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En este último número se publican las contribuciones de nuestras colegas Marisa Chamizo, Blanca Sánchez, Cristina de Bocca y Kuky Mildiner. Nuestro agradecimiento a todos los colegas que con sus contribuciones han propiciado un debate fecundo que continuará –esta vez presencialmente- en la Noche de Conversación el próximo lunes 12, a las 21 en la sede de la EOL. Dudy Bleger Por el Consejo estatutario, 8 de abril de 2010 Hacer circular lo vivo Marisa Chamizo “Hacer circular lo vivo de la experiencia” (1) es una expresión utilizada por Mónica Marín, que trasmite lo que me parece fundamental de lo que hoy circula en nuestras conversaciones sobre lo que entendemos por política de la enunciación. Entiendo que de lo que se trata es de trasmitir la relación de cada uno con el psicoanálisis, cuando se puede ubicar algún efecto del propio análisis o del control de nuestra práctica. Es cierto que esta transmisión “viva” corre el riesgo de transformarse en algo muy diferente, “Todos a testimoniar” (2) o el “empuje a la enunciación generalizada” (3) es otra cuestión, es la presencia del superyó que ordena más que la invitación a dar cuenta de lo que es o de lo que fue el paso por la experiencia de análisis. El imperativo aglutina lo heterogéneo, la transmisión se hace dogma y el precioso detalle desaparece en el intento de responder ciegamente a lo que se impone. (1) Marin, M.: “Lo vivo de la ELP” en El Debate de la Escuela Una (5) (2) Bleger, D.: Entrevista en el Boletín AMP Nº 6 Comité de Acción de la Escuela Una. EOL (3) Camaly, G.: Boletín AMP Nº 6 Comité de Acción de la Escuela Una. EOL ¿Quién es quién? Blanca Sánchez Estamos en un momento de reformulación del dispositivo del pase. En esa línea Mauricio Tarrab en su carta a JAM (JJ 85) propone interrogar a los analistas en una cuestión muy puntual: “en qué, por ejemplo, la transferencia no se constituye en un obstáculo para la salida del análisis. Un obstáculo puesto por el analista, no por el analizante”. Se refiere a la cita de Miller en la presentación del VI Congreso de la AMP, en la que –retomando el Seminario 11- nos recuerda la advertencia de Lacan “¿a quién sino a los analistas?, que los analizantes no son sus obras”. Pregunta completamente pertinente porque no solamente apunta a la “liquidación” de la transferencia y al pasaje del trabajo de transferencia a la transferencia de trabajo, sino también al hecho de ubicar de qué modo podría un analizante ir más allá de lo que su analista ha querido hacer de él, lo cual es también una puesta a prueba del final del análisis para ese sujeto. Pero hay otro aspecto a interrogar que tiene una arista compleja: no solo recordarle al analista que su analizante no es su obra, sino la de recordarles a los otros analistas que un analizante no es obra de su analista. Es toda una polémica porque, a mi entender, consuena con una cuestión que atraviesa nuestra cotidianeidad. Llámese “nuestra endogamia grupal”, “las sensibilidades”, “los grupos”, o “la EOL como una suma de comunidades”. Graciela Brodsky, nos ilustra sobre esto en “El pase y la armada Brancaleone” (JJ- 52) “Una vez, en la EOL, el empuje a la comunidad llegó hasta los carteles del pase. En esa ocasión, una comunidad -en realidad la EOL es una suma de comunidades- soñó con adueñarse del pase. No es imposible si se saben mover los hilos que hace falta y se hacen los cálculos necesarios: piense bien a quien elige como analista, supervise con quien convenga, haga campaña electoral para llevar a sus amigos al cartel del pase, preséntese en el buen momento y trate de convencer a los ingenuos que con este shibolet en la mano el camino para devenir analista está asegurado”. Es indeseable que los efectos de grupo se apoderen del dispositivo del pase, y también de la Escuela. Pero ¿cómo hacer con ese, nuestro síntoma, de la mejor manera? Releyendo los aportes al debate, no podía dejar de ubicar que la particularidad que encontramos respecto de la Escuela Una, la dialéctica entre lo Uno y lo múltiple, se reproduce, hacia adentro de nuestra Escuela. La apuesta es escapar a convertirse en “múltiples monólogos indiferentes unos de otros”, pero también al “aburrimiento que se liga