EOL
Pensé mucho en cómo transmitir lo que pasa en un Consejo en un
año de presidencia.
Cuando hice el listado de temas para el informe de la Asamblea y
revisé las actas de cada orden del día, y de cada encuentro que hicimos
durante el año, me decepcioné. Parecía, en una primera impresión,
haber tratado asuntos nimios, detalles finos, quizás minucias. Pero ya
sabemos la importancia del pequeño detalle. Cuando escribí el informe
para la Asamblea, esa impresión se fue disipando. Pude darme cuenta –
entonces- de que lo más difícil radicaba en transmitir lo que uno hace en
el Consejo y de qué nos ocupamos durante un año.
El año empezó lentamente. Pensamos poner en marcha las
noches del Consejo y las del Pase. Y así lo hicimos. Luego vino el
invierno con la gripe A, la Escuela cerrada, y entonces ya no era lentitud
sino letargo, y es en el momento en que se reconfiguraron los eventos,
que comenzó la prisa por preparar la loca semana de Bs. As. Cuando
todo terminó a inicios de diciembre, y todo hacía pensar en un merecido
descanso, los fuertes ecos de la preparación del Congreso en París con
los Debates de Escuela, hizo que se renovara, pero ya de una manera
virtual, nuestra relación al trabajo.
Así fue la temporalidad 2009 e inicios del 2010.
El año estuvo enmarcado por dos grandes referencias en la política
de las Escuelas: al inicio bajo la influencia del curso “Cosas de finura” de
J.-A. Miller, y transcurriendo el año, los “Journal des Journées”
presentes hasta la actualidad, mechados sobre fin de año con la
aparición del twitteo. “Cosas de finura” era un llamado a las Escuelas de
la AMP a poner el énfasis en el psicoanálisis puro: la formación del
analista, su análisis, su control. En principio podíamos interpretar que
este supuesto retorno al psicoanálisis puro se inclinaba hacia un “cierre”.
Sobre el final del año y en vísperas de las Jornadas de la ECF, muy
pegadas a nuestro BAL, una “apertura”, una mirada amplia pero siempre
signada por nuestra formación. ¿Podríamos acaso interpretar que la
segunda versión vino a cambiar la primera? ¿Que lo primero que pudo
interpretarse como un cierre devino después una apertura? Sin duda, no
fue así.
La programación de las Jornadas mismas de la EOL lo muestra.
Fue una programación basada en el psicoanálisis puro, con una mesa de
AE, una de AME que se interrogaron sobre la formación del analista, otra
de los destinos de los ex AE, y una mesa sobre el Control donde los
expositores mostraron los distintos impasses de su práctica. Pero todas
las exposiciones tuvieron la particularidad de poner el acento en la
enunciación del sujeto. Es decir, tuvieron una modalidad más
testimonial.
Con el inicio del año, entonces, con el énfasis puesto en el
psicoanálisis puro y en la formación del analista, el BAL y
particularmente sus Jornadas apuntaron a lo mismo: la formación del
analista con el acento puesto en su enunciación. Era la misma versión
tanto en la propuesta inicial como en la del final, sólo que el humor y la
chispa de esas ponencias, mostrando desde un lapsus a un síntoma,
permitieron ver el des-acartonamiento en la formación del analista.
Pero… ¡atención!, no hay duda que para que esto se produzca el
expositor debe haber dado sus vueltas en su formación para realizar
ponencias con tanta fluidez. Deseo recordar lo que escribí hace un
tiempo sobre estas Jornadas: “En cierta forma fue un encuentro
inolvidable y creo que irrepetible. Habrá que cuidar en los sucesivos
encuentros, que el expositor no se encuentre empujado a redoblar su
enunciación para lograr un éxito similar. De eso habrá que cuidarse”1.
Quiero destacar dos cuestiones sobre lo que considero lo más
relevante de este año.
