Nº 13 | ||
Noviembre de 2009 | ||
Boletín digital de Carteles – Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano |
Sumario | Presentación |
Presentación Actualidad del cartel Breves notas t(e)óricas Experiencia en el cartel Reseñas de actividades Nuevos carteles Busca cartel ¿Qué es el cartel? ____________________ Responsable: Carmen Carceller Equipo de redacción: Eugenia Blasco Concha Lechón Dirijan sus aportaciones a: [email protected] Extensión máxima: 3000 caracteres incluyendo espacios Corresponsales: Eugenio Castro Antonio García Cenador Jesús Sebastián Blas Julio González Isabel Montes Concha Lechón Rodolfo Pujol José Ángel Rodríguez Ribas Araceli Teixidó |
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Hacia Valencia. El cartel de lo particular a lo colectivo. A pocos días de las VIII Jornadas de la Escuela que tendrán lugar en Valencia publicamos el boletín de carteles con muchas novedades. Carteles nuevos declarados en Madrid, Sevilla-Barcelona. Busca cartel y nuevas producciones. Este ejemplar monográfico contiene los trabajos presentados en la comunidad del País Vasco de la ELP en un espacio de reflexión y debate en torno al tema “Política lacaniana-formación del analista” La novedad consiste, como nos anuncia su directora Rosa Ruiz, en la modalidad de conversación basada en la lógica del cartel. Esta novedad de trabajo permutativo se desarrolló en dos ocasiones y fue realizada en dos ciudades: Bilbao y San Sebastián. Las intervenciones presentadas giraron alrededor de temas candentes, en concreto de cómo dilucidar la cuestión de si el cartel es un aparato de contra-soledad; para ello Begoña Isasi sigue la lógica y en su argumentación, apunta que la entrada a la Escuela por la puerta del cartel viene dada por un trabajo, por una elaboración propia que surge de una pregunta subjetiva, no por un atributo de ser. El deseo del analista también es explorado en las reuniones y Antonio Múgica nos advierte que el mencionado deseo suspende la demanda de ser y va a contrapelo de la libido dominandi, del deseo de dominar. Cristina Califano reformula la pregunta sobre la formación del analista y la articula con el síntoma que hay que vivir… y la transmisión sólo se realiza por la vía de la transferencia de trabajo. Y para terminar Julio González nos propone una definición del analista sinthome como aquel que sabe hacer con la brecha que se le abre entre el autismo de goce y la dimensión del gran Otro. Propuesta que toca de lleno nuestro próximo encuentro en las jornadas sobre la soledad y la práctica analítica donde la soledad específica del analista que obtiene en el dispositivo facilita su acto y lo coloca en la vía de saber arreglárselas con el Otro. La Escuela del pase y la Escuela del cartel aseguran la existencia del psicoanálisis vivo por la vía de la docta ignorancia y la pregunta abierta de qué es un analista y cómo se transmite este saber. Finalmente se trata de pasar de lo particular a lo colectivo. |
Actualidad del Cartel ESCUELA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS DEL CAMPO FREUDIANO Por Rosa Ruiz, Directora de la Comunidad del País Vasco – E.L.P. Comunidad del País Vasco La Junta Directiva de la Comunidad del País Vasco de la ELP, sirviéndose de la orientación de las Escuelas de la ELP-AMP, se propuso abrir en nuestra Comunidad un espacio de reflexión y debate entorno al tema “Política lacaniana-formación del analista”. En tanto que es un tema que nos atañe en lo más íntimo, en tanto analistas y/o analizantes de una Escuela Lacaniana, se eligió una modalidad de conversación basada en la lógica del cartel, pilar fundamental que Lacan instituyó en su Escuela como una modalidad de trabajo que va de lo particular a lo colectivo. A partir de textos básicos, alrededor del tema mencionado invité a cada participante (cuatro) en cada ocasión a leer un texto de referencia, a interpretarlo y a partir de una pregunta elaborar un producto que sirviera para exponerlo “a cielo abierto” en nuestra Comunidad. De esta manera, se consiguió crear un proceso de trabajo en movimiento que fue de lo particular de cada cartelizante y que tuvo su efecto en la Comunidad a través de una conversación animada y viva. Esta modalidad de trabajo permutativa se desarrolló en dos ocasiones y fue realizada en cada ciudad. La primera el 29 de Mayo de 2009 en Bilbao. La segunda en San Sebastián el 13 de Junio. Esta lógica del cartel como lugar de trabajo de cada sujeto, posibilita el