Para decir – a partir de mi análisis y la experiencia del pase- de qué inconciente hablamos al final, me voy a valer de dos definiciones de los seminarios de Lacan que tengo muy presentes.
Una es la del seminario 11 que dice que el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real, la otra, es del seminario 24 cuando juega en el nombre que le da al seminario con la transliteración de unbewuste a une bevue, de donde inconsciente se define como una equivocación.
Ambas refieren a lo que tropieza, a la falla, la fisura, el equívoco. En el 11 Lacan al “mostrar” la pata real, nos advierte de cerrarlo con los cuidados de la ortopedia.
En el 24 ubicarlo en relación en un juego translingüístico, muestra en su modo de decir que hay inconsciente cuando hay metida de pata, cuando hay yerro, y esto, antes de que le demos sentido, es un esfuerzo por situar el inconsciente a nivel de lo real fuera de sentido. Se trata de lalengua como equívoco primero ya que lenguaje segundo, en su condición es la de “elucubración de saber sobre lalengua”
Qué relación entre una falla y otra, esto es, ¿entre la hiancia y la “una-equivocación’? ¿Entre un momento y otro en las definiciones del inconsciente?
En principio, alcaremos, no se oponen, pero se podrían referir a distintos momentos en el análisis. Hay un tiempo en el que se equivocan los mitos subjetivos, se agujerea el texto de la historia, y otro momento, en el que como dice Lacan en la conferencia de Yale el necesario que el sujeto se sumerja en el agujero abierto en y por el inconsciente, el agujero del sopladero como“ombligo fundamental”. El inconsciente “una-equivocación” es lo más próximo al trauma, a esa irrupción de goce que hace agujero. Eso agujerea el texto del análisis. Entonces se hace posible que se inscriba una letra, fuera de sentido, que sobrepasa las dicotomías S1 S2, y significante objeto, como lo muestran por ejemplo los sueños de algunos A.E.
En un testimonio me referí a una “lengua del desapego” como “lengua de contingencia”, “lengua de invención”. Que rompía con el “lenguaje del secreto” como mi historia elucubraba.
Si decimos que un análisis produce un analista, desde esa perspectiva, la posición del analista supone, también, encarnar la hiancia.
From Lapsus 8 – Boletin de las XVIII Jornadas Anuales de la EOL