Trabalenguas– Especio Institucional de Práctica con niños y Adolescentes –Boletín Informativo VirtualN° I1- Presentación. Camila, Candioti.2 – Contribución: « Síntomas sociales y subjetividad ». Maricel Aguiar (Participante de Trabalenguas).3- Conferencia de Rubén López: »El Malentendido y la Familia, hoy » . Milagros, Di Dio (Participante de Trabalenguas). 1- Presentación.Camila, Candioti.El estado actual de la civilización, sus novedades y controversias, promueven la preocupación del público. El psicoanálisis, desde otra perspectiva de análisis, nos invita a ocuparnos de la cuestión. ¿De qué modo? En esta oportunidad, Trabalenguas, movido por el deseo de compartir con Uds los hallazgos, desarrollos e impasses que hemos ido transitado en el Espacio de investigación y transmisión del discurso analítico aplicado a la infancia; toma la iniciativa de llegar a los interesados, sumando una nueva modalidad. La creación de un Boletín Informativo Virtual, es la herramienta seleccionada, a fin de instalar un lazo con quienes se interesen por las infancias, las adolescencias y las familias de nuestro tiempo. Este recurso permite ampliar los lazos geográficos, temporales y tipos de participación, según el interés y posibilidades de cada uno.Estimados lectores, colegas y amigos, bienvenidos! 2- Síntomas sociales y subjetividad.por Maricel, Aguiar. Participante de Trabalenguas.Así como cada época histórica tiene su concepción del hombre y moldea una subjetividad acorde a ella, también produce sus patologías. Para el racionalismo del siglo XVIII la locura se identificó con la pérdida de razón. Para la moral victoriana que dominó la Viena del 1900 el paradigma patológico fue la histeria que Freud develó como expresión de los deseos sexuales reprimidos; postulando a partir de ella su concepción del hombre como sujeto sujetado a sus deseos inconscientes de carácter sexual. ¿Cuáles serían entonces las patologías paradigmáticas de esta modernidad en crisis? Podríamos mencionar varias que desafían los criterios psicopatológicos clásicos: violencia, trastorno de la alimentación (anorexia y bulimia), adicciones, desesperanza, escepticismo social, competencia desmedida, rebrote de un acentuado individualismo, la ausencia de proyecto a futuro, negación de las raíces culturales, son algunos de los rasgos más salientes de la impronta neoliberal sobre la subjetividad. Podemos afirmar, entonces, que el deterioro de los vínculos sociales refleja las patologías del lazo, características de nuestro tiempo. Emiliano Galende define la cultura como « esa subjetividad actuante en el campo social que es productora de sentido ». El desafío que tenemos hoy no es tanto decir que es la cultura en general, sino qué está pasando en nuestra cultura y cuáles son los indicadores que nos hacen pensar en formas nuevas de malestar. Considerar si desde esas formas que va tomando la civilización podemos inteligir que tipo de subjetividad se produce hoy y cómo esa subjetividad aparece en nuestras prácticas clínicas concretas con modalidades particulares de la época. No se trata de fundar nuevas categorías psicopatológicas o clasificaciones, sino que, en todo caso, se intenta comprender que estamos frente a una producción diferenciada de subjetividades; Sujetos pos o hiper modernos, producto de estos indicadores nuevos en la cultura. Para disponernos al trabajo, no debemos forzar lo nuevo a lo que ya sabemos sino aceptar el desafío de poner a prueba lo que suponemos frente a esto que desconocemos. El modelo globalizador, contrariamente a las promesas liberales y liberadoras, no ha resuelto ninguno de los grandes problemas que hoy comprometen la salud y la calidad de vida de nuestra población, más bien, en muchos casos, los ha incrementado. Por lo que no podemos permanecer ajenos a esta realidad.Las patologías de la posmodernidad, tienen que ver con lo que podríamos llamar una cultura del acting out, de la impulsión. Un empuje que no es otra cosa que la precipitación de un hombre a una acción, desanudada de la razón. La generalización de la crisis subjetiva, constituye una puesta en escena, en la que aniquila el lazo social y simultáneamente, apela a el. Apelación al Otro. ¿Qué quiere decir esto? Uno apela en una corte, a uno le han dado un veredicto, una sentencia y uno no está conforme con eso, entonces se hace una apelación del dictamen. En la violencia activa el sujeto rompe ese lazo social, reduce al mínimo los márgenes del lazo, el sujeto ingresa en el campo de lo que hoy llamaríamos criminalidad. En la violencia activa el sujeto se precipita y corta. La adicción es una violencia pasiva, no activa. Sin embargo, la legislación hace que el adicto, para procurarse los medios para obtener la droga sea criminal. Se efectúa un pasaje de adicto a delincuente; el sujeto es nombrado como transgresor y enfermo. Empero, desde el psicoanálisis, podemos analizar la cuestión desde otra perspectiva. Tanto el sujeto preso de un goce tóxico, común sujeto liberado a la violencia de su pulsión, devela un intento de armar una