a la homogeneidad del Uno”, tal como podemos leer en la “Declaración de la Escuela Una”. No favorecer los efectos de grupo, pero tampoco negar los efectos de transferencia de trabajo sino poder alojarlos de la mejor manera posible. ¿Quién es quién? es un juego para niños basado en un simple ejercicio de lógica en el cual uno de los participantes elige un personaje (de una lista predeterminada) y el otro, en base a preguntas sencillas que requieran como respuesta solamente “si” o “no”, debe adivinar de quién se trata. Me he servido de este ejemplo para presentar una publicación de múltiples autores, recortando de la mayoría de los textos, frases, detalles, expresiones que singularizaban a su autor y a la idea que querían transmitir, un rasgo novedoso sobre algún tema, un estilo e incluso un modo de ser. Lo que identificaba a cada uno y aquello que me permitía identificarlos. Del mismo modo podríamos preguntar “¿quién es quién frente a la experiencia de su inconsciente?” A mi entender, la actual política de la enunciación es algo más que la primera persona. Se trata de que la implicación subjetiva en el trabajo que cada uno haga sea lo suficientemente fuerte como para que la producción deje como saldo un saber que no es por acumulación sino que está íntimamente relacionado con ese saber “que vale lo que cuesta (…) porque uno tiene que arriesgar el pellejo”, tal como dice Lacan en el Seminario 20, ese saber por el que se ha “pagado el precio” en el análisis. Es verdad que esto no siempre sucede de ese modo en las exposiciones que hacemos. Se trata de una apuesta más allá del tema que se trate, y que puede estar en juego sin necesidad de “dar testimonio”. Pero también debo reconocer que quizás dar cuenta del momento de la experiencia analítica en la que cada uno se encuentre, nos permita verificar no solamente los efectos del trabajo de transferencia, sino también los efectos de la transferencia de trabajo, único medio por el que el psicoanálisis puede transmitirse. Transferencia de trabajo que sostiene los lazos de trabajo en la Escuela, lazos que pueden encarnarse en algunos pero que no es excluyente del trabajo con los otros. La práctica de exposición de los momentos de análisis y la relación al inconsciente de cada uno es, a mi gusto, un modo de despegar al analizante como obra del analista, al no preguntar “¿de quién es quién?”, para poder pegarlo a su singularidad, preguntándonos cada vez “¿quién es quién?”. Por supuesto que, como cualquier práctica novedosa, genera cuestiones curiosas, como la de escuchar lo que podría ser leído como el testimonio de un AE, antes de que éste sea nominado. De todas maneras, sería intentar, una vez más, construir un modo de saber hacer con el síntoma de nuestra Escuela. Deseo de Pase Cristina de Bocca “De donde sale el analista es del no todo”. J. Lacan “Nota italiana” “¿Por qué y para qué hacer el Pase?” Estos interrogantes vinieron del otro, nunca me lo había preguntado pues tenía la certidumbre que el análisis llevaba al Pase. Análisis y Pase iban juntos: un todo. En la otra punta de la curva, analizantes que finalizaban sus análisis y no se presentaban al Pase…las respuestas, una por una, solo pueden mediodecirse. Intentaré la mía para el debate abierto sobre la Escuela Una en la EOL. El Pase es un dispositivo pero también es un significante. Un significante de la lengua lacaniana que fácilmente puede ser metabolizado en el sentido gozado del fantasma, para idealizarlo, rechazarlo, soñarlo, servir al acting out o a la satisfacción del ser de goce en el fantasma por la escisión no efectuada entre a y S (A/).