Liliana Bosia se pregunta por el cuerpo en la esquizofrenia. ¿Cómo situar el significante encarnado o corporizado que hace letra en el cuerpo, sin articulación, donde la significación es delirante, la imagen falla en la unificación del cuerpo, el goce es invasivo y los órganos tienen vida propia? ¡Buena lectura!
Marcela Almanza despliega en su texto el análisis sobre el fracaso del imperio de la técnica, pese al alto consumo de las mismas, en las soluciones a que pretende dar a la no relación sexual. Ni la pornografía electrónica, ni el Tinder, ni las intervenciones sobre el cuerpo resuelven el inevitable impasse que implica el goce del Uno. ¡Buena lectura!
su Conferencia “El inconsciente y el cuerpo hablante” J.- A. Miller nos
sumerge de entrada en las vicisitudes de la práctica del psicoanálisis
en el siglo XXI, a partir de ese “algo nuevo en la sexualidad” que va de
Victoria al porno, donde no solo se ha pasado “de la interdicción al
permiso, sino a la incitación, a la intrusión, a la provocación, al
forzamiento”.
entonces cómo en la era de la técnica, la pretendida solución a los
callejones sin salida de la sexualidad (por ejemplo, a nivel de la
pornografía electrónica) se presenta más bien como un síntoma de ese
imperio de la técnica.
(aplicación que permite a los usuarios comunicarse con otras personas
con base en sus preferencias para charlar y concretar citas o encuentros
y que fue considerada una de las aplicaciones de citas más importantes
del mercado digital, con más de 50 millones de usuarios) no hace más que
demostrar que, ni aún a costa de “tinderear” profusamente, los seres
hablantes encuentran una salida común y satisfactoria para sus
malestares.
sigue siendo la pregunta por cómo responder, cómo hallar algún saber
posible para arreglárselas de algún modo con el hecho de que No hay
relación sexual ya que, como plantea J.-A. Miller, el goce encierra a
cada uno de los sexos en sí mismo interfiriendo cualquier diálogo
posible, pues el goce del Uno no garantiza nada acerca del goce del
Otro.
al que están sometidos todos los seres hablantes, muchas veces el
cuerpo toma protagonismo y se presenta ante nosotros bajo el signo de un
exceso que busca algún tipo de regulación.
veces se trata de un cuerpo “intervenido” de diversas maneras, marcado
por múltiples cirugías y tratamientos cosméticos cada vez más
estrambóticos, tatuajes masivos, perforaciones variadas o simplemente se
trata de un cuerpo tomado de una densa mudez que se sume en soledad en
los múltiples gadgets tanto en la escena pública como privada.
consentir al encuentro con un analista que propone entregarse a la
palabra, cada vez, produce una necesaria escansión témporo-espacial que
puede marcar toda una diferencia con respecto al punto de partida al que
aludía, por producir un forzamiento diverso pues se trata -como propone
Lacan- de “poner de relieve la resonancia corporal de la palabra, es
decir, el eco del decir en el cuerpo” sabiendo que “El Un-cuerpo es la
“única consistencia” del parlêtre y es lo que el ser humano tiene que
traer en análisis”.
J.-A., “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Scilicet El cuerpo
hablante. Sobre el inconsciente en el Siglo XXI, Grama, Buenos Aires,
2015, pp. 21-35.
EL CUERPO HABLANTE EN BRUTO
María Victoria Clavijo nos propone con su texto la diferencia entre la concepción en la Orientación Lacaniana del síntoma como acontecimiento del cuerpo y del cuerpo hablante, de todas las formas contemporáneas de culto al cuerpo. ¡Buena lectura!
“el síntoma es un acontecimiento de cuerpo, en bruto, sin todo lo demás
podría habilitar una práctica higiénica o alguna suerte de
gimnasia”.(1) Decir: el cuerpo hablante, acarrea el mismo riesgo, puesto
que en la época actual, el cuerpo es uno de los objetos de adoración
narcisista, y la voz que comanda ese imperativo superyoico bien podría
tomar la forma de una canción: “Dale a tu cuerpo alegría! , Macarena…” O
terapias cuyo comando es “Escucha tu cuerpo”, pues es voix populi que
el cuerpo habla.
la concepción del uso del cuerpo hablante exige no tomarlo en bruto
para circunscribir la práctica lacaniana posible que lo toma como
orientación y diferenciarlo de otra, tipo fitness del cuerpo
pretendidamente vivo, del cuerpo del placer, del cuerpo del goce fálico
que permite “fácilmente imaginar que un cuerpo está hecho para que se
tenga el placer de levantar un brazo, y después otro y después de hacer
gimnasia y saltar y correr y tirar y hacer todo lo que quiera (…) que es
esa suerte de suplencia (…) del sentido sexual, pero del sentido sexual
que falta”.(2)
para hacerlo, Lacan se orienta preguntándose permanentemente dónde y
cómo situar el saber del que se trata en la experiencia analítica.
efectos patógenos del inconsciente en el cuerpo, “inconsciente
parásito”(3) son aquellos sobre los cuales la experiencia analítica pone
el acento, no para efectuar un acoplamiento entre el yo y el cuerpo,
que sería el objeto de la gimnasia o las bailoterapias, sino para
extraer un saber que tenga consecuencias en el goce opaco del sinthome.
