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Del 13 al 17 de abril de 2020 se llevará a cabo en la Ciudad de Buenos Aires el XII Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Sus directores, Silvia Baudini (SB) y Fabián Naparstek (FN), han tenido la gentileza de recibir en Buenos Aires a una parte del Comité de Redacción de Freudiana -Karina Piluso (KP) y ausentes esta vez, pero presentes con sus preguntas: Héctor García de Frutos (HG) y José Ramón Ubieto (JRU)- para conversar sobre el tema del congreso.
Le agradecemos también a Débora Rabinovich (DR) su colaboración en la preparación de la entrevista, y el compartir con nosotros sus preguntas.
Freudiana (Karina Piluso, KP): Para empezar, nos gustaría saber qué significa para la comunidad analítica de la Ciudad, y para vosotros en particular como directores, que el Congreso se realice en Buenos Aires una vez más.
Silvia Baudini (SB): Agradecemos el interés de Freudiana por este evento, que estamos muy contentos de llevar adelante. Esta vez no es quizás “una vez más”: hay algo de este congreso que lo sitúa más allá de los almanaques y de la historia de los congresos, lo que representa un desafío para nosotros. Nos hemos encontrado con un congreso que se hace enteramente desde la contingencia; es un real que está presente en su quehacer mismo, no solamente en el tema y en cómo se va a encarar. Estamos trabajando bastante desde de lo imprevisto, lo que nos anima y anima a la comisión. Aunque nos asusta un poco, por momentos, no tener el “una vez más”, creo que le está dando a este congreso un carácter impar que nos gusta mucho.
Fabián Naparstek (FN): También quiero agradecer la invitación de Freudiana: se lee en toda la comunidad hispanoparlante y nos interesa llegar con el congreso a los colegas del otro continente. Y de acuerdo con lo que decía Silvia: hay algo de este congreso que verdaderamente es impar ya desde la decisión de hacerlo en Buenos Aires. La última vez en América había sido en Brasil, y aunque se podría suponer que entonces “debía tocar en Buenos Aires”, nada de eso fue así. No fue Buenos Aires porque tocara, sino porque hubo y hay una apuesta de la AMP que nos hace responsables a los directores y a toda la comunidad de la EOL para llevarlo adelante.
Freudiana (Héctor García, HG): Si bien sabemos aún poco del XII congreso de la AMP, sí sabemos su título: “El sueño: su interpretación y su uso en la cura lacaniana.” Si les parece bien, vamos a hilar la entrevista en torno de los significantes que lo componen, pues abren un buen número de cuestiones. La primera de ellas la ha subrayado Angelina Harari en el texto de convocatoria de una reciente velada en la ECF: “el sueño, lo entendemos en singular, cómo lo hace valer Jacques-Alain Miller en la traducción de la Traumdeutung de Freud”2 ¿Qué pueden decirnos acerca del empleo del singular en éste y en los demás términos del título?
SB: Entiendo que cuando se hizo la pregunta todavía no se había realizado la Soirée de la AMP3 donde se supo un poco más. Y es que esta entrevista toma la forma de lo que se va haciendo, en el estilo contingente que comentaba. La Soirée de la AMP significó para nosotros poner sobre la mesa un trabajo que no veníamos pensando. Fue una ocurrencia de Angelina Harari, presidenta de la AMP, y de Jésus Santiago. ¡Nos pusieron a trabajar para la Soirée en medio de nuestras vacaciones! Fabián en la montaña, y yo en la playa: nos pasábamos textos y fuimos armando esa noche con mucho gusto, lo que nos permitió acercarnos al tema. Si han organizado eventos, saben que la principal preocupación no es lo epistémico sino cómo hacer que cada uno que llegue tenga una silla para sentarse, es decir, cómo organizar todo el armazón que permite después sentarse a pensar.
Cuando Angelina Harari escribía eso, nosotros pensábamos el sueño en singular en tanto es el sueño de un cuerpo. ¿Cómo ligar el plural a un cuerpo? Es difícil en el campo del sueño. Concebimos así que para pensar el cuerpo hay que pensar el sueño en singular.
