BIBLIOTECA DE ORIENTACIÓN LACANIANA DE VALENCIA – 28 – 09 – 2012
PRESENTACION DEL LIBRO ADOLESCENCIAS POR VENIR
Intervención de Miguel Ángel Vázquez.
Hoy nos hemos reunido para presentar un libro: “Adolescencias por venir”.
Es un tema importante actualmente que nos sugiere en este momento una suerte de redoblamiento, una crisis en el marco de una crisis.
Cuando imaginamos la crisis de la adolescencia, pensamos la ‘crisis’ del lado del sujeto que se encuentra en una transición difícil desde la infancia a lo que será su incorporación al mundo ‘adulto’. Y al decir el marco lo situamos del lado del Otro, del entorno que le ofrece al adolescente una serie de instrumentos (valores apoyos, recursos) que le orienten en su travesía al por venir.
¿Cómo hacen actualmente los adolescentes esta transición entre pasado y futuro? ¿Qué función podemos cumplir su entorno de referencia? ¿ Cuales son las coordenadas de esta crisis?
Actualmente, en la época de lo que Z. Bauman ha denominado la sociedad líquida, este marco se diluye –un marco fluido no enmarca– y surge la pregunta más interesante, más acuciante sobre este paso de la adolescencia actual, sus fenómenos, sus salidas.
Por esto me parece importante que la ELP se haya hecho eco de este tema, esta cuestión, problema, …también de esta clínica y haya editado este libro que contribuye al trabajo de interrogación que desde diferentes ámbitos se desarrolla (educación, social, sanitario, de la legislación, el económico y el político).
Pienso que la publicación de este libro entra dentro de la política actual de la Escuela LP y el Campo Freudiano de habitar la contemporaneidad. Hay un movimiento decidido para participar en las cuestiones acuciantes de nuestro tiempo, investigando sus causas, esclareciendo su estructura a partir de los instrumentos conceptuales desarrollados en nuestro campo, y aportando respuestas que estén a la altura de los problemas concretos que están planteados.
Se trata de mantener viva la idea de un ‘porvenir’ para cada sujeto, para la sociedad, mantener abierta la vía del deseo; de eso que no acaba nunca de encontrar una manera de ser formulado, que se sostiene en una falta que es estructural, ineliminable, ya que sin ella no se puede concebir deseo alguno. Es una falta que no se satisface con ningún objeto pero que funciona como motor que mantiene el sentimiento de vida y la perspectiva de un porvenir.
Esto se diferencia de la oferta de objetos que se propone actualmente como un equivalente al deseo. Querer conseguir por todos los medios el último modelo de tal o cual objeto se presenta como lo que colmará y librará al sujeto de su molesta experiencia de la falta. Sin embargo el efecto paradójico que produce es más bien el contrario. Luego vemos a los sujetos en una relación ‘autista’ con el objeto, sumido en una inmovilidad que no evoca un porvenir más allá del siguiente modelo ‘por venir’.
La idea del ‘porvenir’ se ha desplazado, de pensarse en relación al ser humano a aplicarse al objeto y esto necesariamente produce un efecto de desvitalización para el sujeto.
Por eso me gusta mucho el título que habéis elegido para el libro “Adolescencias por venir”. El título ya nos evoca algunas cosas:
– En primer lugar, introduce ese doble sentido entre las adolescencias que están ‘por venir’ y el ‘porvenir’, el futuro, vinculado a estas. Me parece que hace una apuesta por el futuro del sujeto y no vincula el futuro solo al desarrollo de la técnica. Mantiene así abierta la confianza en lo que el sujeto puede producir o inventar. Es un sujeto que responde.
– En segundo lugar, pone “Adolescencias”, en plural. Estamos en al campo del sujeto. El sujeto no es un estándar, no resulta de un promedio estadístico. Hay algunos invariantes estructurales vinculados al lenguaje y la cultura, pero también está lo real, lo vivo. Un sujeto resulta del encuentro –encontronazo, podríamos decir—entre el ser vivo y el lenguaje que ordena a este ser adviene.
Este universo simbólico que acoge y ordena al ser vivo sólo lo consigue parcialmente. Lo simbólico y la vida no se coordinan al 100%. Ello hace que el acceso o no de cada uno a este universo de discurso esté mediatizado por contingencias y respuestas que hacen que sea singular para cada sujeto.
Tal como Freud ya señaló, algunas de las cosas que no encajan, que el discurso se muestra impotente para ordenar son la sexualidad o el hecho mismo de la vida que conlleva la muerte. Ello exige entonces que para arreglárselas con eso haya que habilitar respuestas que son particulares de cada sujeto, ya que no hay una solución estándar como la que ofrece el instinto.
Todo esto es para señalar que en la adolescencia, se plantean y reeditan precisamente algunas de estas cuestiones. Me parece entonces totalmente pertinente la utilización del plural porque a falta de una solución estándar exige un trabajo que es particular de cada uno.
La estructura del texto:
Este libro es una compilación de textos realizada por Fernando Martín Aduriz que está divido en dos partes, una teórica que tiene el mismo título que el libro y consta de 8 textos de diferentes autores y otra parte clínica Bajo el título: “Cuando un adolescente encuentra a un psicoanalista” compuesto por 9 textos.
Me parece también un título bien elegido en el que se hace un énfasis en el singular y la dimensión del encuentro donde se pone en juego lo singular del sujeto en la transferencia.
