representación? Si bien el significante ha cedido lugar a la imagen y ahora son
las imágenes las que se ofrecen y son tomadas como coordenadas
identificatorias, ¿no hay ya en este tratamiento algo de lo simbólico
entrampado? Ciertamente, la proliferación de imágenes desplazó a la
proliferación significante. Sin embargo, estas imágenes parecen cumplir una
función que era cumplida por el significante, en la medida en la que sirven a
la búsqueda incesante del parlétre de una identidad, identidad que ha
sido y será siempre vacilante. Igualmente hay casos en los que ciertas imágenes
sirven como punto de anudamiento o des-anudamiento.
Las marcas en la piel no son un fenómeno nuevo. Durante la historia
estuvieron en función de ritos y tradiciones, siempre vinculadas a algún
simbólico que les servía de marco. Bien sea vinculadas con movimientos
políticos, símbolos religiosos, como marcas de transición del joven a la
adultez o como marca distintiva de una tribu o clan, pero solían estar vinculadas
con un aparato simbólico que les daba sentido. Las marcas no eran solamente
marcas, indicaban una significación más allá de la marca misma.
En el caso de la neurosis, el Self-injury se presenta como una
solución fallida a problemáticas « típicas » de la adolescencia, donde
el superyó en su imperativo feroz deja, literalmente, marcas en la piel.
Autolesionarse entonces vendría a ser uno de lo tratamientos posibles y
contemporáneos a la angustia. Uno de los tratamientos posibles a la no relación
sexual y al enigma de la feminidad a la que no hay quien no quede expuesto.
Miller señala en “La ultimísima enseñanza de Lacan »(1), a lo real
como el tercero necesario para establecer una mediación entre lo simbólico y lo
imaginario. Sin embargo, al parecer estos cortes literales en el cuerpo que
funcionan para cortar la angustia que ha surgido a partir del « rompimiento
con un novio » o « el sin sentido de la muerte del padre en un
accidente de tránsito » (dichos de pacientes) están más bien anudados en un
empalme real-imaginario donde, vía lo imaginario del cuerpo, se intenta
tramitar un real insoportable. El corte en el cuerpo opera como corte de la
angustia que ha generado la emergencia de un real.
A partir de varios casos de chicas adolescentes que consultan por
« hacerse cortes en la piel », surge la pregunta por la función -si es
que la hay- de la imagen de estas marcas. Estas chicas no ofrecen esos cortes a
la mirada del Otro, solo de algunas otras (amigas), evidenciando que algo de la
identificación histérica esta en juego. Resguardan estas marcas como un tesoro;
la imagen de la piel cortada queda destinada a la intimidad de ese cuerpo, a la
mirada propia en un momento de intimidad y privacidad; bien sea en el momento
de producirse otro corte o bien sea cuando simplemente se les mira. Las
pacientes relatan establecer cierta relación con estos cortes aunque sea
solamente en función de esconderlos. ¿Son estos cortes un intento fallido de
establecer un límite al estrago materno?
En este contexto, cuando se trata del Self-lnjury ¿qué función
podría cumplir la imagen de los cortes en la piel? Teniendo en cuenta que en
estos casos el cuerpo llega tomado por la impulsión de un corte literal en su
superficie, corte que causa cierto monto de goce que estraga y enmudece al
mismo tiempo pero que, en su sin-sentido literal, estos cortes en la piel:
cortan.
Cortan y tramitan lo indecible de lo real, cortando literalmente con
el monto de angustia insoportable que sobrepasa al sujeto. Lo que interesa de
este tratamiento es el punto que se podría ubicar de empalme con el goce en
juego subyacente y la imagen de estos cortes en la superficie del cuerpo.
¿Qué función operativa podría cumplir la imagen de estos cortes en la
piel? En general no se hacen indiscriminadamente a lo largo y ancho del cuerpo,
suelen estar destinados a una parte del cuerpo, el brazo, la muñeca, el
antebrazo e inclusive el muslo.
Por otra parte, estos cortes « dicen » en la medida en la que
se invita al analizante a hablar de ellos, a « significantizar » esa
imagen me atrevo a decir siguiendo los planteamientos de Miller en “La imagen
reina »(3), quien señala en esta oportunidad que « las imágenes se
significantizan, pueden transformarse en significantes y pueden ser tomadas
como significantes”. Antes de esta invitación estos cortes no dicen
nada, solo cortan y dejan su huella en el cuerpo, lo marcan.
En este sentido, ¿qué del goce queda entrelineas en estos cortes?
Tomando en cuenta lo planteado por Miller en el texto anteriormente mencionado:
« las imágenes reinas no representan al sujeto pero se coordinan con su
goce » (4) ¿Puede tomarse esta imagen de estos cortes
en el estatuto de una imagen reina? Miller plantea tres imágenes reinas -al
menos en este momento-: « el propio cuerpo, el cuerpo del Otro y el
falo ».(5)
En relación con este síntoma tan
contemporáneo como el Self-lnjury y la proliferación de casos de chicas
adolescentes -siempre mujeres aun no he tenido casos de chicos con este
padecimiento- surge la pregunta de si esa imagen de la piel donde yacen estos
cortes puede funcionar como imagen reina en relación al falo, en la medida en
la que los cortes en la piel se constituyen para estas jóvenes como el único
medio para localizar un goce desbordado y enmarcar una angustia que no logra
ser tramitada por la vía de lo simbólico, evidenciado en que la palabra no
alcanza ni adviene como primer recurso.
Estas pacientes relatan una angustia insoportable o una irrupción de
un goce hasta ahora desconocido pero que solo pasa a ser tramitado por la
palabra una vez se encuentran con un analista que les invita a « decir
sobre los cortes » y que introduce otro corte vía la interpretación. Antes de
ese encuentro lo único que « apacigua » es la sensación de dolor y
corte en la piel. Bien sea porque « calma la angustia » o porque
infringe « un dolor más llevadero que el dolor de la muerte del
padre ».
Siguiendo los planteamientos de Miller al respecto del Un-Cuerpo,
cuando señala que « la tesis de Lacan según la cual la adoración del
Un-Cuerpo es la ‘raíz de lo imaginario’”(6). Y teniendo en cuenta que en este
orden de ideas el cuerpo no es mas del orden del ser sino del tener, que se
trata de un cuerpo que puede quedar supeditado a la “creencia, creencia en
tener un cuerpo como si fuese un objeto disponible”(7) se plantean dos
preguntas que guían el trabajo en cuestión ¿Es este el lugar del cuerpo en el Self-lnjury,
un objeto del que se dispone en función de apaciguar la angustia generada por
la emergencia de un real por la vía del imaginario del cuerpo? Y ¿es posible
tomar al Self-lnjury en la vía de interpretación que ofrece Bassols(8)
como « una imagen que oculta lo indecible »?
* Nombre en inglés que se le atribuye a cortes superficiales que alguien se realiza en su piel, en general se hacen con algún objeto corto punzante, pero con el cuidado de no infringir un corte profundo y no está vinculado con intento de suicidio. En español suele llamársele Autolesión.
Notas:
1-. Miller, J. A. (2012). Lo extraño y lo extranjero.
El ultimísimo Lacan, p. 84
Elucidación de Lacan. Editorial Paidos. Buenos Aires, Argentina, pp. 577-602
4-. ídem, p. 583
hablante. Recuperado en: http://oimperiodasimagens.com.br/es/faq-items/el-imperio-de-las-imagenes-y-el-goce-del-cuerpo-hablante-miquel-bassols/