FN: En “La Cause du Désir” saldrá publicada la Soirée completa: el texto que presentamos, junto a lo que plantearon Éric Laurent y Marie-Hélène Brousse. En “El Caldero” va a salir solo nuestro texto, en principio.
El sueño lo sueña un sujeto, pero está encarnado en un cuerpo; tiene además efectos sobre ese cuerpo, es decir que modifica algo del ser hablante. La cuestión que se plantea ahí es cómo pensar el sueño a partir de la última enseñanza de Lacan: ése creo que va a ser el gran desafío del Congreso. No está anticipado en nuestro texto, obviamente, pero ubica las coordenadas de hacia dónde vamos. Y es que este texto no es el argumento del Congreso, que aún está por salir del horno.
Otra de las cosas impares que tiene este congreso es que en Barcelona 2018 no hubo una conferencia de Jacques-Alain Miller en dirección al siguiente congreso, lo que venía constituyendo el argumento del mismo. Es preciso hacer entonces una elaboración colectiva, que como ha mostrado Silvia, parte esta vez de la invitación de Angelina Harari. En ese sentido, si bien el texto que planteamos no es el argumento, se tendrá en cuenta para sus contenidos, así como lo que fue elaborado esa noche. Ésta nos ha servido como un puntapié para avanzar en la elaboración colectiva: hasta entonces estábamos más metidos en la parte logística que en la epistémica.
Freudiana (HG): Retomando lo que venís planteando sobre la contingencia del congreso: siendo éste el primero cuyo título surge después del anunciado “Campo freudiano, Año cero”4, ¿remite el tema, más allá del interrogante clínico, a algo del acontecimiento político?5 Si la Traumdeutung inaugura el psicoanálisis como práctica y como fenómeno discursivo y cultural, ¿interrogarse por la interpretación del sueño sería, en ese sentido, un retorno al origen, a lo inaugural de la práctica psicoanalítica?
FN: El tema tiene muchas aristas. Pienso que prosigue algo de lo que Jacques- Alain Miller planteó en Río de Janeiro, donde entre otras cosas criticó que si bien se avanzó sobre la cuestión del cuerpo, no fue el caso respecto del inconsciente. Me parece que es una manera de retomar esto. Si bien podría decirse que se vuelve a los inicios, no cabe la menor duda de que el sueño interviene en los análisis de todos los días. Está presente en los testimonios de pase de los AE, así como de aquellos que no son nominados. Hoy estamos siempre con los ojos bien abiertos para mirar esas pantallas que nos tienen fascinados, pero también los cerramos para soñar. Soñamos, y queremos contar los sueños; no solamente cómo cuando Freud escribió su Traumdeutung, sino cómo se ha hecho a lo largo de siglos y siglos de historia.
SB: Pensando en este retorno al origen, diría que no es un retorno. Éric Laurent situó en la Soirée algo que me pareció muy atinado: que Lacan retorna a Freud para invertirlo, es decir, para hacer otra cosa. Y daba el ejemplo del sueño “Padre… no ves que estoy ardiendo” donde Lacan interpreta de otro modo, al revés de lo que decía Freud.
Me parece fundamental esa crítica de Miller en Río, cuando indicó: “mucho del cuerpo, poco del inconsciente”; porque el inconsciente necesita alguien que lo crea para existir. Cuando alguien asevera “a mí no me importa nada saber de los sueños”, hace falta otro que crea en la invención freudiana. El inconsciente para nosotros implica eso: si no se cree que el sueño quiere decir algo, no se va a dirigir a nadie. Me parece que este congreso embraga así sobre esa interpretación de Miller: para que el inconsciente exista hay que creer en él y trabajar sobre él. No me parece un retorno, sino un ir hacia allí, por esa vía. No diría un progreso (sabemos que no es una buena palabra para nosotros), pero sí una dirección, en la dirección del inconsciente podíamos decir.
Queda el acontecimiento político… estamos todo el tiempo dando vueltas sobre eso. El acontecimiento político es verdaderamente que los analistas sepamos que nada de la época quiere lo que hacemos. Nos queda entonces apostar o apuntar, y de algún modo la invención ZADIG tiene que ver con eso: hacernos presentes de manera sensata y que el otro tenga donde dirigirse. Es decir, que el otro de la ciudad encuentre un lugar, que se sienta escuchado y hablado. Me parece que en ese punto el sueño es una buena palabra.
