Entrevista a Mauricio Tarrab
Por Raquel Cors Ulloa
El analista siempre está re-formándose
El analista siempre está re-formándose
« …en el centro de la Escuela no ubicamos un rasgo identificatorio, o un tótem, o un significante. Ubicamos allí un vacío, ese vacío de la definición de qué es un analista. Y eso está siempre en reformulación. Eso ubica al Pase en el horizonte de la formación analítica »
M.Tarrab
En Junio de 2008, Mauricio Tarrab, Analista de la Escuela, pasó por Maracaibo-Venezuela para transmitir desde su singular posición, un seminario sobre « La pragmática del síntoma y el uso del sentido ».
Su causa, no dejó esperar sus efectos. Esta entrevista, es una muestra de su singular claridad, que toca a quienes nos formamos y hace consentir a las sorpresas que nos concede la actualidad psicoanalítica.
El trazo del acto analítico vislumbra un horizonte que Tarrab interpreta como una formación que no responde a la programación ni a las prestigiosas y cronológicas insignias; sino a un vacío. Es la autenticidad del recorrido en la experiencia que hace de cada analista el límite de la ficción.
La permeabilidad del Pase en su singularidad conclusiva, depara el camino de la A.M.P en sus variadas Escuelas. Así, Mauricio devela el actual panorama de la formación analítica.
Su causa, no dejó esperar sus efectos. Esta entrevista, es una muestra de su singular claridad, que toca a quienes nos formamos y hace consentir a las sorpresas que nos concede la actualidad psicoanalítica.
El trazo del acto analítico vislumbra un horizonte que Tarrab interpreta como una formación que no responde a la programación ni a las prestigiosas y cronológicas insignias; sino a un vacío. Es la autenticidad del recorrido en la experiencia que hace de cada analista el límite de la ficción.
La permeabilidad del Pase en su singularidad conclusiva, depara el camino de la A.M.P en sus variadas Escuelas. Así, Mauricio devela el actual panorama de la formación analítica.
Raquel Cors: Éric Laurent, durante su discurso de candidatura en la VI Asamblea de la AMP, propuso una nueva posición del psicoanálisis en torno la « Utilidad Pública ».
Conmemorando los estatutos de la AMP concebidos hace ya 16 años, el psicoanálisis en su dimensión de semblante, pareciera que hace de cada analista en su singular posición una novedad y a partir de esta reforma que no anula la inicial, y de la que seguramente tendremos que esperar sus efectos, te pregunto:
¿Qué opinas tú Mauricio de una reforma, de lo que nos toca en la actualidad analítica, su clínica y política en torno a nuestra Asociación, que es mundial?
Mauricio Tarrab: La cuestión es cómo hacer escuchar en el Otro social lo que el psicoanálisis de nuestra orientación tiene para aportar en este momento de la cultura contemporánea. Es cierto que una reformulación es necesaria para nosotros, pero es una reformulación que sigue la línea que Lacan mismo ya ha trazado. Porque Lacan produjo un corte que ha renovado la práctica analítica de cabo a rabo y que transformó al psicoanálisis de orientación lacaniana en una práctica más sensata, más ética y más eficaz que cualquier otra. Lo es tanto para lo que se podría llamar un psicoanálisis « clásico », como nos ocupamos de los « nuevos síntomas » de la época. ¿Cómo trasmitir esa posición ética, esa sensatez y esa eficacia? El momento en el que estamos, que no es el de Lacan, requiere repensar lo que se llama la extraterritorialidad del psicoanálisis. En algún momento un baluarte, en otros momentos una dificultad. Ahora se trata de estar tanto « afuera » como « adentro » del territorio donde se juegan las decisiones y las acciones políticas que conciernen a la subjetividad actual y hacernos sus interlocutores. Tenemos que hacer valer nuestra práctica en la ciudad, hacer valer nuestra influencia en los medios de comunicación, hacer valer nuestra enseñanza en la universidad … Hace poco tiempo el Ministro de Salud Pública de mi país se quejaba de que en los servicios públicos de psicopatología había según él « demasiados lacanianos ». Lo que el Ministro no decía es que esos « demasiados lacanianos » sostienen el 80% de la atención de pacientes en esos servicios públicos y hacen eso sin que el Ministro use un solo peso de su presupuesto para eso. Es un aspecto de la cuestión y de la situación de nuestros practicantes a quienes hay que apoyar desde las Escuelas y la AMP. Hay que abrirse entonces a la « realidad efectiva » de la época y hacerlo sin ingenuidad. Por el otro lado, por el lado de la formación de los analistas, se trata de otra cosa. Allí las Escuelas deben esmerarse en la formación que dispensan a sus miembros, que concierne tanto lo que llamamos el psicoanálisis « aplicado » como al psicoanálisis « puro ». La política de la AMP, según la interpreto, se ocupa de ambos frentes simultaneamente. Este es un momento en que se pone el énfasis en la « utilidad pública » para hacerla valer e insertarse allí. Ver en esa política un descuido respecto de los principios del psicoanálisis, es una mirada miope, o mal intencionada.
