El Debate de la ELP
Nueva serie
12 de enero de 2010 (17)
EL DEBATE DE LA ESCUELA UNA
Contribuciones en castellano al JJ/Debate ELP
¿Y la chispa del pase?
Shula Eldar
Más de cerca y más de lejos
Miquel Bassols
Cinco puntos sobre la ELP y la FEEP
Vicente Palomera
¿Y la chispa del pase?
Shula Eldar
Hay un problema en la ELP. Lo sabemos desde hace tiempo por los hechos que lo demuestran: no hay pasantes, apenas alguno. No es fácil, al menos para mí, apuntar de manera certera a la raíz del problema.
Me pregunto: ¿hay deseo de pase hoy?
Se habla del pase, es cierto pero el acto permanece detenido. Ese es el estado de las cosas y no es nuevo. Hemos percibido desde hace tiempo la inmovilidad, la apatía, el exceso de prudencia quizás; ¿lo seguiremos denegando?
Tener que informar sobre la situación del pase, de cara a las Asambleas por ejemplo, se convertía en una cuestión embarazosa. Me correspondió hacerlo por formar parte del Secretariado del pase y puedo dar fe de ello.
Hemos hablado, hemos repetido, pero un debate no se llegó a abrir de verdad, no logramos que las palabras tuvieran consecuencias.
No obstante, ¡qué paradoja!, no faltaron invitaciones a los AE recién nombrados en nuestras Jornadas, – como corresponde y no pongo en cuestión el saldo positivo de la escucha de sus testimonios -, ni se dejaron de organizar durante estos últimos años, con salas llenas, conversaciones sobre temas de « psicoanálisis puro ». Además un espacio de trabajo sobre el pase se sostuvo en las distintas comunidades que componen nuestra Escuela.
En lo colectivo el pase está presente pero, entonces, ¿uno por uno qué sucede?
Parece que pasamos, ahora, del embarazo a la turbación y nos hacemos nuevamente preguntas en busca de buenas razones.
¿Se trata de un problema de funcionamiento o de desconocimiento del dispositivo?
No lo veo por ese lado. El dispositivo ha funcionado bien y el reglamento se cumple.
¿Volver a hablar sobre ello? Por supuesto, eso siempre es necesario.
¿Se trata de la designación de pasadores? Los AME de la ELP designamos pasadores, y seguimos designándolos. Se supone que lo decidimos tomando en cuenta ese momento del análisis que Lacan señala en la Proposición « …como estando allí…como el que es ese pase… » (Proposición de octubre de 1967).
Muchos de los pasadores esperan el golpe de suerte que les permita cumplir su función. O se resignan, viendo que las probabilidades no juegan a su favor.
¿Porqué no volver a hacer pública esa lista?
¿Cuántos de entre los pasadores han dado el paso de demandar el pase? Sería interesante poner a disposición de todos algunos datos (número de demandas, número de pasadores, etc.). Para algo nos pueden servir estas estadísticas. Porque si lo que sucede es que los pasadores dejan el acto de presentarse al pase en suspenso, -sabiendo que ser pasador no es una condición previa de la demanda de pase -, esto es algo sobre lo cual sí vale la pena cuestionarse seriamente.
¿En qué nos ha sido cómodo el silencio cuando « lo que permite el pase a alguien que piensa que puede ser analista, a alguien que se autoriza él mismo a ello, o que está a punto de hacerlo, (es) dar a conocer que fue lo que lo decidió, e introducirse en el discurso del cual pienso que por cierto no es fácil ser el soporte » (J. Lacan. La experiencia del pase. 1973)?
Hablar no es suficiente; puede haber palabras pero ¿hay también « esprit« ? ¿O el « esprit« , la experiencia analizante, el deseo que da color a la Escuela se ha desvaído bajo el primum vivere y otras comodidades…?
Recordaba una historia jasídica citada por Elie Wiesel. Es la historia del herrero que se quiso hacer independiente. Compró un yunque, un martillo, un fuelle y se puso a trabajar. Fue en vano. Entonces un viejo herrero a quien fue a pedir consejo le dijo: « Tienes todo lo que necesitas….menos la chispa ».