FN: Déjame que agregue algo: nos viene fantástica la entrevista, porque seguimos elaborando. Abordar el sueño sería la manera que hoy puede tener el psicoanálisis de orientación lacaniana de hacerle el envés a la época actual. Y es interesante porque Freud también le hizo así el envés a su propia época, aunque desde otra perspectiva: dándole sentido al sueño, haciendo hablar al sueño. ¿Cómo, con el sueño, le podemos hacer nosotros el envés a la época actual? Me parece un desafío para el congreso.
Freudiana (HG): El título del Congreso resuena al texto de Freud de 1911 “El uso de la interpretación de los sueños en psicoanálisis.”6 ¿Qué diferencias subrayarían entre el lugar del sueño en la clínica psicoanalítica, tal como lo concebía Freud, y el lugar del sueño en la cura lacaniana del siglo XXI? Y, apurando el riesgo de la cuestión: ¿habría algo en el término “cura lacaniana” que merecería su distinción del término “psicoanálisis”?
SB: Lo que está en el centro de este congreso es la práctica de cada analista, no la teoría, no los sueños relatados en textos, sino con qué se encuentra cada analista día a día en su práctica. El modo de decir este título, su sutileza, tiene que ver justamente con no usar la palabra “práctica” porque se usó en el Congreso de Comandatuba. Pero habla de poner sobre la mesa en primer plano la práctica de cada analista.
F.N: En la Soirée se remarcó mucho una perspectiva que Lacan mismo señala y que nosotros hemos tomado de La Tercera: allí plantea que del lado de Freud está el deseo de dormir, y del suyo el deseo de despertar. Lo señaló Jacques- Alain Miller en su momento en Conferencias sobre el despertar7
, ha marcado una clínica diferencial respecto de los sueños. Éric Laurent indicaba una posible fórmula: si del lado de Freud los sueños son una realización de deseo, del lado de Lacan los sueños serían una realización del despertar. Lacan en la última enseñanza está tratando de diferenciarse de Freud: eso surgió verdaderamente de la elaboración colectiva de esa noche. Yo lo señalé: no lo había pensado así, pero Lacan habla del despertar a lo largo de toda su enseñanza.
Están las indicaciones en el Seminario 2 sobre el sueño de la Inyección de Irma8; por supuesto las del Seminario 119; y finalmente las referencias de La Tercera.10 La enseñanza va variando, pero Lacan retoma la cuestión del despertar. Quizás muy sutilmente, no hay un seminario entero sobre el despertar, pero siempre está presente. Así que seguramente esta perspectiva del dormir y el despertar va a ser un eje del congreso.
Freudiana (KP): En el Seminario 1611, Lacan nos plantea que cuando interpretamos un sueño, lo que nos guía no es ciertamente ¿qué quiere decir eso? sino ¿qué es lo que, al decir, eso quiere? ¿Cuáles son las consecuencias teóricas y clínicas de ese cambio de pregunta? Si tiene algo que ver con lo que recién comentabas.
F.B: Sí, me parece que va en ese sentido. Hay indicaciones de Miller al respecto, aunque no solamente es privilegio de los sueños. En algún momento dice algo así: me importa tanto lo que dice como el goce que sostiene ese decir. En otro lugar habla de esos sueños que vienen a mostrar un goce, que ponen sobre la escena un modo de goce. Y ahí se abre un abanico muy amplio, ahí sí podríamos quizás tomar los sueños en plural y hacer una clínica de los sueños. Marie-Hélène Brousse12 indicaba distintos tipos de sueños: el sueño que muestra el modo de goce; un sueño que habla; un sueño que escribe (quizás cerca del fin del análisis); el sueño en la psicosis, del que destacábamos en esa Soirée que en ciertos casos puede estar al servicio de aplacar las alucinaciones…
Es decir, que empieza a haber una gama para remitirse a los sueños, una clínica propia del sueño. No es exhaustivo claro. Hay también el sueño que muestra el fantasma, con prevalencia de la mirada y lo imaginario. Ya Freud lo destacaba con el concepto de figurabilidad del sueño, esa perspectiva imaginaria que tiene el sueño que muestra algo.
