Recuperan los docentes la facultad de sancionar
Podrán castigar infracciones leves; límites a los consejos
Miércoles 13 de agosto de 2008
Por Nathalie Kantt De la Redacción de LA NACION
En medio de la polémica por los repetidos casos de violencia escolar, desde hoy rige en todas las escuelas secundarias de la ciudad un decreto que devuelve a los rectores y docentes las atribuciones para aplicar sanciones disciplinarias y limita la actuación de los controvertidos consejos de convivencia, creados hace una década para eliminar el régimen de amonestaciones.
La norma, firmada por el jefe de gobierno, Mauricio Macri, permite a los profesores y directivos castigar infracciones leves en forma directa. También podrán considerar la reiteración y acumulación de faltas de los estudiantes para la aplicación de nuevas sanciones. Hasta hoy, las sanciones no eran acumulativas y los actos de los alumnos se analizaban en forma individual.
“No es para nada una vuelta a las amonestaciones. De hecho, yo estoy en contra de ese sistema, porque creo que es especulativo e ineficaz, ya que no resuelve los conflictos en la escuela. Esta nueva propuesta es una superación: ni dejar pasar ni el autoritarismo. Es una convivencia con límites”, dijo a LA NACION el ministro de Educación de la ciudad, Mariano Narodowski.
Las nuevas medidas, denominadas “convivencia con límites”, se extienden para los casi 200.000 alumnos que hoy cursan en los colegios secundarios públicos y privados porteños. Amplían los márgenes de actuación del rector, hasta hoy condicionados por las recomendaciones de los consejos de convivencia, y establecen que el propio rector presidirá las reuniones del consejo, votará -hasta hoy esto no sucedía- y desempatará en caso de igualdad.
Los consejos de convivencia -constituidos por profesores, preceptores, alumnos regulares, integrantes del centro de estudiantes y padres- tendrán un rol de acompañamiento en las decisiones y sólo se reunirán cuando el rector los convoque.
“Los consejos son herramientas válidas siempre que estén a cargo de educadores. El rector, como máxima autoridad, debe conducir esa instancia de aprendizaje. No son tribunales en los que se debaten pruebas”, explicó Narodowski.
La norma, firmada por el jefe de gobierno, Mauricio Macri, permite a los profesores y directivos castigar infracciones leves en forma directa. También podrán considerar la reiteración y acumulación de faltas de los estudiantes para la aplicación de nuevas sanciones. Hasta hoy, las sanciones no eran acumulativas y los actos de los alumnos se analizaban en forma individual.
“No es para nada una vuelta a las amonestaciones. De hecho, yo estoy en contra de ese sistema, porque creo que es especulativo e ineficaz, ya que no resuelve los conflictos en la escuela. Esta nueva propuesta es una superación: ni dejar pasar ni el autoritarismo. Es una convivencia con límites”, dijo a LA NACION el ministro de Educación de la ciudad, Mariano Narodowski.
Las nuevas medidas, denominadas “convivencia con límites”, se extienden para los casi 200.000 alumnos que hoy cursan en los colegios secundarios públicos y privados porteños. Amplían los márgenes de actuación del rector, hasta hoy condicionados por las recomendaciones de los consejos de convivencia, y establecen que el propio rector presidirá las reuniones del consejo, votará -hasta hoy esto no sucedía- y desempatará en caso de igualdad.
Los consejos de convivencia -constituidos por profesores, preceptores, alumnos regulares, integrantes del centro de estudiantes y padres- tendrán un rol de acompañamiento en las decisiones y sólo se reunirán cuando el rector los convoque.
“Los consejos son herramientas válidas siempre que estén a cargo de educadores. El rector, como máxima autoridad, debe conducir esa instancia de aprendizaje. No son tribunales en los que se debaten pruebas”, explicó Narodowski.
“Decir que no y educar”
Con los cambios, los docentes y directivos secundarios, que hasta ayer debían solicitar las sanciones al consejo de convivencia (y esperar la reunión y posterior expedición de una decisión), volverán a tener autoridad para aplicar sanciones leves (apercibimientos orales y escritos) en forma directa.
“Es la posibilidad del docente de decir que no y así educar. La idea es recuperar el lugar del docente como el del adulto que sabe, el de una autoridad confiable. Es el que tiene que decir no cuando la situación lo amerita. Y para ello debe tener herramientas”, añadió Narodowski.
Según el Ministerio de Educación porteño, las conductas que merecen sanciones leves son, por ejemplo, la interrupción de una clase, el descuido del mobiliario escolar y el uso del celular en la clase. Son graves, en cambio, las agresiones físicas o verbales y “cualquier conducta que por su graduación o intensidad sea considerada como tal”.
Estas últimas podrán ser resueltas por los consejos de convivencia o por las nuevas “alternativas pedagógicas” que convoque el rector: el consejo de emergencia (presidido por el rector e integrado por un profesor, un alumno y un padre), el consejo de aula (integrado por el preceptor del curso, un profesor y un alumno), el de turno (las escuelas con más de un turno) y el consultivo (coordinadores de área). Todos los consejos creados ya existían en la ley pero nunca habían sido reglamentados.
Además, la discriminación, las agresiones físicas y verbales y las ofensas a símbolos patrios o religiosos, que antes no estaban catalogadas como sancionables, serán consideradas inadmisibles y sujetas a sanciones leves o graves, según la valoración del docente.
El presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura porteña, Enrique Olivera, en tanto, compartió las nuevas medidas que se aplican desde hoy: “Coincido con la necesidad de fortalecer la figura del docente para apuntalarlo en su ardua tarea cotidiana”, dijo.
Con los cambios, los docentes y directivos secundarios, que hasta ayer debían solicitar las sanciones al consejo de convivencia (y esperar la reunión y posterior expedición de una decisión), volverán a tener autoridad para aplicar sanciones leves (apercibimientos orales y escritos) en forma directa.
“Es la posibilidad del docente de decir que no y así educar. La idea es recuperar el lugar del docente como el del adulto que sabe, el de una autoridad confiable. Es el que tiene que decir no cuando la situación lo amerita. Y para ello debe tener herramientas”, añadió Narodowski.
Según el Ministerio de Educación porteño, las conductas que merecen sanciones leves son, por ejemplo, la interrupción de una clase, el descuido del mobiliario escolar y el uso del celular en la clase. Son graves, en cambio, las agresiones físicas o verbales y “cualquier conducta que por su graduación o intensidad sea considerada como tal”.
Estas últimas podrán ser resueltas por los consejos de convivencia o por las nuevas “alternativas pedagógicas” que convoque el rector: el consejo de emergencia (presidido por el rector e integrado por un profesor, un alumno y un padre), el consejo de aula (integrado por el preceptor del curso, un profesor y un alumno), el de turno (las escuelas con más de un turno) y el consultivo (coordinadores de área). Todos los consejos creados ya existían en la ley pero nunca habían sido reglamentados.
Además, la discriminación, las agresiones físicas y verbales y las ofensas a símbolos patrios o religiosos, que antes no estaban catalogadas como sancionables, serán consideradas inadmisibles y sujetas a sanciones leves o graves, según la valoración del docente.
El presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura porteña, Enrique Olivera, en tanto, compartió las nuevas medidas que se aplican desde hoy: “Coincido con la necesidad de fortalecer la figura del docente para apuntalarlo en su ardua tarea cotidiana”, dijo.