– RESEÑA DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE G.DESSAL
Marginación, exclusión, no integración, desinserción, son las nombres con los que se califica la existencia de un ser hablante que no consigue vivir en comunidad, que no acierta a hacerse tomar como un sujeto responsable, que no puede ayudarse de las vías del deseo, que no se atiene a semblantes para ser bien recibido por los otros, que llama al rechazo por renunciar a la adaptación, que tiene enormes dificultades para formalizar su demanda. La sociedad actual, con su afán de homogeneización, de protocolización, de evaluación, contribuye sin duda a este estado de cosas. Lo paradójico es que los mismos medios que pone en marcha para solventar la cuestión parecen agudizar irremediablemente el problema.
Desde sus inicios, el psicoanálisis se ha interesado por lo que impide a un ser hablante establecer lazos con los otros, por los mecanismos psíquicos imprescindibles que permiten y enmarcan esos lazos. Sin embargo, la clínica actual invita a sostener más que nunca que el síntoma es el dispositivo adecuado para acoger lo real ineliminable del goce del ser hablante, el cual parece exceder sin medida a los sujetos en la desinserción. La apuesta del psicoanálisis no es hacer desaparecer la desinserción que forma parte del malestar de la civilización, sino invitar a saber hacer con ella, que se « sinthomatice ». La reinserción, si es el caso, vendrá por añadidura. Para ello, resulta también imprescindible poder contar con una práctica afinada del diagnóstico.
En esta jornada, contamos con seis casos clínicos para poder verificar estas hipótesis. Son casos tratados por practicantes del psicoanálisis lacaniano en instituciones que permiten este abordaje y que, comprometidas con su orientación, hacen posible su transmisión. Por ello, pueden ser calificadas de lugares Alfa pues contribuyen con su buen hacer a la expansión del
Programa Internacional de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana (PIPOL).
Programa
10’30 h. Primera mesa:
“Un hombre fuera de época” por Ana Castaño, miembro de la ELP, psicoanalista, Jefe del Distrito de Salud Mental de Moratalaz, miembro de la ELP, psicoanalista en el Equipo clínico del CPCT-Madrid
“Construir una persona” por Rosa Liguori, miembro de la ELP, psicoanalista en el Equipo clínico del CPCT-Madrid
“Un lugar que invita a la estabilización” por Silvia Nieto, socio de la Sede de Madrid de la ELP, coordinadora de Centro “Psiquiatría y Vida »
Discutidora: Vilma Coccoz, AME de la AMP
Coordina: Carmen Cuñat, AME de la AMP
12 h. Pausa
12’30 h. Segunda mesa
“Un hombre en reserva » por Oscar Caneda, miembro de la ELP, psicoanalista en el Equipo clínico del CPCT-Madrid
« Violencia y drogas: una llamada a la ley » por Isabel Rodríguez, psicólogo clínico en el CAD de Alcala de Henares
Discutidora: Mercedes de Francisco, AME de la AMP
Coordina: Mónica Unterberger, AME de la AMP
14 h. Conclusiones
Antoni Vicens, AE de la AMP, Coordinador del Seminario itinerante
ENTRADA LIBRE
Comisión de organización: Carmen Cuñat y Mónica Unterberger
Información, dirigir un e-mail a: [email protected] o [email protected]
« Ahora estamos en la época en la que el Otro no existe. En el « cénit social » está el objeto (a), que lo ha reemplazado. La inserción se hace menos por identificación que por consumición. El sueño ya no es la liberación, sino la satisfacción. Y la realidad social se revela dominada por la falta-en-el-gozar. De ahí la moda de las adicciones, que no es simplemente una moda de las prácticas: todo se convierte en adicción en el comportamiento social, todo adquiere un estilo adictivo ». Estas palabras de Jacques-Alain Miller, en su texto « Hacia Pipol 4 », enmarcan muy bien este eje de trabajo al apuntar a la función contemporánea del objeto (a) en nuestra civilización y en los fenómenos de la desinserción.