lazo y el movimiento de trabajo entre los miembros de la Comunidad. Después de esta experiencia tan viva y fructífera haremos que otros encuentros se sigan posibilitando para continuar formándonos en una lógica que va de lo particular a lo colectivo. Como dice J. A. Miller “La Escuela entra en un proceso de formación cuyo concepto mismo comporta que se desarrolle a “cielo abierto” porque debe ser subjetivado por una comunidad que sólo puede constituirse en el movimiento mismo de esta subjetivación”. Junio de 2009 ESCUELA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS DEL CAMPO FREUDIANO De [elp-debates] Sede de Bilbao CARTELES – Actividad hacia Valencia ¿Es el cartel un aparato de contra-soledad? (Actividad de carteles vectorizada con las VIII Jornadas de la ELP: “La soledad del psicoanalista. La práctica analítica”) “En el psicoanálisis, cada uno esta confrontado a su soledad, a su falta, a su miseria, y eso produce una llamada al confort grupal. Y es toda una cuestión saber si debemos poner en marcha aparatos de contra-soledad, de pertenencia. Lacan pensaba que no. » (Jacques-Alain Miller) Participan: Esther González, Felicidad Hernández, Félix Rueda, Pía Nebreda, Begoña Isasi Begoña Isasi (responsable) Fecha: 31 de octubre de 2009 a las 11 horas Breves notas t(e)óricas Intervenciones presentadas en el espacio « Política lacaniana – Formación del analista » en la Comunidad del País Vasco de la ELP Por Begoña Isasi El cartel en la lógica de la Escuela (Voy a presentar una pequeña reflexión en la que trataré de articular la Escuela, la Política lacaniana y el cartel) “Fundo –tan solo como siempre he estado en mi relación con la causa psicoanalítica…”, así es, lo sabemos, como empieza Lacan su “Acta de Fundación”. Comprobamos a menudo en la clínica lo importante que es para cada uno “ser parte de, pertenecer a”. Cuando el sujeto pierde su pertenencia a un grupo, a una asociación, a un puesto de trabajo, tiene efectos patológicos porque esta pérdida va más allá de perder el dinero o el prestigio, toca a su ser, toca al objeto pequeño a. Pero en el psicoanálisis cada uno está confrontado a su falta, a su soledad, a su miseria y eso produce una llamada al confort grupal. Lacan pensaba que no debíamos poner aparatos de contra-soledad, es decir dispositivos que sirven para cubrir lo real con una identificación grupal. (Informe de la reunión del Consejo de la AMP del 24 y 25 de Enero de 2009) Entonces la pregunta sería: ¿se podría considerar al cartel como un aparato de contra-soledad? Yo apuesto por la idea de que el cartel es otro tipo de grupo, no es un aparato de contra-soledad y voy a tratar de demostrarlo. Lacan fundó su Escuela proponiéndose él mismo no como Ideal, sino como un sujeto que está en relación con un Ideal, reenviando de esta manera a cada uno a su propia soledad de sujeto, a la relación que cada uno mantiene con el significante –amo del Ideal. Al fundar la Escuela, una formación colectiva, Lacan no pretendía hacer desaparecer la soledad subjetiva, sino que se funda sobre ella. Esta es la paradoja, dice JAM en la “Teoría de Torino, acerca del sujeto de la Escuela” Lacan para fundar su Escuela parte de la idea de lo colectivo desde el punto de vista freudiano, donde lo colectivo es solo una relación individual multiplicada. Lo colectivo no es nada, no es nada más que el sujeto de lo individual, diferente a la sugestión. Es un análisis que divide el colectivo en una multiplicidad de relaciones singulares. Lacan toma esta idea freudiana de “Psicología de las masas y análisis del yo” para crear la Escuela como un grupo animado no por la sugestión, sino por la transferencia, una transferencia de masas multiplicada, causada para un vasto número de sujetos por el mismo objeto. Entonces no se trata de anular el Ideal en la Escuela sino de reenviar a cada uno se sus miembros a su propia soledad. La política lacaniana hoy, en 2009, consiste en poner el análisis personal de cada uno, analista o analizante, tanto como el pase en primer plano de la formación del analista. Se trata de una relación del sujeto con su inconsciente, con el pase y con el texto. Se trata de que el significante “psicoanalista” o miembro de…, no sea identificatorio. “Soy psicoanalista”, no es el enunciado de una identidad, no es una respuesta, sino que es el índice de una pregunta:”Psicoanalista ¿lo soy?” (JAM en “Perspectivas de política lacaniana”) Quiero reflexionar y resaltar el cartel -tal como lo define