21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Violencias y Pasiones
Sus tratamientos en la experiencia analítica
Jornada clínica: Hacia una clínica de las pasiones
Eje 4: Angustia y pasiones: Acting out, pasaje al acto, acto perverso
Del fantasma al acting out, pasaje al acto y acto perverso
Mayra de Hanze (Compiladora)
El
acto supone una cierta transgresión de la ley: no hay acto si se
recorre siempre los límites trazados por la ley. Entonces de manera muy
general se entiende que hay un marco y que el acto supone una cierta
transgresión de ese marco, del mismo modo, no podría ser un acto si no
tuviera en cuenta el marco simbólico en el que se despliega, de lo
contrario sería a ciegas y eso no es un acto. Lo que va de la mano de la
construcción del fantasma, Lacan lo llama acto sexual, el fantasma es
lo único que hace existir el acto sexual, no hay relación con el Otro
sexo que no sea vía el fantasma y esa es la única unión sexual que
conocemos, eso va al lugar de cualquier fórmula que pudiera decir una
unión entre lo femenino y lo masculino, es decir: F<>M, eso no
existe y lo que tenemos es ($<>a), con lo que hace existir una
relación que no existe. La relación sexual deja en la indeterminación
más total las reparticiones de los sexos y eso es lo que el fantasma
vela, mediante su función de consolación imaginaria.
En el Seminario 15, Lacan, ubica dos soluciones fallidas, que en su momento Miller llamó lapsus del acto, la primera es el acting out, la segunda es el pasaje al acto.
Ubica el acting out
en un lugar homólogo al del inconsciente y el pasaje al acto en un
lugar homólogo al del ello o la pulsión. No los coloca al mismo tiempo,
ubica la lógica del acting out y del pasaje al acto a partir de
haber ubicado el fantasma y no antes, como situaciones clínicas
vinculadas a la lógica del fantasma, que no se pueden pensar sin esa
lógica, así, si no parto del fantasma, no entiendo ni el acting out ni el pasaje al acto.
Resulta interesante la homología entre acting out e inconsciente. En primer lugar, porque no es la idea que tiene Lacan del acting out en el Seminario 10, es totalmente distinta: en el Seminario de La angustia, hace del acting out una construcción del objeto a, mientras que en Seminario 15 coloca el acting out del lado de lo interpretable, del lado de la verdad.
Esto es totalmente coherente, primero porque la idea de Lacan siempre fue que el acting out
es una verdad, que dice la verdad, sólo que lo hace por otros medios,
no por los medios de la palabra, pero que la verdad del sujeto está
dicha en el acting out, que es solidario del inconsciente porque
es un mensaje dirigido al Otro, que es para ser interpretado (se puede
guardar la interpretación, no formularla, pero es interpretable) pero
está concebido en términos significantes.
Es la línea de la repetición que en el seminario anterior al Seminario de « La lógica del fantasma », explica lo que es el acting out, diciendo que finalmente tiene la misma raíz alemana, agieren, término utilizado por Freud en « Recuerdo, repetición y construcción », repetición se escribe así: agieren, y tiene la misma raíz que actuar y que acting. El acting out
dice lo mismo en otra lengua, pero es totalmente para ser descifrado, y
es este: te lo vuelvo a decir, porque no se entiende o porque no
entender es exactamente la recomendación que le hace Lacan al analista;
cuando se presenta un acting out, hay que suponer siempre
que eso es una indicación al analista, de que el analista no entendió,
de que no interpretó, de que dejó pasar algo y, entonces, el sujeto se
ve obligado a decirlo de vuelta con otros medios, así, ubica
perfectamente la articulación entre repetición y verdad.
En
cambio el pasaje al acto, lo ubica como el rechazo más radical que hay
al inconsciente, como el no querer saber nada del inconsciente. En ese
sentido, en tanto es rechazo al saber inconsciente, no se dirige al
Otro, no admite ser interpretado, efectivamente eso es lo que plantea la
dificultad de la clínica del pasaje al acto, que en el verdadero pasaje
al acto llegamos después, normalmente llamado por otro, no es el sujeto
el que hace el llamado. Es lo que normalmente hace que la técnica
psicoanalítica esté un poco en suspenso con el pasaje al acto. En
cambio, el acting out está en la vía de la repetición, de la verdad y la transferencia, el acting out siempre se presenta bajo transferencia, es una transferencia salvaje, es pura transferencia sin interpretación.
