*(Texto correspondiente al posteo de Radio Lacan del 25-5-2015, en el marco de PIPOL 7)
La prostitución infantil es execrable, criminal y violenta, pero el abuso sexual de menores de edad tiene características muchas veces distintas. Los abusos sexuales de niños y adolescentes rara vez son cometidos con violencia sino más bien con promesas de placeres o de reaseguros, con un sutil manejo de la seducción y de la idealización, o por último con veladas amenazas de que cualquier queja, denuncia o ruptura del secreto provocaría un gran perjuicio para el niño o para sus seres queridos.
Para que los niños puedan o sepan defenderse a sí mismos tendrían que no ignorar cuán atractivos podrían resultar a los adultos. ¿Cómo alcanzar este objetivo sin empujarlos a una peligrosa pérdida de la inocencia infantil? ¿son tan inocentes como parecen?¿son solamente victimas inertes de los adultos?
Puede una joven victimizarse fantaseando con acusar a un mayor de ser abusada cuando en realidad lo único que la abusaba era su propio y temido modo de goce .?
Baudelaire( 1) habló acerca del “verde paraíso de los amores infantiles” y podemos decir siguiendo nuestra experiencia, la de Freud y la de Lacan, que dicho paraíso infantil no es para nada un prístino paraíso sino más bien un lugar bastante “verde”,.. donde pasa cada cosa!.
Entre esas cosas… la victima del menor podría ser el mayor.
En 1905, en “Tres ensayos para una teoría de lo sexual”, Freud dice lo siguiente : ”La opinión popular posee una bien definida idea de la naturaleza y caracteres de este instinto sexual. Se cree firmemente que falta en absoluto en la infancia; que se constituye en el proceso de maduración de la pubertad, y en relación con él, que se exterioriza en los fenómenos de irresistible atracción que un sexo ejerce sobre el otro, y que su fin está constituido por la cópula sexual o a lo menos por aquellos actos que a ella conducen. Existen, sin embargo, poderosas razones para no ver en estos juicios más que un reflejo harto infiel de la realidad. Analizándolos detenidamente, descubrimos en ellos multitud de errores, inexactitudes e inadvertencias”
El mayor temor de los padres y de los educadores es que si se favorece que los niños estén alerta respecto al atractivo que suelen despertar sólo se logre perjudicarlos.
¿Será así?
Si bien es verdad que una temprana conciencia y un contacto con su capacidad de experimentar y hacer experimentar sus impulsos ligados al erotismo puede protegerlos de la sexualidad de los adultos , también es verdad que puede deprimirlos haciéndolos madurar demasiado pronto ; más aún, hacerles levantar la barrera de la represión- la cual es la característica fundamental de la edad de la latencia-.Pero también , es poco conveniente considerar que los niños pueden ser sólo victimas inertes de los adultos y dejarles perder su capacidad de defenderse ellos mismos de los abusos de los adultos…; ¡Es más !… no sólo de su capacidad defenderse de los adultos , sino defenderse de ´sí mismos ´ tornándose capaces de asumir y responsabilizarse de su modo de goce
La familia (bajo cualquier forma en que se manifieste hoy día) tiene la responsabilidad de lograr esto muy naturalmente, casi sin que medien palabras, a través de actitudes apropiadas a esta sutil tarea.
Todo esto que se acaba de puntualizar, requiere una elaboración muy especial de la culpa y la vergüenza por la propia sexualidad de los familiares y de los otros adultos que rodean al niño y al joven. Adultos que, antes, también fueron niños.
¿Cuál será el papel de los educadores en todo esto?,¿Cuál el de los jueces ? ¿Cuál el de los psicoanalistas?, Cual será el destino cultural y la consecuencia de la difusión mediática de estas ideas?
