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ESPACIO MADRILEÑO DE PSICOANÁLISIS CON NIÑOS – Nueva Red Cereda
« El inconsciente en los niños »
Martes 10 de enero a las 20h 45« El estatuto del juego y del dibujo »
Interviene Rosa Liguori
Coordina Ana Lía Gana
“La ocupación preferida y más intensa del niño es el juego. Acaso tendríamos derecho a decir: todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio, mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada”
Freud Sigmund, El poeta y los sueños diurnos.
Hablar sobre el estatuto del juego, del dibujo y del decir en el psicoanálisis con niños, es hablar de las modalidades de intervención en la clínica psicoanalítca con niños. Saber hacer con estos recursos, tienen una finalidad y no lo usamos porque sí: con el juego el niño construye una ficción donde emerge como sujeto del inconsciente, que solo se realiza en el encuentro de un niño con un analista.
El juego tiene una importancia en sí mismo, más allá del dispositivo propuesto por una disciplina en particular. El niño que juega va incorporando a su psiquismo el mundo que lo rodea a la vez que se inserta en él: elabora situaciones, crea, aprehende, se alegra y cuando esto no sucede, es decir, cuando el niño no juega o su juego se observa bizarro, es una alerta para consultar a un profesional, ya que el juego cumple un papel fundamental en la subjetivación del niño.
Que Freud en El poeta y los sueños diurnos (1907) homologue el juego a la creación poética, descarta cualquier concepción del juego en su vertiente filogenética, adaptativa o evolutiva: la poesía como los sueños diurnos son los herederos de los juegos infantiles.
El juego tiene la dimensión de discurso y posibilita el despliegue de lo sintomático en su vertiente de sentido y de goce. Lacan en su Seminario XI refiere el juego como la posibilidad que tiene el niño de tomar distancia frente a la exigencia del Otro, y por tanto ya no se trataría del despliegue imaginario sino de una respuesta a lo real del trauma.
Freud en Más allá del principio del placer (1919) captó como lo real traumático era jugado por el niño: el juego (Fort-da que desplegaba su pequeño nieto) estaba conectado a la renuncia de la satisfacción pulsional, que permitía al niño soportar que su madre se ausentara sin oponer resistencia: había transformado en juego un suceso. desagradable.
El “vamos a jugar a” más allá de lo lúdico, tienen una significación especial en la constitución subjetiva del niño, y en la reunión del EMPN trataremos de abordar estas definiciones de la concepción del juego que aporta la perspectiva psicoanalítica. Rosa Liguori
Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano – Sede de Madrid