Mauricio Tarrab: La cuestión es cómo hacer escuchar en el Otro social lo que el psicoanálisis de nuestra orientación tiene para aportar en este momento de la cultura contemporánea. Es cierto que una reformulación es necesaria para nosotros, pero es una reformulación que sigue la línea que Lacan mismo ya ha trazado. Porque Lacan produjo un corte que ha renovado la práctica analítica de cabo a rabo y que transformó al psicoanálisis de orientación lacaniana en una práctica más sensata, más ética y más eficaz que cualquier otra. Lo es tanto para lo que se podría llamar un psicoanálisis « clásico », como nos ocupamos de los « nuevos síntomas » de la época. ¿Cómo trasmitir esa posición ética, esa sensatez y esa eficacia? El momento en el que estamos, que no es el de Lacan, requiere repensar lo que se llama la extraterritorialidad del psicoanálisis. En algún momento un baluarte, en otros momentos una dificultad. Ahora se trata de estar tanto « afuera » como « adentro » del territorio donde se juegan las decisiones y las acciones políticas que conciernen a la subjetividad actual y hacernos sus interlocutores. Tenemos que hacer valer nuestra práctica en la ciudad, hacer valer nuestra influencia en los medios de comunicación, hacer valer nuestra enseñanza en la universidad … Hace poco tiempo el Ministro de Salud Pública de mi país se quejaba de que en los servicios públicos de psicopatología había según él « demasiados lacanianos ». Lo que el Ministro no decía es que esos « demasiados lacanianos » sostienen el 80% de la atención de pacientes en esos servicios públicos y hacen eso sin que el Ministro use un solo peso de su presupuesto para eso. Es un aspecto de la cuestión y de la situación de nuestros practicantes a quienes hay que apoyar desde las Escuelas y la AMP. Hay que abrirse entonces a la « realidad efectiva » de la época y hacerlo sin ingenuidad. Por el otro lado, por el lado de la formación de los analistas, se trata de otra cosa. Allí las Escuelas deben esmerarse en la formación que dispensan a sus miembros, que concierne tanto lo que llamamos el psicoanálisis « aplicado » como al psicoanálisis « puro ». La política de la AMP, según la interpreto, se ocupa de ambos frentes simultaneamente. Este es un momento en que se pone el énfasis en la « utilidad pública » para hacerla valer e insertarse allí. Ver en esa política un descuido respecto de los principios del psicoanálisis, es una mirada miope, o mal intencionada.
Raquel Cors: La AMP, una Asociación que es internacional y está repartida en diferentes Escuelas, países diversos, culturas varias; es decir cada una en su particularidad.
Mauricio Tarrab: Por supuesto que eso supone tomar en cuenta cada situación cultural. Esa particularidad ayuda en la aplicación de una política común. Eso en una Escuela como la NEL será seguramente muy notorio y sería una tontería una aplicación a libro cerrado. Hay que considerar esas particularidades y estoy seguro que de esa diversidad obtendremos resultados muy interesantes.
Mauricio Tarrab: Por supuesto que eso supone tomar en cuenta cada situación cultural. Esa particularidad ayuda en la aplicación de una política común. Eso en una Escuela como la NEL será seguramente muy notorio y sería una tontería una aplicación a libro cerrado. Hay que considerar esas particularidades y estoy seguro que de esa diversidad obtendremos resultados muy interesantes.
Raquel Cors: Nuestra clínica actual, heterogénea clínica en lo real.
¿Será que nos concierne hoy, una Re-formación del analista?
Mauricio Tarrab: Eso no es de hoy. La AMP dedicó su III Congreso en Bruselas en el 2002 al tema de la formación de los analistas. Y ya antes, en el 2000 en Buenos Aires, se había producido un verdadero golpe de timón al respecto, cuando J.-A. Miller planteó sin concesiones en su discurso a la Asamblea, que ya nada había quedado en su lugar, que ya nada era reformable en sus detalles en nuestro sistema de formación. Parece que lo olvidamos, pero aún somos deudores de eso que sacudió el sueño de las Escuelas respecto de la formación que dispensan y los medios por los que lo hacen. Eso durante un tiempo perturbó también la seguridad de los AME respecto de qué nombra el título que ostentan; provoca a los AE a dar cuenta de aquello que el Pase demuestra de la formación en el final y después; lleva a los AP a interrogarse por lo que suponían asegurado, por el hecho de haberlo declarado como tal… Eso debe continuar y si tenemos la percepción de que eso cesa, entonces ese retorno al sueño deberá ser perturbado de nuevo.