Ante todo, es importante destacar que Jacques Lacan presentó, de un modo inédito, la relación entre el cuerpo y el objeto, a partir del objeto (a), definido como un objeto separado y destacado del cuerpo. El carácter substancial de los objetos distinguidos por Lacan como formas distintas del objeto (a) –el seno, las heces, la mirada y la voz – no debe impedirnos ver que estos objetos fundamentalmente “naturales” son una representación de una estructura vacía, de un agujero y, en este sentido, conviene destacar que estos objetos pueden ser fácilmente remplazados por objetos separables artificiales, por tanto culturales.
Pero este carácter separado y destacado del objeto (a), reemplazable e intercambiable a la vez, no siempre se efectúa. Así, al referirse a la psicosis, Lacan precisará que el psicótico no se ha separado del objeto: « el psicótico tiene el objeto en el bolsillo », es una expresión que pone de relieve no sólo la voz o la mirada como objetos que están, pegados siempre ahí, en la alucinación, inseparables del sujeto, sino también el objeto anal que el sujeto no puede soltar y tiene que arrastrar por las calles, en bolsas o carritos llenos de basura, o bien el objeto oral presente en las anorexias delirantes.
El objeto (a) se presenta como “lo más yo mismo que hay está en el exterior », y ello no tanto porque yo lo haya proyectado, sino porque ha sido separado de mí. Lejos del dualismo tradicional, que opone cuerpo y objeto como dos superficies simétricas, Lacan da lugar a una nueva topología del cuerpo. El cuerpo no es una unidad, tal como la producía el « estadio del espejo », el cuerpo es un cuerpo libidinal, cuerpo de las “zonas erógenas” que contornean el agujero dejado por la parte separada para siempre. Es así como podemos hablar también del objeto (a) como objeto “fuera-cuerpo” , designando algo que a la vez “se escapa y permanence ligado”.
Un hombre no es su cuerpo, tiene un cuerpo –señala Lacan al referirse a James Joyce y al « sinthome » como «acontecimiento del cuerpo» -, y con este cuerpo, uno se embrolla. El esquizofrénico testimonia de ello de un modo radical ya que no llega a dar una función a sus organos, haciendo del cuerpo un enigma. Esto plantea numerosas preguntas: ¿qué hace falta para hacer un cuerpo, para poder habitarlo, para subjetivarlo? ¿Cómo marca la lengua lo real del cuerpo y cuales son las consecuencias? Apuntamos a examinar este enigma del cuerpo y de sus objetos, a través de los numerosos fenómenos de cuerpo que encontramos en la clínica: conversión, rechazo del cuerpo en la histeria, mutilaciones, quejas hipocondríacas, dolores inexplicables, anorexia, adicciones de todo tipo, etc. En este encuentro de Pipol 4 examinaremos las relaciones del sujeto desinsertado con sus objetos, mostrando las formas de subjetividad presentes en los síntomas contemporáneos, aquellos que dan testimonio de nuestra época caracterizada por la “ascension al zenit del objeto a”.
SOBRE LA PRAGMÁTICA
La pragmática supone que el lenguaje va más allá de la significación y de la referencia: lo que se dice tiene un efecto de vínculo. Quien habla establece un vínculo social. Digámosle a alguien “te amo”, por ejemplo, y todo lo que digamos y hagamos a partir de ahí dependerá del efecto de esa palabra. Así, la escucha analítica y la interpretación demuestra su capacidad curativa en el efecto producido por las palabras sobre la queja del que sufre. La pragmática es el arte de medir el alcance de las palabras. Y la clínica psicoanalítica implica también abstenerse de ciertas palabras para que los efectos sean de cura y no de dominación, a la vez que implica usar bien algunas palabras para no alimentar la queja, y para que hablar sea un acontecimiento.
