SOBRE MASAS Y GOCES EN LA HIPERMODERNIDAD, por Beatriz García Moreno
El objeto a en el cenit del socielo, elevado allí como un spuknik, en palabras de Miller, presenta manifestaciones diversas, casi que cualquier rasgo de comportamiento, de moda, puede convertirse en motivo de agrupación; y esta posibilidad es perfectamente identificada por el mercado que en el momento actual del capitalismo, empuja al consumo desaforado, y encuentra mediante medios como la publicidad o los mass media, la posibilidad de manipular masas, conformarlas, deshacerlas, en torno a uno u otro producto, a una u otra imagen, en fin entorno a su sed insaciable de enriquecimiento. Los cuerpos fragmentados aparecen exhibido en vitrinas, revistas, pancartas, vallas que ofrecen llenar el vacío, soportar el dolor mediante la compra, y la posibilidad de tener alguna consistencia en el ser, por el hecho de tener el objeto ofrecido. Es el torbellino infinito de la compra, donde la falta en ser se quiere taponar con los objetos que parecen encarnar el rasgo, y donde no son sólo los objetos mercancías los que se consumen, sino también el sujeto-objeto-consumo, en su goce infinito de poseer objetos que prontamente pierden sus brillo y muestran sus oquedad. Cada uno solo, relacionado con su objeto-rasgo-goce.
Bibliografía:
-. Freud, Sigmund. 1967. Psicología de masas y análisis del yo. Tomo I. Madrid: Biblioteca Nueva ,pp- 1127-1166.
-. Miller, Jacques Alain. Una Fantasía. En Punto Cénit. Política, religión y el psicoanálisis. Buenos Aires: Colección Diva, pp. 37-54.
-. Para mayor información, Usted puede acceder a: http://nel-amp.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1429:jornadas-lima-2014
Los sujetos sin brújula de la hipermodernidad, a los que se refiere J-A. Miller en Una fantasía, buscan agruparse de diferentes formas, algunos ingresan a hacer parte de las masas artificiales, el ejército y la Iglesias, mientras otros se agrupan en torno a rasgos algunos de mayor permanencia que otros, que encuentran en formas diversas, ligados a la política, la religión, la ciencia, o simplemente en el torbellino imparable del mercado de consumo. Podría decirse que la época hipermoderna carente de los apoyos simbólicos relacionados con el nombre del padre tal como los concibió la modernidad, ofrece un panorama infinito de masas agrupadas en torno al objeto a y a sus infinitas maneras de mostrarse.
Los que se agrupan en torno a caudillos parecen conservar la estructura señalada por Freud, cuando en Psicología de masas y análisis del yo, indaga en el ejército y la iglesias como dos masas artificiales, en las cuales la agrupación gira en torno a la conjunción del objeto a y el Ideal del Yo fusionados en la figura del caudillo -líder político o religioso- que parece encarnar sus aspiraciones.
Sin embargo, podría señalarse en la época actual, otros grupos que no son convocados por un líder específico que concentra el poder, sino por alguno desconocido, que pone a circular su voz en las redes sociales bajo algún slogan que recoge el interés de muchos, y que bajo una u otra consigna, hace que un fenómeno que parecía ser simplemente una aspiración, se materialice en plazas y calles, llegando en algunos momentos a producir efectos notorios, como ha sucedido recientemente, con los movimientos políticos de los indignados que ha tenido escenificaciones y efectos políticos sobresalientes, en diferentes partes del mundo.
La religión por su parte, con base en la creencia en un Dios y en la promesa de una vida futura se ofrece como otro fenómeno de masas que en la actualidad sigue congregando en una gran diversidad de iglesias, en la cuales los fieles con la mirada puesta en el Bien Supremo, creen encontrar consuelo a sus penurias y en el sacrificio de su subjetividad que se ofrece para hacer existir la figura del padre ausente-desaparecido, encuentran orientación a su goce y renovación para sus vidas muchas veces sometidas a una rutina sin fin.
La ciencia con su confianza en que « eso marcha » como dice Miller, se ofrece como una tercera posibilidad para los que creen en un saber que curará sus dolencias. Su discurso mantiene la fe en un saber de la razón que supera la subjetividad, mientras se convierte para muchos en posibilidad de agrupación en torno a la creencia en el progreso, sus inventos y medicamentos sean los que guían las dolencias de su cuerpo.
El objeto a en el cenit del socielo, elevado allí como un spuknik, en palabras de Miller, presenta manifestaciones diversas, casi que cualquier rasgo de comportamiento, de moda, puede convertirse en motivo de agrupación; y esta posibilidad es perfectamente identificada por el mercado que en el momento actual del capitalismo, empuja al consumo desaforado, y encuentra mediante medios como la publicidad o los mass media, la posibilidad de manipular masas, conformarlas, deshacerlas, en torno a uno u otro producto, a una u otra imagen, en fin entorno a su sed insaciable de enriquecimiento. Los cuerpos fragmentados aparecen exhibido en vitrinas, revistas, pancartas, vallas que ofrecen llenar el vacío, soportar el dolor mediante la compra, y la posibilidad de tener alguna consistencia en el ser, por el hecho de tener el objeto ofrecido. Es el torbellino infinito de la compra, donde la falta en ser se quiere taponar con los objetos que parecen encarnar el rasgo, y donde no son sólo los objetos mercancías los que se consumen, sino también el sujeto-objeto-consumo, en su goce infinito de poseer objetos que prontamente pierden sus brillo y muestran sus oquedad. Cada uno solo, relacionado con su objeto-rasgo-goce.
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Bibliografía:
-. Freud, Sigmund. 1967. Psicología de masas y análisis del yo. Tomo I. Madrid: Biblioteca Nueva ,pp- 1127-1166.
-. Miller, Jacques Alain. Una Fantasía. En Punto Cénit. Política, religión y el psicoanálisis. Buenos Aires: Colección Diva, pp. 37-54.
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