Una es sobre la experiencia de Admisión. Quiero transmitirles un
breve comentario que realicé en tanto presidente, para el dossier que se
presentó, como se estila cada año, en la reunión del “Consejo AMP en
Paris”. Es un documento que plasma las cuestiones de cada Escuela y su
relación a la Escuela Una. El título de este año fue: “Nueva política
lacaniana”. Puse el énfasis en la experiencia particular de la admisión en
nuestra Escuela en este año, tomando en consideración que la EOL tiene
la singularidad de recibir cada año muchos pedidos de entrada. Lo que
quise transmitir en esas líneas, es que cuando la Comisión ad-hoc quiso
interpretar en la selección final el listado que tenía entre sus manos, no
fue posible. No podíamos decir: entraron jóvenes, o gente muy formada,
etc. Y es en esta dificultad de interpretar el listado, donde radicó
justamente el éxito de esta experiencia. Al menos por este año. Si
hubiéramos podido interpretar en esta ocasión, hubiese sido o bien para
verificar la inercia del grupo admisor y sus impasses, o bien porque
1 Reunión del Consejo de la AMP. Documento de trabajo para la AMP. Nueva política lacaniana. Paris 30 y 31
enero 2010. Contribución de los presidentes de las Escuelas de la AMP.
hubiera habido un cálculo sobre el tipo de candidato que interesaba a
nuestra Escuela.
La segunda cuestión que quiero destacar es el inicio de la
publicación on line de “El Debate de la Escuela Una”. Esta publicación,
que tuvo en su origen la finalidad de mostrar las contribuciones de
miembros de distintas Escuelas, con sus dificultades y sus impasses,
mostró bajo la forma testimonial adonde aprieta el zapato. Parece ser
en el debate actual moneda corriente, porque el testimonio fue un
término que siempre fue privativo del AE.
Con el inicio del año el “Debate de la Escuela Una en la EOL” es sin
duda un lugar posible para iniciar la apertura al debate abierto en la
EOL. Es un medio para transmitir dónde radican nuestras dificultades.
Espero que lo podamos usar como una verdadera carta abierta, sin
regulaciones ni controles. Es nuestra oportunidad. Sin duda esta
publicación, que se inició en mi presidencia, traspasa los tiempos de mi
función. No solo nosotros estamos deseosos de escucharnos. Sin duda
las Escuelas de la AMP también lo están. El debate en primera persona
donde cada uno puede decir hoy donde la cosa no va, tendrá sin duda la
utilidad de permitir después del Congreso una reconfiguración en la
política lacaniana.
Unas palabras sobre el Consejo. Él debe interpretar la Escuela. Al
menos eso sería lo esperable. Lo haría mejor sin duda si sabe algo sobre
su síntoma y mejor aún si sabe lidiar con él. Pero atención, la Escuela
sin duda interpreta al Consejo y eso resulta lo más opaco al propio
funcionamiento de su trabajo. Se trata de una cara de la autoridad que
sólo funciona bien bajo la forma de hacerse dúctil al otro. Debo destacar
que el Consejo al cual pertenezco se mantiene activo, atento a nuestros
tiempos, tratando de reorientarse de manera permanente sobre qué
cuestiones privilegiar y por dónde continuar. Conserva la capacidad de
sorprenderse y de sorprender. Agradezco haber compartido con ellos
esta experiencia. Fue un ejercicio cotidiano de mantener este lazo
social.
Unas palabras para Diana Dukelsky. Por un lado agradecerle las
actas que ella tomó en cada reunión del Consejo. Por otro, como tantas
veces se lo hice saber, mi curiosidad de su posición de escucha y de su
silencio obligado que, sin duda para mí, fue el SsS del Consejo.
Seguramente ella nos podría interpretar.
Haber sido presidente de la Escuela por un año, tal como lo
indican los estatutos parece un tiempo justo. Alguien sabiamente
inventó que la presidencia dura ese tiempo. Es el tiempo de despedirme
de la función. Mi presencia por un año más en el Consejo me permitirá
seguramente pensar, sin tanta prisa y con un poco más de distancia,
sobre el modo en que presidí la Escuela. Espero saber si mi paso por
esta función produjo algún efecto en ella, pero también será bueno para
mí poder corroborar una vez más cómo la Escuela me interpela.