Shula Eldar
Más de cerca y más de lejos
Miquel Bassols
Después de leer algunas contribuciones al debate anunciado por la carta de Estela Paskvan, veo más claro el sentido de lo que se quería decir cuando se afirmaba que en la ELP “el dispositivo del pase está lejos”, razón que supuestamente explicaría la falta de pedidos de pase de miembros españoles. Más allá de la necesidad de precisar los reglamentos, me parece más bien que es la Escuela Una y el pase mismo como experiencia y no el dispositivo que le da curso en cada Escuela lo que se ha hecho hoy lejano para una generación en la ELP. Y hay que averiguar todavía las razones. Tal vez no sean ajenas a la naturaleza misma de la Escuela Una que intentamos cernir en el debate y del lugar que ésta debe tener en cada Escuela de la AMP.
Veamos los argumentos. La atribución de una “lejanía” del dispositivo se concreta ahora en un pedido de las siguientes maneras: “El dispositivo está cerca de los miembros cuando éstos han sido convocados para decir y decidir algo acerca de su funcionamiento”, cosa que no habría ocurrido en la ELP al haber quedado ese funcionamiento en manos de una FEEP cuya mediación, por otra parte, se podría haber convertido ya en “superflua u obsoleta” (Estela Paskvan). Ahí Estela prefiere el tono imperativo dirigido a las jerarquías y no duda en espetarles un: ¡“quita tus manos del pase”! Aparece también el pedido de un control que no sea tan dependiente de “las vicisitudes del Otro”, en “la proximidad de nuestros colegas franceses”, proximidad que “ha funcionado como Otro (por supuesto se trata de nuestra construcción) exigente, idealizado y a veces imperativo” (José Ramón Ubieto). Se puede también formular diciendo que “la ELP es una escuela sin dispositivo del pase”, que el dispositivo del pase en la FEEP se ha quedado sin interlocutor, no tiene con quién mantener la conversación necesaria” , dado que no ha habido una “asamblea de miembros [que] discuta, apruebe y controle el dispositivo del Pase” (Montse Puig).
La “lejanía” del dispositivo se habría dado así a partir de la transformación de la EEP en FEEP en el año 2006. Sin embargo, a la luz de los datos que tenemos sobre el pase en España, hay más o menos el mismo número de pedidos en los cuatro años anteriores a esta fecha que desde esa misma fecha hasta la actualidad, pocos en efecto si descontamos además los provenientes de otras Escuelas. No parecería visto así un problema de reglamentos, ni del poder de decisión en una asamblea sobre el funcionamiento del dispositivo.
Por otra parte, con respecto a la transformación de la EEP en la Federación de Escuelas Europeas de Psicoanálisis (FEEP), no hay que olvidar que ese pasaje incluyó a la ECF en dicha Federación, junto a la ELP, a la SLP y la NLS. No es un hecho banal para entender la función de nudo que debe tener hoy esta Federación, habida cuenta del lugar de “lejana proximidad” que tenía la ECF para muchos en relación a la propia EEP. Saludamos en su momento la inclusión de la ECF en la FEEP y, en efecto, sería una increíble paradoja que ahora construyéramos en su lugar un Otro ideal que nos impone y nos exige. Poner el acento en eso sólo sería posible si pensamos la ELP como un elemento desgajado de la FEEP y de la AMP como tal, cuando en realidad hay miembros de otras Escuelas que se han dirigido a la ELP para hacer el pase, con el dispositivo más “lejano” todavía si lo pensamos en términos geográficos o de decisión sobre el funcionamiento en una asamblea. ¿Qué poder de decisión sobre el funcionamiento del pase en la FEEP ha tenido, por ejemplo, nuestro colega de la EOL Gustavo Stiglitz, recientemente nombrado AE por un cartel de la FEEP?
No, visto desde la perspectiva de un miembro ya deslocalizado de su comunidad, la problemática del pase en la ELP en relación a la Escuela Una no parece un problema de lejanía del dispositivo, de la composición de los carteles y secretariados – en efecto, totalmente españoles desde hace tiempo – ni de un mayor control por asambleas de los reglamentos. Estos reglamentos, es cierto, deben ser todavía puestos al día después de la transformación de la EEP en la FEEP, pero no se ve porqué eso redundará necesariamente en un mayor “acercamiento” del pase.
