XIV CONVERSACION CLINICA DEL ICF-E
Barcelona, 1 y 2 de Marzo de 2014
Incidencias del Significante Amo
Barcelona, 1 y 2 de Marzo de 2014
Incidencias del Significante Amo
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Flashes
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Gabriela Galarraga
« Lo que piensa, calcula, juzga, es el goce, y el goce por ser el del Otro exige que la Una, la que hace del sujeto función, esté simplemente castrada, es decir, simbolizada por la función imaginaria que encarna la impotencia, dicho de otro modo, por el falo »
…o peor, Reseña del Seminario 1971-72, pág. 577, par. 3º
En este párrafo de la Reseña al Seminario « …ou pire », queda reflejado el momento en que se encuentra Lacan en su enseñanza: a las puertas de las fórmulas de la sexuación, « en torno a las cuales -dirá- intenté hacer girar lo tocante a la pretendida relación sexual ».
Poco antes de dar comienzo al Seminario 19 Lacan manifiesta la necesidad de introducir un cambio en la concepción de la experiencia analítica, al no poder ya sostener la absoluta primacía de lo simbólico sobre lo real.
Da un primer paso cuestionando la existencia del Otro, campo del lenguaje y el deseo, pasando de la primacía del Otro, pivote de la dialéctica del sujeto, a negar su existencia, remitiéndolo a la ficción.
El Otro no existe, existe el Uno, si bien se trata de una existencia con diversos usos, como excepción en las fórmulas de la sexuación, el Uno que lo hace evocar a Frege y a Cantor, el Uno de la repetición ligado al tiempo.
El Uno que no hace relación con el Otro, y que implica la disyunción entre el goce y el Otro. El goce conduce a un S1 solo, separado del Otro.
El Otro no es el Otro del deseo, de la verdad o de la palabra. El Otro del goce es el cuerpo, y el falo es el que da cuerpo al goce. Como dice Lacan: « Propongo dar al Uno el valor de aquello en lo cual por mi discurso consiste, consiste en tanto que es ese valor lo que obstaculiza la relación sexual, o sea, el goce fálico » (1).
Para E. Laurent el Uno anticipa en el Seminario 19 la última teoría de Lacan relativa al síntoma, como lo que funda cada existencia, si bien no se lo puede equiparar, ya que el síntoma conlleva la otredad, como dice en el Seminario 20: « Me he permitido afirmar que el sinthome es precisamente el sexo al cual no pertenezco, es decir, una mujer » (2).
Afirmación que ya en « …o peor » expresa « Él no sabe que más bien sería cuestión de que se percatara de que dos es ese Uno que él se cree, y que es cuestión de que él se divida » (3).
Recusa el Dos de la relación sexual y el de la articulación significante, para plantear el Uno solo en su goce, tanto en su naturaleza autoerótica, como en su manifestación asemántica.
« Haiuno y nada más, pero es un Uno muy particular, el que separa Uno de dos, y es un abismo » (4).
Allí radica la dificultad para escribir la relación de goce entre los sexos, en función de la insistencia del Uno. El goce del sujeto prescinde del Otro. Solo hay un término: la función fálica.
Junto a las fórmulas de la sexuación que elabora en el cap. 17 del Seminario a partir del cuadrado lógico de Apuleyo, y que luego retomará en el cap. 7 del Seminario 20, trabaja las nociones del no-todo, las definiciones de lo necesario, de lo contingente y de lo imposible en relación a lo real.
Estas nociones y la relación entre el goce y el Uno, son la anticipación de lo que en el Seminario Aún plantea como el goce suplementario, goce Otro, no recubierto por el falo, « El falo es la objeción de conciencia que hace uno de los seres sexuados al servicio que tiene que rendir al otro » (5).
El goce en tanto sexual es fálico, sin embargo, en las mujeres hay un goce suplementario, específicamente femenino que va más allá del falo, que no hace posible la generalización, las hace no-toda.
En tanto sujeto una mujer está concernida por la función fálica, « simbolizada por la función imaginaria que encarna la impotencia, dicho de otro modo, por el falo ». Marcada por la castración.
La pareja a la que apunta el sujeto del lado hombre, se reduce al objeto a. « en el caso de los hombres, absolutamente finitos… En el caso de las mujeres, ellas son numerables ».
La función fálica no unifica el encuentro de los sexos, de allí el axioma: « No hay relación sexual ». El no todo es un operador lógico, cada mujer debe encarnar el uno por uno de la excepción, la « Una ».
Notas:
(1) Lacan J.: « Aun », El Seminario, libro 20, Bs. As. Paidós, pág 82
(2) Lacan, J.: El sinthome, El Seminario, libro 23, Bs. As. Paidós, pág. 99
(3) Lacan J.: « …o peor », El Seminario, libro 19, Bs. As. Paidós, pág. 125
(4) Ibid, pág. 191.
(5) Lacan J.: « Aun » pág 15