Lacan partió de una cierta desconsideración de la pragmática, asimilándola a una práctica de la verdad sometida a las condiciones de la sociedad de la felicidad (en “Sobre la causalidad psíquica”, 1946). Era una cuestión que quedaba en manos del analizante, o cuando menos representaba lo que él mismo percibía de su curación. Para el hombre de los sesos frescos, por ejemplo, en la “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite” (1956), Lacan registra una “mejoría pragmática” de su estado, para señalar a continuación lo inestable de tal mejoría. Pero en “La dirección de la cura” (1961), aplica el término de pragmática a la transferencia, para demostrar que el concepto de la transferencia equivale al uso que se le da. Es una manera de indicar que la transferencia implica algo más que una operación mental; se trata de la presencia contingente e irrepetible de los cuerpos en el trabajo analítico; no hay ningún automatismo, ni matemático ni técnico, que agote su conocimiento. La transferencia es algo siempre nuevo: por eso su manejo es cosa de arte, y su uso completa la razón del acto intrínseco a ella. Con este segundo uso del término, Lacan pone en las manos del psicoanalista la responsabilidad de su acto.
En la última enseñanza de Lacan, la pragmática coincide con el uso que se puede hacer de los semblantes en la cura analítica. Nada es previsible en ellos, su lógica es de hecho una política, hecha de una combinación de lo posible y lo imposible. La literatura, que la ciencia había expulsado al ámbito de la seducción y del conformismo con la realidad, recupera entonces su relación con lo real, pues a la letra le corresponde organizar de una manera vivible la imposibilidad de excluirse del síntoma. Cada cual hace algún uso de los semblantes a fin de encontrar una mejoría aceptable de su estado.
PASAR DE LA IDENTIFICACIÓN
Generalmente, cuando se habla de segregación social se trata de hecho de distinguir formas incompatibles de identificación entre grupos constituidos y determinados por un rasgo. Se habla por ejemplo de la segregación de clases, de la segregación racial, de la segregación social urbana, ya sea en ghettos o en grupos suburbanos, de la segregación sexual, incluso religiosa o ideológica. En cada caso, se trata de la referencia del sujeto a un rasgo de identificación, por la positiva o por la negativa, en una lógica del significante amo que gobierna la diferencia y la segregación en juego. La segregación, en muchas de estas ocasiones, refuerza la identificación en lugar de disolverla. Es por esto que podemos hablar de un “pasar de la identificación” que, en realidad, refuerza su contraria al final del pasaje. No es tan simple pasar de la identificación sin pasar por ella.
En esta dimensión, se ordenan buen número de posiciones subjetivas que aparecen a primera vista como desinserciones pero que son recicladas de inmediato en la lógica de las identificaciones grupales. Hay sujetos que rechazan, por ejemplo, los vínculos sociales que se sostienen por ciertas identificaciones. Y bien es cierto que para pasar de estas identificaciones, al menos hay que haber pasado por ellas. Muchas veces, estas formas de “pasar de la identificación” producen posiciones que generan nuevas formas de identificación fundadas en lo que fue segregado por otras. Basta con repasar la emergencia histórica de nuevos grupos sociales a partir de lo segregado por otros.
Los sujetos que no han pasado por la identificación a algún rasgo de un grupo son de hecho los sujetos que no pueden “pasar” tampoco de la identificación, son lo sujetos que quedan reducidos a esa forma de segregación que sigue siendo la verdadera locura. Es así como lo indicaba Jacques Lacan en su Seminario R. S. I. del 15 de Abril de 1975 (Ornicar? nº 15, p. 55): “Seguro que los seres humanos se identifican con un grupo. Cuando no lo hacen, están jorobados, están para encerrar. Pero no digo con esto a qué punto del grupo tienen que identificarse”. Toda la cuestión es saber a qué punto del grupo – real, imaginario o simbólico – se identifica o no un sujeto.
Se abre aquí un campo de investigación sobre las formas diversas de identificaciones, así como de las formas de “pasar” de y por ellas, en los fenómenos de inserción y desinserción social.