Gracias,
Dudy Bleger
19 de marzo 2010
Palabras de la Presidente Entrante XIX Asamblea Ordinaria
de la EOL
Queridos Colegas, queridos Amigos y estimados Delegados,
Cuando me enteré, que un poco por automathón y otro poco por
contingencia dentro de la permutación en el Consejo Estatutario
iba a tomar la función en la presidencia, debo confesar quedé un
poco anonadada.
Con esto quiero decir que, hace 5 años cuando me autopropuse y
fui elegida en Asamblea por gran parte de los miembros que uds
representan, jamás se me ocurrió esta posibilidad. Y no es que
desconociera los estatutos. Entonces, ¿a qué se debía tal
sorpresa?
¿Por temor a la responsabilidad? No lo creo, sé que he dado
pruebas de ello.
¿Por que no sabría como hacerlo? tampoco. Estoy convencida que
no hay un saber preestablecido, también que no todo depende de
mi. Que no está en mí la primera ni la última palabra. Tampoco
estoy sola, por el contrario, cuento con colegas compañeros del
Consejo y Directorio quienes, no solo son de plena confianza, sino,
que compartimos un horizonte en lo que entendemos respecto a
ser fieles al significante ‘permutación’, en términos de mayor
renovación. También la presencia y disposición que ha ofrecido
Leonardo Gorostiza, como próximo presidente de la AMP.
Así vino a responder a mi sorpresa el término: ‘discontinuidad’.
Que sea yo quien encarne hoy esta función da cuenta de lo que
persiste aún del automathón a la hora de designar las instancias,
pero también, que de ese automathón estamos pasando a una
discontinuidad respecto de lo que se dio en llamar, ‘el pecado
fundacional’.
Para los que no estén al tanto, se llamó así a necesarios acuerdos
y compromisos de cómo dar inicio a nuestra Escuela, en tanto se
conformaba a partir de la disolución de diversos grupos analíticos.
Grupos sólidos, fuertes e independientes dispuestos a conjugarse
–y a jugarse- en una experiencia orientados por una transferencia
común. La apuesta en el psicoanálisis lacaniano, orientado por JA.
Miller.
Así formé parte del Movimiento hacia la Escuela, siendo miembro
de uno de aquellos grupos. Y en el corazón de ese movimiento me
sedujo aquello que distinguía lo propio del concepto Escuela como
sujeto: el dispositivo del Pase, propuesta que ningún grupo podía
sostener por sí mismo.
Desde ese momento participé formándome, dando cuenta de ello
y tratando de entender cómo era eso que la política tuviera que
ver con el psicoanálisis. Hasta ese momento, para mí: la política
en psicoanálisis era asunto de otros.
Pasaron ya 18 años de la fundación- también pasaron para mí- y
diría que, a esta altura me resulta inconcebible pensar el
psicoanálisis si no es en términos de política.
Así, es razonable que pueda estar yo hoy aquí, un poco menos
sorprendida. Pero también y fundamentalmente, x que para mi –
como sé que para muchos de uds- esa identificación grupal se ha
ido diluyendo gradualmente, transformándose en renovados lazos
sostenidos en transferencia de trabajo.
Lo que demuestra estar en la orientación de la política actual de la
enunciación
en términos de tolerar, un poco más, la disparidad.
Con la función que hoy asumo y que durará un año, daré por
finalizado mi paso por el Consejo Estatutario. Seis años en total.
Para quienes tengan algún grado de sensibilidad a la
transitoriedad, comprenderán que resulta un tanto excesivo.
Vengo bregando (y no soy la primera), por reformular la
conformación y el tiempo de permanencia en esta instancia
orientadora. Seria auspicioso que, junto a la nueva sede
inventemos nuevas formas confiables.
En este tiempo he podido dimensionar que la Escuela no empieza
y termina en la EOL. No es que tampoco lo ignorara antes, pero,
así como la interpretación tiene el don de resonar en el cuerpo mi
paso por el CE también lo ha tenido. Logró poner en perspectiva,
de manera inédita, las variables que conforman el concepto
Escuela respecto de la AMP y de la Escuela Una. El psicoanálisis en
intensión y en extensión, la importancia de sostener nuestra
presencia y conexión permanente en el ámbito universitario y
público, afianzar la oferta de una modalidad de atención que lleve
nuestro rasgo, la inserción en la ciudad a través de los medios,
que desmitifique al psicoanálisis lacaniano como para pocos o
para intelectuales. Propongo avanzar en esa dirección.