El analista siempre está re-formándose. Hay algo de interminable en eso. La nuestra es una concepción de la formación que no responde a un programa de enseñanza, o es asegurado por el prestigio y los años. Como decía J.-A. Miller en una oportunidad, no se trata para nosotros de educar al Asno. Para nosotros la formación preserva el trípode freudiano: enseñanza, supervisión y análisis del analista y a eso le agregamos la « inmersión en la Escuela ». Eso implica también que en el centro de la Escuela no ubicamos un rasgo identificatorio, o un tótem, o un significante. Por el contrario ubicamos allí un vacío, ese vacío de la definición de qué es un analista. Y eso está siempre en reformulación. Eso ubica al Pase en el horizonte de la formación analítica.
¿Será que nos concierne hoy, una Re-formación del analista?
Mauricio Tarrab: Eso no es de hoy. La AMP dedicó su III Congreso en Bruselas en el 2002 al tema de la formación de los analistas. Y ya antes, en el 2000 en Buenos Aires, se había producido un verdadero golpe de timón al respecto, cuando J.-A. Miller planteó sin concesiones en su discurso a la Asamblea, que ya nada había quedado en su lugar, que ya nada era reformable en sus detalles en nuestro sistema de formación. Parece que lo olvidamos, pero aún somos deudores de eso que sacudió el sueño de las Escuelas respecto de la formación que dispensan y los medios por los que lo hacen. Eso durante un tiempo perturbó también la seguridad de los AME respecto de qué nombra el título que ostentan; provoca a los AE a dar cuenta de aquello que el Pase demuestra de la formación en el final y después; lleva a los AP a interrogarse por lo que suponían asegurado, por el hecho de haberlo declarado como tal… Eso debe continuar y si tenemos la percepción de que eso cesa, entonces ese retorno al sueño deberá ser perturbado de nuevo.
El analista siempre está re-formándose. Hay algo de interminable en eso. La nuestra es una concepción de la formación que no responde a un programa de enseñanza, o es asegurado por el prestigio y los años. Como decía J.-A. Miller en una oportunidad, no se trata para nosotros de educar al Asno. Para nosotros la formación preserva el trípode freudiano: enseñanza, supervisión y análisis del analista y a eso le agregamos la « inmersión en la Escuela ». Eso implica también que en el centro de la Escuela no ubicamos un rasgo identificatorio, o un tótem, o un significante. Por el contrario ubicamos allí un vacío, ese vacío de la definición de qué es un analista. Y eso está siempre en reformulación. Eso ubica al Pase en el horizonte de la formación analítica.
Raquel Cors: El Pase, Mauricio, el de antes y el de hoy… Si partimos de la enseñanza de Lacan, el procedimiento del pase tiene un recorrido lógico y cronológico que marca nuestra comunidad. ¿Qué opinas tú de la temporalidad del procedimiento en la actualidad acorde la última enseñanza de Lacan?
Mauricio Tarrab: El de antes y el de hoy… existe el efecto de la temporalidad, ¿cómo negarlo? Pero ¿podríamos desde la perspectiva que tenemos hoy devaluar los pases de hace más de 10 años? No es mi posición. Hoy puedo decirte que para el que lo hace, el pase es una experiencia que marca un antes y un después. No sé que podría decirte si habláramos de mi propia experiencia dentro de algunos años… es lo que dije en mi testimonio de diciembre en la EOL: no sé lo que vendrá, pero sé que lo que vendrá ya no será el porvenir de una ilusión, de la ilusión neurótica. Vendrán otras cosas, claro. El pase es un corte lógico y cronológico.
Y eso creo que vale para cualquiera que haya pasado por ahí, independientemente de los « momentos » conceptuales del pase, y políticos de la comunidad.