Lacan-, como órgano de base de la Escuela, aprovechando la estructura de cartel de esta actividad propuesta por nuestra directora de la Comunidad -a la que agradezco su invitación, porque me ha servido para reflexionar y trabajar sobre este asunto fundamental-, ya que esta actividad bajo la forma del cartel nos sirve en acto para construir Escuela. “Para la ejecución del trabajo –dice Lacan en el “Acta de Fundación”- adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo” Este pequeño grupo que más adelante llamará cartel, amenazado de estructura, por lo colectivo, se aleja de los fenómenos identificatorios. Es en ello solidario con la lógica de la Escuela, donde lo colectivo es solo una relación individual multiplicada. Como nos recuerda J.-A. Miller en”La Escuela al revés”, Lacan no escogió el curso, el seminario u otro tipo de grupo de estudio para sostener la elaboración en su Escuela, sino que eligió el cartel como medio para realizar el trabajo. El cartel es el principio de la Escuela, la disciplina propuesta por Lacan para articular la actividad del grupo con el trabajo particular de cada uno. No se trata de una elaboración sostenida por un pequeño grupo, sino en un pequeño grupo; no se trataba de proscribir las iniciativas personales, sino que todas estuvieran sometidas a condiciones de crítica y de control en la Escuela. “Vayan. Júntense varios, péguense unos a otros el tiempo que haga falta para hacer algo y disuélvanse después para hacer otra cosa. Se trata de que la Causa Freudiana escape al sujeto de grupo que les denuncio”. Son palabras de J. Lacan en “El Señor A.” Pero como señala J.D. Matet en “Los carteles de la Escuela de Lacan, obra maestra, clave maestra”, la puesta en común en el cartel permite transmitir la elaboración de cada uno en la singularidad de su recorrido, tomando el relevo de lo que la transferencia implica como puesta en marcha al trabajo y producción de saber, pasando entonces, de una transferencia al analista a una transferencia de trabajo, lo que da alguna esperanza al psicoanálisis para renovar sus efectos. (Por eso, para luchar contra los efectos de identificación institucionales y de grupo, el Consejo de la AMP propone que las intervenciones en PIPOL 4 sean hechas a título personal, a nombre propio) El cartel puede ser la puerta de entrada al trabajo del psicoanálisis de orientación lacaniana. Lacan sitúa en varios momentos el cartel como forma de entrada en la Escuela. Se trata de entrar por un trabajo, por una elaboración propia que surge de una pregunta subjetiva, no por un atributo de ser. Matet propone recurrir al cartel cuando estemos tentados de constituir grupos de investigación para tratar el malestar de la civilización y su incidencia sobre la clínica; para elaborar respuestas adoptando formas universitarias porque así serían mejor aceptadas en las editoriales; recurrir entonces al cartel cuando tengamos la tentación de responder a las exigencias de otros discursos, luchando en el terreno del Otro y utilizando sus propias armas. Lacan llamaba Escuela al lugar paradojal donde se reúnen aquellos que no hacen conjunto –o no deberían hacerlo- que por el hecho de ponerse al trabajo de reunir su diferencia absoluta, no debería constituir un rasgo diferencial, es decir comparativo, es decir de fenómenos de grupo. El cartel es impensable fuera de la Escuela. La vida de los carteles es la vida de la Escuela. Misma lógica, entonces, el cartel y la Escuela que debemos poner en acto. Junio de 2009 Bibliografía consultada: – Bassols, M.: La puerta del Cartel. “El cartel en el Campo Freudiano” Fascículos de Psicoanálisis. Editorial Eolia. – Lacan, J.: Acta de Fundación. “El cartel en el Campo Freudiano” Fascículos de Psicoanálisis. Editorial Eolia. – Lacan, J.: El Señor A. “El cartel en el Campo Freudiano” Fascículos de Psicoanálisis. Editorial Eolia. – “Informe de la reunión del consejo de la AMP. 24 y 25 de Enero de 2009” – Laurent, E.: Rapport moral présenté devan l´Asamblée Générale de l´AMP le 24 janvier 2009. – Mattet, J.D.: Les cartels de l`École de Lacan, pièce maîtresse et cheville ouvrière. La Lettre Mensuellle nº 275. – Miller, J.-A. : La Escuela al revés – Miller, J.-a.: El cartel en el mundo. – Miller, J.-A.: Sobre el deseo de inserción y otros temas. En “Entrevistas de Actualidad, Número especial” Intervenciones en Barcelona, 7 de Noviembre 2008 – Miller, J.