*publicado en Revista Lacaniana De Psicoanálisis número 25
El psicoanálisis impuso su creación a partir del inconsciente, el que ingresó de la mano de la interpretación y de la transferencia.
Cada una de estas nociones estuvieron antes de que Freud las precisara para su uso psicoanalítico, y que Lacan las formalizara provocado fuertemente por los desvíos de los post-freudianos.
Freud ofreció respecto a ellas un punto nodal en su libro de los sueños, si bien fue introduciendo cambios en la medida que su praxis lo iba confrontando con obstáculos. Como lo señaló, los sueños son la vía regia al inconsciente, dando cuenta de cómo éstos son una interpretación del inconsciente anterior a la del soñante y a la del analista.
Lacan expresa en el Seminario 21 que lo que Freud tiene de lacaniano es su precisión de que el cifrado del sueño nada tiene que ver con la comunicación, y que esa operación está hecha para el goce. Lo subraya al tomar el artículo de Freud Los límites de la interpretabilidad de los sueños, destacando que el sentido es corto. El lenguaje está en el lugar del sentido, y lo real fuera de él.
Lo que Freud escribe sobre la elaboración del sueño, su retórica con sus figuras de desplazamientos sintácticos y condensaciones semánticas, nos enseña a leer sus contenidos. Lacan, con demanda y deseo indica cómo la interpretación apunta al deseo. Y en el Seminario 10 con el objeto a, es la interpretación la que va a conmoverlo.
En el Seminario 17 Lacan entra en otro campo que el de la palabra y el lenguaje. Recuerda que en 1966, en De nuestros antecedentes, ya había constituido su discurso cómo volver a tomar el proyecto freudiano al revés y sigue su propósito en tanto volverlo a tomar por el reverso lo que marca cómo la interpretación analítica va en contra del sentido común del término.
Eso exige que lo que instituye el analista como experiencia analítica sea la histerización del discurso para lo que, como causa del deseo, su posición es de semblante de objeto a. El SSS, investidura fecunda por la transferencia, es marco esencial para una interpretación que tenga efectos. Lacan en la cuestión de la verdad y su relación con el saber pregunta ¿qué es la verdad? y responde: el enigma; ambos se dicen a medias. Así un saber en tanto verdad es la estructura de la interpretación.
El enigma es una enunciación y la cita un enunciado que se apoya en el autor, siendo también un medio decir. Lacan anuncia que el enigma y la cita son el medio con el que interviene la interpretación.
Al introducir el desvalor de la verdad, en el Seminario 24 encontramos la pregunta sobre ella en otro sentido: si la verdad despierta o adormece. Y aclara que eso depende del tono con el que es dicha, es por el forzamiento por donde un analista puede hacer sonar otra cosa que el sentido que resuena por el significante. Como el sentido tapona, el forzamiento puede no llegar lejos; sólo con la dimensión poética por la resonancia en el cuerpo. Para que metáfora y metonimia tengan alcance de interpretación, su función debe hacer unión de sonido y sentido.
En el Seminario23, habla de la manipulación interpretativa, con efecto de sentido y efecto de agujero. Precisiones que desbroza J.A. Miller en su Curso El ultimísimo Lacan.
En el Seminario 24 Lacan subraya que una interpretación es justa en tanto disuelve un síntoma: la verdad deviene poética por producir resonancia, fundada sobre el witz y sostenerse por un equívoco. Es servirse de una palabra para otro uso: se la manipula un poco y en eso reside su efecto operatorio.
Ahora bien, volvamos al punto en que Lacan declara que tomó la doctrina freudiana al revés. Los post-freudianos llegaron a hacer del psicoanálisis una fijación de la doctrina en la segunda tópica y una teoría de la técnica. Lacan al privilegiar la experiencia analítica por sobre la teoría, constató el poder de la interpretación y, a la vez, lo imposible de esclarecer sus vías operatorias.
J.A. Miller en su curso Sutilezas analíticas se pregunta, ante el testimonio de un AE, hasta qué punto la interpretación del analista es creación del analizante; se podría decir que éste forma parte del concepto de la interpretación.
El Comité Editorial de Revista Lacaniana me sugirió para abordar el tema de la interpretación, un párrafo de “Diario de mi análisis con Freud”(1).
Al realizar la lectura del testimonio de su autor, Smiley Blanton, considero que este análisis podríamos interpretarlo como una experiencia condicionada por el Nombre del Padre, el Edipo y con el uso abundante de la interpretación de los sueños. Pero hago otra lectura: el analizante recibió interpretaciones de Freud al borde de cada sesión en relación al pago, y también en cada despedida al finalizar el período de análisis. Ejemplos preciosos de un decir en la ocasión.
Su resistencia, mencionada reiteradamente, su admiración por Freud y, a la vez, su estar pronto a la decepción, son algunos rasgos relevantes que dan cuenta de no haber hecho enigma de esas interpretaciones.
En una oportunidad de su primer tramo analítico, al pagarle lo que le debía a Freud en dólares –que éste prefería a chelines–, le entrega una suma mayor porque no quería llevarla consigo y lo deja a cuenta. Freud al tomarlo le dijo: “debe prometerme que los pedirá de vuelta a mi familia en caso de mi prematura muerte”(2). Blanton relató que en otro momento de pago adelantado le había dicho lo mismo.
En un sueño posterior apunta la idea: “Siento que no obtengo el valor de mi dinero”(3). Sin embargo, no enlaza esta frase con el pago.
Cinco años más tarde, a su regreso, nuevamente deja a Freud la suma del pago total de sesiones por no querer llevar encima esa cantidad. Freud le respondió: “Lo aceptaré a cuenta y lo guardaré para usted. ¡Si muriera antes de dos semanas le serán devueltos!”(4)
Blanton preguntó a Freud por su decir, quien respondió: “Pienso en la posibilidad de la muerte todos los días. Es una buena práctica”(5).
Quizá Freud estaba preocupado por la muerte, su enfermedad, la guerra, su exilio… Es el sentido con el que tapona Blanton cada interpretación de Freud a su pago por adelantado, o el dinero de más. Pero ese sueño que no interpreta, y la dimensión del dinero como Freud teorizó –ese real que dio medida, entre otras cosas, de regalo–, podemos considerar que muy bien subrayó, cada vez, que era a cuenta su cesión de goce y no era ningún regalo. Asimismo, en una ocasión Freud le obsequia uno de sus libros, y a la escucha posterior de sueños oscuros, le interpreta en ese momento: “Hay un cambio en la transferencia. Se debe probablemente al regalo de los libros. De aquí usted verá qué dificultades producen siempre los regalos en análisis”(6).
Luego de este recorte, se desprende fácilmente la pregunta: ¿qué hicieron los post-freudianos con el legado de Freud?
1-Smiley Blanton, Diario de mi análisis con Freud,Ed Corregidor 1974
2-op.cit pag 44
3-op.cit pag 45
4-op.cit pag 56
5-op.cit pag 44
6-0p.cit pag 39