Al adulto abusador: … a él ,-seguramente- le falló la represión de su sexualidad polimorfo infantil que debió de ocurrir en la edad de la latencia y todavía la pone en práctica . Qué hacer con su tratamiento? Por supuesto que hay que diferenciar al abusador arrepentido, _ víctima de su adicción a la pedofilia _, del psicópata no arrepentido ni dispuesto a asumir la responsabilidad de su acto y que goza del poder violento sobre sus víctimas.(Además , se puede correr el peligro de que éste pueda usar ideas que saca del tratamiento para manipular “mejor” a sus víctimas )
No olvidemos tampoco de puntualizar cuán frecuentemente aparecen casos donde la acusación al abusador es injusta, imprecisa, prejuiciosa y falta a la verdad y lo convierte en víctima. A veces se usa de instrumento al niño o joven aparentemente abusado para fines espurios. En este caso es importante protegerlos de una automática y prejuiciosa incriminación.
El psicoanálisis es un tratamiento que se dirige al sujeto de derecho, vale decir, al sujeto que responde de lo que dice. Es importante que no haya confusión con respecto a esto: él puede tomar distancia de lo que dice y sólo dentro de las sesiones puede ser “irresponsable”. Es más, debe decir lo que le venga a la cabeza no responsabilizándose de ese decir. A veces el sujeto puede notar que ha dicho algo pero no sabe el porqué, que no cree en lo que ha dicho, que sabe que es broma, o que piensa lo contrario de lo que dijo. La finalidad de este proceder con el decir es que solo a través de él se transluce indirecta y sintomáticamente su modalidad de satisfacción o de goce. De este modo logrará un saber hacer oportunamente con respecto a dicha modalidad adquiriendo la posibilidad crear otra posición subjetiva y ética en cuanto a su goce.
El sentimiento de culpa presupone un sentimiento de responsabilidad. Es una condición previa para la práctica analítica comprobar su existencia o ver si es posible producirlo; este es el objetivo de las entrevistas preliminares. Cuando comprobamos que este sentimiento existe podemos decir que hay un sujeto capaz de responder. El sujeto es una respuesta. El que se inventa disculpa para todo y el que no llega a percibir que él mismo tiene algo que ver con las cosas de las que se queja, es mal candidato para poder psicoanalizarse. Esto no quiere decir que el encuentro con un psicoanalista, no le sea muy beneficioso, pues con dicho encuentro puede lograr efectos terapéuticos.
Supongamos ahora una situación donde una adolescente recién puede librarse de tener sueños repetitivos donde acusa a su cariñoso y atento padre de violarla ,cuando puede hacerse cargo responsablemente de su modo de goce el cual consiste en relacionarse con muchachos que tengan un toque de atractiva violencia – pero que a la vez sean lo suficientemente atentos y cariñosos con ella. Librada de esa obsesión acusadora, quizás recién allí pueda dejarse llevar con más tranquilidad por su vida social hasta tener un encuentro favorable que la satisfaga .En este caso el saldo del análisis sería que la tendencia a la acusación se transformase en auténtico y práctico sentimiento de responsabilidad por dicho modo de goce.
Para el psicoanálisis, el fundamento del lazo social es la ley que prohíbe cometer parricidio e incesto o abuso sexual. La renuncia al parricidio y el incesto es el origen de la ley. (Ver Freud ,Totem y Tabú )Primero está la renuncia, donde todos se declaran culpables de haber deseado cometerlo y recién después viene la ley. El respeto por este orden jurídico marcan la posición del sujeto en el mundo, y el psicoanálisis está muy atento a esto.
Dr Roberto Ileyassoff
Buenos Aires , 19 de mayo 2015.
(1)
Charles Baudelaire –
- “Las flores del mal “LXII – Triste y errabunda
Dime, tu corazón a veces toma vuelo, Agatha
lejos del negro océano de la inmunda ciudad
hacia otro océano donde estalla el esplendor
azul, claro, profundo, así como la virginidad? .
………_Pero el verde paraíso de los amores infantiles ,
las carreras, las canciones , los besos ,los ramilletes de flores ,el paraíso inocente , lleno de placeres furtivos ,
¿está más lejos que la India y la China?
¿podemos evocarlo con gritos lastimeros ,
y reanimarlo así con voz de plata ,
el paraíso inocente de placeres furtivos?