una autora feminista en un sitio de Internet: “Aunque existen divergencias en su conceptualización, en general la categoría de género es una definición de carácter histórico y social acerca de los roles, identidades y valores que son atribuidos a varones y mujeres e internalizados mediante los procesos de socialización”[20]. Ella propone entre otras “características y dimensiones” de la perspectiva de género las siguientes: “[…] es una relación asimétrica; si bien las relaciones entre mujeres y varones admiten distintas posibilidades (dominación masculina, dominación femenina o relaciones igualitarias), en general éstas se configuran como relaciones de dominación masculina y subordinación femenina[…] es una búsqueda de una equidad que sólo será posible si las mujeres conquistan el ejercicio del poder en su sentido más amplio (como poder crear, poder saber, poder dirigir, poder disfrutar, poder elegir, ser elegida, etcétera).”[21]
En efecto se trata de la disimetría estructural, derivada de lo imposible de la relación sexual, que sitúa en términos de poder los vínculos de amor para el ser hablante. “Hay sumisión del lado del amante y el amor es un fenómeno de amo” nos dice Miller[22]. Lo femenino sitúa entonces esta disimetría propia del encuentro con el Otro sexo, como algo problemático tanto para los hombres como para las mujeres. El goce aparece para taponar esta dificultad y orientar en cada uno la elección del partenaire sexual.
Intentar entonces absorber esta problemática en términos de género implica forcluir la sexuación, la diferencia sexual. Se trata de una aspiración a eliminar el Otro sexo, en un intento por eludir la dimensión de lo femenino, especialmente en las mujeres.
Miller hace referencia a las “mujeres de hierro” de la política, explicando esta posición de la manera siguiente: “El que el Otro no exista, asume la forma: si el Otro no existe, ¿por qué no yo en su lugar?”[23]
La consecuencia es el retorno de lo ilimitado, de la vuelta al Otro primordial, del odio en la vertiente del amor. Los efectos aparecen no solo en una radicalización de la desigualdad y del malentendido entre los sexos, sino también en un retorno de lo real en fenómenos de violencia sexual, tal como lo señala Ángela Fischer.
El psicoanálisis, afirma Miller “transforma el Otro que no existe en sujeto supuesto saber”[24] Así, “a falta del Otro que no existe, donde se inscribía su significado aparece el sujeto supuesto saber como efecto de significación engendrado por el dispositivo analítico”.[25]
Comité organizador BORDES:
Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández
[1] Estudiantes de Harvard solicitan investigación sobre tesis de J Richwine, en www.nuestramericanews.com 20/05713
[2] Destaco tres: que lo que ese test mida sea inteligencia en algún sentido más amplio que la capacidad necesaria para responder a ese test; que ser listo de una manera que pueda ser medida mejora a la persona en algún sentido que beneficie a la sociedad; su cercanía con criterios eugenésicos.
[3] MILLER, J.-A- Extimidad. Paidós, p 58
[4] Clarin.com – Fuente EFE. El considerado padre del ADN dice que los negros son menos inteligentes, 17/10/2007
[5] Marco Mauas, El hombre piensa con su objeto: racismo espontáneo de un científico. Publicado en AMP-Blog 22/10/2007
[6] Cuestionarse la genética de la inteligencia no es racismo. La respuesta de Watson a las críticas, en La Jornada, 19/10/2007 (www.jornada.unam.mx )
[7] Referencia al título de uno de sus libros: Pasión por el ADN. Genes, genomas y sociedad, Editorial Crítica, S. A. Barcelona, 2002.
[8] MILLER, J.-A. Op cit p53
[9] MILLER, J.-A. Op cit p 55
[10] Italia dará nacionalidad a los fallecidos en Lampedusa y multará a los sobrevivientes. www-libertaddigital.com 9/10/13
[11] Duras, Marguerite, Escribir, p. 22. Tusquets editores.
[12] Lacan, Homenaje a M. Duras, p.210. Ed. Paidós
[13]Laurent, Éric: El sofisma de Lol V. Stein, en: Miller, Jaques Alain; Los usos del Lapso, p. 401
[14] Lacan, J, Homenaje a M. Duras.
[15] Laurent, Éric, op cit, p.404
[16] Lacan, J; op.cit. p. 209
[17] Duras, Marguerite; El Arrebato de Lol V. Stein, p.40
[18] Sigmund Freud. Tres ensayos de teoría sexual. 1905. Amorrortu Editores Tomo VII pág. 179.
[19] Jacques Lacan. El seminario 19… o peor. Paidos, pág. 81
[20] Susana Gamba, ¿Qué es la perspectiva de género y los estudios de género?http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1395
[21] Ibídem, se trata de las categorías enumeradas por esta autora, como 4 y 8 respectivamente.
[22]J.-A. Miller, Sobre fenómenos de amor y odio en psicoanálisis, 1992, en Introducción a la clínica lacaniana, ELP-RBA, Barcelona 2007, p. 302.
[23] J.-A. Miller, El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidós, Ob. Cit., p. 109.
[24] Ibídem, p. 91.
[25] Ibídem, p. 92.