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La Gran Conversación de la Escuela Una
Flashes
Ideas…Francisco-Hugo FredaSoy sensible al artículo de Di Ciaccia. Tampoco en Argentina la palabra « psicoanálisis » y « psicoanalista » figuran en la última ley de Salud Mental. No veo por qué esto sería un motivo de satisfacción. Tal vez sea porque se cumple con el « adagio » sobre el carácter de extraterritorialidad del psicoanálisis.Muchos hechos me hacen pensar que no se trata extraterritorialidad sino de exclusión. ¿Es extraterritorialidad que no se escuche en las universidades alemanas hablar de psicoanálisis? ¿Es extraterritorialidad que los sistemas de salud indiquen que no es bueno que un autista sea tratado por un psicoanalista? ¿Es extraterritorialidad que no haya en todas las universidades un Departamento, un Centro o un Instituto de Psicoanálisis independiente de la psicología? ¿Es extraterritorialidad que los psicoanalistas no sean consultados cuando se establecen planes de tratamiento para toxicómanos, como sucede en Brasil? ¿Es extraterritorialidad ocultar la formación del analista y la Escuela a la cual pertenece para poder integrar ciertas redes sanitarias? Podría dar muchos ejemplos más. También podría decir que no fue en función de la extraterritorialidad que he presentado más de una vez el CPCT de París a las autoridades nacionales e internacionales ligadas al campo de la salud mental. Puedo decir que no es en nombre de la extraterritorialidad que la ECF es una « asociación miembro » de la ONU. La lista sería larga.Creo que hay que redefinir la extraterritorialidad, que dicha definición no debe confundirse con quedarse afuera, con no aparecer, con aparecer disfrazado. Se trata de una interpretación que orienta una política para crear un campo que no confunda lo general del discurso psicoanalítico y su lugar en el mundo con lo particular de la formación del analista.Ese campo se puede crear a partir de: generalizar el FIPA dentro de las Escuelas del Campo freudiano; asegurar la presencia regular de las Escuelas en organismos internacionales como la ONU y OMS; elaborar y proponer un programa de creación de Departamentos de Psicoanálisis en las Universidades; proponer que cada Escuela se dé los medios necesarios para estar presente anticipadamente en los asuntos de la ciudad donde el psicoanálisis en particular esté implicado.A modo de conclusión. Hace unos meses cenábamos con un amigo en la querida ciudad de Barcelona. Casi inesperadamente, él me pregunta cómo pensaba yo la Escuela analítica del siglo XXI… Nunca comprendí por qué él me hacía esta pregunta. Intento, con estos 2500 signos, comenzar a responderme.