-A.: Quelle politiques lacanienne pour 2009?. Perspectives de politique lacanienne. La lettre mensuelle nº Por Antonio Múgica Hablar la lengua del Otro, su necesidad, su imposibilidad* Diré que tras la lectura de los textos que han sido propuestos para animar y orientar esta actividad, hay muchos vectores que me han resultado interesantes, pero en particular me ha interesado una paradójica oposición que hay entre dos dimensiones, la de la necesidad y la de la imposibilidad para el psicoanalista de hablar la lengua del Otro. Se trata aquí de una tensión solidaria. Me parece que podemos orientarnos en ello si tenemos presente el “a contrapelo” que se introduce a partir de la experiencia analítica, y las consecuencias que esto tiene en la relación con los otros discursos. He de señalar que de todos los textos propuestos he tenido especialmente presente el de Miller ¿Qué política Lacaniana para 2009? que, por su claridad y riqueza, creo que es imprescindible. De nuevo en él apreciamos ese aspecto de lucha, presente para nosotros de un modo muy cercano en los últimos tiempos, pero que incluso aún, si seguimos la lógica de las cosas, debemos tener claro que no permitirá al psicoanalista tener ese “domingo de la vida” jamás. Es por eso que es absolutamente fundamental darnos cuenta siempre de la tensión necesaria entre ambos polos, extensión-intensión, y a la dificultad que hay para el psicoanálisis de “hablar la lengua del Otro”, así como de la necesidad que este mismo psicoanálisis tiene de “hablar la lengua del Otro”. Miller llama a la seducción, pero una seducción advertida de que es tremendamente fácil ser seducido por aquello que quiere seducirse –algo que hemos podido apreciar de modo claro con relación a las sirenas de la eficacia terapéutica. Sí, es preciso que tengamos bien presente que la pervivencia del psicoanálisis depende de su inclusión en el mundo, aunque sea por el hecho de que el prestigio y el peso social pueden tener influencia hasta en la “eficacia de la interpretación”. Ni qué decir de lo que en estos tiempos se ha tratado de realizar, de esa desaparición programada del psicoanálisis. No obstante, no hay que perder de vista en relación a esto la contradicción evidente, la dificultad propia de que el lugar del prestigio sea ocupado por quien debe suspender la demanda de ser, de dominar. El deseo del analista suspende la demanda de ser, y como dice Miller en el texto mencionado, va a contrapelo de la libido dominandi, del deseo de dominar. Hablar la lengua del Otro, tal como aparece revelado en dicho artículo, es algo que está presente en Lacan, que hizo pasar por los nudos, los elementos, las formas cuasimatemáticas que propuso, para no ceder en demostrar lo que no se adecua al orden de la cuantificación y que es propio del psicoanálisis. Este es otro de los motivos de la dificultad para hablar la lengua del Otro. Efectivamente el discurso analítico va a contrapelo de todos los demás discursos en tanto promueve la desidentificación. Finalmente, y muy en particular a partir de la concepción del goce del último Lacan y que también desarrolla en el presente curso Jacques-Alain Miller bajo el título Cosas de finura en psicoanálisis, el psicoanálisis apunta a la singularidad, a la realización de la “diferencia absoluta”, algo que hace del analista algo disyunto, incomparable. Esto, finalmente, es la razón que a mi entender está en la base, en lo más profundo de esa dificultad de “hablar la lengua del Otro”. Esto lo hace absolutamente refractario a las formas de demostración propias de la cifra. Como señala Miller, el psicoanalista da la “prueba que él ha hecho a sus expensas, de la topología de su sinthome y su relación al inconsciente”. Y esto es algo absolutamente indigerible en relación con las formas dominantes del discurso común, del discurso del amo. Para poder pervivir Miller propone, a mi entender, dos orientaciones. Por un lado, y tras sacudir un poco las siestas de cada cual avisando que esta situación estará tan presente en el resto de países como lo está en Francia, explica cómo hizo él para hacer frente a esta situación: realizar una nueva alianza con la opinión –ver Cartas a la opinión ilustrada. Es decir, hacer un uso de la mediación para hacer avanzar en relación con la causa. Este punto fue abordado en la anterior reunión por Félix Rueda, y es esencial. Creo que es obvio que, por el otro costado, hay un llamado a sostener el deseo del analista que permite la existencia del discurso analítico y de su acto, por el hecho de que instaura un deseo