Esta lógica responde a un deseo fundamental del sujeto en la forma de inserción que supone la identificación con el grupo, deseo señalado recientemente por Jacques-Alain Miller (Jornada Ripa, Barcelona, Noviembre 2008): “El tema inserción / des-inserción está hecho para eso. Me parece que podemos decir que un deseo fundamental en el ser hablante es el deseo de inserción, que el ser hablante desea insertarse.” Lo social se funda en este deseo de inserción que la identificación satisface en parte en cada sujeto. Hay, en efecto, un primer movimiento en toda identificación que es la alienación a los significantes que constituyen el grupo con el que el sujeto se identifica. Pero esta es sólo la primera operación lógica presente en toda identificación. La segunda se funda en la separación, operación indicada por Lacan como correlativa de la primera y subrayada por el propio Jacques-Alain Miller del siguiente modo en la intervención referida: “La alienación es la identificación y del otro lado se necesita el S2, el significante del saber para hacer renacer al sujeto. Y con eso se desprende del cuerpo el famoso objeto pequeño a. Es importante ver que en el texto de Posición del inconsciente Lacan dice, comentando la palabra separación, que el sujeto desea ser pars, ser parte, y que el deseo de ser parte, de pertenecer a un todo, tiene que ver con el objeto, con el plus de goce.”
Así pues, a cada proceso de identificación y de su “pasaje” por ella le corresponde de hecho un proceso de separación en el que se juega el goce del sujeto, la separación del objeto que quedaba recubierto y velado por la primera vertiente de la alienación significante.
Volver a considerar entonces las formas de inserción y desinserción bajo esta perspectiva del objeto y de la separación puede abrir nuevas perspectivas en su estudio.
de Gustavo Dessal
El miercóles 20 de mayo tuvo lugar en la Biblioteca del Campo Freudiano de Madrid la presentación del libro de Gustavo Dessal PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE
Transcribimos algunos fragmentos de las consideraciones que hizo José María Merino, escritor y Miembro de la Real Academia de la Lengua Española durante la presentación.
« Yo pertenezco a una generación que se formó en un sistema educativo dividido abruptamente entre letras y ciencias. Yo soy de letras, por lo tanto tengo un vacío verdaderamente tenebroso respecto a las ciencias. Y sin embargo, me encantan las ciencias, pero no tengo métodos, procedimientos, sistemas, capaces de hacerme penetrar mínimamente en el mundo, para mí abstruso, de las ciencias.
Cuando me enfrenté con Principio de incertidumbre, naturalmente acudí a las fuentes. Aquí se ha explicado muy bien ese principio que formuló Werner Heisenberg en 1927. Me ha costado entenderlo, pero al final he entendido que es imposible conocer con certeza en forma simultánea la velocidad y la posición de una partícula subatómica en movimiento. Es imposible. Es más, como bien se ha dicho, el estudio de esa partícula cambia la realidad. Entonces comencé la novela y pensé, osadísima apuesta plantear como metáfora, como tema, una novela que se titula Principio de incertidumbre.
Creo que la ficción es el instrumento que nos hace Homo Sapiens, es el instrumento originario que ha tenido nuestra especie para intentar entender, a través de un camino simbólico, lo que es la realidad. En ese sentido, esta novela plantea, tal vez como esquema de aproximación profunda, eso: ¿Qué es una ficción? ¿En qué consiste una ficción? ¿Cómo se enfrenta una ficción a la realidad?
Voy a intentar explicarme. En principio, es una novela de apariencia de novela negra, o mejor, no de apariencia, porque realmente Gustavo Dessal cumple lo que propone. Propone una novela negra, y nosotros vamos a leer una novela negra. No sé si ahora se puede llamar novela negra postmoderna, o neomoderna. Él nos propone una trama de novela negra y no nos va a defraudar, vamos a leer una novela de intriga, de crímenes, donde estos crímenes están teñidos de aspectos que tienen que ver con lo político, con la manipulación, etc. Vamos a leer eso y no nos va a defraudar en ningún momento, pero la novela es otra cosa.