escena, para dar a ver algo. Podríamos pensar, que los adolescentes y jóvenes en esta posición están haciendo un simulacro de suicidio colectivo, en este lugar de apelación al Otro, en este lugar llaman a revertir, a rectificar la sanción, en razón de el nombre que les ha tocado. El acting out, nos enseña cómo un sujeto rompe el lazo social, en tanto que es la expresión de la pulsión desmedida, fuera de sentido; la precipitación de la actuación. Constituye el arrebato de un hombre en tanto objeto caído del nombre. No obstante, el acting out, en ese mismo movimiento, constituye un llamado al Otro. Allí dónde las palabras se desvanecen, las significaciones adjudicadas desaparecen, el acto llama a la interpretación, a la presencia del otro. Entonces, podemos plantear un modo de prevención desde el psicoanálisis? Podemos prevenir haciendo lugar al sujeto. Prevenir es hacer lugar al nombre propio. 3- Reseña Conferencia. por Milagros, Di Dio. Participante de Trabalenguas. La visita de Rubén O. López se presentó bajo un título: « El malentendido y la familia, hoy », cuyo primer esclarecimiento se trató de problematizar « la familia » llegando al concepto de « las familias » de hoy y el malentendido que las conforma, por estructura. Es decir, atravesada la temática por la lógica del significante y sus leyes; ubicó a la comunicación como un fenómeno siempre « mochado »; a diferencia de la dialéctica que el psicoanálisis puede ubicar entre significante y significado. En la vía significante no hay entendimiento en tanto las relaciones entre significado y significante no están pautadas previamente, no existe la relación unívoca, no hay articulación de uno con el otro. Así mismo, respecto del goce nos encontramos con el malentendido, no es lo mismo el goce del hombre que el de la mujer. En la actualidad, no estamos ante los significantes tradicionales de la familia. Cada niño llega a la consulta con una versión de familia y recorrerá las distintas versiones que tiene de ésta, ubicando ese conjunto de significantes que se repiten de generación en generación. Lo no implica un poder autónomo del significante sino justamente la existencia de multiplicidad de respuestas ante el mismo. En las condiciones iniciales de la puesta en marcha del aparato psíquico de un niño, las modalidades de ejercicio de las funciones materna y paterna tendrán mucho que ver en el devenir de la constitución subjetiva; pero no serán excluyentes. En ellas el niño debe apoyarse, realizando un trabajo singular. Dichas trazas constituirán las marcas del Otro en el niño, su matriz simbólica. Para cada sujeto habrá una invención de familia y la posibilidad de que algo nuevo se trace, la posibilidad de que el niño invente algo más allá de los padres. De modo tal que, puede establecerse una diferencia entre el hijo y el niño, sin imponer que ambos términos funcionen como sinónimos. Por ello la importancia será qué hace ese sujeto en su trabajo de inscripción y subjetivación con ese conjunto de significantes, teniendo presente la diferencia entre las determinaciones parentales y los modos mediante los cuales éstas se significan por parte de niño.De allí la importancia de la doctrina significante como vía para producir algo nuevo ante aquel conjunto de significantes que impiden que algo diferente pueda aparecer. Construir una brecha allí para que algo instituyente pueda inaugurar otro horizonte en la historia de un niño, sin que esto signifique renegar del origen. En la presente Conferencia, Rubén López plantea un lugar del pacto en el cual se construye la familia. El matrimonio como matri-moño, como un lazo que así como puede anudar y abrochar, también puede desatarse, desarmarse, desanudarse. En este sentido, los casos clínicos presentados por el disertante y el recorrido emprendido en Trabalenguas, nos acercan a reflexionar sobre la cuestión de las filiaciones múltiples, donde cómo pueden presentarse. Al escuchar los casos clínicos hemos caído una vez más en la lógica del buscar un padre y una madre allí, intento de ubicar estas funciones localizadas en un hombre y una mujer, cuando la época nos adelanta nuevas formas de la parentalidad. En la civilización de nuestro tiempo aparece una ausencia del vínculo directo entre filiación y procreación, así como también ausencia de la relación entre la diferencia sexual y lo que representa la maternidad o paternidad. Allí, una vez más, nos encontramos con que las figuras parentales representan una función, que se verifican en acto. La posición del psicoanalista en la clínica con niños se orienta a que, cada niño, no sea un objeto de goce para los padres. Ya en el cierre de la exposición, la temática nos acerca a la dimensión ética del psicoanálisis. La dirección de la cura, a cargo del analista, deberá orientar al sujeto analizante a una reconstitución de aquel nudo o lazo que lo anima, lo que le es más propio. Posición ética desde la cual el sujeto -niño o padre- se haga responsable de las condiciones de su deseo y su goce.
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