EL DEBATE SOBRE EL PASE EN LA ELP
El Debate de la ELP
Nueva serie
17 de febrero de 2010 (34)
Editorial
El Debate de la ELP- Nueva Serie publica los textos de nuevas contribuciones al debate a cielo abierto sobre el Pase en la ELP. Cada uno de ellos responde a los primeros efectos producidos por el último Comunicado del Consejo de la AMP [10 de febrero] pero también al Comunicado del Consejo de la ELP de ayer, 16 de febrero de 2010.
Rosa Godinez en su texto ¿”Qué Escuela queremos”?, toma como punto de partida la lectura del último Comunicado del Consejo de la AMP y se interroga por algunas cuestiones allí planteadas. Toma a su cargo su parte de responsabilidad sobre el silencio instaurado en la Comunidad de Catalunya y comparte una primera interpretación que la anima a cambiar de posición en la Escuela.
Carmen Cuñat, “Un cartel Nuevo”, también toma punto de partida el Comunicado de la AMP. Se hace cargo al mismo tiempo de puntuar con nuevos elementos su anterior intervención en el JJ Nº 75 sobre la Escuela Una [publicado también en El Debate de la ELP ], del debate sobre el pase en la ECF y aporta elementos nuevos que apuntan al cartel del pase mismo y su función: « un cartel nuevo », no sólo por su composición o su inscripción en uno u otro lugar de la Escuela Una, se necesita una redefinición de su tarea y eso es lo que me parece más interesante a debatir”.
El texto “El pasante como pieza suelta”, de Ricardo Rubio pone en el centro de su contribución al pasante y al AE y nos aporta una “pieza suelta” de su propia experiencia a partir de un sueño sobre un reloj. Y del uso metafórico que hace sobre la experiencia del pasante: “Que un reloj marque a veces la hora exacta de un AE, no es garantía de que sepamos algo del reloj y si no ponemos el cuerpo para pasar por la experiencia de ser una pieza suelta del reloj, es como pretender “aprehender” pensando y leyendo el libro de otros”.
El Debate de la ELP-Nueva Serie les desea una buena lectura de estas contribuciones y anima a todos los lectores a aportar sus contribuciones escritas..
La Escuela es también, como nos enseña Lacan, un efecto del discurso.
Lucia D’Angelo
17 de febrero de 2010
[Nota: Para la correcta edición de los textos solicitamos que no se incluyan citas de pie de página y que sean incluidas en el cuerpo del texto].
¿Qué Escuela queremos?
Rosa Godinez
Ante el contenido de los dos últimos Comunicados del Consejo de la AMP del 10 de febrero y de la ELP del 16 de febrero de 2010, y también en el marco del debate abierto en la comunidad analítica, y en particular en nuestra escuela, en la ELP, quiero aportar algunos puntos de reflexión en relación a la cuestión del Pase y de la Escuela Una.
Según el Comunicado de la AMP, dado que “las demandas que emanan de la ELP de tener un cartel del pase propio de la Escuela son coherentes con la misma idea de una Escuela de Lacan, en tanto que es una Escuela del pase” [1] la AMP daría apoyo a esta cuestión respondiendo así a las “particularidades de la situación española”[2].
No obstante, se abre para mí una pregunta sencilla:
¿Es obvio que es mejor tener un cartel del pase de la ELP? Al parecer sí, pero ¿por qué?.
Respecto de este segundo interrogante debo ser honesta y reconocer mi ignorancia en la falta de algunos elementos y datos importantes que no me permiten –aún – calibrar el alcance y la alegría de esta propuesta.
Dicho de otra manera: si debo estar contenta quisiera saber un poco más por qué.
Pues si el Consejo de la AMP plantea que “si ha llegado el tiempo para esta Escuela de tener su propio cartel, el Consejo de la AMP apoyará esta gestión y estará atento a sus consecuencias, particularmente sobre el número de candidatos que se presentarán al dispositivo del pase en España”, entonces me parece que hemos de reflexionar un poco más a qué nos estamos refiriendo. Sólo por la vía del debate cada uno se puede autorizar a opinar y a tomar partido. Luego, y esto es lo más importante, cada cual sabrá cuál es la responsabilidad que está dispuesto a asumir en este terreno.
Según mi parecer, este debate debe hacerse extensible al conjunto de los tres debates propuestos por la AMP: El Pase, la Escuela Una, El analista analizante en tanto esos debates atañen a las cuestiones de la Escuela que nos conciernen a nivel de su política.