¿Por qué es otra cosa? Porque tal vez la novela lo que hace es demostrarnos el principio de incertidumbre. Es imposible conocer con certeza de forma simultánea el tiempo, la velocidad, y el lugar que ocupan, no las partículas, sino los seres humanos, la realidad. Es imposible acotarla de una manera total y explicarla de una manera racional. El principio de incertidumbre aplicado a las partículas subatómicas, en este caso, es una gran metáfora sobre la realidad, sobre lo que somos las partículas multiatómicas que somos los seres humanos.
La trama está planteada desde esa perspectiva, lo empezamos a ver, y desde el primer momento entramos en una novela negra, en una novela de crímenes. Además, creo que es una gran virtud de la novela su gran capacidad de concisión. En las cuatro primeras páginas nos ha dado totalmente el mundo de los antecedentes, el mundo de las concomitancias, de las relaciones de los personajes, conocemos lo que pasó con sus familias, con los padres, en muy poco espacio. Incluso hay veces que en veinte líneas está explicado algo que nos va a resultar necesario para continuar entendiendo la novela.
…Vamos ahora a aproximarnos a los diversos aspectos de la novela. Al fin y al cabo, una ficción, una novela, siempre es el relato de unas conductas en el tiempo y en el espacio. Lo que ha hecho la ficción es hablar de lo que somos. El psicoanálisis tiene mucho que ver, y lo hemos hablado en otras ocasiones, con la literatura, porque la literatura es la historia de la conducta humana, del ser humano, que desde que comenzó la literatura está intentando explicar cómo nos comportamos, cómo somos, qué somos, es la historia de nuestros sentimientos, de nuestro corazón, de nuestra manera de asesinar, de nuestras manera de amar, de nuestra manera de traicionar, de nuestra manera de ser héroes. Eso es la literatura.
Pero cuando termina la novela de intriga, Gustavo Dessal ha conseguido dos cosas estupendas y absolutamente contradictorias. Primero, que quedemos satisfechos desde la perspectiva de un lector de novela de intriga, nos ha desvelado la intriga, y por otro lado quedamos absolutamente perplejos porque no nos lo ha desvelado. Porque es imposible desvelarla, ya que el principio de incertidumbre está gravitando sobre lo que somos, sobre nosotros mismos, e incluso sobre las ficciones que intentan desvelar el desorden de la realidad.
Ahora bien, él tiene una vuelta de tuerca y nos añade un epílogo, cabos sueltos. Efectivamente, ya hemos acabado la novela, nos ha explicado todo, además hemos terminado en el Museo, que es un final de gran guiñol, estupendo, y ya sabemos lo que pasó, o creemos que sabemos casi todo lo que pasó, y al mismo tiempo pensamos que no sabemos todo lo que pasó, que de lo que nos ha hablado esta novela es de lo que no sabemos. No de lo que sabemos sino de lo que no sabemos. Si bien hemos quedado satisfechos en las incógnitas que el escritor nos ha planteado y que ha resuelto brillantemente, al mismo tiempo quedamos satisfechos de nuestra insatisfacción en lo que no conocemos. Ha cumplido los dos objetivos, desvelarnos la trama y al mismo tiempo dejar la trama cubierta por una nube que nos dice que la incertidumbre vale para todas las partículas, para las subatómicas y para las humanas ».
Alberto Estevez, psicoanalista. socio de la Sede de Madrid de la ELP, nos expuso:
« El físico alemán Werner Heisenberg fue elegido premio nobel de la física en 1932, poco antes de cumplir los 31 años. Dicho reconocimiento fue el resultado al logro que supuso la creación de la mecánica de matrices, que vendría a coincidir con su período más fructífero, que se inicia en 1924, año en el que ingresó en el Instituto de Física Teórica de Copenhage; allí Heisenberg tuvo ocasión de conocer a prominentes físicos entre los cuales estaba Albert Einstein.
Con su invención de la mecánica cuántica matricial, consigue explicar prácticamente todo el mundo microscópico, pero surgen dificultades, dificultades que afectan a los cálculos de la posición exacta de la partícula subatómica; la medición precisa de una de sus variables implica una total indeterminación en el valor de la otra. Werner Karl Heisenberg se ve llevado a enunciar El Principio de Incertidumbre.