Sólo cambiando reglamentos y haciéndolos supuestamente más “autónomos” – ¿autónomos de qué, en realidad? – no creo que lleguemos a desentrañar y a modificar esas razones. Tal vez ganaríamos algo si, en lugar de poner el acento y las razones en un Otro (construido o dado de entrada) supuestamente imperativo en la jerarquía y en el control de los reglamentos, nos preguntáramos qué transmitimos cada uno sobre la experiencia de la Escuela Una y del lugar en ella de la propia experiencia del pase. Si el pase es, como repetimos ahora, “deslocalizado”, es porque la Escuela Una traduce en cada lugar esta “deslocalización” en otras tantas formas de “desidentificación” a la comunidad local.
Leyendo desde ahí la situación actual, más bien aparece entonces otro problema más estructural, que toma cuerpo de manera específica en Barcelona como el pedido de tener un poder de decisión más autónomo, de un mayor control local del dispositivo del pase y, por ende, de la Escuela misma. La reivindicación de autonomía es, en efecto, todo un tema en la actualidad política y social catalana y no es nada fácil desprenderlo de los espejismos del Yo autónomo con el que, bien lo sabemos, se regaló toda una corriente analítica.
Pongo una muestra de esta dificultad entre nosotros que me ha evocado la lectura de algunas frases en el debate. No me parece, por ejemplo, que podamos entender ni definir ahora la Escuela Una como una comunidad en sentido estricto, si no fuera aquella “comunidad de los que no hacen comunidad” que hemos evocado otras veces. Porque, en efecto, más bien se trata en la Escuela Una de hacer la experiencia de aquello que no hace comunidad, de aquello que impide a cada miembro de cada Escuela identificarse con esa comunidad, de hecho siempre imaginaria desde la experiencia analítica, ya sea comunidad autónoma, nacional, lingüística, pero también comunidad de pase o Comunidad local de la ELP. Dicho de otra manera, la Escuela Una es lo que en cada lugar va precisamente a contracorriente de la identificación con la comunidad. Y sabemos cómo esta dificultad ha sido y es especialmente sensible en España. ¿Pero no es precisamente ésta la dificultad que encontramos también como una inercia tantas veces infranqueable en la experiencia analítica? Cuanto más cerca el final, – y siempre estamos, estimado Aquiles, estimada Briseida, un poco más cerca del final, cada uno a su manera – más se refuerza el pedido o la reivindicación de una identificación, cuanto más se aísla el objeto en juego más lejos parece esta identificación aseguradora. Moverse en esta paradoja, que es también la de lo Uno y lo Múltiple, es la apuesta de la Escuela Una en la que debemos saber tratar lo real en juego del grupo analítico.
Desde esta perspectiva, no es tanto el dispositivo lo que debería acercarse – el dispositivo sigue estando ahí, al alcance de la mano de cualquier miembro, incluso de un no miembro de esa “comunidad”– sino la propia Escuela Una y el lugar de causa que hace presente en cada lugar. ¿Cómo hacerla existir y hacerla más presente, más allá de nombrarla, ella que parece más bien innombrable?
Lo que detectamos como una “lejanía” entre nosotros y que estaría como razón de la falta de pedidos de pase, ¿no será entonces lejanía de la Escuela Una como tal?
Sin duda, el presente debate debe ayudar a hacérnosla más presente.
Miquel Bassols
10 de Enero de 2010
Cinco puntos sobre la ELP y la FEEP
Vicente Palomera
Tras el cuestionamiento abierto sobre el lugar de mediación de la FEEP, creo pertinente recordar los siguientes hechos (ver también: Anuario de la ELP 2008 (p.115-117)
1. La FEEP se creó como resultado de las profundas transformaciones habidas en la EEP, tras la fundación de las tres escuelas que surgieron en su seno: la ELP (2000), la SLP (2002) y la NLS (2003). Estas transformaciones motivaron que se planteara en el Consejo de la AMP la cuestión de su continuidad. La respuesta del Consejo de la AMP fue que la EEP no era obsoleta y seguía siendo necesaria para estas escuelas que habían nacido para ser instrumentos del desarrollo del campo freudiano en los diversos países del ámbito europeo. Estas nuevas escuelas podían apoyarse en la EEP para realizar algunas de sus políticas y, así mismo, para servir como instancia reguladora, en cuestiones puntuales, o en otras, tan decisivas para el porvenir del psicoanálisis, como el pase. Un ejemplo de la importancia de la función de mediación de la EEP fue la constitución de la FCPOL en 2004.