Dado que la confianza [3] es básica para sostener nuestras relaciones de trabajo en la Escuela, no dudo en depositar la mía no sólo en las instancias directivas sino también en cada uno de nosotros. Es decir, en la comunidad que no es otra que la de los analizantes, aquellos trabajadores decididos en los que el propio Lacan confió para hacer surgir, y fundar, su Escuela. Esta es la joya con la que me he topado, de un tiempo a esta parte, lo que venimos nombrando como “la Escuela de la enunciación”. En mi opinión, la Escuela es el lugar idóneo, oportuno, donde el deseo de saber singular de cada uno -aquel que despunta en el final de análisis- tiene lugar. Una escuela, por tanto, donde el decir particular sea escuchado (más allá de la maestría en el uso inteligente de las citas y los textos).
Este aspecto es central en la vida de la Escuela y creo que aún no lo hemos conseguido articular de la buena manera, en nuestra comunidad. [Comunidad de Catalunya de la ELP a la que pertenezco.]
Tengo una interpretación de esta dificultad que quiero compartir. Creo que pertenezco a una generación de la Escuela silenciosa que ha contribuido a que se consolide una inercia – que viene ya de años atrás – alimentada por el hecho de considerar nuestra Escuela como “una comunidad de sabios “ , con el riesgo de acabar situándola como “un club de amos” (algo que Lacan claramente rechazó para su Escuela)[4].
Frente a esta lamentable equivocación, surgen muchas cosas, entre otras, el empuje a un silencio que se nutre de la inhibición y de la mortificación. Ahora bien, pienso que esto es tratable en el marco de la Escuela-sujeto.
A través de una rectificación subjetiva que hace de límite sostenida por un nuevo amor, amor a una Escuela diferente, porosa, que se asienta en la participación de cada uno -en su singularidad- y que estamos a tiempo de encauzar de otra manera las consecuencias políticas que esta posición tiene para la Escuela.
Y sabemos que no hay otro tratamiento que el decir y con la enunciación de cada uno. A nuestra Escuela, a nuestra comunidad, le faltaba un decir particular, fuera del Ideal del todo-saber.
Por ello, me hago responsable de lo importante que es, en este momento político, que cada uno de nosotros –según el modo de goce sinthomático propio- pueda aportar su pequeño pero necesario, grano de arena.
Ahora no tenemos excusa, puesto que sabemos que las instancias se esfuerzan en sostener una invitación expresa a que cada uno nos pronunciemos. Esto será “la chispa que permita encender un nuevo deseo” [5]. Un nuevo deseo para el analizante. En sí, se trata de un deseo de Escuela que nos conduzca a seguir trabajando, a cada uno, en la orientación que del pase y de la Escuela Una.
Rosa Godínez
Notas:
1. Comunicado de la ELP del 16 de febrero de 2010 ( que hace mención al Comunicado de la AMP del 10-2-10)
2. Ibid
3.Godínez, Rosa, “En el final del análisis, el significante del Pase”, Revista de la ELP, nº 12, p.12
4. Ver texto de Ana Lúcia Lutterbach, “Escuela”, Silicet, Semblantes y Sinthome, Grama Ediciones, p.111
5. Comunicado del Consejo de la ELP del 16 de febrero de 2010
Un Cartel nuevo
Carmen Cuñat
Leí con mucho interés el último Comunicado de la AMP (10 de febrero) y sobre todo el párrafo que se refiere a la ELP en relación con el Pase. Cuando JAM abrió el debate sobre el Pase a todas la Escuelas en el JJ 75 me apremié a escribir (JJ 76) porque me pareció una verdadera oportunidad para empezar a formalizar diferentes ideas que me habían surgido al respecto, concretamente a raíz del debate en la ECF.
Entre esas ideas, lanzadas a vote pronto, planteaba lo siguiente: « creo que el dispositivo del Pase en la ELP constituido por un cartel hispanohablante y un secretariado está un poco aislado » ; otra de ellas era « El dispositivo, en efecto, quedó en manos ajenas, la EEP, ahora la FEEP, a pesar de que el cartel del pase está compuesto de miembros de la ELP y el secretariado también. »
En cuanto a la primera idea, querría añadir ahora que ese aislamiento es lo que yo he percibido cuando he entrado a formar parte del Cartel del pase, lo cual me hacía preguntarme también ¿cuál sería entonces la percepción de los Aes durante todos estos años que han estado haciéndose cargo de una transmisión en una Escuela que sólo puntualmente daba acuse de recibo de esa transmisión?. Este aislamiento o soledad del AE, del dispositivo también ¿no sería una de las razones por la cuales no ha habido interés por hacer el pase?. ¿La ELP es una escuela del pase, en tanto que sujeto supuesto saber a quien dirigirse?
Con respecto a la segunda idea, me sorprendió el eco que tuvo el « manos ajenas » pero más me sorprendió que otros lo dijeran con las mismas palabras sin que hubiera ningún acuerdo previo. Lo que yo quise decir es que en estos últimos años, a mi parecer, la ELP no se ha apropiado del pase, no lo ha hecho suyo, no ha hecho del pase una cuestión principal, a pesar de que muchos de una manera u otra lo hemos intentado. Que la causa de esto sea que no teníamos un cartel de la ELP no me parece la única razón ni siquiera la principal. Sin embargo, la propuesta del Comunicado de la AMP me alegra.
