La Lettre en ligne n° 47 – abril 2008
E d i t o r i a l
El acontecimiento del mes de abril es la realización en Buenos Aires del Congreso de la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis), cuyo tema es “Los objetos a en la experiencia analítica). En Argentina, el psicoanálisis tomó su impulso a partir de las teorías de Melanie Klein, es decir, más particularmente, del psicoanálisis de niños. ¿Es por el hecho de se dirigía a aquel que descubre su fragilidad, en la medida misma en que descubre el mundo, y que él vino en su ayuda que el psicoanálisis resistió a los tormentos políticos y a sus consecuencias económicas y sociales?
Hoy, la Argentina reivindica el tercio de los psicoanalistas del mundo entero. La preponderancia de la enseñanza de Lacan, a través de la EOL y el campo freudiano es allí indiscutible.
El concepto del objeto a en Lacan no es fácil de definir, el registro de la definición no pertenece al psicoanálisis, sin embargo, el objeto a tiene en psicoanálisis una función, un estatus. Su punto de partida, si quisiéramos referirlo a Freud, podría escribirse: resto de la sustracción del principio de realidad al principio del placer. En términos lacanianos, califica lo que resta de goce, cuando el significante se apropia de un goce mítico supuesto todo, para decirlo. El hecho que esté articulado, reticulado, deja entre las mallas, ese resto.
Este resto, y es fundamental para el psicoanálisis, en relación con los otros discursos, no es inerte, es activo. Incluso forma parte de la toma de palabra sobre la llamada naturaleza, y sobre el organismo para hacer de este un cuerpo. De este modo, el sujeto del significante se torna lastrado por este resto de goce, parlêtre, y es como parlêtre que entra en los intercambios con el partenaire, con el otro, con el cuerpo del otro (1). Este objeto que no es ni abstracto (ideal), ni concreto (realidad), sino real en su dinámica operatoria (ligada a la pulsión y a la satisfacción), pudo ser aprehendido desde la más tierna infancia, en el desvalimiento del lactante. Más tarde, lo será en la angustia (2) que en la falta señala su presencia o más exactamente la necesidad de que el sujeto circunscriba ese objeto, lo identifique, lo reconozca para dar lugar a sus realizaciones. Pero su “naturaleza” permanece compleja, es doble, por una parte, los objetos son concebidos como extracciones corporales, voz, mirada, heces, entrando en los intercambios con el otro, por otra parte en su estatuto de consistencia lógica dando a estos intercambios el sentido de la orientación del fantasma (3). El objeto a por lo tanto, cualquiera sea la estructura neurosis o psicosis, ocupa un lugar clave en la vida de un sujeto. Ordena el goce, complejiza la satisfacción y permite o inhibe el lugar que cada uno ocupa en el mundo.
« Allí donde eso era » un goce paralizante, « adviene un yo » a través del objeto a que ya no desconoce.
Central en el psicoanálisis, este tema “El objeto a en la experiencia analítica” presentado por Jacques-Alain Miller, durante el quinto Congreso de la AMP en Roma, en julio de 2006, nos conduce con impaciencia e interés hacia Buenos Aires, donde esperamos muchos encuentros con psicoanalistas del mundo entero.
Francesca Biagi-Chai
1 El tema de las próximas jornadas de la Ecole de la Cause Freudienne es : « La relación sexual en el siglo XXI ».
2 Jacques Lacan, El Seminario X La angustia Paidos, referencia importante de este congreso.
3 Cf Jacques-Alain Miller : « Illuminations profanes », cours n°3, 23/11/2005 – Jacques Lacan, Le Séminaire XVI, D’un Autre à l’autre, Seuil, mars 2006.
Traducción : Silvia Baudini