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Encontrarán a continuación la versión corta del texto de introducción de las simultáneas de PIPOL 6 que llevarán como título: “El caso, la institución y mi experiencia del psicoanálisis”. La versión completa puede consultarse en el sitio de la EFP cliqueando en: PIPOL NEWS 2. Un llamado a contribuciones para las simultáneas se difundirá próximamente.
El caso, la institución y mi experiencia del psicoanálisis
Introducción a las simultáneas clínicas de Pipol 6
(Versión corta)
La institución es una manifestación del discurso del amo. El antiguo paradigma de la institución es el Edipo familiar1. No obstante, definiendo el mundo contemporáneo con la expresión Después del Edipo, Jacques-Alain Miller nos invita a ampliar nuestra grilla de lectura de las instituciones sociales o sanitarias. Después del Edipo otras éticas han venido a orientar las instituciones, supliendo el debilitamiento del lazo familiar y ocupando el lugar que el padre ha dejado vacante. En este nuevo paisaje institucional, los casos más felices son aquellos que se dejan orientar por el psicoanálisis.
En el Campo freudiano, se estudia desde hace muchos años la cuestión del modo de presencia del psicoanálisis en una institución. Se percibe que el practicante que cuenta con la experiencia del psicoanálisis tiene a menudo una relación justa y un saber-hacer inédito con lo real de la clínica. Este es el punto que queremos explicitar durante las simultáneas de PIPOL 6.
Acerca del discurso y de la lalengua en institución
La orientación psicoanalítica en institución pasa por un esfuerzo de bien-decir, decir mejor, decir de otra manera. En lugar de “roba todo el tiempo”, se prefiere: “descompleta al Otro”. En lugar de “es muy violento”, se prefiere: “pasa al acto a menudo” (el pasaje al acto es considerado como una palabra que pasa al “hacer” por no poder decirse). En lugar de “es hiperactivo”, se prefiere: “el goce le hace retorno en el cuerpo”.
Este esfuerzo de arrancar el discurso ambiente de la institución de las coordenadas imaginarias, educativas o “científicas” del acontecimiento clínico a fin de localizarlo en la estructura, no es un simple humanismo de buenas intenciones ya que, cuando se dice las cosas de otra manera, se las modifica. Con el tiempo, estas fórmulas se vuelven parte del lenguaje institucional que determina la política de la institución ante lo real de la clínica. Al mismo tiempo, un practicante que ha hecho la experiencia analítica reinventa cada vez, en función del caso, un bien-decir inédito que se desplaza respecto del lenguaje institucional común sea cual fuere.
¿De dónde viene esta capacidad de invención?
Al hacer la lectura de su propia lalengua en su experiencia analítica, el practicante se vuelve disponible a la lalengua del otro. Lee en la narración del sujeto aquello que está escrito más allá de la pantalla de este lenguaje. Esta lectura del lenguaje más privado de un sujeto permite al practicante responder de manera inventiva, más allá del lenguaje institucional.
La institución como lienzo de la letra
Leer la lalengua no siempre necesita este esfuerzo de atravesamiento de la narración del sujeto, pues a veces la lalengua está a cielo abierto. En ese caso, el practicante se inmiscuye en esta lalengua participando y alentando al sujeto a elaborar un trabajo de la letra, enriqueciendo así su lalengua, sin insistir en comprender ni precipitarse a añadir un sentido a este lenguaje privado. Todos los elementos de la estructura institucional están a disposición para implementar este trabajo de la letra: los espacios, las puertas, los vehículos, las actividades, los talleres, etc. Entonces esta cooperación “sujeto-practicante” puede trazar circuitos pulsionales y circular allí, bordear un goce enloquecido que salpica los alrededores, pluralizar al Otro perseguidor y demasiado consistente, condensar fuera del cuerpo un goce que invade al sujeto, encontrar un enjambre de significantes que permitan al sujeto comprometerse en la vía de un sinthome singular.
Del lenguaje privado al lenguaje público
Pero no sólo está la letra. En otros casos, el lazo de trabajo se teje arrancando al sujeto de la dimensión autística de su lalengua para volcarla en el lenguaje. Esta operación, que va del lenguaje privado al lenguaje público es una aplicación del principio lacaniano que concierne a los niños autistas: “seguramente hay algo para decirles”2. Así, este principio se extiende más allá del autismo stricto sensu hacia la dimensión autística de todo sujeto. Se trata justamente de hablar con aquello que no se dirige al Otro introduciendo la lalengua en el diálogo. El practicante somete entonces al sujeto la hipótesis del Otro del código. El sujeto dice: “aïne né ka la audornuit?”, y el practicante le responde: “pero sí, Nadine está aquí hoy, está en la cocina”. La sustancia institucional no sirve aquí de lienzo para trazar la letra sino que ofrece la materia para la construcción del Otro.
Un elemento mayor en esta construcción del Otro es la reunión de equipo. Esta opera como un más allá del practicante al cual éste puede referirse. Si toda sesión analítica implica la presencia del Otro del lenguaje como tercero, la reunión da a menudo la consistencia necesaria a este tercero en el trabajo institucional. Este lugar de más allá en el cual la palabra se encarna en varias voces que se intercambian, aligera el peso de la relación imaginaria entre practicante y residente, forjando una forma de dialéctica allí donde había certezas.
Tener la experiencia del psicoanálisis
Como hemos dicho, hay que hacer la experiencia del psicoanálisis para leer la lalengua. En primer lugar la propia, luego la del otro. Hay que hacer también la experiencia del propio goce, para poder manejarlo en el encuentro con el otro, sin pasar por el padre, la castración, la justicia, la moral. Hay que pasar por el diván para prescindir de los ideales de una institución y servirse de ellos al mismo tiempo.
Sin embargo, el saber hacer del practicante no está establecido. Aunque este saber no se sabe hasta que el análisis termina, no obstante atraviesa tanto el saber que se elabora en la institución como la doctrina psicoanalítica en general.
Pues bien, el proyecto audaz de las simultáneas de PIPOL 6 será abordar, mediante los dichos, ese punto indecible, poniendo en evidencia el triángulo que se forma entre el caso, la institución y la experiencia del psicoanálisis del practicante. Los practicantes-analizantes, sean o no analistas, hablarán a partir de un caso, de la manera en la que han podido apoyarse en su propia experiencia del psicoanálisis para leer la lalengua, sostenerla, volcarla en el lenguaje público y manejar el discurso de la institución para extraer y sostener las soluciones inventivas del sujeto.
Gil Caroz
Director del Congreso
EuroFederación de Psicoanálisis
Traducción de Laura Petrosino
1 LAURENT E., “Institución del Fantasma, fantasmas de la Institución”, Hay un fin de análisis para los
niños, Colección Diva, Bs. As., 1999. [En francés : « Institution du fantasme, fantasmes de l’institution »,Feuillets du Courtil, n°4, avril 1992].
2LACAN J., « Conferencia en Ginebra sobre el síntoma« , Intervenciones y textos 2, Manantial, Bs. As., 1989. [En francés : « Conférence à Genève sur le symptôme » (1975), in Bloc-notes de la psychanalyse, n° 5, 1985].