Mientras que en el pasaje al acto no tenemos nada de la repetición,
nada del inconsciente, más bien tenemos la dimensión de la prisa, la
precipitación sin dimensión de verdad.
Evidentemente, Lacan da un punto de impasse y dos salidas en falso: acting out
y pasaje al acto, quedaría la salida verdadera, es ahí donde con
prudencia se podría poner el acto analítico. Es el único acto que está a
disposición del sujeto a partir del momento que no hay relación sexual,
sin ser una salida en falso, sin ser un acting out ni un pasaje al acto.
Por otro lado la perversión es por excelencia la estructura del acto,
el punto de diferencia entre neurosis y perversión está en el plano del
acto, allí donde el neurótico se escabulle o duda o se precave, el
perverso va derecho al grano, tiene certeza respecto del acto.
La clínica de la perversión es una clínica del acto, pero Lacan va más
allá, lo que le permite decir al final de su enseñanza, que la
perversión no le está excluida a aquel que concluye un análisis. Esto es
para indicar que el perverso tiene respecto de la pulsión, un saber
hacer del que el neurótico carece y que el análisis debería permitirle
al neurótico un saber hacer con su pulsión, más acorde al saber hacer
que tiene el perverso espontáneamente.
Referencias:
Graciela Brodsky, El acto analítico y otros textos, NEL-Bogotá, Bogotá, 2002.
Jacques Lacan, El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006.
Jacques Lacan, Seminario 15 « El acto analítico », inédito.
Jacques-Alain Miller, Dos dimensiones clínicas: síntoma y fantasma, Manantial, Buenos Aires, 1989.
Las dos vertientes de la pasión de la ignorancia
Mercedes Iglesias
Las
pasiones son el modo en el que el sujeto se da un ser. Frente a la
falta en ser, las pasiones vienen a dar un sentido, una justificación de
la existencia tal como lo establece Miller.[1]
Si bien tenemos el amor y el odio, hay otra pasión que es la
ignorancia. En una primera vertiente, la ignorancia terminará después de
un largo recorrido en el concepto del deseo del analista, que
posteriormente será denominada indiferencia, apatía, desapego. Pero es
una vertiente que está circunscripta en la vertiente significante. En la
otra vertiente, a partir del Seminario 10, la ignorancia
adquirirá otra dimensión: el ‘no querer saber nada’ que responde con un
acto denominado el pasaje al acto. Esta vertiente incluye la dimensión
pulsional y culminará con el acto analítico es decir, con el pasaje del
analizante a analista.
Primera vertiente: pasión de la ignorancia y deseo del analista
« En esa época, después de todo, esta ignorancia, no olviden que hablo
de ignorancia, acabo de decir que es una pasión, no es para mí una
minusvalía, tampoco es un déficit. Es otra cosa: la ignorancia está
ligada al saber ».[2] Así Lacan introduce la noción de ‘ignorancia docta’ que responde al saber más elevado.[3]
Este saber que se opone a la ciencia, un saber que es ignorancia, no de
cualquier tipo, pero es esta la que conviene al análisis.