inédito. También debe quedarnos claro que esto pasa por defender su “autonomía” frente a otros discursos. Aquí se trata de no olvidar la causa, lo que le causa. Pero esto no lo es sin la Escuela, sin un lugar en que pueda ser puesta en cuestión la interrogación que se deriva del hecho de que el significante psicoanalista no es identificatorio y que sólo tiene una buena forma de presentarse; como pregunta: “¿soy psicoanalista?” Es en la Escuela donde debe ser posible que el que está radicalmente separado, el que no se deja sumar, pueda juntarse y no para hacer conjunto, ya que “su diferencia absoluta no es rasgo diferencial, comparativo.” *A partir de la lectura de “¿Qué política Lacaniana para 2009?” de Jacques-Alain Miller Julio de 2009 Por Cristina Califano LA FORMACION DEL ANALISTA: Unos apuntes Para responder a la invitación que la Directora de la Comunidad del País Vasco, Rosa Ruiz, me ha hecho, a participar en esta mesa, que agradezco profundamente; dado que además de compartir, mesa y conversación, es una actividad de Escuela que nos concierne y que está orientada al momento político en el que estamos inmersos, donde nos vemos convocados a retomar nuestras cuestiones cruciales: LA FORMACION DEL ANALISTA, es nuestra pregunta que nuevamente ponemos a trabajar. Precisamente, en la Conferencia de Clausura de las Jornadas de la ECF sobre “La política lacaniana para 2009”, Jacques Alain Miller nos orienta “hay una política del psicoanálisis: que concierne a los fines últimos y a los resultados de la operación psicoanalítica. Su principio mayor, quizás el único, es la autonomía del discurso analítico y mantener su diferencia absoluta con los otros discursos”[1]. Al mismo tiempo en la reunión del Consejo de la AMP, se destaca haciendo referencia a la orientación dada por Miller: “La política lacaniana de la AMP en 2009 será poner el análisis personal de cada uno, analista o analizante, tanto como el pase, en el primer plano de la formación del analista[2], La cuestión que se me plantea es ¿cómo hacer una transmisión, separada de la letra impresa del texto?. Con lo cual aparece la primera dificultad y su constatación: trasmitir algo de la formación del analista no tiene la característica de lo dogmático. En ese sentido no hay el libro que diga cómo es esto de la formación del analista; al estilo del no hay la relación entre los sexos, no hay el significante de la mujer… Entiendo que efectivamente, estamos en el terreno de la política: política en la cura, y la política institucional. Se puede decir por tanto que la política de la cura, incluye los objetivos de la formación de los analistas como los de la conclusión de la cura[3]. Y en esta articulación está el pase . Es decir, lo que si hay, me parece es el esfuerzo de una formalización que atañe en mi modo de ver a la clínica, la política y la episteme. Porque al mismo tiempo, se verifica que hay el analista una vez atravesada la experiencia del pase al final del análisis. Solo hay el analista, uno a uno, si el sujeto demanda a la Escuela hacer el pase, entonces solo hay el analista si en la transmisión que el sujeto hace se puede verificar el momento de pasaje de analizante a analista. Solo hay el analista, si la respuesta del cartel del pase es la nominación AE. Con lo cual el “todos analistas”, no existe. Digo clínica, dado que se trata de un análisis con la orientación a lo real llevado a su fin, digo episteme dado que Lacan nos ha orientado a un esfuerzo de lectura (como hemos podido ver muy bien en la última Conversación de la ELP en Madrid “La autorización del analista y su formación) y digo política porque responde a la política de la Escuela, y agregaría también en este punto, a la doctrina que corresponde a cada momento en relación a la conclusión de la cura. Debemos tener en cuenta que la doctrina del pase como travesía del fantasma ha sido producida en el año 67; hoy la doctrina del pase corresponde al funcionamiento de la estructura por la vía del síntoma, de la estructura como elucubración de lo real.