En el Congreso de la AMP, en abril participé de una plenaria sobre « Las modalidades del pase en el siglo XXI », eso suponía discutir el entrecruzamiento y la influencia recíproca entre la época, los conceptos y las prácticas. En los 40 años que han pasado desde la proposición de Lacan del año ’67, esta no es la primera « reconfiguración ». Esa historia ha mostrado que el pase es permeable a la incidencia de la época, de los conceptos y de la política. Eso quiere decir a mi juicio, que no hay una dogmática del pase escrita en las estrellas. Seguimos estando en ese punto que -como decía J.-A. Miller- Lacan dejó sin fijar: « Si Lacan hubiera entrado en detalles hubiera producido un efecto de sugestión que resultaría perjudicial para la autenticidad de la experiencia ». Es lo que debemos preservar a toda costa.
Por otra parte, esos cambios están en realización actualmente y ya son una realidad efectiva: tenemos el pase lógico, el pase matema y el pase hystorización. Tenemos el pase relámpago y el pase escritura. El pase científico y el pase artístico. El pase atravesamiento y el pase sinthome, hay el pase 1 y el pase Bis. Y hay, por fortuna, la sorpresa del Pase.
Si pensamos en el dispositivo: ¿algo ha cambiado allí? Lo que puedo decir respecto del cartel de la EOL al que pertenezco, nada se ha tocado del funcionamiento del dispositivo. Este se sostiene con su simpleza, su eficacia y sus dificultades de siempre.
Tampoco el cartel escuchó los testimonios pensando explícitamente que habría que considerar un pase a medio camino, un pase « final » o « ciclos » en los análisis; ideas que han estado circulando en los últimos tiempos. El cartel trata de captar la sorpresa de lo singular de un momento conclusivo. En cuanto a los pasadores… ellos son la clave del pase, y lo peor para su función sería pasar un testimonio por el filtro de los conceptos. Eso se nota, el cartel lo percibe sin duda.
¿La última enseñanza de Lacan pone en cuestión el final del análisis?, ¿Pone en cuestión el pase? Lo que podemos decir es que hay finales, eso es indudable. ¿Eso significa que no habrá otra vuelta de un análisis así terminado?, ¿Quién puede afirmar una cosa u otra? Lo que es seguro, es que hay « restos sintomáticos » como lo señaló J.-A. Miller en el Congreso. Eso reubica lo que a mi juicio no estaba bien ubicado en la idea de un análisis con « ciclos ». La polémica sigue abierta.
Mauricio Tarrab: El de antes y el de hoy… existe el efecto de la temporalidad, ¿cómo negarlo? Pero ¿podríamos desde la perspectiva que tenemos hoy devaluar los pases de hace más de 10 años? No es mi posición. Hoy puedo decirte que para el que lo hace, el pase es una experiencia que marca un antes y un después. No sé que podría decirte si habláramos de mi propia experiencia dentro de algunos años… es lo que dije en mi testimonio de diciembre en la EOL: no sé lo que vendrá, pero sé que lo que vendrá ya no será el porvenir de una ilusión, de la ilusión neurótica. Vendrán otras cosas, claro. El pase es un corte lógico y cronológico.
Y eso creo que vale para cualquiera que haya pasado por ahí, independientemente de los « momentos » conceptuales del pase, y políticos de la comunidad.
En el Congreso de la AMP, en abril participé de una plenaria sobre « Las modalidades del pase en el siglo XXI », eso suponía discutir el entrecruzamiento y la influencia recíproca entre la época, los conceptos y las prácticas. En los 40 años que han pasado desde la proposición de Lacan del año ’67, esta no es la primera « reconfiguración ». Esa historia ha mostrado que el pase es permeable a la incidencia de la época, de los conceptos y de la política. Eso quiere decir a mi juicio, que no hay una dogmática del pase escrita en las estrellas. Seguimos estando en ese punto que -como decía J.-A. Miller- Lacan dejó sin fijar: « Si Lacan hubiera entrado en detalles hubiera producido un efecto de sugestión que resultaría perjudicial para la autenticidad de la experiencia ». Es lo que debemos preservar a toda costa.
Por otra parte, esos cambios están en realización actualmente y ya son una realidad efectiva: tenemos el pase lógico, el pase matema y el pase hystorización. Tenemos el pase relámpago y el pase escritura. El pase científico y el pase artístico. El pase atravesamiento y el pase sinthome, hay el pase 1 y el pase Bis. Y hay, por fortuna, la sorpresa del Pase.
Si pensamos en el dispositivo: ¿algo ha cambiado allí? Lo que puedo decir respecto del cartel de la EOL al que pertenezco, nada se ha tocado del funcionamiento del dispositivo. Este se sostiene con su simpleza, su eficacia y sus dificultades de siempre.
