EL LIBRO BLANCO DEL PSICOANÁLISIS
El 28 de marzo la nueva Directora de la Biblioteca de la Sede de Madrid, Mirta García, dió inicio al ciclo anual de actividades de la Biblioteca invitando a Miriam Chorne, Santiago Castellanos y Araceli Fuentes a presentar El libro blanco del psicoanálisis. Se trata de un conjunto de escritos que continúan la respuesta del mundo « psi » a la aprobación por la Asamblea Francesa en octubre de 2003 de la Enmienda Accoyer. Esta enmienda, que pretende reglamentar las prácticas psicoterapéuticas, esconde bajo su apariencia de cientificidad una estrategia para evaluarlas a la que Jacques-Alain Miller respondió de inmediato, originándose el movimiento del que este libro blanco forma parte. Su publicación se vió precedida por la aparición en Francia de El libro negro del psicoanálisis, continuación de una campaña sistemática para desprestigiar al psicoanálisis, iniciada hace décadas en EEUU. Miriam Chorne señaló la inquietante inclinación de nuestras sociedades hacia una menor democracia, la progresiva ingerencia del poder en el control de nuestras vidas. En De la utilidad social de la escucha, respuesta en Le monde a la casi clandestina votación de la enmienda de B.Accoyer, J.-A.Miller denuncia la incompetencia con que se trató sobre un tema como el dolor psíquico, que requiere tanto tacto y respeto. Se pretendió que el tipo de psicoterapia y el psicoterapeuta indicado para cada sujeto fuesen decididos por un « psiquiatra coordinador regional ». Jean-Claude Milner demostró que esta supuesta cientificidad era una impostura normativa y cuantificadora contraria a la evaluación continua del caso por caso intrínseca al psicoanálisis. Con cierta ironía, Jacques-Alain Miller tituló su capítulo de este libro Las buenas noticias del progreso, siguiendo a Sloterdijk en cuanto a que son emblemáticas de la época. Un ejemplo de estas noticias, a veces ni buenas ni nuevas, es el reiterado e irresponsable anuncio del descubrimiento de alguna causa de la esquizofrenia. A un saber que avanza Miller opone la victoria de un cada vez más inquietante plus de gozar y defiende la eminente función social de los psicoterapeutas, aunque no se la reglamente. El imperativo actual de la evaluación obedece a un criterio utilitario, reduce el tiempo empleado en psicoterapias. De todos modos aún quedan esperanzas porque este sueño burocrático no funciona, o no funciona aún. Aunque en España el psicoanálisis esté menos implantado que en Francia, la pertenencia a la comunidad europea generalizará las leyes. Ya podemos constatar que en la comunidad de Madrid los médicos de cabecera atenderán los problemas mentales. Se teme que será en beneficio de los laboratorios y en detrimento de una escucha adecuada. Ante esta estrategia del poder, hemos de salvaguardar el acto analítico, que es –en palabras de G. Dessal- « una de las últimas aspiraciones a la libertad de pensar y gozar ». Santiago Castellanos hizo hincapié en la postura « cientifista » de estos modelos utilitarios de atención al paciente.La Medicina Basada en la Evidencia procura tomar decisiones clínicas basadas en « la mejor evidencia clínica disponible procedente de investigación válida y fiable ». Para la ciencia no tiene el mismo valor un estudio experimental controlado a doble o triple ciego que la publicación de un caso clínico. El estudio experimental puede servir para la investigación de psicofármacos pero no para las terapias de la palabra, donde no se puede ocultar, por ejemplo, el tratamiento utilizado ni usar la mayor parte de las técnicas de investigación científica. Sólo podrían estudiarse series de casos clínicos o casos publicados carentes de evidencia científica. Al buscar en las bases de datos utilizadas como referencia por la medicina, no aparece ningún metaanálisis referido a terapias cognitivo-comportamentales o de otras orientaciones cuyos resultados se consideren válidos. Sin embargo se suelen recomendar las TCC por su eficacia y su base científica, aunque carezcan de ambas. En cuanto al síntoma analítico, tal como dice Miller, no es objetivo ni apreciable desde el exterior. Se ha acusado al psicoanálisis de no poseer evidencia científica. Ahora hay que desenmascarar -como dice G. Dessal- a la falsa ciencia que desprestigia a la verdadera. Para los psicoanalistas la falta de evidencia científica es un valor añadido. Nuestro trabajo se sustenta en la subjetividad y la particularidad, no en el rellenado de casillas. La regulación aceptable ha de permitir escoger la psicoterapia, como corresponde a un ciudadano libre. Araceli Fuentes centró su exposición en los Centros Psicoanalíticos de Consulta y Tratamiento (CPCT). Estos forman parte de la política de la AMP, que busca dar al ciudadano la posibilidad de encontrarse con un psicoanalista. Es una política en acto, que ofrece psicoanálisis de forma gratuita pero limitada en el tiempo. Estas condiciones, nuevas también para los psicoanalistas, introducen la prisa para localizar los significantes amo y el goce. Es psicoanálisis aplicado a la terapéutica aunque la curación no sea lo que se busque. Según Lacan, el deseo del analista es un no-deseo de curar que permite contrariar el deseo de no curarse escondido bajo la demanda de curación, contrariar la pulsión de muerte. El psicoanalista introduce una subversión del sentido. No se refiere al Otro social o psiquiátrico, por ejemplo, para decir lo que es el bien o el mal. Se plantea una nueva elección: entre el bien y lo neutro. Sitúa su acto entre el mal y lo neutro. El psicoanálisis dice no al mal pero se mantiene neutral respecto al bien. Tiene una idea precisa del goce al que el sujeto da forma. La evaluación de los efectos terapéuticos pasará por lo que el sujeto diga de ellos. El mal será que el sujeto renuncie a buscar un « bien decir » sobre su propio goce. Para Lacan la neutralidad del analista es una aspiración por lo real y no hacia lo real, pues la subversión del sentido que se introduce conduce más allá del sentido que diferencia entre el bien y el mal. Lleva más allá del sentido. Para que no sea una aspiración hacia lo real no ha de tomarse a lo real por un ideal. Nadie sabe lo que va a ser terapéutico para un sujeto. Lo más importante es producir un sujeto que sea responsable de su relación con « su mal ».
Graciela Amorín
Mirta García, Presentación
Santiago Castellanos, La impostura « cientista » de las terapias cognitivo conductuales
Miriam Chorne, Sobre el Libro Blanco del Psicoanálisis; Oponer otro rigor: La evaluación caso por caso
Araceli Fuentes, CPCT
Estas intervenciones se pueden encontrar en :http://www.elp-sedemadrid.org/PAGES/textos.htm