[4] Sabemos que Lacan hablaba de su Escuela como una “experiencia inaugural”, es una experiencia inaugural dado que aquella Escuela no era continuación de ninguna, era un punto de diferenciación con la IPA, y la manera de entender al analista –como resultado de un análisis, inseparable de la relación con la enseñanza y transmisión del psicoanálisis, allí donde ya había toda una estructura que aseguraba la existencia del analista, Lacan lo pone en el banquillo. Significante “inaugural” que retoma Miller en su Teoría de Torino, al señalar que “la escuela sujeto es una experiencia inaugural en el sentido de la experiencia analítica”[5], en ese sentido a mi modo de entender Escuela y experiencia analítica son solidarios, a la Escuela hay que subjetivarla. Con la introducción del pase, Lacan hace una invención, el analizado, y lo distingue del practicante. El analista por excelencia es el analizado[6] es decir que el analista es el producto de la experiencia analítica. Podemos tomar entonces al analista practicante como aquél que ha dado pruebas de su práctica y al analista analizado como aquél que ha dado pruebas de su propio análisis. En ese sentido me gusta mucho en la Proposición cuando Lacan plantea que los AE son aquellos a los que se les imputa estar entre quienes pueden testimoniar de los problemas cruciales en los puntos candentes[7] . En este punto, me parece oportuno detenernos en lo que plantea Jacques Alain Miller en “El partenaire-síntoma”[8], retomando la pregunta de Bahía ¿Cuál es el hueso de una cura?; se responde ordenando: 1) lo imaginario; 2) la identificación fálica; 3) el fantasma y 4) el síntoma. Una vez situado estos cuatro huesos: ¿qué se debe hacer para terminar un análisis?, respondamos: 1) lo imaginario se debe franquear, 2) las identificaciones deben caer, 3) el fantasma se atraviesa y 4) con el síntoma hay que vivir! Precisamente el síntoma no se franquea, no se atraviesa, no se puede hacer caer, simplemente Lacan dice que con el síntoma hay que vivir. Por lo tanto desde esta perspectiva, el síntoma es aquello con que al final del análisis uno tendrá que “arreglárselas con”. Lacan llamará sinthome a la incidencia del goce sobre el cuerpo que tiene el significante y este concepto de sinthome es más allá del fantasma. Lo que queda del síntoma al final del análisis, es más allá del imaginario del fantasma, es decir el síntoma en lo que tiene de pulsión, un nuevo modo de hacer con eso. Nuevo modo que implica el anudamiento con la Escuela, el pase. Para finalizar, retomaré una frase de Lacan en el 64 “La enseñanza del psicoanálisis no se puede trasmitir de un sujeto a otro si no es por las vías de una transferencia de trabajo”. La formación del analista atañe a su propio análisis. ¿Cómo trasmitir a todos, aquello que fue dicho sólo a uno?[9], este es el punto de inmixión, a mi modo de entender, poder trasmitir la singularidad de la solución obtenida a lo largo de un análisis orientado a lo real, tiene que volverse transmisible a la comunidad. El AE con su deseo debe lograr que esa transmisión que hace a la comunidad, haga deseable al psicoanálisis mismo. Se tratará de un efecto de transferencia y de un esfuerzo de poesía. Eso es la transmisión de una formación.
Junio de 2009 Por Julio González Sin el pase el psicoanálisis no puede leer la época que vive. Tomaré para mi intervención el principio político que JAM sitúa en el texto “¿Qué política lacaniana para 2009?. Pag 6 de La Lettre Mensuelle. Dice así.: “Hay una política del psicoanálisis: concierne a los fines últimos y a los resultados de la operación psicoanalítica. Su principio mayor, e incluso único, es la autonomía del discurso analítico, el mantenimiento de su diferencia absoluta con los otros discursos…Si el discurso analítico pierde su autonomía, es imposible obtener del sujeto esta mutación que tiene la posibilidad de librar el deseo del analista” Principio de autonomía del discurso analítico como condición de posibilidad en el paso del analizante al psicoanalista en el final de la cura. Este principio tiene para la ELP un eco particular. Así, Eric Laurent en su discurso de candidatura en la VI Asamblea de la AMP, Buenos Aires 2009, señaló como orientación para la ELP durante su mandato como Delegado General el “fortalecer la dimensión de Escuela del Pase en la ELP. Es la verdadera manera, lo sabemos, de conseguir una presencia del Uno; no es con medidas administrativas, no es con medidas artificiales…” Esta serie de reuniones a la que la Comunidad del País Vasco del ELP nos invita se inscribe en dicha dirección. Recordemos también que en el texto citado JAM apela a una responsabilidad colectiva, de Escuela, a la hora de que el psicoanálisis perdure, de que el deseo del analista y no sea borrado por la época. En este sentido, y como nos indica no se trata de defender “la ley del corazón”, no se trata de la denuncia, denunciar el desorden de