Primero Antonio se interroga y podemos decir que también lo hace con nosotros: ¿De qué modo se anudan el agujero del inconsciente y el rasgo vacío del síntoma?, luego nos dice, Lacan nos da una pista a seguir. La lectura nos permitirá descubrir la pista que Antonio ha encontrado en Lacan.
En el caso Dora, Freud hablando del síntoma, dice que su constitución somática acarrea mucho trabajo. Pero que una vez logrado dicho síntoma sirve simultánea y sucesivamente a varios contenidos de pensamientos inconscientes. Ubica entonces un “rasgo conservador” del síntoma, un rasgo somático que no es afectado por el psicoanálisis, pues éste actúa solo sobre los contenidos inconscientes.
Entendemos que si hay represión primordial e inconsciente inaccesible, también hay un síntoma no analizable. Este último figura como un “odre viejo” y vacío, que facilita la descarga de pensamientos inconscientes nuevos. O mejor: el síntoma es un trazo intemporal, una letra ya-allí, que conduce nuevas ideas inconscientes a una satisfacción, a un goce sintomático.
Lacan hace el elogio del vacío, explicado por Francois Cheng. Allí está el espacio para una creación poética, un gesto de escritura inédito y una lectura sin par.
¿De qué modo se anudan el agujero del inconsciente y el rasgo vacío del síntoma? ¿Qué hacen juntos lo que no cesa de escribirse del síntoma, al lado de lo que no cesa de no escribirse del agujero del inconsciente?
Invocando el vacío de la poética china Lacan nos da una pista a seguir: es en la contingencia de un decir donde hay que apostar, sin chocar con el rasgo conservador ni caer en el agujero.
* Fragmento del texto El agujero del inconsciente, Blog de sede NEL, Guayaquil, categoría CID.