Editorial
Desde el instante en que el psicoanálisis participó en la historia de la histeria, lo femenino en la civilización tomó una fuerza peculiar debida a un oído afinado, el de Freud, que en lo que escuchó reconoció la enorme capacidad de invención subjetiva que tomaba los cuerpos para gozar. Lo registrado lo conjugó con una escritura formal y rigurosa, la de un científico que dio lugar a la bruja, ese saber emanado del Phantasieren.
Lacan leyó y escuchó también lo femenino y descubrió que es una forma de gozar que tiene sus raíces hundidas en lo real, territorio de donde extrae, no sin malestar, un empuje que en ocasiones parecería acéfalo, fuera de las regula- ciones simbólicas que imprime en el ser que habla, el hecho de participar de la cultura, del lenguaje.
El Phantasieren es una expresión de ese goce femenino, en Freud manifiesto cuando decide salir del margen propiamente científico, para adentrarse en la oscuridad de lo no sabido, para buscar un saber de naturaleza diversa a la tradición de lo formal para luego…retornar con novedades. Desde ese micelio que se eleva a la superficie del saber consciente, desde el ombligo del sueño en el que se pierde el registro de las palabras y las imágenes, desde ahí hizo emerger otra forma de saber y el esfuerzo freudiano fue tratar de darle forma con la única herramienta que encontró a la mano: las palabras dichas en un psicoanálisis.
Esta lectura hecha a posteriori, de Freud habitado por lo femenino, es posible a partir de la enseñanza de Lacan en quien también habitó enérgico un goce femenino que fracturó las formas demasiado rígidas de una estructura que ten- día a la desaparición del psicoanálisis en el mundo. La conservación irrestric- ta de los valores fálicos no hace sino obturar el deseo y la creación y de eso dieron cuenta con su producción estos psicoanalistas que nos orientan en el sostenimiento de la subjetividad. Sin embargo de ese goce femenino también emergen formas angustiadas por su naturaleza ilimita; no siempre funcionan los márgenes que podrían acotarlo y así el serhablante puede verse invadido, tomado al punto de vivenciar su propia desaparición.
Lo simbólico es fallido para contener este goce que está en permanente desli- zamiento, se requiere de una decisión subjetiva para valerse del lenguaje y así, a pesar de una pérdida de goce, encontrar un bienestar y una relación un poco más llevadera con la angustia. Más aun, es por esa pérdida que un hablanteser puede desear y llevarse a la invención de nuevas formas de existencia y por lo tanto, de articulación productiva con el saber.
Las nuevas expresiones de ese goce, es decir, las formas actuales en que ese goce se despliega, pueden ser inquietantes para la civilización, sin embargo, en ellas es posible leer lo más vivo del parlêtre así como el sufrimiento que ahí está implícito. Así también es en ese despliegue del goce donde es posible recono- cer éticamente al sujeto que decide aun desde el inconsciente y escucharle en losrecorridosyvicisitudes porlasquehaatravesadoparainstituirsecomotal.
En este Número 17 de Glifos Revista Virtual de la NEL CdMx nos encontramos con lecturas y escrituras al respecto del goce hoy patente en el prefijo “Trans” que poco a poco se constituye en un significante representativo de la época.
Por otra parte queremos transmitir la alegría del crecimiento de Glifos porque significa que es una publicación que cobra agalma, valor, en la medida en que se lee y en que hace operar un lazo entre el país del psicoanálisis y la ciudad que hoy es el mundo. Inauguramos la nueva Sección a la que hemos llamado Iniciativas en México, que aloja a partir de ya, elaboraciones de integrantes de otros espacios de trabajo sobre el psicoanálisis, que se han acercado desde diversos lugares de México buscando la interlocución con la Escuela.
Así que desde este lugar de la escritura y la lectura, a hacer lazo…
Edna E. Gómez Murillo Directora