Si Hawking está en lo cierto, podría considerarse la ley física más fundamental; este principio reveló una característica distintiva de la mecánica cuántica, que no está en la mecánica de Newton y que podría expresarse como que el acto mismo de observar cambia, modifica, lo que se está observando. El resultado es un universo mucho más complejo de lo que se suponía, y aunque a los físicos les guste decir, pero no irracional, nosotros sabemos que eso es algo que los físicos todavía tienen pendiente de revisar.
Principio de Incertidumbre es el título que eligió Gustavo Dessal para su primera novela, que ha visto la luz hace pocas semanas. Contábamos con dos libros de él, Operación Afrodita, del que hace ahora 5 años de su publicación, y el más reciente Más líbranos del bien, de finales de 2006. Ambos títulos están dedicados al relato corto, son libros de cuentos, en los que ya pudimos comprobar el acierto de su vocación de escritor. La apuesta estaba sobre la mesa, pero ya está cubierta, ya tenemos su primera novela.
FENÓMENO PSICOSOMÁTICO VERSUS SÍNTOMA
El objetivo de este trabajo es dilucidar la diferencia existente entre el fenómeno psicosomático y el síntoma.
Diferencia que se torna esencial a la hora de su abordaje en la clínica.
El término psicosomático fue utilizado por primera vez por un médico alemán llamado Heinroth en 1818, profesor de psiquiatría en Leipzig, en un primer momento el uso de este significante se introdujo en relación al insomnio..
El discurso de la medicina que durante el siglo XIX estuvo marcado por un arraigado biologicismo comienza a aceptar la hipótesis de que diferentes causas psíquicas puedan incidir en ciertas lesiones corporales donde no es posible encontrar causa orgánica alguna. El surgimiento del psicoanáliss ha contribuido a que esto sea posible. Sin embargo, esta supuesta aceptación ha dado lugar y ha promovido mayor confusión, dado que la medicina psicosomática reconoce la dificultad que conlleva el fenómeno, pero sitúa esta dificultad del lado de la subjetividad del enfermo, como un déficit y no como una característica propia del fenómeno que impide su subjetivación, y lo trata como un síntoma.
Los primeros psicoanalistas que se acercaron a este nuevo campo, no fueron muy acertados en sus investigaciones para explicar este fenómeno, algunos como Groddeck intentaron borrar la diferencia entre lo psíquico y lo somàtico, otros como Franz Alexander se deslizaron hacia la reeducación emocional, Angel Garma desplaza las constelaciones emocionales de Alexander y se desliza hacia la personalidad. Pierre Marty coloca en el lugar de la causa, desorganizaciones y regresiones sobre el trasfondo de un aparato mental con diferentes estructuras defensivas y aunque reconoce que la medicina psicosomática no es una especialidad médica formula criterios de formación para las personas que se encargan de cuidar a estos pacientes, con lo cual los convierte en un – para todo enfermo psicosomático tal causa.
Este empuje por encontrar una causa al fenómeno los llevó a una suerte de ciframiento forzado, inyectando por la vía de la interpretación un saber imaginario.
No existe como tal la categoría de un supuesto enfermo psicosomático, sino que es un fenómeno transestructural, es decir, está presente en las distintas estructuras clínicas: psicosis, neurosis y perversión.
Lacan a lo largo de su enseñanza se refiere al fenómeno psicosomático en el Seminario 2 “El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica” donde habla de reacciones psicosomáticas , aludiendo que están fuera del registro de las construcciones neuróticas y que se sitúan a nivel de lo Real, o sea que no son formaciones del inconsciente. El fenómeno psicosomático queda ubicado en la juntura de lo imaginario y de lo real.
