Una vez más, en su particularidad, propone sumergirse en la temporalidad del siglo con la luz de la orientación de Jacques Lacan. Las consecuencias de su enseñanza se escriben aquí como brújula de lectura de una civilización que cada vez más revela distintas formas de hacer presente el odio, la cólera y la indignación en los acontecimientos de nuestro siglo.
Los textos ponen en acto esa enseñanza que auguro puedan aprehender tomando la ocasión por donde conviene, haciendo resonar algunas notas de ellos para provocar, tomando a Borges, “que su virtud toque directa y asombrosamente al lector”1. Esa virtud que Lacan propuso equivalente a lo no enseñable, a lo que no se deja reabsorber por una episteme pero que se lee a través en su operación, “responder como conviene a un acontecimiento en tanto significativo …es hacer la buena interpretación”2, aquella que haga resonar otra cosa que el sentido allí donde puede medirse, en sus consecuencias más allá de las intenciones.
LACAN XXI, acompañando estos movimientos, propuso variaciones a su contenido desde el número 5 invitando a publicar, como lo explicita Rómulo Ferreira Da Silva en la presentación del espíritu renovado de la revista3, “textos que enriquecen las discusiones en torno a los eventos que nos reúnen cada año y nos colocan frente a temas apremiantes que tocan de cerca al psicoanálisis.”
El IX ENAPOL “Odio, Cólera e Indignación” Desafíos para el psicoanálisis que se realizará en San Pablo, los días 13, 14 y 15 de setiembre de 2019, nos da entonces, la buena ocasión. Tres de sus directores, cada uno en su estilo, abren el juego poniendo sobre la mesa resonancias de las propuestas del Encuentro. Podríamos leerlas como modos de responder a la pregunta que hiciera Eric Laurent ¿por qué hablar de las pasiones hoy?4Viviana Berger la declina retomando un interrogante propuesto en el argumento del Encuentro “¿Es el odio un modo de constituir al Otro, aunque más no sea mediante su exclusión?”. El odio y las violencias sancionadas como síntoma social funcionan como modo del sujeto “(fallido, ¡por supuesto!) de buscar alguna identificación ante la condición de mero deshecho en la que ha advenido su existencia” producto las nuevas lógicas de goce que plantean la ciencia, el mercado y la globalización. Esas nuevas lógicas de goce son las que Andrea Zelaya identifica en sus efectos de anulación y forclusión de lo subjetivo, lógica que del lado de la ciencia en su universalización “empuja a la dispersión de lo que ella ignora, mientras se mantiene en las sombras lo inherente a la condición de inmigrante del sujeto en el Otro”.
Henri Kaufmanner destaca que el psicoanálisis, a diferencia de otros discursos, al poner en juego la pasión mantiene la relación con el objeto, “estamos interesados en las resonancias de goce generadas a partir del significante, o sea, de las relaciones del sujeto y el objeto a”
La rúbrica “Los desafíos para el psicoanálisis” propone un anudamiento epistémico, político y clínico para leer los efectos que las pasiones como desafío actualizan en nuestro campo. Este anudamiento tiene un cuarto elemento, la pregunta por la incidencia del psicoanálisis en el malestar contemporáneo que moviliza de modo renovado, por el acontecimiento “Campo freudiano. Año cero” a la comunidad analítica, ¿cómo hacer pasar las resonancias del acto psicoanalítico al Otro social? Jésus Santiago enuncia que el analista tocado por esta interpretación enfrenta el desafío de “hacerse presente también en el campo político, no como partido político, sino como psicoanalistas que pueden “ofrecer algo a la humanidad”.
Siendo la segregación, el odio y las violencias lo que triunfa en la escena del mundo5, estamos compelidos a intervenir en ella, posición ética de cada analista que orienta, como lo propone Mauricio Tarrab a “circunscribir lo insoportable del propio horror”, modo de hacer existir un lazo inédito como tratamiento del resto pulsional que insiste en toda formación humana. Un “arreglárselas” digno de ese nombre es lo que Clara María Holguín transmite al leer el desafío político que una artista logra enlazando la singularidad, uno por uno de las víctimas, y lo colectivo, “escritura que anuda trauma (farc) y solución (fragmentos)”.
La política del psicoanálisis es el relevo del síntoma, Fernanda Otoni, proponiendo la transferencia como la operación que subvierte los destinos del goce ilimitado, la invitación a hablar “de lo que no existe, da paso a lo que existe y lo fuerza a alojarse en una forma que lo acoge, lo localiza, lo dirige y lo sosiegue”.