Me alegra porque en la misma intervención decía lo siguiente « Lo que ocurre en las otras escuelas de la AMP afecta sin duda al dispositivo en cada una de las escuelas. El problema es cómo hacer suyo lo que ocurre sobre el pase en otro lugar sin caer en la inercia, en la imitación, en el desinterés en definitiva. ¿Tendríamos que crear nuestra propia crisis para hacer nuestra la cuestión del pase? Yo sería más de la idea de promover algo nuevo que nos invitara a ponernos a la tarea. La entrada por el pase desde luego que fue un buen invento pero quizás hay también otros. Lo que no se puede decir de la ELP es que seamos remisos a lo nuevo. »
En efecto, que se plantee la posibilidad de constituir un cartel de la ELP es lo nuevo, con ayuda de lo cual, la ELP se puede poner a debatir y sentirse concernida por el Pase. No se trata sólo de establecer un nuevo reglamento y resolver la cuestión para el Congreso. En torno al debate sobre el nuevo cartel pueden ponerse sobre la mesa todas esas cuestiones que ya han aparecido en el debate de la ECF y que se prolonga en el seno de la Escuela Una (leer los textos de la Conferencia sobre el pase en el JJ 90) y podremos hacer nosotros nuestra aportación: ¿Cómo se constituiría este nuevo cartel y cómo se han constituido los carteles hasta ahora? ¿Es necesario que siga siendo un cartel, o se puede buscar otra formula como ha ocurrido recientemente en la ECF? ¿Donde está la dificultad para que los carteles transmitan una enseñanza? Quizás esa dificultad es epistémica: ¿Cómo acogen los carteles el pase a la luz de la última enseñanza de Lacan? ¿Cómo acogen lo incurable, la opacidad del sinthome, el sinsentido, la variabilidad?
Para mi es evidente que se necesita « un cartel nuevo », no sólo por su composición o su inscripción en uno u otro lugar de la Escuela Una, se necesita una redefinición de su tarea y eso es lo que me parece más interesante a debatir.
Me alegra también que el Consejo de la ELP promueva este debate en su Comunicado del 16 de febrero.
Carmen Cuñat
El pasante como pieza suelta
Ricardo Rubio
Parece el momento adecuado para poner por escrito aquello que va y viene en el pensamiento, alrededor de la Escuela Una y de lo que viene denominándose su alma: El dispositivo del Pase. Esté el dispositivo más cerca o más lejos, más centralizado o descentralizado, cuestión que resolveremos entre todos en base a lo que conviene en estos momentos a una ELP que empieza a moverse por si misma en una nueva dirección que la ubique como una más, gravitando alrededor del vacío en movimiento que es La Escuela Una.
El pase, como tal, como para todos, no existe. Lacan inventó el dispositivo del pase, un aparato, que es en sí una apuesta para dar cuenta del análisis finito. Aparato que ha derivado en estos momentos, en un modo singular de dar cuenta de las múltiples modalidades de goce, tocadas por el saber sobre una satisfacción que no se sabía aunque se sentía. Un aparato que permite el compendio de breves saberes sobre el no todo. Un aparato que a modo de microscopio, enfoca el deseo de saber que hemos heredado de Freud: ¿De que gozan las mujeres?.
Pensemos pues los pases desde lo múltiple y el dispositivo del pase como lo que nos permite obtener, permítanme parafrasear a Miller, piezas sueltas que hagan avanzar la orientación de Lacan desde la experiencia del uno por uno y prescindiendo de los nombres del padre, después de haberlos usado, para decir desde una enunciación singular, o sea, sin garantías, pero también sin afectos imaginarios, sobre lo inhumano que nos humaniza cuando deja de ser inconsciente y además no pretende ser discursivo. Eso es así y se satisface siendo. La existencia es de otro color.
Con esto, creo que doy cuenta de un sueño de análisis que había quedado enigmático para mí hasta este momento en que escribo, en él, el analista me invitaba a mirar detrás de un reloj y me daba cuenta que las cosas sencillas, tienen detrás complejos mecanismos que las hacen funcionar. Habrá que leer lo que tengan para escribir los pasantes, los pasadores y los carteles del pase, al menos ocho sujetos cada vez, para entender la sencillez de un pase.
Que un reloj marque a veces la hora exacta de un AE, no es garantía de que sepamos algo del reloj y si no ponemos el cuerpo para pasar por la experiencia de ser una pieza suelta del reloj, es como pretender “aprehender” pensando y leyendo el libro de otros. Y es obvio, que la única libertad, tomando como libertad la que goza el sujeto cuando se hace responsable de su acto, nos viene de presentarnos como pieza suelta al dispositivo del pase, la única no designada por Otro; “el pasante”.
Ricardo Rubio