Hay un horror al saber que va a desplegar la pasión de la ignorancia y
que será un horror al saber del goce. Pero por otro lado, esta pasión de
la ignorancia lleva al querer saber y se despliega así toda la
dimensión del saber, la verdad y el sujeto supuesto saber. En un
análisis, el querer saber tiene sus límites. La ignorancia y el
semblante de ignorancia, en tanto saber en reserva, constituirán parte
de lo que supone el deseo del analista. Si el deseo está hecho de
imposibilidades y de impases así como de un sujeto en la
indeterminación, entonces el deseo del analista será signo de un pase.[4]
Pasar de analizante a analista será en un primer tiempo denominado el
deseo del analista. Entendiendo esto como aquel que ha hecho de este
deseo su causa. Si bien Lacan ubicará de otro modo el deseo del
analista, la dimensión de la ignorancia permanece como fundamental: « la
pasión de la ignorancia que no se trata de no saber nada. Designa el
saber hecho conjunto vacío…lo que queda es un marco del saber. El
analista debe estar calado hasta los huesos de la pasión de la
ignorancia…El pase es la verificación de la pasión de la ignorancia.[5]
Segunda vertiente: ignorancia y pasaje al acto
En su primera formulación el pasaje al acto está articulado en
relación al fantasma y a las coordenadas de la angustia. El Seminario 11
Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis constituye
la bisagra mediante el operador conceptual alienación-separación
concebidas como « operaciones de la realización del sujeto en su
dependencia significante respecto del lugar del Otro », que será decisivo
en la conceptualización del pasaje al acto y el acting out en el
cuadrángulo o no pienso o no soy. Posteriormente, en el Seminario 14
articula el no pienso y soy que será la lógica del pasaje al acto.[6]
Lacan seguirá su trabajo de articular el sujeto barrado de la indeterminación con el objeto a
como aquello que viene a dar una respuesta a esta indeterminación. La
pulsión es lo que adviene frente a la indeterminación del sujeto y a la
falta en el Otro. La pasión de la ignorancia bajo esta vertiente,
constituye un no querer saber nada que no se resuelve por la vía
significante sino por el contrario por la vía del acto. Es así que Lacan
construye el pasaje al acto. Un no querer saber nada de eso y un
afirmarse a partir del objeto entendido como deshecho.
El
pasaje al acto revela la estructura fundamental de todo acto. El sujeto
se encuentra frente a un impasse y tiene que encontrar un pase,
encontrar una certidumbre. La conclusión es siempre anticipada y esto
vale para la interpretación analítica.[7]
El pasaje al acto no es sólo una salida de la escena, un ‘dejar caer’
sino que es romper absolutamente con el Otro, con su saber, con su
deseo. Y establece una especie de muerte del sujeto. Y, en este acto se
encuentra la ignorancia en su vertiente de no querer saber nada ni del
Otro ni del propio sujeto. Pero también es un no querer saber nada del
inconsciente. Esto le interesa a Lacan, por cuanto por la vía del
inconsciente tenemos los significantes, y así, la indeterminación. El
inconsciente y el pensamiento mostrarán aquí su límite, hay algo que no
se resuelve por esta vía. En cambio por la vía del acto hay cierta
certeza. Esto es lo que orienta a Lacan hasta llegar al acto analítico.
Es esta dimensión, esta vía de rechazo absoluto del saber que Lacan
considera como perspectiva para la vertiente del acto. En « La
equivocación del sujeto supuesto saber » el objeto pasa a ser activo y el
sujeto subvertido.[8]
Y, es esto lo que sucede en el pasaje al acto, el que decide y define
la situación es el objeto. Pero esto se realiza bajo la dimensión de la
ignorancia.
Lo fundamental de este pasaje del sujeto del
deseo al acto analítico es mostrar que no basta el inconsciente, que por
ahí no tenemos una transformación real. Se trata de ubicar al analista
como objeto, y en ese sentido, el analista es un no pienso. El corte no
pasa por el pensamiento, hace agujero al pensamiento, mediante el corte,
que es un acto.[9]
[1] Miller, J.-A., ‘La pasión del neurótico’ en Introducción a la clínica lacaniana, ELP, Barcelona, 2007.
[2] Lacan, J., Clase del 21 de noviembre de 1971 en Saint Anne.
[4] Nepomiachi, R., Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista, Cuadernos del INES Nº 2, Bogotá, 2004, p. 22.
[5] Miller, J.-A., Los signos del goce, Paidós, Barcelona, 1998, pp. 220-221.
[6] Muñoz, P., La invención lacaniana del pasaje al acto, Editorial Manantial, Buenos Aires, 2009.
[7] Gorostiza, L., La angustia y el acto, Capitón, Caracas, 2007, p. 113.
[8] Brodsky, G., El acto psicoanalítico y otros textos, NEL-Bogotá, Serie Enseñanzas, 2002.
[9] Gorostiza, L., op. cit.
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