Creo que este libro hay que leerlo entero, no elegir algunos títulos, tal o cual autor, la parte clínica o la teórica. Me parece, al menos es la impresión que a mí me ha producido, me parece que el conjunto deja un sedimento que permite pensar sobre el tema y poder hacer una lectura diferente de los fenómenos cotidianos de los adolescentes que tratamos.
La adolescencia es uno de esos temas, o mejor sería decir una de esas experiencias que tocan lo real. Son temas que bordean un agujero que en el decir de los padres, los educadores,… y a veces de los propios adolescentes que lo viven en primera persona, se suele expresar con un ‘es insoportable’ ‘no sé qué hacer’ ‘estoy al limite’. Todos estos afectos que despierta las formas diversas en las que se manifiesta hace difícil orientarse en esta selva o en este túnel como lo presenta Vilma Coccoz evocando a Freud.
En este libro de diferentes autores, con diferentes formas de decir y a partir de diversos casos, podemos encontrar una especie de vector resultante tras su lectura, un hilo conductor común que es el de la estructura y sus coordenadas a partir del psicoanálisis de orientación lacaniana, pero también encontramos formas de decirlo frases que nos parecen acertadas, que esclarecen; conceptos que no entendemos en un texto y se aclaran en otro; cuestiones que no sabemos cómo formular a partir de nuestra experiencia las encontramos en un párrafo que nos produce un destello que ilumina esa zona oscura hasta entonces.
Voy a referir de forma sintética algunas frases y el sesgo por el que algunos autores han abordado el tema sin ánimo de ser exhaustivo, comenzando por el principio y terminando por el del compilador que hoy se encuentra con nosotros:
Todos los autores de una u otra manera plantean la adolescencia como una transición que marca el paso de la infancia a la adolescencia.
F.H. Freda: A partir de textos freudianos, se centra en la figura del Otro, del padre en la adolescencia que tiene una función importante. Diferencia la identificación infantil al Otro de lo que sería la nominación del Otro en la adolescencia. La sustitución de la figura del padre por la del profesor donde la cuestión del saber y la transmisión está en juego. Plantea que modos tiene el adolescente de hacer con un padre, e introduce la interrogación de cómo se juega esta cuestión en la sociedad moderna en la que hay una degradación de la función del padre con los síntomas que ello implica.
Ph. La Sagna: caracteriza algunos rasgos de la adolescencia actual, por ejemplo su prolongación en el tiempo. Si bien antes el adolescente terminaba vinculandose a los valores de la familia o la cultura en la que vivía, ahora “es la familia es la que se pone al servicio del individuo” (p32) (alargamiento de la adolescencia, de los estudios, de la estancia en casa, las preocupaciones que genera).
Hace una diferenciación entre acción y acto como un criterio para distinguir la adolescencia- acción de la madurez-acto.
Hoy “ se empuja al adolescente a autoengendrarse, a formarse de manera autónoma, y eso lo empuja a la autodestrucción.
Plantea también una diferencia en la forma de concebir el tratamiento: Si se dirige a reforzar la identificación o poner el acento sobre el deseo.
Hace un recorrido por el tratamiento de este tema por diferentes autores del psicoanálisis desde Freud, los posfreudianos y Lacan.
Marco Focchi: Hace un recorrido del tratamiento de diferentes formas de “afrontar lo inédito” y sus salidas, desde la literatura, la poesía y las novelas de iniciación. Hay unas reflexiones interesantes sobre la diferencia del tratamiento de la iniciación en las sociedades arcaicas y la actual. Algunos velos caen, y el adolescente se encuentra confrontado a un Otro que no es lo que creía, hay una caída de los semblantes y las identificaciones de la infancia. Por otro lado se encuentra ante la sexualidad cuya puesta en practica le hace encontrarse con la experiencia de la falta de acople en este campo.
Ph. Lacadée: Constata la demanda de respeto que los adolescentes reclaman. Pero señala “…que ningún respeto puede justificar la abstención educativa. No se puede abandonar al niño sin transmitirle los medios de estar en el mundo”. Trata la cuestión de la transmisión que tematiza en su complejidad. El propone “una transición esclarecida por el principio de una conversación que siempre hay que mantener”.
D. Cosenza: Pone el acento sobre el acceso del adolescente a la sexualidad, su complejidad, sus dos tiempos que Lacan muestra. “…El adolescente se presenta para el psicoanálisis (…) como ‘síntoma de pubertad’. Se trata para el sujeto adolescente de poder situarse en una posición deseante que le sea propia, bajo el reloj pulsional que atraviesa su cuerpo durante la pubertad”.
Termino estas pinceladas sobre los primeros autores del libro con la perspectiva del tiempo en la adolescencia que aborda Fdo. Martín Aduriz. “En la clínica psicoanalítica, ciframos en la adolescencia el tiempo en el que el síntoma se constituye. (…) el tiempo del que un adolescente precisa para fabricar sus versiones, sus singulares respuestas en relación a un deseo propio; siempre mejor –nos dice– que sostenerse en algún rasgo identificatorio procedente de su entorno. Para ese trabajo el adolescente necesita de un tiempo. Hay que darle el tiempo incluso un tiempo para detenerse”. Fernando nos ofrece algunas orientaciones concretas para tratar a los adolescentes que provienen de su amplia experiencia en el campo de la infancia y la adolescencia.
Termino aquí y paso la palabra a Fernando M Aduriz.