Tampoco el cartel escuchó los testimonios pensando explícitamente que habría que considerar un pase a medio camino, un pase « final » o « ciclos » en los análisis; ideas que han estado circulando en los últimos tiempos. El cartel trata de captar la sorpresa de lo singular de un momento conclusivo. En cuanto a los pasadores… ellos son la clave del pase, y lo peor para su función sería pasar un testimonio por el filtro de los conceptos. Eso se nota, el cartel lo percibe sin duda.
¿La última enseñanza de Lacan pone en cuestión el final del análisis?, ¿Pone en cuestión el pase? Lo que podemos decir es que hay finales, eso es indudable. ¿Eso significa que no habrá otra vuelta de un análisis así terminado?, ¿Quién puede afirmar una cosa u otra? Lo que es seguro, es que hay « restos sintomáticos » como lo señaló J.-A. Miller en el Congreso. Eso reubica lo que a mi juicio no estaba bien ubicado en la idea de un análisis con « ciclos ». La polémica sigue abierta.
Raquel Cors: Voy a decir algunas palabras imposibles de decir pero no de simbolizar con cierto « lacanismo ». Te pregunto si quieres puntear algo al respecto, desde la escritura de tú caso como Analista de la Escuela.
-Hystorización
-Satisfacción
-Verdad mentirosa
-Objeto a
-Goce opaco
-Sinthome.
Mauricio Tarrab: Hystorización… Cuando se hystoriza la propia experiencia del análisis en el pase, se cuenta una historia, y se está de nuevo en el semblante, es inevitable. No se puede estar en el desierto de lo real por mucho tiempo, se necesita el agua del semblante. Y a los otros.
En el Pase se está en el borde mismo del instante presente, donde alguien debe soltar el rollo de su vida y de su análisis, sabiendo que se trata ya de una historia. Pero hystorizar no es construir. La construcción –freudiana- en análisis es una ficción que ocupa el lugar del agujero en lo simbólico, de lo irrepresentable. La construcción viene al lugar del real que se escapa. La hystorización, tal como la entiendo, da cuenta de que un real prueba lo verdadero. Es lo real -como acontecimiento de cuerpo, como fragmento- lo que prueba, lo que mide, el límite de lo verdadero. Es lo real -como acontecimiento, como fragmento, como escritura perdida, el que permite demostrar el límite de la ficción de lo verdadero. Con la hystorización Lacan forja un nuevo concepto en el psicoanálisis.
Satisfacción… En el final del análisis, la satisfacción obtenida no es ninguna ascesis de goce. Para mi ha sido más bien un darse por satisfecho.
Verdad mentirosa… Voy a contestarte con un episodio que ya he contado en mi testimonio. Se puede decir que en el análisis hay que desenmarañar la ficción de la verdad y lo real. Es lo que entendí finalmente en el pase. Pero también es lo que se me aclaró hace poco tiempo en el aeropuerto de Panamá camino a Cali – Colombia. En esos casos mientras pierdo el tiempo, y como corresponde al tipo clínico, cada tanto verifico la puerta y el horario por donde debe salir el avión. En esas ocupaciones estaba, cuando en la pantalla que indica las partidas de los vuelos, aparece que mi vuelo ha sido… cancelado… Me dirijo resuelto a una joven de la aerolínea, muy simpática ella, muy chévere, a quien le planteo mi disgusto e incertidumbre. Ella, muy tranquila, mira la pantalla colgada sobre nuestras cabezas donde figura la desagradable noticia. Baja la vista escudriñando con cuidado en el papel que tiene sobre su escritorio y me dice con precisión y con una sonrisa radiante, « señor, no se preocupe, esa pantalla miente ».
Pero, pensé… si esa pantalla miente, entonces… ¿cómo saber si la palabra de la joven no miente también…? o el papel que ella ha leído con atención no miente… o su supervisor que le ha dado ese papel… o el supervisor de su supervisor… y así sucesivamente.
Se ve de inmediato el problema de estar enredado entre la verdad y la mentira. Se entiende rápidamente que en ese terreno siempre lo verdadero llama a un referente, que se supone que sabe sobre la verdad. El fenómeno de la creencia se instala entonces lógicamente para aquel a quien le falta esa referencia. Así el sujeto que se supone que sabe despunta en el horizonte como garantía.
Con lo real no se trata ni de suposición, ni de creencia. El avión saldrá o no saldrá, digan lo que digan las pantallas. A esa hora hay que estar ahí si uno quiere subirse.
Dijiste « palabras imposibles » y como siempre queda algo sin responder… dejo aquí.
Raquel Cors: ¡Gracias! Mauricio Tarrab.
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