2. El carácter original de la EEP residía en el hecho de que fue pensada como una escuela que descompletaba el conjunto europeo. La EEP no era una estructura que organizara jerárquicamente las escuelas en Europa, por el contrario vectorizaba y encarnaba la dimensión europea de cada una de ellas. Esta dimension está asegurada por la FEEP como nudo que sostiene las cuatro escuelas europeas. Con la creación de la FEEP se produjo un paso importantísimo: la decision del consejo de la ECF de entrar en la FEEP.
3. Durante meses los Consejos de las escuelas europeas informaron y trataron del proyecto de transformación de la EEP en una Federación Europea de las Escuelas de Psicoanálisis (FEEP). La Asamblea de la ELP, en 2007, tuvo la ocasión de debatir y acordar el proyecto de esta transformación de la EEP en Federación. Se vió entonces la importancia de esta transformación de esta reorganización de la EEP para crear una base institucional mejor coordinada, de dimensión europea, para luchar contra la ideología de la evaluación y sus iniciativas legislativas. Desde su creación, la FEEP ha facilitado la coordinación entre las Escuelas. El Consejo de la FEEP reune a los presidentes de las cuatro escuelas y del presidente de la AMP.
4. La FEEP recibió en el momento de su creación sin modificaciones el reglamento del pase de la EEP. El presidente de la FEEP sigue teniendo como una de sus funciones asegurar el Secretariado del Pase de la ELP en colaboración con un secretariado de esta Escuela. Por otro lado, la FEEP provee el nombramiento de cartels ad hoc en caso de demanda de un miembro de otras Escuelas. Entre las Escuelas de la FEEP, solo la ELP dispone de su propio cartel del pase, que funciona en acuerdo con el secretariado del pase de la AMP.
Entonces, ¿en manos de quien ha estado el dispositivo del pase? Un Secretariado y los carteles han asegurado el buen funcionamiento del pase en la ELP
A) El secretariado. Desde 2001 hasta 2010: M. Bassols, M-H. Brousse, P.-G.Gueguen y V. Palomera, presidentes de la EEP y de la FEEP (desde 2007) aseguraron el funcionamiento del ecretariado del pase con: Lucy D’angelo, Estela Paskvan, Shula Eldar y Xavier Esqué.
B) Los carteles. Desde que, en diciembre de 2002, se promulgó un nuevo reglamento del Pase para la EEP, la composición de los carteles del pase han sido:
De 2003-2005: Enric Berenguer, Elvira Guilañá, Vicente Palomera, Estela Paskvan + Pierre-Gilles Gueguen (Más-Uno).
De 2005-2007: Amanda Goya , Monica Marín, Vicente Palomera, Xavier Esqué, Lucía D’Angelo (Más-Uno).
De 2007-2009: Lucía D’Angelo, Hebe Tizio, Marta Serra, Manuel Fernández Blanco, Hilario Cid (Más-Uno).
De 2009-2011: HIlario Cid, Patricia Tassara, Carmen Cuñat, Antoni Vicens, Estela Paskvan (Más-Uno).
5. Veo que en el debate abierto sobre la Escuela Una y las opiniones vertidas en el J.J. se perfilan fórmulas del tipo: “el dispositivo está cerca de los miembros cuando éstos han sido convocados para decir y decidir algo acerca de su funcionamiento”…. que no habría ocurrido en la ELP al haber quedado ese funcionamiento en manos de una FEEP cuya mediación, por otra parte, se podría haber convertido ya en “superflua u obsoleta”. Se pide, también, un control que “no sea tan dependiente de las vicisitudes del Otro”. En otro contexto, se sugiere menos “seguidismo acrítico”. En esto, aprecio un tabú de contacto ante “la proximidad de nuestros colegas franceses”, proximidad que “ha funcionado como Otro (por supuesto se trata de nuestra construcción) exigente, idealizado y a veces imperativo”.
Finalmente, en un vertiente algo más reglamentista (aquí no encuentro otra manera de nombrarlo) se dice que el dispositivo del pase en la FEEP “se ha quedado sin interlocutor”, dado que no ha habido una “asamblea de miembros que discuta, apruebe y controle el dispositivo del Pase” . Bueno, todas estas son cuestiones que están ya en el tapete y que podemos seguir discutiendo. Por mi parte, en la próxima entrega, trataré del tema, para mi central, de la FEEP y la Escuela Una.