En el seminario 3: “Las psicosis” habla ya de fenómeno psicosomático y se refiere a que hay “no sé quë impronta o inscripción directa de una característica”, por lo que ya comienza a plantear algo del orden de una marca en el cuerpo, otorgándole un estatuto de inscripción. Agrega además que este padecer se recrudece en determinadas fechas de la vida del sujeto, como si tuviese relación con puntos claves de la propia historia de las que el paciente no tiene registro. Hace alusión al fenómeno como un síntoma sin historia, sin dialéctica, sin intermediario simbólico.
En el seminario XI: “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis “plantea que los fenómenos psicosomáticos entran en serie con la psicosis y la debilidad mental, aunque aclara que la diferencia en estos tres casos, está determinada por el lugar que ocupa el sujeto.
Para dar cuenta del fenómeno psicosomático, Lacan introduce un término tomado prestado de la lingüística: la holofrase. La holofrase indica que el sentido de una frase puede ser equivalente a una sílaba aislada o a una sola palabra.. La holofrase al reducir los significantes de una frase a uno solo, al unificarlos, al borrar sus diferencias, anula también al sujeto que sólo puede emerger de la relación de un significante con otro significante.
En la holofrase, el significante pierde su valor simbólico y se imaginariza perdiendo la propiedad fundamental del significante que en tanto incorporado, separa el cuerpo del goce. Es decir, entre el S1, significante unario y el S2 , significante que viene del Otro, bajo la forma de un saber inconsciente, no existe intervalo. A esto, Rosine y Robert Lefort le llaman aglutinación. El efecto es la falta de intervalo entre los significantes S1S2, donde pueda existir un objeto, un objeto que cae. El objeto a cae porque está por fuera del significante. Al no existir intervalo entre S1 y S2 no hay caída del objeto a. No hay agujero ni en el otro, ni en el sujeto.
Ante el síntoma, el sujeto se encuentra concernido, el síntoma tiene un valor de verdad, un sentido, aunque el sujeto lo desconozca, está conectado a un saber inconsciente, representado por una metáfora que implica sustitución de los significantes, afecta al funcionamiento del cuerpo, representa un enigma a descifrar, Lacan en su última enseñanza se refiere a él como letra de goce.
Ante el FPS , el sujeto no se siente representado, está ubicado por fuera del sentido, implica necesariamente una lesión corporal, no está conectado a un saber inconsciente, más bien, el FPS se presenta casi siempre como ese goce de una marca, mudo, un S1 aislado que pocas veces hace síntoma para el sujeto .Supone algo del orden de lo escrito en lo real del cuerpo sin mediación simbólica.
Esquema
SÍNTOMA FPS
Valor de verdad/sentido por fuera del sentido
S concernido (S tachado) S (S tachado) no se siente representado Afecta funcionamiento cuerpo lesión corporal
Conectado saber inconsciente sin conexión al saber inconsciente
Metáfora-metonimia holofrase
Enigma——————————————————-no hace pregunta, no divide
Plus de goce———————————————-resto bruto de goce o goce específico
Letra de goce —————————————————concepto de número
. Podríamos preguntarnos cómo se gesta el FPS y cuál será la incidencia del Otro en su conformación?
Lacan en el seminario 11 menciona que eso es posible en tanto el ejercicio de la función biolögica es desmontable y en tanto que es desmontable puede articularse con el significante , lo cual se demuestra con el ejemplo del reflejo condicionado de Pavlov. Sabemos que hay múltiples funciones que deben cumplirse en el organismo y que dichas funciones biológicas pueden ser activadas, aceleradas, detenidas e interferidas por múltiples factores. Así como la secreción gástrica del perro puede producirse tanto en presencia del alimento como ante el sonido de una campana, esto no será sin consecuencias para el organismo.
Por tanto podríamos ubicar alguna demanda, o simplemente la presencia del Otro como capaz de interferir con una función biológica. Podríamos suponer que en algunos casos pudo haber habido una interferencia proveniente del campo del Otro y que de alguna manera la presencia del Otro , el significante del Otro pudo haber tenido algún tipo de efecto patógeno sobre la función biológica que se trate. Otro que se comportaría con respecto al sujeto, al modo de Pavlov con el perro.