SB: Quiero seguir un poco la vía del dormir y el despertar. El “¿qué quiere decir eso?” sería la vía del dormir: encadenar S1 y S2, el sentido en definitiva. Me parece en cambio que la cuestión del despertar tiene que ver con ese goce que no necesita ser prohibido para luego ser alcanzado en la escala invertida de la ley del deseo. Es una lectura que no se orienta a la interpretación S1-S2, sino al uso como algo que no tiene que ver con el sentido. Lo que no quiere decir que nos privemos de interpretar un sueño pidiéndole al paciente que asocie; por supuesto interviene este goce de la figurabilidad narcisista y demás, pero también es cierto que en el “eso quiere” está efectivamente el goce: eso quiere gozar. Entonces, como insiste Miller, se trata de que no hay que hacerle obstáculo al goce, no es esa la vía. No es “acotar el goce” como una famosa frase que se usaba; sino más bien que el “eso quiere” pone el acento en lo vital que hay mientras el sentido va del lado de la adormidera, de algo más desvitalizado.
Freudiana (KP y HG): ¿Creen que la aparición del discurso psicoanalítico ha incidido en la forma y contenido del texto del sueño? Más de cien años después de ese momento inaugural, de ese nuevo modo de leer la subjetividad, ¿el sueño del analizante es soñado para su interpretación?
FN: En Freud eso está presente. Su tesis central era “los sueños son una realización de deseo”, y había pacientes histéricas que soñaban para demostrarle lo contrario. Cuando uno lanza una tesis semejante, eso orienta el sueño en dirección al Otro. Y hoy tenemos analizantes que ya saben qué al análisis hay que llevar sueños, o lo preguntan. En algunos casos, decirle al analizante “¿por qué no me trae un sueño?” hace que eso tome una dirección al Otro.
La cuestión es más bien, para mi gusto, ¿qué lugar tiene el analista en los sueños de sus analizantes? También eso depende de una orientación.
Mi idea del asunto es que la concepción lacaniana de la sesión analítica tiene la estructura del sueño freudiano: uno produce un corte, y ese corte invita a un trabajo. Sería muy bueno que el analista pueda ir a parar a los restos diurnos de un analizante, como causa de ese trabajo, que es una versión freudiana de la causa del deseo. Es decir, no tanto lo que interpreta el analista sino lo que causa el analista: el trabajo del inconsciente.
El sueño de la inyección de Irma surge después de que Freud se encuentre con su colega Otto, a quien supone cierto saber. Queda la resonancia de su voz, resto diurno que se liga con el objeto a, y eso produce el sueño. Encontramos una variedad de formas en que el sueño está dirigido al Otro o empalma en su lugar, sea en tanto objeto, o en el lugar del saber: habrá que ver en cada caso. Así, diría (en los términos de Miller): la cuestión es cómo ser el buen partenaire del soñar de cada analizante.
SB: Pensaba en la pregunta sobre si el sueño es soñado para su interpretación, y pensaba ¿por qué hablar de los sueños? Se puede soñar y no hablar de lo soñado. ¿Por qué un sujeto decide contar un sueño? Es cierto que en estos últimos años, si bien los pacientes sueñan y hablan de los sueños, no resulta tan común. Y pensaba: ¿tienen algo que ver los psicoanalistas? ¿Y el psicoanálisis? Seguramente sí.
Pero también creo que las demandas contemporáneas son demandas al modo del acting: un puro “me pasa esto. ¿Qué hago?”. Poner el tema de los sueños al trabajo va a mover a los analizantes, les estamos diciendo algo con esto. Puede poner una distancia entre el “quiero resolver” y el “eso quiere”. Hay una enorme distancia entre el “quiero” y el “eso quiere”. Me parece que poner el sueño a cielo abierto, de esta manera, tiene efectos para la comunidad de la AMP pero no solamente. Resuena en otros ámbitos del psicoanálisis, lo sabemos. Me parece fundamental diferenciar ese “querer” del “resolver” aquí y ahora, pues lleva a lo peor. Lacan decía en este sentido que la psicoterapia no es que no haga ningún bien, sino que conduce a lo peor. El sueño permite en cambio diferenciar el “quiero” del “eso quiere”.