Dice Lacan en el Seminario 2: “(…) esa feliz relación, esa relación
pretendidamente armónica entre lo que vive y aquello que lo rodea, está
perturbada por la insistencia de ese saber, y el ser hablante, para
llamarlo como yo lo llamo, que lo habita no sin toda clase de
inconvenientes”.(4)
esta clase Lacan plantea que la relación del cuerpo con la vida, no es
menos clara que la relación del cuerpo con la muerte. Más allá de
contestar cómo se sostiene la vida en un cuerpo, Lacan dice que lo que
hay que advertir es que en la experiencia privilegiada del análisis se
dan signos de que hay algo que se ordena en lo real“ y que él (lo real)
se origina, por ser solidario de algo, que, pese a nosotros, es excluido
de este acceso de la vida que no nos damos cuenta”, es decir, el goce,
pero que “el individuo, sin saberlo, lo supone allí”.(5)
goce, dice Lacan está ligado a la lógica de la vida, diversificado
(s´averie), averiado, jugando con la homofonía que denota la disarmónico
de su vivencia; diversificado en algo que se encarna en lalangue. “Pues
es preciso resolverse a pensar que lalengua es solidaria de la realidad
de los sentimientos que ella significa. Si hay algo que nos lo hace
tocar verdaderamente, es justamente el psicoanálisis”.(6)
EL HACER DEL PSICOANALISTA, HOY
Adriana Meza se sirve de un pasaje de Miller en El ultimísimo Lacan para mostrarnos en relación al hacer del psicoanalista, los distintos forzamientos como se hace efectiva la TDE en relación a lalengua, el goce y el cuerpo. ¡Buena lectura!
predominio del goce de lo Uno propio de la clínica contemporánea, lleva
a Lacan a definir al inconsciente “mediante el autismo de la
palabra”(1). Se trata de la clínica del parlêtre, término que introduce
Lacan para referirse al sujeto que ya no cree en el inconsciente ni en
el Otro.
parlêtre se presenta en la clínica con la experiencia de un goce que
asume y explica como manifestaciones propias de su ser o como
acontecimientos provenientes del exterior, sin implicarse en ello.
goce que se presenta como goce autista plantea para Lacan la pregunta,
retoma Miller (2), si tal como el lazo social, “el psicoanálisis no
sería un autismo de a dos”(3). Es lo que le permite sostener que “no hay
relación sexual”(4), lo que se puede entender como “no hay relación
lingüística”(5). Lacan propone entonces que para “cumplir con la
existencia del psicoanálisis”(6) es necesario un “forzamiento del
autismo”(7), lo cual es posible, plantea, por la existencia del “asunto
común”(8) de lalengua. ¿Cómo podemos entender este asunto común de
lalengua en nuestra práctica clínica?
decir siguiendo a Miller, que hacer con lalengua es hacer con el
cuerpo, en tanto lalengua permite, a falta de la relación lingüística,
la relación entre los “Un-cuerpos”(9). Lalengua, dice Miller, no es el
lenguaje. A diferencia del lenguaje, lalengua no está sometida al orden
de la gramática, por lo que queda por fuera del sentido, del lado del
equívoco. “Lalengua absorbe lo que se dice”(10). Es decir, apunta a la
palabra “tomada materialmente, fonéticamente”(11). La distinguimos del
lenguaje en tanto se escucha en lo que “se dijo de hecho,
materialmente”(12).
partir de aquí, podemos decir que el hacer del analista implica, por
ejemplo, extraer sentido de lalengua del parlêtre; extraer sentido del
enunciado, dando al sinsentido de lalengua lugar de dicho. Implica hacer
con lo que el parlêtre trae al dispositivo, más allá de las palabras.
Esto es sancionar como dicho a lo que se produce en la consulta: a los
sonidos que emite, a los gestos; a lo que hace con el cuerpo.
maniobras permiten dar lugar de acontecimiento a lalengua del parlêtre,
producir un acontecimiento” con aquello que el parlêtre revela de
hecho, con su cuerpo, por fuera del sentido y de la cadena
significante.
con el autismo del parlêtre implica usar el equívoco y el cuerpo
apuntando a agujerear el Uno de su goce y abrir un espacio a la
transferencia. Es el desafío que plantea al psicoanalista la clínica de
hoy.
Notas:
- Miller, J. –A., El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 120.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd. pág.121
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd.