la cultura, un elemento del discurso que sitúa una carencia subjetiva y
al mismo tiempo la colma, en tanto constante de un medio cultural dado.
El factor c asegura una coherencia social, nos dice Lacan,
indicando que el lazo social es un discurso. Podemos preguntarnos
entonces, ¿qué sucede cuando ese factor deja de funcionar como elemento
que promueve la coherencia? ¿Qué podemos pensar del factor c, de las constantes culturales locales, en un mundo globalizado? Y ¿qué relación tiene el factor c con la conceptualización posterior del objeto a como plus de goce y el concepto de discurso en Lacan?
Sin duda sabemos que la cultura en la que cada uno vive inmerso tiene
repercusiones importantes y que ella deja sus marcas. Sus coordenadas
–las de ese medio cultural dado– apuntan a ciertas constantes inscritas
en el discurso, frente a las cuales cada sujeto tendrá que inscribir
luego su particularidad. No podemos entonces dejar de lado la frase de
Freud –recogida por Jacques-Alain Miller en Madrid– “la psicología
individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social, en
un sentido amplio, pero plenamente justificado.”1
Así, en este número encontraremos valiosísimos aportes de colegas que
nos invitan a pensar el tema desde diversas perspectivas: las
identificaciones, el cuerpo, los emigrantes, el capitalismo, internet,
solo por mencionar algunos, mientras hacen un análisis del factor c
en relación a otros momentos de la enseñanza de Jacques Lacan,
proponiéndonos sus lecturas de los interesantes y complejos temas que
cada uno trata.
También, como parte de este eje, Freudiana estrena en este número su sección Signos de Interrogación,
dedicada a entrevistas. Esta vez, una parte del equipo de redacción de
la revista entrevistó a Marie-Hélène Brousse en torno al tema “El factor c”.
En la ya clásica sección La orientación lacaniana, nuestra revista publica dos clases del curso de Jacques-Alain Miller Causa y consentimiento. En ellas se puede encontrar el hilo conductor de la bejahung, en relación al sujeto de la ciencia en la primera clase y a la entrada en análisis, en la segunda.
En el apartado titulado Hacia el XVI Congreso contamos con
aportaciones de dos miembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis
(AMP), productos de carteles que se inscriben en torno al título del
próximo Congreso de la AMP,2 y que giran alrededor de los temas de las enseñanzas de la psicosis y los signos discretos en la infancia.
En nuestro apartado Clínica nos encontramos con un aporte
singular: el del colectivo de Caracas. En este texto leeremos algo de la
fuerza y decisión de colegas de la NEL para sostener el psicoanálisis
en un país con una realidad política tan complicada y adversa, no solo
para el psicoanálisis, hoy en día. A su vez leeremos un caso acerca de
los efectos de la hiperconexión en un niño. Un factor de mucha
actualidad y que tiene consecuencias en el día a día, como bien sabemos,
pues todos vivimos ya conectados a dispositivos electrónicos, pero esto
tiene consecuencias específicas en la infancia. Y también, como parte
de la clínica, pero de una clínica distinta, contamos con dos
testimonios de Analistas de la Escuela, cada uno enseñándonos desde su
singularidad la eficacia del psicoanálisis. La transmisión de un AE es,
para la Escuela-Una, un agalma. Leámoslos, pues, con atención.
Para terminar este número nos acompañan lecturas que permiten
entrecruzamientos, intersecciones, quizás diálogos, entre el
psicoanálisis y Deleuze y Guattari; el psicoanálisis y Hannah Arendt; el
psicoanálisis y la cuestión de la guerra.
Todos los textos que reúne este número (salvo las elaboraciones epistémicas en la sección Hacia el Congreso) están atravesados, cada uno a su manera, por alguna dimensión del factor c, invitándonos
así a darle un giro, a repensar la cultura de diversas maneras en pleno
siglo XXI, también uno por uno, más allá de las características
constantes de cada medio cultural determinado, y no solo como lo que
señala una carencia a llenar en el sujeto asegurando la cohesión social,
sino también como recurso con el que, tras asumir su trazo, cada uno
inventa sus herramientas contra el malestar en la civilización. Aunque
es cierto que para la invención siempre es necesario un vacío.
Hay que despertar para leer más allá de lo que se dice, también en lo
que se dice en el discurso corriente en el que vivimos inmersos. Freudiana
propone a sus lectores, esta vez, un cosquilleo a través de sus
páginas, bajo esta orientación de Lacan: “La cultura en tanto algo
distinto de la sociedad no existe. La cultura reside justamente en que
es algo que nos tiene agarrados. No la llevamos a cuestas sino como una
plaga, porque no sabemos qué hacer de ella si no es espulgarnos. Por mi
parte, les aconsejo que la conserven, porque hace cosquillas y lo
despierta a uno.”3
Directora
NOTAS
- El sujeto de la ciencia y la bejahung*, Jacques-Alain Miller
- El consentimiento en la entrada en análisis*, Jacques-Alain Miller
- El factor cultural, Hebe Tizio
- Del discreto factor c a los momentos de excepción, Enric Berenguer Artículo abierto a no suscriptores
- El factor c y el sujeto sin historia, Silvia Grases
- Del alfiler al elefante, Marta Berenguer
- Lo que las psicosis enseñan, Rosa Godínez
- Signos discretos en la infancia, Eugenia Molina
- Libertad y docilidad del analista*, Colectivo de Caracas
- Juanito hiperconectado El asedio de las pantallas*, Ana Cecilia González
- El cuerpo y sus avatares*, Marta Serra Frediani
- Una muy triste soledad*, Dalila Arpin
- El anti-edipo o la a-narratividad del inconsciente, Fabrice Bourlez
- Dimensiones del factor c, Marie-Hélène Brousse
- El psicoanálisis a la hora de la guerra, Eduard Fernández
- Acerca de la lectura de “Verdad y mentira en la política” de Hannah Arendt , Eduard Gadea