FN: Agrego una cosa respecto del “eso quiere”: en las formaciones del inconsciente siempre hemos privilegiado el síntoma. El síntoma empalma claramente con el cuerpo. Freud decía que, por su perdurabilidad, el analizante lo lleva a todas las sesiones. Todas las demás formaciones del inconsciente, como lo señala Miller, son fugaces. Siempre tenemos una perspectiva temporal de lo que pasó, del sueño que tuve. Lo mismo sucede con el acto fallido. Cuesta mucho más ubicar el “eso quiere” en el sueño que en el síntoma. Especialmente porque en el “eso quiere”, el “eso” es la repetición misma. Se ve muy bien en los sueños traumáticos, pero cuando uno sale de ahí ya no es tan claro. Me parece que estaría muy bien que en el congreso se pudiera decir algo al respecto.
Freudiana (KP): A partir de Freud, sabemos que el sueño es en sí mismo interpretación, ciertamente salvaje, pero interpretación.13 Jacques-Alain Miller nos propone que “En un análisis el inconsciente transferencial es una defensa contra lo real. Porque en el inconsciente transferencial sigue vigente una intención, un querer decir.”14 Si el sueño, como formación del inconsciente, es desplegado mediante el trabajo del inconsciente transferencial: ¿cómo pensar el estatuto de un sueño en los testimonios de los AE, una vez que han finalizada la cura lacaniana?
FN: Marie-Hélène Brousse planteaba especialmente la cuestión que trae esta pregunta, la distinción entre el inconsciente transferencial y el inconsciente real, en los sueños. También me parece un desafío para el próximo congreso. Lacan señaló en el sueño de la inyección de Irma que su segunda parte, la segunda interrupción, tiene que ver con algo de la escritura: que la fórmula de la trimetilamina es referencia al “mane, thecel, phares” del Antiguo Testamento.
Es lo que está escrito en la pared, en el muro, lo que se escribe en la piedra. Eso está ligado a lo que no tiene significante: la muerte y la sexualidad. Vemos ahí una vía en que el sueño no solamente interpreta sino que escribe, y ahí los testimonios de los AE son centrales. A la vez, y como dice Silvia, tiene que estar dirigido a un Otro que lo acepte y diga “ahí hay un sentido”. Pero el AE se vale de eso para hacer un uso, a partir de lo que ese sueño escribe. Entonces, está el uso que hacemos en la cura lacaniana, pero también el uso que hacen los sujetos de los sueños.
Freudiana (DR): Éric Laurent comentando un testimonio de pase, decía que frente a un sueño del final el analizante había debido elegir entre la debilidad mental y la locura de la decisión.
SB: Es interesante, creo que estamos ahora haciendo verdaderamente la elaboración colectiva de esa noche (la de la Soirée): damos vueltas alrededor de las cosas que se plantearon. Porque una de las cosas que Marie-Hélène Brousse trajo en relación con esta cuestión de los sueños de los AE, y que Éric Laurent tomó, es que en verdad no están escritos en la piedra. Que hay algo de eso que tiene un tiempo de uso.
Freudiana (DR): Freud decía de volver a análisis cada cinco años.
SB: Claro, se usa mientras sirve, digamos. Uno podría decir que no está la piedra: está escrito, pero no en piedra. Por eso un AE puede retomar un análisis. Miller decía “porque algo empuja”, el “eso quiere”. Es nuestro signo vital. Como soy médica tengo esta pequeña fórmula.
Freudiana (DR): Freud situó al sueño como el guardián del dormir y a la pesadilla como lo que despierta, a lo que Lacan le agregó: despierta para seguir durmiendo. Los sueños, que como escuchamos en gran parte de los testimonios de los AE tienen un lugar preponderante en lo que toca al momento de concluir un análisis, ¿serían sueños que despiertan, pero ya no para seguir durmiendo?