Mis palabras están dirigidas a uds y a quienes representan, pero
también, a aquellos que trabajan y se forman para alcanzar, en
algún momento, la condición de miembros de esta Escuela.
La erótica del tiempo da cuenta que el deseo no llega a destino
como un correo puerta a puerta. Que el margen de lo incalculable
es una variable en juego y que estas condiciones no atacan las
aptitudes singulares. Esto indica que uno tendrá que arreglárselas
para saber hacer pasar esa libido respecto de la
causa analítica, cada vez. Para ello se necesita de un deseo fuerte,
decidido que no se de fácilmente por vencido.
Me refiero a estos avatares que son parte de la formación, para
que en su cálculo esté contabilizado también el aspecto político,
bien entendido. No como intereses de grupo, personales o de
conveniencias, sino, como políticas que se formulan o replantean
acorde a las circunstancias de cada momento.
Así como para el Pase hay que sortear un dispositivo, seguimos
trabajando en diseñar uno apropiado para la admisión, el cual se
verá afectado por una política que no es una y la misma,
invariable. Justamente, por tratarse de política, varía. Que esta
varíe no es capricho ni arbitrariedad, es cálculo que se pretende
conveniente a las circunstancias que resguarden el porvenir del
psicoanálisis en el mundo, por medio de las Escuelas que confían
su orientación en la extimidad de la Escuela Una.
Recuperemos el término Movimiento para ir contra la tendencia
natural a la ceremonia o ritualización. Si concebimos a la Escuela
sujeto es que hay allí un real en juego.
Entonces están los AE a quienes se les demanda interpretar la
Escuela: analistas de la escuela sujeto, (este año es sumamente
alentador en lo que hace a la presencia de tres nuevos AE y uno,
aún en función)
pero, eso no implica que nosotros, miembros, durmamos
depositando en ellos la esperanza de una revelación acerca de ese
real.
Entiendo que cada miembro y cada aspirante a miembro tienen
responsabilidad respecto a esta causa, la que le incumbe en tanto
se reconozca identificado a ella.
Repensar el dispositivo del pase, es testear de qué salud goza la
causa analítica entre nosotros. No quiere decir que todas las
escuelas respondan de la misma manera. Se trata de la Escuela
Una, pero no de la igualdad de las escuelas. Se trata de participar
de ese debate desde nuestra experiencia en un intercambio, no
necesariamente de aburridas coincidencias.
En continuidad al trabajo que lleva adelante el Comité de Acción y
a pasos del próximo Congreso, el Consejo y el Directorio invitará a
una próxima reunión orientada hacia la Gran Conversación de la
Escuela Una a realizarse en París. Podremos trabajar las
contribuciones recibidas en la lista coordinada y editada
eficazmente por Dudy y también los temas abordados hoy
(fundamentalmente la admisión), y en las que se da cuenta de la
particularidad de nuestra Escuela, en la palabra de sus miembros.
Está en el espíritu del Consejo poner en perspectiva el lazo que sí
hay al hablar de Semblantes y Sinthome, respecto del intento de
ubicar el real en juego en nuestra Escuela.
Por qué no promover al regreso del Congreso algunas reuniones
durante el año, en las que continuemos debatiendo el estado del
psicoanálisis lacaniano en el mundo y estudiar nuestro aporte y
presencia en él.
Amigos, ahora sí concluyo.
Deseo un muy buen año de trabajo para todos junto al Consejo y
el Directorio, y en lo personal: agradezco la confianza y me
comprometo a seguir orientada: ‘poléticamente’.
Sintetizo en esta palabra aquellos principios ético-políticos del
psicoanálisis que permiten que hoy me dirija a uds en calidad de,
presidente de la EOL.
Diana Wolodarsky
19-03-2010
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