XI CONVERSACIÓN CLÍNICA DEL ICF Barcelona, 5 y 6 de Marzo de 2011 Terminaciones de análisis _____
tres preguntas a Gustavo Dessal
1) La primera pregunta tiene que ver con la terminación del análisis y el cambio de analista. ¿Qué ocurre en aquellos casos en los que el analizante, despúes de un recorrido de años con un analista, zanja su relación con él y elige cambiarlo por otro? ¿Se ha producido una sustitución, una subrogación de la persona que encarna el supuesto saber de una a otra? ¿Tiene que ser eso entendido como dificultades transferenciales (y por tanto dificultades a superar por el analizante dentro del propio trabajo de analizarse) o cabe la posibilidad de que cada fase del análisis de una persona vaya asociado a un analista diferente?
Es difícil, por no decir imposible, dar una respuesta genérica a una cuestión muy variable según los casos. El cambio de analista puede obedecer a razones muy diversas. Desde luego, en última instancia es siempre la transferencia lo que está en juego, aunque ello no debe entenderse necesariamente como algo que habría podido ser « superado ». No toda la transferencia es elaborable, y existen momentos en los que un cambio de analista es la única salida para relanzar el deseo, o la apertura del inconsciente. En ocasiones, la transferencia o la reacción terapéutica negativas solo admiten un nuevo análisis, aunque desde luego ello no garantiza una inmunidad contra la repetición. Lo que sí podemos responder de forma general es que en todos los casos, el nuevo analista debe tratar con tacto y minuciosidad el punto de interrupción anterior, y no sucumbir a la satisfacción narcisista de ser « el sujeto supuesto saber más », fantasma que a menudo el analizante expresa de forma directa o tácita en las primeras entrevistas. Es fundamental que analista y analizante puedan alcanzar cierta elaboración sobre el punto o el momento de la cura en la que se produjo la finalización de la etapa previa.
2) He leído una cita de Lacan que parece decir que es el fin de análisis lo que convierte al analizante en analista. Ese paso tendría que ver con la destitución del propio analista del lugar del saber. Imagino que unido con otro logro como saber del propio deseo.
¿Qué relación se establece entre los analistas con los que a su vez continúan analizándose?. ¿Los lazos transferenciales son diferentes? ¿Serían más teóricos que los establecidos antes o no tiene nada que ver con la “teoría ” y siguen jugándose cuestiones inconscientes? No sé si comprendo el sentido y el alcance de esta pregunta. El pase de analizante a analista no es una destitución del Otro, sino del sujeto. La destitución del Otro es más bien lo que sucede en la transferencia negativa, que es algo diferente. Destitución subjetiva quiere decir que el analizante asume a la vez la falta en ser definitiva e incurable, y al mismo tiempo obtiene la certidumbre de una diferencia absoluta como causa del deseo. Eso no impide, desde luego, que alguien que ha obtenido eso en un análisis no puede, llegado el caso y las contingencias de la vida, demandar un nuevo análisis. La transferencia no será por ello menos legítima, y desde luego sus resortes nada deberán a los conocimientos intelectuales, teóricos o doctrinarios. Por fortuna, el análisis no produce un desecamiento del inconsciente.
3) ¿Existe el fin de análisis en tratamientos con niños? Se me ocurre que no puede pedirse un atravesamiento del fantasma en el caso de terapias institucionales con niños pequeños. ¿Serviría para orientar a los padres en este caso para la interrupción o fin de tratamiento un aligeramiento del malestar del niño o un alivio sintomático? Comprendo la dificultad de generalizar la respuesta a las diferentes estructuras y casos, pero me gustaría preguntar si hay épocas o periodos, por ejemplo el de latencia, que por ser menos conflictivo, o menos activo, requiera con menos urgencia tratamiento. Lo planteo por la idea de no cronificar ante los padres y la escuela las dificultades de un niño, por más que se presuponga que pueden aparecer dificultades posteriores en la adolescencia.
No practico el análisis con niños, de modo que mi respuesta no está respaldada por una experiencia. Entiendo que el fin del análisis con niños solo puede fundarse en criterios exclusivamente terapéuticos. No obstante, es fundamental tener presente que ellos no habrán de establecerse sobre la base de la demanda y los ideales de los padres, ni tampoco a partir de los requerimientos de las instancias educativas. Nuestra labor no es contentar ni a los padres ni a los educadores, sino interesarnos por el sufrimiento del niño y la verdad que subyace a sus síntomas, con el propósito de permitirle un alivio y un manejo más eficaz de su mundo. Eso puede ser necesario a cualquier edad, y no creo que la latencia sea por definición un período menos proclive al conflicto, a la angustia, o al desencadenamiento de una neurosis, por ejemplo. Preguntas realizadas por: Margarita Frances