SB: Por supuesto.
Freudiana (DR): Encontré una frase… al que hay que leer, es a Borges.
Todos: ¡Sí!
Freudiana (DR): Es una frase magnífica de Borges15 en un poema que se llama “El despertar”: “Entra la luz y asciendo torpemente de los sueños al sueño compartido y las cosas recobran su debido y esperado lugar.” En la perspectiva de lo que dice Lacan.
SB: En este trozo borgeano, uno podría rememorar al AE y su lazo a la escuela. El sueño compartido no trata de ser síntoma de otro cuerpo, sino síntoma de la escuela. Miller decía en un viejísimo trabajo, que está en Matemas: La escue- la es una máquina de desmaternizar lalengua.16 Me parece una frase preciosa porque habla de ese compartir con el otro sin fundirse con el otro, porque por supuesto cada uno habla a partir de su propio síntoma, pero no sin los otros.
FN: Éric Laurent planteaba esa noche en la lógica de Lacan: “no hay despertar absoluto” o permanente, eso es la muerte. El despertar hace par con el dormir. ¿Cuál es la primera condición para que uno se despierte? Es que se duerma. Es decir, qué va de la mano del dormir. Y por más que uno podría decir que el análisis se orienta hacia el despertar… el primer paso para que alguien se despierte es que se duerma. Tiene así que dormir en la vía del significante, en ese automaton y lo que implica, para tener instantes de despertar.
SB: Por cierto: despertar tiene que ver con el haber dormido, sino no tendría ningún sentido. Digo esto pensando en la interpretación y el uso: hay uso si hubo interpretación. No podemos descartar la interpretación, el quehacer del analista y del sueño. No podemos decir que no hay eso, pero efectivamente no es hacia allí hacia donde apunta el despertar.
FN: En todo caso se podría decir que bajo la dirección de la cura ese despertar tiene una orientación. Porque tampoco puede decirse que solo haya despertar en las curas analíticas. Hay eventos en la vida de la gente que despiertan, aunque no están dentro de una dirección de la cura. Ahora, si uno pasa por un punto de despertar, ya no duerme de la misma manera. Es decir que ya está advertido de ese despertar, como decía Silvia antes. Eso no dura para toda la vida, y las formas del dormir también van variando, por lo que uno no queda exento de pasar por un nuevo despertar de otro orden del que ya pasó.
Freudiana (DR): También hay despertares abruptos que pueden llevar a análisis. Una pesadilla, por ejemplo.
FN: Sí, Lacan en el Seminario 1817 plantea que es cuando se positiviza un goce. La vía del saber es una manera de volver a negativizarlo. Así, uno entra en análisis con el deseo de saber. Lacan considera que no hay un deseo de saber natural, uno desea saber para dormirse en ese saber. Es decir que efectivamente puede haber una demanda de análisis cuando alguien se despertó y en ese caso, lo mejor es que se vuelva a dormir, en el análisis.
Freudiana (KP): José Ramón Ubieto les plantea una pregunta que tiene relación con el tema: Lacan, en 1974, en respuesta a Catherine Millot, señala que el sueño es “una inhibición activa” que viene a articularse a lo simbólico e impide la interrupción del dormir volviendo posible “que dure el cuerpo”18. Mientras que el despertar es la muerte, para el cuerpo. ¿Qué implicaría esta tesis?
SB: Es interesante: la eternidad, es decir si el cuerpo dura, no hay cuerpo. El cuerpo que existe es el cuerpo que no dura, puesto que todos padecemos del cuerpo. “Debemos librarnos de la idea de eternidad”19 dice Lacan. Del cuerpo Lacan dice que “a cada rato levanta campamento”20: envejece, se arruina.
FN: Lacan precisa aquí (respondiendo a Caherine Millot) “que algunos sueños sean lo que despierta indica que deben relacionarse con el sexo mas que con la muerte.” ¡Es fantástico!