un mundo que sacrifica la singularidad a la estadística, se trata de otra cosa: sostener la necesidad de la pregunta acerca de qué es un analista, es decir que no deje de formularse más allá de la contingencia de la nominación de un A.E.. La política del psicoanálisis ha de salvaguardar un principio de autonomía respecto al deseo de domino. Podemos abordar dicho deseo desde diferentes perspectivas. Una de ellas considera la persecución del éxito terapéutico como una manifestación del deseo de dominio. Se trata entonces de no dejarnos seducir por los encantos del éxito y su cuantificación, la cuestión para nosotros es qué entendemos por terapéutica en psicoanálisis. Tenemos al respecto dos referencias de Lacan, que pueden esclarecernos. La primera se encuentra en la “Proposición del 9 de octubre” y sitúa a la terapéutica como imposible para el psicoanálisis, puesto que el afán de la propia terapéutica es el de restituir las cosas a un estado anterior –toma como modelo la terapéutica en medicina. La segunda referencia se encuentra en “La Tercera” y señala que si el psicoanálisis tiene éxito con la demanda que recibe de librarnos de lo real y del síntoma “se extinguirá hasta no ser más que un síntoma olvidado”. Pero podemos plantearnos el principio de autonomía desde otro ángulo. Esta vez desde lo que sería la relación del psicoanalista con su propio inconsciente. No se trata aquí de ninguna competencia, de ningún dominio, sino más bien de un dar prueba de lo que es la existencia del mismo, lo que no se hace más que a partir del propio análisis. No hay dominio pues no hay identidad del analista, no hay concepto del analista. Justamente por eso se trata de una Escuela y no de una sociedad psicoanalítica. La sociedad se funda en la creencia en la identidad del analista, la Escuela pone al pase como modo de tratar un imposible: la identidad del psicoanalista. Y en este punto la apuesta de la Escuela del pase es radical. Así JAM en un texto titulado El concepto de Escuela, que pueden encontrar en la pagina web de la AMP, y que creo que es anterior a la fundación de la EOL, señala que el dispositivo del pase no esta “para saber si tal o cual fulano es analista, porque si se lo concibe así es porque uno piensa que sabe lo que es un analista. Se trataría solamente, entonces, de comprobar si el tal fulano tiene cara de analista. La cara o el inconsciente. El pase no es sólo un dispositivo de investigación acerca de si fulano es un analista, sino acerca de qué es un analista, acerca de qué podría ser un analista. O sea que se plantea la paradoja de tener que pensar y practicar una Escuela como lugar de una ignorancia que condiciona una auténtica búsqueda”. Podemos decir que, entonces, el principio de autonomía remite siempre a algo fallido, que para el psicoanálisis se trata de sostener siempre una dimensión de la falla, tanto en lo que se refiere al síntoma como en la formación del analista. En esa medida el psicoanálisis no será un síntoma olvidado, como dice Lacan, será posible que el deseo del analista se produzca y dure. Es por esto que podemos entender que la Escuela del pase sostiene la existencia del psicoanálisis.. En Sigma de x, JAM se pregunta ¿qué es lo que prueba la existencia del inconsciente?, pregunta que no es colectivizable, sino que ha de ser planteada en el uno por uno pues su respuesta es a partir del propio análisis. Dicha respuesta viene por el lado del síntoma en tanto que modalidad de goce, el síntoma en tanto que diferente a las formaciones del inconsciente. “Es el síntoma el que hace ex- -sistencia del inconsciente”. El pase seria ese dispositivo de investigación que permite dar pruebas de la existencia del inconsciente, de lo que es para cada uno su relación con el propio inconsciente. Se trataría tomando como referencia el curso de JAM del 10 de enero del 2007, del pase bis en tanto pase, en tanto que franqueamiento topológico que va del inconsciente real al inconsciente transferencial. Se trata en ello de establecer una relación a la causa analítica, no se trata de una nueva transferencia a un analista, sino de la transferencia al análisis. De otra parte, esta noción de síntoma nos permite también diferenciar lo que se juega entre psicoterapia y psicoanálisis. En la psicoterapia el síntoma es sacrificado al amo. En psicoanálisis los fracasos del discurso del amo constituyen síntomas subjetivos con valor de ex –sistencia. Podemos decir entonces, y si consideramos esta articulación