(1) En esa vertiente de “objeto”, el Pase se deja usar. En ese uso más o menos intenso según las Escuelas y los momentos de cada una, puede sentirse que se asume el riesgo… ¿cuál riesgo? ¿qué riesgo se asume? No se trata del sentimiento yoico de estar en riesgo. Al decir de Lacan “¿por qué alguien asume el riesgo loco de convertirse en aquello que el objeto a es”? (2). Cuando hay certidumbre del fantasma no hay subjetivación del riesgo. Hay mucho sentido en eso, el “colmo del sentido”.Y el colmo del aislamiento en la negación del real en juego en la formación del psicoanalista. Tampoco hay apuesta si no se atraviesa la tristeza del efecto de caída de los “amores con la verdad” y cierto cinismo: hay lucidez pero tristeza y cinismo separan de la Escuela. ¿No es ella una “solución pragmática a la disyunción entre el sentido y lo real”? (3) ¿Qué riesgo asume el que hace el Pase? No “se hace el distraído” y pone en juego una nueva creencia, una creencia sin La mujer como otro nombre de Dios: S (A/), matema que-como dice M. Tarrab- es la “referencia del Pase”. (4) La creencia en el Pase surge de la contingencia, cuando se ha confrontado al “no hay relación sexual”, el que-como lo aclaró J. A. Miller- no es un agujero que fascina ni aspira. (5) ¿Cómo decirlo?: es una creencia sobre un fondo de “increencia”, un deseo de transmisión a pesar de la “mentirosa verdad”, un deseo de compartir con otros “lo que no se comparte” (6) No certidumbre y aislamiento. Más bien certeza del sinthoma, soledad y apuesta. Y también un cierto saber que del real que nos concierne estamos totalmente separados y “jamás llegaremos a dominar la relación entre los sexos porque los pedales están radicalmente perdidos” (7) Asumir el riesgo para “contribuir al saber” (8) porque un deseo nuevo ha surgido-el deseo de Pase- de los restos de ese deseo enmarañado en el fantasma por el cual, hace tiempo, elegimos la Escuela del Pase. Un nuevo deseo que toma su fuerza del puñado de letras del sinthoma, esas que pudieron cernirse de lo real y que empieza a decirse-no todo-a partir de que “un Otro falta”. (9) 1-LACAN J. Seminario AUN, pag.101.Edit. Paidós. 2- LACAN J. Sobre la experiencia del Pase. 3 de noviembre de 1973. 3-MILLER J. A. El aparato de psicoanalizar. 4-TARRAB M. El pase y el agujero en el saber. La actualidad del pase. Pag.16.COL. Edit. Grama. 5-MILLER J. A. Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Pag.397 y El Banquete de los analistas Pág. 129.Edit Paidos. 6-MILLER J. A. El lugar y el lazo. Curso de la Orientación lacaniana. Inédito. 7-LACAN J. Conferencia de prensa del 29 de octubre de 1974. 8- LACAN J. Nota Italiana. Uno por Uno. 9-LACAN J. Un Otro falta. Seminario del 15 de enero de 1980. La Escuela. Pág. 20. Escansión Nueva Serie. Edit. Manantial. Eternidad, no existe. Un llamado a la renovación Kuky Mildiner “…nunca atacaré las formas instituidas,…, ellas me aseguran sin problemas una rutina que es mi confort”. Así termina la “Proposición del 9 de octubre”.Son las palabras de un psicoanalista que Lacan había encontrado en un viaje a U.S.A. Allí mismo Lacan propone:” La Escuela freudiana no podría caer en ese tough sin humor.” Y aquí estamos, una vez más, en un llamado a la renovación. No hay generalización de los efectos de saber que darían un registro de reaseguro.
Este régimen de la disyunción “entre verdad y real” (cito las palabras de E. Laurent) “implica que no hay saber en lo real y también indica que la falla es para cada uno”.
Es, como dice J. A. Miller, “el goce del analizante”, que quizás es en definitiva lo que nos salva en la perspectiva el porvenir del psicoanálisis. Ya que felizmente no hay únicamente el deseo del analista, así como tampoco, rutina del analista.
Se trata de estar atento a esa posibilidad de rutina así como también a la de “una burocracia previsible y siempre en germen en nuestra vida institucional” (texto de F. Vitale).
Que el estilo de los intercambios envejezca es un factor a mover. La causa es joven.
Es así que me sumo, en este trayecto, a la propuesta de M. Tarrab:”… un debate sobre una reformulación del Pase, debe incluir la interrogación sobre los análisis mismos, sobre la orientación y la concepción que hoy tenemos del final del análisis, y en qué esta concepción se ha ido modificando a medida que hemos ido pasando del atravesamiento del fantasma al sinthome.” Tarea para los carteles del pase también.
Así como a las palabras de G. Brodsky cuando escribe que” aun cuando un cartel del pase pertenezca a una Escuela, el cartel de la EOL, un AE no es de la EOL sino de la Escuela Una. Entonces, ¿por qué no transformar los carteles del pase en « carteles de la Escuela Una », es decir, carteles compuestos por colegas de diferentes escuelas?”. Esto resultaría, a mi entender, un buen efecto de deslocalización. |
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