Los trabajos que hemos reunido bajo la rúbrica “¿Qué está circulando sobre el tema?” presentan elaboraciones precisas sobre las condiciones del lazo del sujeto con el Otro, con lo irreductible pulsional en su base, ubicando en las pasiones un tratamiento posible. Alejandro Olivos lo aborda en los términos del Otro para sí mismo y su articulación entre el ser y el saber.Marcela Mas, sitúa la dimensión del odiamoramiento en relación al saber, poniendo de relieve el objeto plus de goce que puede revelarse en la ambivalencia que supone el concepto cuando se corre el velo dando lugar a “los fenómenos de violencia que la época muestra con crudeza.”
Micaela Parici verifica con una viñeta el particular “modo en que cada sujeto tramita la violencia que lo habita, y la violencia que recibe del otro”. La propuesta del analista introduce una diferencia apuntando a la causa del sujeto más acá de la posición de victima que el discurso jurídico promueve.Un buen caso que permite decir con Gisèle Ringuelet cuánto “estas pasiones son índices de cartografías de una época” y como tal se hace necesario distinguir la verdad en juego en cada una. Esa distinción encuentra Mariana Gómez para hablarnos de la risa en sus derivaciones para estar atentos a advertir cuando “la segregación se disfraza de humor”. Y de manera aún más peligrosa, Eliana B. Castro y Lenita Bentes, desentrañan el lugar que la religión en su versión fundamentalista tienen ejerciendo un terror sostenido en el goce de un bando.
Jessica Jara lee imágenes de nuestra época que, facilitadas por las redes ofrecen “un saber gozar expuesto” yapuesta por que, vía del amor al saber, la indignación vire respuesta que pueda “convertir en causa, en pregunta”. La indignación se vuelve entonces una llave que Ana Cecilia González rescata como respuesta cuando la subjetividad es cuestionada, promoviendo desde allí, una “una torsión ética que haga lugar a la dignidad en clave singular, por fuera de la lógica segregativa”.
Elena Levy Yeyati y Maria Bernadette Soares de Sant´AnaPitteri introducen consecuencias que “progresos” tanto del lado de la ciencia, como del lado de la tecnología, producen acallando lo que es del orden de la particularidad.
En este número, le hemos pedido a Guillermo Belaga, actual Presidente del Consejo Estatutario de la EOL, una articulación de la Relación Escuela-Institutos. Un texto que permite poner al trabajo las consecuencias de una interpretación, Campo Freudiano-Año Cero como un nuevo comienzo para abordar la complejidad de la lógica colectiva.
La rúbrica que cierra el número nos da la gratificación de la lectura renovada de los Escritos y Otros escritos de Lacan por tres analistas que, en su libre y preciosa elección, resuenan con el tema de la revista. Así, un párrafo de la “Nota Italiana” causa en Alejandro Reinoso el trabajo de elucidar una articulación posible entre amor, saber e ignorancia en los “trabajos de Escuela”. Antonio Beneti retoma el concepto temprano de Lacan, “kakon” reconociendo su función actual en términos, como hipótesis, de generalización del “golpear al otro” encarnado en los distintos fenómenos a los que estamos asistiendo. Silvia Salman, en un salto a los años ´70 de un Lacan lógico, nos orienta a hacer existir lo imposible en la experiencia de la palabra “capaz de deshacer el nudo del sujeto con el sentido”.
Entonces, queridos lectores, resta desearles que se hagan destinatarios de estas letras invitándolos a poner su parte!
Queremos agradecer a Eduardo Médici por autorizar una de sus obras en nuestra portada y por embellecer algunos de nuestros textos.
Este pintor argentino es Lic. En psicología y sus pinturas formulan una interesante perspectiva sobre la vida y la muerte, así también sobre las miserias humanas.
A lo largo de sus desarrollos, Eduardo Médici ha recibido numerosas distinciones y sus obras figuran en colecciones oficiales y privadas de Buenos Aires, Santa Fe, Maldonado, Río de Janeiro, San Pablo y Skopje.
Agradecemos también a Alejandra Koreck, Daniela Teggi, Lisa Erbin, Luis Darío Salamone, Gabriela Melluso, Susana Carbone, Azul Hada Costa, Alejandro Bilbao, Nicolás Bertora, Dolores Amden por su valiosa colaboración y generosidad al enviarnos su arte, que embellece nuestra publicación.
1 Borges, J. L. , https://borgestodoelanio.blogspot.com/search/label/Pr%C3%B3logos 2Lacan, J., El Seminario, libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. (1954-1955). Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 38. 3 Ferreira da Silvia, R.http://www.lacan21.com/sitio/presentacion/
4 Laurent, É., Los objetos de la pasión. Buenos Aires, Tres Haches, 2004, p. 8.
5 Miller, J.-A., Sutilezas analíticas. (2008). Buenos Aires, Paidós, 2014, p. 35.