en el dispositivo del pase entre interrogación de qué es un analista y existencia del psicoanálisis, que sin el pase el psicoanálisis no puede leer la época que vive, no puede interpretar el malestar en la cultura. Se convierte en saber muerto, en una cacofonía. Entiendo que se trata, tal y como en estos momentos se está trabajando en el ámbito de la AMP de una consideración del analista en tanto que analista-síntoma. A este respecto, una última cuestión que queda abierta, únicamente planteada: ¿podemos entender por analista síntoma a aquel que sabe hacer con la brecha que se le abre entre el autismo de su goce y la dimensión del gran Otro?. Junio de 2009 Nuevos carteles Sede de Cataluña
Fecha de constitución: 21 de julio de 2008
Tema: Consideraciones clínicas acerca de la violencia Cartelizantes: Josefí Pons: La posición de la víctima en la violencia de género Isabel Burguera: ¿La mujer víctima de su goce? M. Àngela Gallofré: Angustia y violencia Matias Meichtri: Violencia y patología del acto: la posición del agresor Mauricio Gutierrez: Hay amores que matan Josep Sanahuja (Más uno): La violencia y el deseo
Sede de Sevilla-Barcelona
Fecha de constitución: octubre de 2009
Tema: Lectura del Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis Cartelizantes: Magdalena López: Capítulos II y III Carmen Orue: Capítulos IV y V Fernando Sánchez: Capítulos VI,VII yVIII Manuela Castaño: Capítulos IX, X y XI Antonia Gómez: Capítulos XII, XIII y XIV Fany Miquens: Capítulos XV y XVI Manuela Castilla: Capítulos XVII y XVIII Teresa Lozano: Capítulos XIX y XX Anna M. Castell (Más uno): Capítulo I, Epílogo y Seminario de los Nombres del Padre
Sede de Madrid
Fecha de constitución: septiembre 2009
Tema: Finales de análisis Cartelizantes: Araceli Fuentes: El pasaje de analizante a analista Carmen Cuñat: El inconsciente real y el pase Rosa Navarro: La posición femenina al final del análisis Santiago Castellanos: La satisfacción en el final del análisis Pilar González (Más uno): La relación del sujeto con el Otro en la ultima enseñanza de L. Lacan
Catálogo Online Los carteles inscritos desde 2007 los puede encontrar en la página web de la ELP en:
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Busca cartel:
- Nombres del Padre
Alejandro Velázquez (Barcelona) [email protected] - El cuerpo: desde Freud en « Algunas consecuencias psíquicas de las diferencias sexuales anatómicas » hasta Lacan cuando dice « A la mujer no le falta nada »
Montse Serra (Barcelona) [email protected] (Participante Sección clínica de Barcelona) - Drogodependencias: interesado en trabajar aspectos relacionados con el campo social, educativo, drogodependencias…
Francesc Gurrera (Girona – Barcelona) [email protected] - Alienación/separación: desea contactar con colegas interesados en constituir un cartel acerca del tema: alienación/separación
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Graciela Amorín (Madrid) [email protected]
¿Qué es el cartel? ¿Qué es?
El Cartel es un grupo de trabajo. Se entra al cartel por un interés sobre a un tema. Se eligen cuatro para hacer un trabajo que debe tener un producto propio y no colectivo. Los cuatro se reúnen en torno a un Más-Uno que, « si bien es cualquiera, debe ser alguien »; es el encargado de provocar la elaboración de cada uno.
Ahora estamos en la apuesta de los carteles fulgurantes y el número de integrantes y la duración –máximo dos años–, puede variar.
Terminado el trabajo, el Más–Uno será el encargado de la selección, la discusión y el destino que se reservará al trabajo de cada uno. Luego se disuelve el Cartel y permutan sus integrantes.
¿Quién puede participar?
Cualquier persona que quiera trabajar en un tema que le convoque. Participan miembros y socios de la Escuelas, inscritos en el Instituto del Campo Freudiano y cualquier persona que manifieste su deseo de participar.
¿Cómo inscribir un cartel?
Los carteles se inscriben en la Escuela. Cartel Express es el boletín que recoge el catálogo de los carteles en funcionamiento, su actualidad, breves aportaciones teóricas y reseñas puntuales.
Para inscribir un cartel hay que enviar los siguientes datos a [email protected]:
Tema del cartel; miembros y rasgo de cada uno; Más Uno y fecha de constitución.
Foto: Pilar Moreno / Escultura de Javier Carvajal
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Para darte de baja, envía un mensaje a: [email protected]
Para obtener ayuda, visita http://www.eListas.net/foro/elp-debates