RAYUELA 23
Hacia el IV Encuentro Americano del Psicoanalisis Aplicado de la Orientacion Lacaniana (ENAPAOL) XVI Encuentro Internacional del Campo freudiano La Clinica analitica hoy. El sintoma y el lazo social http://www.ea.eol.org.ar Agradecemos a Mirta Berkoff que nos ha enviado este texto sobre el discurso y el plus de goce en nuestra actualidad, planteando una modalidad especifica del discurso hipermoderno que toca a los sintomas y a los lazos sociales. Esto nos pone en la via de nuestro Encuentro Americano.
Marcela Errecondo
El plus de gozar en la época – Cuerpos indignos
Mirta Berkoff
Epígrafe
“El análisis libera del fantasma…no del respeto a lo escaso de los semblantes que aún permiten anudar el plus de gozar a la lengua común”
E Laurent (1)
El plus de gozar
En los seminarios 16 y 17 Lacan (2) introduce la idea que existe una maquinaria que produce goce, esa maquinaria es el discurso. La entrada en discurso para el sujeto conlleva una pérdida y una consecuente recuperación. Lacan plantea al lenguaje como demanda que fracasa, al fracasar se repite, insiste. En esa repetición se produce una mengua y en esa mengua toma cuerpo el plus de goce. Vemos así al goce inscripto en el funcionamiento del sistema significante. La operación del discurso produce un resto por la renuncia al goce absoluto El objeto surge, es producido, liberado, en el nivel de esa pérdida. Toda articulación significante produce plus de gozar que es una sombra de goce. Es una migaja de goce, lo que resta después de ser triturado por el aparato del lenguaje. El objeto como plus de gozar impone una forma al goce informe. El objeto en-forma hace de suplemento al vacío generado a nivel de la palabra. A cada recuperación, una pérdida. A cada pérdida , una recuperación. Un funcionamiento de discurso, un verdadero aparato de goce.
La causa y el tapón
Si ponemos el acento en la perspectiva de vacío que produce el advenimiento de la palabra advertimos que allí puede articularse la función de la causa dando lugar al objeto causa de deseo.
Si advertimos su aspecto de recuperación vemos cómo ese objeto puede estar taponando la división del sujeto. Sujeto que no sabe nada, entonces, de lo que lo causa o de lo que goza, ciego del fantasma que lo determina. El objeto en esta perspectiva compensa el vacío
Nos vamos acercando entonces a la idea de que puede haber objetos hechos para servir de tapón de la castración. Lacan nos advierte en el Seminario 17 que al lugar de la función del plus de goce, que es la falta de goce, puede ir a parar un objeto del mercado que sature la falta con un plus de goce de imitación, tomado en lo imaginario.
Lo que encontramos es que estos objetos, a pesar de entretener al sujeto, no por eso evitan su sufrimiento.
El plus de gozar en la época
El discurso es la práctica común de lenguaje de una sociedad dada, es la lengua común. Es un modo de tratamiento del goce que puede depender de la época. Lacan ubicó las diferencias entre el tratamiento del goce por el discurso del amo y cómo es tratado el goce en la deformación de este discurso, que es el discurso capitalista. El discurso del amo es fundante, se caracteriza por tener en el lugar del agente un significante ordenador. Un S1 que comanda el discurso e identifica al sujeto. Por otro lado hay un goce producido, separado, que se segrega como goce en plus. Lo que caracteriza, en cambio, al discurso capitalista es que en el lugar del agente está el sujeto supuesto amo que anda por allí desbrujulado. Está en posición de creerse no sujetado a nada, pues ya no es válido el significante que lo podría identificar. El S1 amo cae debajo de la barra. Sin la plomada del discurso, sin un significante de peso, el sujeto va a la deriva y en su derrape hace tope con el objeto de consumo, ya que en el lugar del Otro está el mercado
Mientras que en el discurso del amo una doble barra escribe la imposibilidad de acceder al objeto, una flecha, en el discurso capitalista une al sujeto con el objeto, como si hubiese una posibilidad de integración directa del goce por parte del sujeto, donde no se inscribiese ninguna pérdida Es este, entonces, un falso discurso porque la maquinaria falla en triturar el goce.
