votando por su sueño y bajan de la cima en segunda vuelta. Este voto bifaz no
perjudica a nadie, pero en 2017 el FN está por alcanzar el poder.*
Jean-Luc Mélenchon, ¿opio de los huérfanos de la
Revolución? Se cree Hugo Chávez: la conquista del poder mediante las urnas,
seguida de la formación de un gobierno partidario de las clases populares. Pero
eso solo funciona en América Latina.
Se alegra sin duda de escuchar al candidato de
Francia Insumisa cuando destroza a los pudientes y a los poderosos, a sus
sirvientes, a la gente linda. Títere que vapulea a la autoridad, impertinencia,
sátira, burla… no desdeño estos placeres tan franceses. Pero con monólogos
chistosos no se hace una política.
No digo que Mélenchon sea solo un bufón: tiene una
verdadera vocación de educador, y le doy crédito por pensar que nunca fomentará
lo peor como lo hace la dirigente xenófoba.
¿Pero quién podría competir con ella en las masas, sino partidos populares dignos de ese nombre, sean de inspiración socialista, demócrata-cristiana o gaullista? Nada más ajeno a la esperanza en nuestro caudillo: hace tiempo renunció a seguir el ejemplo de Die Linke, su primer modelo. Su “Francia insumisa” no es un partido, sino más bien el fanclub de su one-man-show. Como Macron, en definitiva.
Un dato inédito
Lo cierto es que, República o Revolución, hay que
elegir. La contradicción es antagónica. Lo que la vela es el concepto
murciélago de “revolución ciudadana”. Es el cuchillo de Lichtenberg del que
habla Freud, aquel cuya cuchilla se reemplaza luego de haber cambiado el mango.
Cinco años atrás, los arengas de Mélenchon hacían
vibrar toda la izquierda. Convertido en una caricatura de sí mismo, abusa de su
bocota, como en otro tiempo Georges Marchais, incluso si la suya es brillante y
culta, como dice el joven Glucksmann. El ruido y el furor esconden mal la
radicalidad de su impotencia.
Gérard Miller nos detalla su rutina de elector de
izquierda: comienza por votar su sueño; luego baja de la cima para la segunda
vuelta, y se resigna a despertar. Es la estrategia de Dupanloup: la tesis y
luego la hipótesis que completa a la primera desmintiéndola. ¿Por qué no?
Habitualmente, este voto bifaz no perjudica a nadie. Placer inocente. Pero en
2017 es un placer culpable, puesto que el enemigo de la humanidad está en las
puertas.
Cuando es business as usual, sí, en primera
vuelta se elige, y en segunda, se elimina. Solo que esta vez hay un dato
inédito: a esta altura, Marine Le Pen ya figura en segunda vuelta. Si François
Fillon que se ha desmoronado no está allí, una parte de la derecha llamada
republicana se orientará hacia ella sin pestañar. Además, es posible que la
candidata del Frente Nacional (FN) esté más arriba en las urnas que en las
encuestas.
A la izquierda, el opio
La “pupa en los fachos” (Renaud Dely) está tan bien
esfumada en el paisaje que casi nadie se alarma con su planteo. “¡La más hábil
de las astucias del Diablo consiste en convencernos de que no existe!”.
(Baudelaire)
Pero imaginen un poco el aparato del Estado en manos
del FN, y ante todo la policía, ya en un 50% marinista. Con, como si fuera
poco, la previsible catástrofe económica, ¿no ven cómo el Estado de derecho
podría retroceder y languidecer como en Hungría o en Polonía? ¿Y quién asegura
que Francia no pasaría entonces bajo el yugo de un Estado policíaco? Todo
sucederá muy rápido.
Mientras tanto, los medios de comunicación hablan de
otra cosa. La izquierda salva al planeta y se da un festín: cannabis para
todos, salario universal, Parlamento de la zona euro, cuando no es dictadura en
Alemania y Asamblea constituyente. El opio, les digo.
No soñamos con nada menos de la derecha cuando ya
vemos reeditar la operación Thatcher en Francia de 2017. En medio del tablero,
nos precipitamos al albergue español del joven providencial.
Cuando la clase política saca así planes de la
galera, ¿el público se deja engañar? Es como en el espectáculo: saber que se
trata del semblante no les impide, por el contrario, experimentar emociones
auténticas. Es el resorte de toda catarsis, y la matriz del fantasma: “¡Qué
lindo sería que…!”. Llegó el momento de actuar. Ahora mismo, prioritariamente,
vengo a alertar al país sobre la amenaza que representaría para todos el
ascenso al poder de Marine Le Pen y de la corriente de ideas de la cual
procede, que a la vez encarna y disimula. Puesto que los políticos se revelan incompetentes
en este punto, corresponde a los diferentes sectores de la sociedad civil
ponerse en movimiento. Es peligroso demorarse, es peligroso perder el tiempo.
El universo conoce lo que está en juego en la elección: la victoria o la derrota de Marine Le Pen.
original publicado en francés
el 12 de marzo de 2017 en el diario Le Monde, disponible en: http://www.lemonde.fr/idees/article/2017/03/12/les-ruses-du-diable_5093226_3232.html, como respuesta al artículo de opinión de
Gérard Miller publicado en el mismo periódico el 9 de marzo de 2017, disponible
aquí:
Traducción: Lorena Buchner