Y después añade “la represión de la no relación sexual es como el lenguaje niega la muerte. El despertar total que consistiría en aprehender el sexo, lo que está excluido puede tomar entre otras formas, la consecuencia del sexo, es decir la muerte”.21
Freudiana (DR): Podemos también situar que el modo de interpretar en Lacan no es el mismo al principio que al final de su enseñanza. Pero a su vez, ¿les parece que podemos pensar que en la cura el uso que se hace de los sueños es diferente si se trata, retomando palabras de Jacques Alain Miller (en su curso Sutilezas analíticas), de un análisis que comienza, de uno que dura o uno que concluye?
SB: Me parece que todo lo que hemos dicho va en esa dirección. Quizás no pusimos el acento en la cura misma porque es el acento que esperamos del congreso. Escucharemos los testimonios de los AE, de un análisis que comienza, dura y concluye. El acento fundamental hay que ponerlo en que el sueño sigue siendo algo que interesa a los psicoanalistas de la orientación lacaniana, y que el sueño no es el mismo que era en la época de Freud. Ello, sobre el fondo de este inconsciente que sabemos que es ético y no óntico, es decir, sabemos que hay que hacerlo existir.
FN: El congreso también va a interrogar la interpretación: ¿qué entendemos por interpretar? Ahí surge el acto, y los distintos tipos de interpretación. Siguiendo lo que planteaba Silvia recién, hay una indicación de Miller en El ser y el uno que dice que respecto de lo que va más allá de la ontología, lo que va más allá de la vía creacionista del ser y de la creación de sentido, habría que ver si llamarlo interpretación.22 Y utiliza dos términos, “constatar” y “delimitar”. En esa clase, él retoma la cuestión de los sueños, especialmente en Freud, y la perspectiva de lo que se abre por la vía de la existencia, de lo que hay. Por eso me interesa el “constatar”, porque casi es: constatar lo que hay. Que es de otro orden que interpretar. Cernir, delimitar lo que hay. Me parece también que esto abre otra perspectiva de trabajo para el congreso, más ajustado a la cuestión de la interpretación y lo que puede o no llamarse así.
Freudiana (KP): Por último, ¿qué conjeturas podrían hacer acerca de los efectos de transmisión y formación que se esperan a partir del trabajo que se realizará en este Congreso?
SB: Tenemos las mejores conjeturas, nos parece realmente un tema de una gran vitalidad. Va de algún modo a renovar un poco nuestro hacer, nuestro modo de pensar la práctica. Creemos que va a traer cosas que no pensábamos hasta ahora, que nos va a abrir algunas vías inéditas. Armar un congreso es armarlo del lado de la existencia y no del lado del ser, eso se comprueba cada vez. Y en ese sentido estamos tomados por esta conjetura de algo que se va a abrir.
En relación al congreso, Jacques Alain Miller nos ha autorizado a publicar la clase 12 del Ser y el Uno, que estará traducida en las cinco lenguas. Es un congreso que está muy sostenido por todos los colegas de la AMP, Jacques Alain Miller el primero. Y eso se hace sentir, el apoyo y el interés de los colegas por este congreso. Aquí están ustedes, por ejemplo.
FB: Hay un término que usa Lacan23 que a mí me encanta para pensar la orientación lacaniana: el término inventario. El inventario es siempre sobre lo que hay: por ejemplo, alguien que tiene un comercio tiene que hacer un inventario de stock; es decir, no es lo que figura en el ordenador. Si uno quiere ir a ver, hay 10 de esto, 10 de lo otro. Entonces, hay algo de eso que este congreso transmite. De los colegas estamos recibiendo mucho entusiasmo con el tema, todos los colegas que se acercan tienen algo que decir del asunto, pues su propio análisis está atravesado por los sueños. Imagino, también, muchos colegas queriendo presentar en la jornada clínica. Hay mucho para decir porque es algo que nos atraviesa.
Cuando decimos “lo que hay”, no es un todo. Es: uno, uno, uno… hay esto, y esto otro… y además el interés de lo que hacemos hoy con eso.
Lacan recordaba en el Seminario 24 que “Freud le hacía decir a sus pacientes con qué de la víspera relacionaba el sueño”. En el Seminario 24 Lacan volvía sobre esa cuestión, y se preguntaba ¿qué hacemos hoy? 24
Freudiana (KP): Es, sin duda, un tema que despierta.