Lacan plantea el objeto en este discurso como un objeto de imitación que distrae al sujeto de la castración
El discurso capitalista exalta el recurso al objeto tapón con el fin de obturar el vacío. Hay una producción intensiva del plus de gozar que se acelera en una metonimia de imparable deslizamiento. El plus de gozar desanudado del discurso, se consume frenéticamente con un estilo adictivo, pura pulsión de muerte. JA Miller(2) lleva al extremo la idea de Lacan en el Seminario 17 de ubicar a los objetos de la civilización en el cenit y ha propuesto un nuevo discurso, el hipermoderno, donde el lugar de comando estaría directamente ocupado por el objeto a, no habiendo un significante que merezca respeto en el lugar de agente. Lo que aclara Miller es que en este discurso los elementos están dispersos. Hace años Miller ya nos había transmitido la idea que en el niño los elementos del discurso no se ordenan de una vez. La entrada en discurso para el niño implica el tiempo de poner en función las operaciones de alienación y separación. Miller ubicó, entonces, al niño en el lugar del objeto con una flecha que se orientaba hacia el sujeto barrado. Ahora nos dice nuevamente, los elementos están, pero no se ordenan. Si los elementos no se ordenan el discurso hipermoderno es un falso discurso, falla en articular el plus de gozar con la falta, y pone en jaque las operaciones de causación del sujeto y el discurso del inconsciente. Estamos no sólo ante el niño generalizado sino ante un sujeto que apunta a gozar irresponsablemente de un plus enloquecido.
Cuerpos indignos
En el ser parlante las palabras y el goce se abrochan en un cuerpo. Los dichos despedazan el goce, muerden lo real, dando lugar al cuerpo que llamamos nuestro. Al que nos referimos, entonces no es al cuerpo anatómico, hay una “biología lacaniana”. Se trata de un cuerpo tomado por la pérdida, usurpado por las demandas del Otro.. Tomado por ese Otro que sostiene la imagen que nos une en el espejo, es un cuerpo mutilado.
El goce que queda, despedazado, cedido, es el goce del objeto. Jirones de goce, que son recortes particulares para cada quién que llamamos objeto “a”.Lo que se obtiene es un goce en plus a nivel del objeto pulsional, sólo logrado a partir de agujeros y bordes que hacen cuerpo.
El significante que entra en el cuerpo, fragmenta el goce del cuerpo, despedazando el cuerpo. El elemento significante se corporiza como goce y ese es el plus de gozar El discurso corporiza el significante, inscribe el cuerpo individual en el vínculo social bajo formas típicas.
Miller (4)dice, hay mutilaciones tradicionales hay una corporización codificada, normada, que viene del discurso. La compostura, el tono, son formas de corporización . Luego está la corporización contemporánea la de la época del Otro que no existe , ahora el cuerpo está, como todo, más descuidado por la corporización normada y entonces se ven las invenciones de corporización , el piercing , el body art, la actividad deportiva, son inventos que han pasado ha ser normas actuales de corporización.
Lo que planteo es que a partir del discurso hipermoderno, por la precariedad simbólica, se produce un plus de gozar desamarrado, plus de gozar de imitación, que obtura la castración pero no escribe ninguna pérdida. Esto provoca que a nivel del cuerpo haya un defecto de encarnación donde el cuerpo pierde su anudamiento a lo real.
Es un cuerpo sin resonancias, donde la palabra parece no anudar el afecto como si la pulsión pudiese desamarrarse del significante. Es este cuerpo indigno, donde al no anotarse pérdida alguna hay un plus de goce enloquecido, el que los jóvenes de hoy intentan morder con los cortes, intentando generar un vacío que lo atraviese
La pregunta en nuestra clínica es: ¿puede el psicoanálisis anudar en estos casos el plus de gozar al discurso? ¿Puede la operatoria analítica dignificar un cuerpo?
Se trata en la operatoria analítica de anudar el plus de gozar al discurso incluso en el caso de un cuerpo que no se ata a la dignidad del significante, pues la política del psicoanálisis en la época es no cancelar el síntoma con lo universal sino que el discurso analítico siga siendo camino para que cada uno produzca lo que le es singular.
Notas
(1) E.Laurent, “El surfista de la hiperletra y los suburbios del significante”, Blog-Note del síntoma, Ed.Tres Haches, Bs As , 2006 (2) J.Lacan, Seminario 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Bs.As., 1992 (3) J.A.Miller, “Una fantasía”, Rev Lacaniana de psicoanálisis n°3, Ed EOL, Bs As, 2005 (4) J.A.Miller, “El cuerpo Schreberiano” , Biología Lacaniana y acontecimiento del cuerpo, Bs.As. 2002
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