Sitúa también cierta dificultad en la lógica de las operaciones de constitución del sujeto, donde en el FPS no se produciría la función afánisis del sujeto.
El sujeto no está metaforizado por la articulación significante, ésta se encuentra holofraseada, el sujeto está borrado, ausente, dado que no está representado en el intervalo entre dos significantes.
Por tanto en el fenómeno, el sujeto se encuentra petrificado, fijado a ese S1 aislado. Miller en su artículo “Algunas reflexiones sobre el fenómeno psicosomático” se refiere a este S1 como un S1 absoluto. En el seminario 1 Lacan dice que “toda holafrase se incorpora a situaciones límites, donde el sujeto está suspendido en una relación especular con el otro”. La libido circula sobre el eje imaginario a- a’, mientras que la lesión orgánica tiene valor de real. Por tanto, la libido asentada en lo imaginario, choca con lo real del cuerpo, allí donde lo simbólico no funcionó.
Por último en “La conferencia de Ginebra sobre el síntoma” haciendo alusión al fenómeno, Lacan lo plantea como un jeroglífico, diciendo que es del orden de lo escrito, pero de lo escrito para no ser leído, es decir, que excluye cualquier llamada al Otro. Miller en el artículo antes mencionado, “Algunas reflexiones sobre el fenómeno psicosomático” dice que “lo propio del fenómeno psicosomático es la manera en que esquiva al Otro”.
Y en la mencionada conferencia sobre el síntoma, Lacan nos introduce en el tema del goce y formula la siguiente pregunta: “¿cuál es la suerte de goce que se encuentra en el psicosomático?” y agrega que es por la revelación del goce específico que hay en su fijación, como debemos abordar al psicosomático y que podemos esperar que el inconsciente, la invención del inconsciente pueda servir para algo”.
Para hablar de este goce específico, emplea su concepto de número, distinto al de letra de goce con el que califica al síntoma al final de su enseñanza.
Creo suponer que esta alusión al número tiene que ver con lo real, en el sentido que en el fenómeno no hay ningún tipo de semántica. A mi entender este goce específico se refiere a un goce no fálico, es decir fuera de lo simbólico, aunque no fuera del cuerpo, o sea lo que se ha llamado Goce del Otro y que ubicamos en la intersección entre lo imaginario y lo real en la figura del nudo borromeo.
Lo psicosomático es algo que de todos modos, está profundamente arraigado en lo imaginario. Miller denomina a este goce específico, resto bruto de goce.
En su última enseñanza, Lacan plantea la estructura del sujeto articulada a la noción de un nudo borromeo compuesto por tres toros unidos de tal manera que si se desanuda uno, se desanudan todos los demás. El Nombre del Padre es el anudamiento en el nudo de tres. Desde esta perspectiva, podríamos pensar que los sujetos que padecen FPS este anudamiento es particularmente fallido. Y estar advertidos en el caso de pacientes psicóticos, donde el fenómeno puede estar funcionando a la manera de un anudamiento precario de la estructura. En algunos casos, se ha comprobado que desaparecido el fenómeno, se desencadenó la psicosis.
En relación a la clínica se trataría de escuchar la enunciación del sujeto, ya que el hecho que haya lesión corporal es una condición necesaria para diagnosticar un FPS, pero no suficiente. Es preciso detectar que lugar ocupa el fenómeno en su.subjetividad. Se trataría más bien no de interrogar acerca del fenómeno, sino interrogar esa demanda holofrásica que no pudo ser interrogada por el sujeto. Averiguar qué fue lo que funcionó como signo y provocó que el inconsciente quede fuera de juego.
Tratar de incluír de nuevo al Otro que fue esquivado, tratar de rehabilitar una nueva articulación entre significante y goce. Tratar de que ese goce específico que está en juego por fuera del inconsciente, pase al inconsciente y deje de escribirse en el cuerpo.
Presentado el 18 de Abril 2009 en el Seminario de los Sábados del Nucep
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