Conocimos la trayectoria de Oscar desde su juvenil militancia en la política social. También su compromiso con el psicoanálisis tuvo el carácter de una verdadera militancia. Consecuente, responsable y apasionada.Estuvo en la primera generación de los que quisieron que la enseñanza de Lacan se afirme entre nosotros con todas sus consecuencias en la práctica del psicoanálisis y en la vida institucional.Siempre se sirvió de los principios analíticos para oponerse a los obstáculos que los intereses grupales podían representar para un proyecto al que dedicó su vida. Para esto contó con su firme y lúcida apuesta por el Campo Freudiano, lo que hizo de su posición una referencia ejemplar para trascender los límites de grupo, transmitiendo un entusiasmo inclaudicable en la construcción de lo que es hoy la gran comunidad del Campo Freudiano y de la EOL.De él aprendimos que si se trata de fundar algo que merezca la pena, su tozudez generosa vale por miles de sensatas mezquindades, cuando esa tozudez se anuda con la calidez y la lealtad.El deseo perseverante de Oscar acompañó todos nuestros logros en el campo del psicoanálisis en la Argentina, desde los más modestos a los más ambiciosos.Su voluntad de constructor encontró en el psicoanálisis, en su familia y en la amistad un espacio de realización perdurable.El vacío de su presencia cotidiana nos advierte de la marca vivificante que Oscar deja en nuestros corazones. Samuel BaszMiembro del Comité de Iniciativa del IOM